Ante la sequía crónica que azota al sur de España, Murcia ha tenido una idea: plantar "jardines de lluvia"

Estos jardines están diseñados para que puedan inundarse cuando las lluvias son abundantes

Bulevar Edit
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Una de las ironías más crueles de la climatología se da en esos entornos asolados por la sequía que, de cuando en cuando, sufren inundaciones. Con el fin de no dar ese agua por perdida, algunas ciudades están poniendo en marcha infraestructuras verdes capaces de afrontar este problemas. Como los jardines de lluvia.

Seis jardines para Murcia. Y la ciudad de Murcia es una de estas ciudades que han apostado por los jardines de lluvia: su nuevo plan urbanístico contempla la construcción de media docena. El proyecto se enmarca en el contexto de la remodelación del bulevar sur de la capital de la región.

Jardines de lluvia. Estos jardines son infraestructuras verdes destinadas a gestionar el exceso de agua de lluvia, con el fin de permitir un mejor aprovechamiento. Estos jardines son construidos en zonas bajas de forma que captan el agua de las precipitaciones de sus alrededores.

Los jardines quedan anegados, pero van filtrando poco a poco el agua que hayan acumulado durante el episodio de lluvias. Este agua se filtra hacia colectores auxiliares situados generalmente bajo los jardines, y de ahí pueden pasar al sistema de gestión de aguas.

Drenaje sostenible. Los jardines de lluvia son uno de los elementos catalogados como Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Se trata de infraestructuras dedicadas “destinados a filtrar, retener, transportar, acumular, reutilizar e infiltrar al terreno el agua de lluvia,” explica desde la industria Pedro Lasa, de la empresa SUDS S.L – Atlantis.

El objetivo genérico de estas infrasetructuras es el de ralentizar el proceso de absorción del agua para evitar que los mecanismos convencionales (alcantarillado, depósitos de agua y depuradoras) se saturen.

Y es que la saturación de estos sistemas suele acarrear la liberación al entorno de aguas residuales antes de su tratamiento. Un problema doble: el agua es desperdiciada y los residuos contaminantes no son debidamente gestionados.

Adaptando las ciudades. El problema de la gestión de aguas es de vital importancia, pero no es el único al que se enfrentan las ciudades como consecuencia del cambio climático. El efecto isla de calor es causado por la capacidad de estos entornos para acumular energía térmica.

En un contexto de temperaturas crecientes, las ciudades deben prepararse para reducir el impacto de este efecto. Infraestructuras como las que ha anunciado el consistorio murciano tienen también un beneficio complementario: el de reducir esta burbuja térmica de las ciudades.

A esto cabe añadir el potencial beneficio como sumidero de carbono. Según las cifras del propio ayuntamiento, el conjunto del proyecto compensaría la emisión de más de 5.000 toneladas de dióxido de carbono.

Importancia creciente. Las ciudades, cubiertas de asfalto, aceras, tejados y demás superficies impermeables, dependen de una compleja infraestructura de captación, almacenamiento y tratado de aguas. Se trata de un sistema casi invisible pero vital.

Pero cambios en los patrones climáticos pueden poner a prueba la capacidad de estos sistemas. Con el problema añadido de que, ante un previsible proceso de aridificación, la cuenca mediterránea no puede permitirse el desperdicio del agua.

La apuesta de la ciudad de Murcia servirá como experimento para poner a prueba estas infraestructuras en este contexto. Si este es exitoso, muchas ciudades podrán incorporarlo a sus futuros planes de remodelación o expansión.

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Imagen | Ayuntamiento de Murcia

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