En los últimos diez años, Uruguay ha reducido su huella de carbono, ha bajado los costos energéticos y ha diversificado su matriz energética. Y todo esto, sin ayudas del estado. Hoy las energías limpias o renovables aportan el 94% de la energía del país.
La transición energética uruguaya ha conseguido convertir un país dependiente del petroleo en todo un líder de energías renovables. Si hace 15 años, los hidrocarburos representaban el 27% de todas las importaciones de la banda oriental, hoy lo que se importan son turbinas eólicas.
"En los últimos tres años, no hemos importado un solo kilovatio. Estábamos acostumbrados a depender de las importaciones energéticas desde Argentina, pero ahora somos nosotros los que les exportamos a ellos", dice el director nacional de energía, Ramón Méndez. Y efectivamente, en 2014, un tercio de la producción fue vendida a Argentina.
La 'descarbonización' y diversificación de la energía da solidez económica y social a todo el país
Junto a la energía eólica, el repunte de la biomasa, la energía solar y la hidroeléctrica han conseguido que las energías renovables representen actualmente el 55% de la matriz energética del país (el 94% si excluimos los combustibles dedicados al transporte). Para hacernos una idea de la magnitud del cambio, bastará con decir que el promedio mundial está en el 12%.
Además, su apuesta por la 'descarbonización' de la economía ha tenido al menos dos 'efectos secundarios' muy intesantes: en primer lugar, la diversificación energética (el famoso 'no poner todos los huevos en la misma cesta') ha reducido significativamente los cortes de energía (más del 30% en los últimos tres años). Y en segundo lugar, al reducir la dependencia de la energía hidroeléctrica, el país han reducido su vulnerabilidad a la sequía hasta en un 70%.
El club de los países verdes
Uruguay entra así el grupo de países con modelos basados en energías limpias y renovables. Y otros, como Nicaragua, están haciendo esfuerzos importantes para unirse.
No es tarea fácil. Países como Paraguay (100% excluyendo el transporte) , Bután (99.86%) o Lesotho (100%) se apoyan sobre sus sólidos recursos hidrológicos. En Paraguay, la enorme represa hidroeléctrica de Itaipú no sólo suministra el 90% de la electricidad del país, sino que exporta gran parte de su excedente. En Bután, sin ir más lejos, las ventas de energía representan el 40% de todas las exportaciones del país.
Uruguay es, sobre todo, un modelo realmente replicable de transición energética a fuentes renovables.
Islandia, por su parte, obtiene el 85% de su energía de fuentes geotérmicas de 85% de su calefacción. Como se puede apreciar en este par de ejemplos, hasta ahora el 'club de los países verdes' estaba formado por países pequeños con condiciones geográficas y ambientales excepcionales.
Por eso el ejemplo de Uruguay es tan inspirador. Sigue siendo un país pequeño (3.200.00 habitantes) pero ha conseguido un modelo ampliamente diversificado que, en términos generales, es muy replicable.
Lecciones por aprender
Reconocido por el Banco Mundial, la CEPAL y WWF como "el país que está definiendo las tendencias mundiales en inversión en energías renovables", las inversiones energéticas han ascendido a 7 mil millones de dólares. Un 15% de PIB uruguayo y unas cinco veces la media latinoamericana. La mayor sorpresa que se han encontrado es que "las energías renovables son sólo un negocio financiero". De hecho, son un producto tan bueno que, dadas las condiciones normativas adecuadas y estables, no se ha necesitado dinero público para llevar a cabo la reconversión.
Y es que, como en el resto de los que hemos hablado, en Uruguay todavía queda mucho por hacer, el sector del transporte (el 45% del total de energía consumida) sigue dependiendo del petróleo, representa un gran modelo de transición a modelos más verdes.
Estos días, con la Cumbre sobre el Clima en París en marcha, quizá lo más interesante del caso uruguayo es sin duda que no hay grandes desarrollos tecnológicos involucrados. Demasiadas veces perseguimos las innovaciones tecnológicas como si fueran la clave del cambio de modelo. Pero parece que el factor clave es la voluntad política, un entorno normativo favorable y una intensa colaboración entre el sector público y privado. Nada fuera del alcance de la mayor parte de los países del mundo.
Vía | Guardian Imágenes | fishhawk, Vince Alongi, Strom- Report
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