La carne cultivada en laboratorio tiene todo para revolucionar la producción de alimentos y lo sabe. supone una alternativa más ecológica, más sostenible y más ética a la producción de carne a gran escala.
Lo que pasa es que no es sencillo llevar la carne cultivada de la placa de Petri a los lineales del supermercado. Y no es sencillo porque los retos son enormes: fabricación en serie, contenidos nutricionales, un sabor adecuado, un precio asequible y, sobre todo, una textura decente. Sobre esto último, precisamente, tenemos buenas noticias.
De la medicina regenerativa al plato
![carne](https://i.blogs.es/1a1398/214392_web-1-/450_1000.jpg)
Un grupo de investigación de la Universidad de Harvard ha decidido aplicar tecnologías propias de la medicina regenerativas al diseño de alimentos sintéticos. Al fin y al cabo, nosotros también somos animales y todo lo que sabemos sobre reconstruir tejidos y órganos se puede llevar al mundo de los alimentos.
En este sentido, lo que conocemos como "carne" no deja de ser tejido graso y músculo esquelético que se articula en forma de unas fibras largas que, hasta el momento, no hemos podido reproducir en el laboratorio.
Como explica Luke Macqueen, investigador postdoctoral y primer autor, "las células musculares son adherentes, lo que significa que necesitan algo a lo que aferrarse a medida que crecen". Por eso, para desarrollar tejidos musculares que se parecieran a la carne real, se "necesitaba encontrar un material que hiciera las veces de 'andamio', pero que fuera comestible". Permitiendo producir grandes cantidades en el camino, claro.
¿Cómo se hace un solomillo?
![Inigo De La Maza Lqjg Pxppus Unsplash 1](https://i.blogs.es/d1799c/inigo-de-la-maza-lqjg_pxppus-unsplash-1-/450_1000.jpg)
Para conseguirlo, el equipo hiló fibras de gelatina con una técnica denominada immersion Rotary Jet-Spinning (iRJS) de tal forma que puedan imitar la matriz extracelular del tejido muscular natural manteniendo la estructura y garantizando la textura. Así cultivaron carne de conejo y de ternera que, posteriormente, sometieron a pruebas mecánicas.
Los resultados apuntaron a microestructuras y texturas parecidas aunque es cierto que la carne natural contenía muchas más fibras musculares. Aún queda mucho, pero es interesante que empiecen a desarrollar se técnicas basadas en bioandamios que no necesiten sueros para el cultivo. Esto allana el camino hacia la generación de carne en laboratorio.
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