Cuando he empezado a preparar este post me ha venido una pregunta a la mente: ¿por qué me deshice de mi Super Nintendo? No consigo recordar la razón exacta, aunque sé que se la vendí a un buen amigo. Ahora, mientras escribo estas líneas, la echo de menos.
Sí, ya sé que siempre me quedará la emulación (y la segunda mano), pero ese no es el tema. La historia es que yo me pasaba tardes enteras jugando con mi primo al ‘Super Mario Kart’; me divertí como nunca con el alucinante ‘Super Castlevania IV’; pasé noches sin dormir jugando con un amigo al ‘Street Fighter II’. El cariño que le guardo a esta consola de Nintendo es inmenso. ¿Por qué narices tuve que venderla? Sólo sé que ahora no me desprendería de ella tan fácilmente.
Super Nintendo, una de las mejores consolas de la historia
No es que lo diga yo por mi apego a la consola, no. La Super Nintendo está considerada como una de las mejores consolas de la historia. Es un hecho fácil de comprobar: el que haya tenido la oportunidad de jugar con ella no necesita más pruebas y el resto sólo tiene que leer la cantidad de cosas buenas que se han llegado a decir de ella a lo largo de todos estos años.
Las ventas, por muy frío que sea el dato, también tienen algo que decir al respecto: casi 50 millones de unidades vendidas a nivel mundial durante sus 13 años de vida. Es cierto que la NES llegó a vender más (61,91 millones de unidades), pero la cifra alcanzada por su hermana mayor sigue siendo excelente.
Norteamérica y Japón fueron los principales mercados de la Super Nintendo, con 23,35 millones de unidades en territorio americano y 17,17 millones en Japón (allí era conocida como Super Famicom, por cierto). De hecho fue la consola más vendida de la era de los 16 bits por encima incluso de la Mega Drive, a pesar de que la consola de Sega le llevaba un par de años de ventaja.
En el país nipón fue lanzada a finales de 1990, concretamente el 21 de Noviembre, y se convirtió en un éxito desde el primer momento. De hecho la cosa fue tan salvaje como que las 300.000 primeras unidades que puso Nintendo en circulación se vendieron en horas. El gobierno del país tuvo que tomar medidas, entre ellas intentar que las consolas se sirvieran de noche para evitar posibles robos por parte de clanes Yakuza. Ahí es nada, amigos.
Más tarde llegaría a Norteamérica con un diseño distinto al original, allá por Agosto del 91, y luego a Europa, donde pudimos echarle el guante a partir del mes de Abril del año 1992. A nosotros nos llegó la consola con el mismo diseño que tenía en su país de origen, que es mucho más bonito que el americano se mire por donde se mire.
Algunas especificaciones técnicas y accesorios
Dentro de la Super Nintendo podemos encontrar un procesador Ricoh 5A22 de 16 bits basado en el W65C816S de Western Design Center que, a su vez, proviene del conocido MOS 6502. Más o menos algo similar a lo que sucede con el procesador de la NES, aunque en ese caso era de 8 bits.
Lo más curioso es que la compañía, lejos de incluir una CPU que supusiera un elevado coste y que pudiera quedarse obsoleta en pocos años, diseñó la consola de tal forma que pudiera aceptar chips adicionales incluidos en los propios cartuchos. De esta forma los desarrolladores podían ampliar las capacidades de la máquina y, de hecho, la lista de chips distintos que llegaron a usarse suma más de 10 tipos distintos, algunos de ellos con sus propias variaciones.
En cuanto a la memoria interna venía con 128 KB de DRAM y era capaz de alcanzar resoluciones de 512×239 en progresivo y de 512×478 en entrelazado. Contaba con un total de 32.768 colores y ocho modos distintos para mostrar capas con distintas paletas de colores.
Ah, y disponía de bloqueo regional para crear incompatibilidades entre juegos de distintas zonas tanto a nivel físico (cartuchos de formas distintas) como a nivel de hardware (mediante chip y, además, con la diferencia existente entre los formatos PAL y NTSC). Lógicamente había formas de saltarse según qué restricciones, pero eso ya es otro tema.
En cuanto a los accesorios cabe decir que la lista es muy extensa y variada, así que no vamos a verlos todos. Como en anteriores posts le echaremos un vistazo a un par de ellos, como por ejemplo el Satellaview. Se trataba de un satmódem que solamente se puso a la venta en Japón en 1995 y que permitía las descarga de juegos (exclusivas, remakes, etc.) y otros contenidos que podían ser almacenados en una Memory Card que se conectaba a este accesorio. Este sistema por satélite llegó a estar operativo durante cinco años. Tremendo.
También se lanzaron cosas como el Nintendo Scope (también conocido como Super Scope), una pistola por infrarrojos con aspecto de bazooka plasticoso. Era bastante grandota y funcionaba gracias a seis pilas AA. La lista de juegos compatibles con este trasto no es demasiado extensa que digamos: poco más de diez títulos se prestaban a ser jugados con la Nintendo Scope entre manos.
Aguantando el tirón de la era de los 32 bits
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La Super NES era todo un éxito para Nintendo, eso ha quedado más que claro, así que ¿por qué dar el paso a los 32 bits cuando su máquina de 16 bits todavía tenía mucho que decir? Pensad que en el año 1994 se lanzó la Sony Playstation, por ejemplo, pero la Super Nintendo no dejó de estar viva hasta el año 2003. Un dato: durante el último mes y medio del año 1994, un bonito juego para la consola de Nintendo llamado ‘Donkey Kong Country’ vendió más de 6 millones de copias.
En Norteamérica la producción de Super NES cesó en 1999, pero en Japón, como decía, siguió fabricándose hasta el año 2003. Eso teniendo en cuenta que el lanzamiento del último juego que se desarrolló para esta consola fue en Diciembre del año 2000. Es decir: en Japón la consola aguantó sus últimos tres años de vida sin recibir ningún nuevo lanzamiento. Toda una señora máquina, sin duda.
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