Durante la guerra de Vietnam, EEUU bajó el umbral de coeficiente intelectual para alistarse. El experimento salió mal

  • Los 'Idiotas de McNamara' fueron más de 300.000 hombres que se alistaron en el ejército gracias a la rebaja de los requisitos para poder acceder

  • La tasa de mortalidad de esos soldados era tres veces mayor y, al volver a su vida civil, su situación fue peor que la de antes de alistarse

Vietnam
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Estados Unidos necesita soldados. Da igual cuándo leas esto: Norteamérica siempre tiene algún conflicto armado en marcha y, como cualquier otra gran empresa, necesita personal. Actualmente, la forma de atraer jóvenes a sus filas es mediante videojuegos o a través de la sexualización en redes sociales (curiosamente utilizando TikTok), pero para la Guerra de Vietnam necesitaban mucho personal y recurrieron a algo sumamente polémico: rebajar el cociente intelectual necesario para el reclutamiento.

Es algo que se ha intentado borrar de la historia, que se calificó como "experimento" y que sus responsables realizaron sabiendo que estaban mandando carne de cañón a Vietnam. Esta es la historia de los 'Hombres de los Nuevos Estándares', conocidos popularmente como el 'Cuerpo de imbéciles de McNamara'.

IQ de 80 en la Segunda Guerra Mundial. Estrategias como la sexualización femenina para atraer miembros al ejército no es algo nuevo ni exclusivo de Estados Unidos. Otros países lo han hecho a lo largo de la historia (estos últimos años se ha visto en el caso de Ucrania) y se ha realizado antes de las redes sociales. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaron carteles de pin-ups para atraer jóvenes y mantener la moral de las tropas, pero también se necesitaban soldados.

Es por eso que, durante las pruebas de acceso a ciertos cuerpos del ejército, los responsables aceptaron a personas que obtuvieron puntuaciones más bajas de las necesarias en ciertos percentiles en las pruebas de aptitud mental. Tras la experiencia, se fijó un mínimo de un cociente intelectual de 80 para poder alistarse. Entonces, llegó la Guerra de Vietnam.

La Guerra de Vietnam. Todas las guerras son complejas, pero la de Vietnam fue masiva. Se trató de un conflicto que duró 20 años (desde 1955 hasta 1975) y en el que participaron casi una veintena de países, pero que se volvió aún más mundial cuando, distorsionando la realidad, Estados Unidos entró de lleno en ella en 1964. El presidente Lyndon B. Johnson desplegó 184.000 soldados para hacer frente a la "batalla contra el comunismo".

El conflicto fue extremadamente polémico en Estados Unidos, ya que muchos no entendían por qué había que ir a la guerra y, desde 1963, se dieron protestas por todo el país que dividieron a la sociedad: por un lado, los que querían la paz inmediata y, por otro, los que querían que continuara. Fue una época de transición en el pueblo norteamericano, ya que también se produjeron el movimiento hippie y las manifestaciones por los derechos civiles.

El Proyecto 100.000. Uno de los nombres más importantes del bando norteamericano fue el de Robert McNamara. Fue el Secretario de Defensa de Estados Unidos entre 1961 y 1968 y pensó que si las tropas necesitaban más hombres, habría que conseguirlos de la manera que fuera. McNamara fue uno de los grandes impulsores de la guerra (aconsejando, incluso, el lanzamiento de bombas nucleares) y una de sus creencias era que la mejor tecnología del ejército estadounidense junto a más hombres en el terreno sería clave para vender.

Fue entonces cuando, tras decenas de miles de soldados enviados a Vietnam, McNamara concluyó que harían falta otros 100.000 más para ganar la guerra. Es algo que planteó a Johnson, pero entonces venía el problema: si se reclutaban a cientos de miles de hombres jóvenes con preparación, se alteraría la economía y afectaría al país. Teniendo en cuenta las movilizaciones sociales, no era algo que gustara a Johnson, quien tampoco accedió a mandar a todos los reservistas y a la Guardia Nacional.

Lo que estaba claro era que se necesitaban hombres y encontraron una forma de aumentar el reclutamiento de 17.000 a 35.000 personas al mes: bajar los estándares intelectuales. Es eso se le llamó 'Proyecto 100.000' y el objetivo era aceptar hombres para el servicio militar que habrían sido rechazados anteriormente por cuestiones físicas o mentales. El programa, oficialmente, se bautizó como 'Nuevos estándares' y se estima que se reclutaron a más de 300.000 personas. Los hombres que un día no eran aptos, el día siguiente mágicamente sí lo eran.

Chaqueta metálica Esta escena de 'La Chaqueta Metálica' no iba muy desencaminada

'Los idiotas de McNamara'. Esas nuevas tropas se entrenaron sin ninguna distinción junto al resto de reclutas y se estima que el 71% fueron a parar al Ejército. El resto se diseminó entre los Marines -10%-, la Armada -otro 10%- y la Fuerza Aérea -9%-. Curiosamente, donde menor preparación se necesita es donde se encontraba el grueso de los nuevos reclutas. Se prometía una mejor vida para esos reclutas, que podían venir de familias con problemas financieros o desestructuradas, ya que el ejército les daría las capacidades que les faltaban y volverían a la vida civil con nuevas aptitudes. Pero el problema de fondo era otro.

Muchos de esos nuevos reclutas tenían entre 18 y 19 años y contaban con un diploma de escuela secundaria… o ni eso. Hubo oficiales que se quejaron de que algunos de esos reclutas no eran suficientemente inteligente para llevar a cabo estrategias, tareas técnicas o, simplemente, acciones cotidianas como atarse los cordones. Había quien no podía hablar inglés debido a problemas con el idioma, se relajaron los estándares para aceptar reclutas con sobrepeso o que no llegaran al peso necesario

La historia de Johnny Gupton. Hamilton Gregory es autor de 'McNamara's Folly: The Use of Low-IQ Troops in the Vietnam' ('Los idiotas de McNamara: el uso de tropas con bajo cociente intelectual en Vietnam'), pero también estuvo en un centro de preparación del ejército en Nasville. En una charla de presentación de su libro, contó  que coincidió con un soldado llamado Johnny Gupton -nombre ficticio- que estaba bajo su cargo. Hablando con él, descubrió que no tenía ni idea de la situación del país y que Estados Unidos estaba en guerra. Un sargento le ordenó que lo acompañara en cada paso del camino con un "asegúrese de que no se pierda, es uno de los imbéciles de McNamara".

Hamilton comentó que Gupton no sabía leer ni escribir y que necesitaba ayuda para rellenar los documentos en Fort Benning. También había que ayudarle a hacer la litera cada mañana porque no consiguió hacerlo según los estándares del ejército. Tenía que atarle las botas hasta que otro soldado tuvo paciencia para enseñar a que lo hiciera solo y había que ayudarle a distinguir la izquierda de la derecha. No entendía los gritos del sargento, era un peligro en el campo de entrenamiento con armas y, finalmente, lo mandaron a las cocinas.

Un billete de ida. Hamilton comentó que, tras pasar tiempo en un centro de capacitación, conoció el caso de docenas de hombres que no pudieron ni pasar el test físico básico debido no a sus limitaciones físicas, sino mentales. Uno de los entrenamientos más básicos era el lanzamiento de granada a un objetivo fijo a cierta distancia, poniendo una rodilla en el suelo para simular las situaciones de combate y lanzando la granada formando un arco, como queriendo simular el lanzamiento tras un parapeto.

También afirmó que no entendían el concepto y que, por mucho que los sargentos explicaban cómo se hacía, los reclutas seguían lanzando la granada en línea recta. En una situación de combate, eso haría que chocara con el parapeto en el que se encuentra la unidad. Tampoco eran capaces de disparar con los rifles a dianas emergentes: cuando apuntaban a un blanco, ya había aparecido el siguiente antes de que dispararan.

Se estima que, durante los tres primeros años del programa, la mitad de los reclutas fueron destinados a unidades de combate y su tasa de mortalidad fue tres veces mayor que la de otros soldados. En total, murieron 5,478 soldados de los que enviaron a combate pertenecientes al Proyecto 100.000

Borrado de la historia. O, al menos, eso se ha pretendido debido al bochorno del propio programa. Al margen de los nuevos soldados con un cociente intelectual no apto para servir en el ejército, esa promesa de una vida mejor a la vuelta atrajo a jóvenes negros que vieron en el ejército una vía de escape para la situación en la que podían estar viviendo en los Estados unidos de mediados de los 60. El Departamento de Defensa afirmó en un estudio posterior que el 41% de los reclutas del Proyecto 100.000 fueron negros en comparación con el 12% de otras ramas del ejército.

McNamara se arrepintió de la guerra tiempo después, pero en ciertas fuentes es complicado encontrar información sobre el Proyecto 100.000. Incluso en su biografía, ya que no se menciona. Myra MacPherson, autora de 'Long Time Passing: Vietnam and the Haunted Generation' exploró el estrés postraumático de la Guerra de Vietnam y afirmó en 2002 que hubo veteranos de la guerra que reaccionaron con sorpresa al leer algo del Proyecto 100.000.

"Deberían disparar a McNamara". Sin embargo, Herb DeBose, sí se acordaba de eso. Exprimer teniente negro que fue director de un programa para veteranos en Nueva York, afirmó que "deberían disparar a McNamara. Lo vi llorando por los pobres niños del mundo cuando renunció a la presidencia del Banco Mundial, pero si no lloró por ninguno de los hombres del Proyecto 100.000, entonces no sabe lo que es llorar. Muchos de ellos no tenían ni nivel para pasar el quinto grado".

Al margen de los nuevos soldados con un cociente intelectual no apto para servir en el ejército, esa promesa de una vida mejor a la vuelta atrajo a jóvenes negros que vieron en el ejército una vía de escape para la situación en la que podían estar viviendo en los Estados unidos de mediados de los 60. El Departamento de Defensa afirmó en un estudio posterior que el 41% de los reclutas del Proyecto 100.000 fueron negros en comparación con el 12% de otras ramas del ejército.

'La Chaqueta Metálica'. Sin lugar a dudas, el Proyecto 100.000 fue una práctica horrible, un experimento de un hombre que estaba convencido que con números y mejor tecnología se ganaría la guerra, mandando a la picadora a miles de jóvenes sin preparación. Aunque hay autores que afirman que es algo tan vergonzoso que se ha querido ocultar, Stanley Kubrick nos mostró los horrores de Vietnam en su obra 'La Chaqueta Metálica' y, durante el primer acto de la cinta, podemos ver algo similar a lo que cuenta Hamilton.

El "soldado patoso", Gomer Pyle Lawrence, protagonizó algunas de las escenas más recordadas de la película. Escenas en las que confundía la derecha con la izquierda, no podía manejar correctamente el arma, tenía sobrepeso que le impedía realizar las pruebas físicas, era avergonzado continuamente por su superior y… no podía atarse los cordones. También recibió ayuda para ponerse correctamente el uniforme y hacer la cama. En la película no es explícito el proyecto 100.000, pero tras conocer lo que contó Hamilton, puede que ahora veamos a Pyle con otros ojos.

Sobra decir que, al regresar a casa, esos jóvenes del Proyecto 100.000 no consiguieron esa prometida mejor vida. No estaban cualificados para los trabajos y, además, acarrearon problemas físicos, amputaciones y trastorno de estrés postraumático.

En Xataka | Así utilizó Estados Unidos drones militares en la guerra de Vietnam

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