No sabemos cómo será la próxima tormenta solar, pero sí que si las cosas no cambian no nos vamos a enterar

No sabemos cómo será la próxima tormenta solar, pero sí que si las cosas no cambian no nos vamos a enterar
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Desde el fin de semana hemos estado leyendo crónicas sobre la tormenta solar que se avecinaba estos días. Parte de este caos informativo se debe a lo poco que sabemos del tema. A diferencia de la meteorología convencional, con la que estamos familiarizados por mucho que DANAS, anticiclones e isobaras puedan confundirnos, el tiempo espacial es un misterio para la mayoría. Las autoridades se toman muy en serio esta amenaza, pero gracias la amalgama de agencias, autoridades y empresas encargadas de la previsión, la labor informativa y divulgativa deja mucho que desear.

¿En qué ha quedado realmente la tormenta? Finalmente la tormenta de esta semana está siendo leve. Esto es en consonancia con las predicciones reales, que vaticinaban poca o nula actividad. La actividad causada por fulguraciones solares ocurridas unos días atrás podría extenderse, eso sí, hasta el viernes. En cualquier caso, el pronóstico sigue siendo que ésta será una tormenta solar leve.

Más allá de la tormenta perfecta. La meteorología espacial llena titulares de cuando en cuando por la posibilidad de que alguna tormenta extrema cause estragos en nuestros sistemas eléctricos y digitales. Pero es más importante de lo que creemos en nuestro día a día, ya que eventos que pasan desapercibidos para la mayoría pueden crear disrupciones en las comunicaciones de radio y satélite, causar pequeñas variaciones en la red eléctrica o afectar a vuelos (especialmente los que viajan cerca de los polos) y astronautas.

También puede que queramos estar al tanto de las auroras boreales y australes, fenómenos mucho más benévolos pero también relacionados con la meteorología espacial. Estos eventos son causados por radiación y partículas cargadas expulsadas por el Sol como parte de su actividad normal. Esta actividad es cíclica, oscilando a lo largo de un periodo de unos 11 años. Hoy en día estamos en el llamado Ciclo 25 del Sol.

La estrategia española para enfrentarse a esto. Para evitar el caos informativo, es vital saber quién nos informa. La Agencia Estatal de Meteorología es la institución española de referencia, también en cuanto a meteorología espacial. La agencia elabora partes informativos para la aviación, pero la meteorología espacial puede tener efectos sobre otros muchos sectores. De ahí que AEMET pasara a abrir un portal exclusivo dedicado a meteorología espacial.

El portal ofrece información sobre el estado del Sol, sus manchas y su actividad; el estado de la magnetosfera y la ionosfera terrestres; predicción de auroras; o información para la aviación como los niveles de radiación solar en las zona polar del hemisferio norte. Toda esta información está presentada a través de gráficos y mapas, no todos legibles para el visitante no especializado.

La plataforma tampoco cuenta con una página dedicada a información rápida como es el caso de la página web principal de AEMET, o con un espacio exclusivo dedicado a avisos y alertas.

¿Serán los americanos los que nos avisen? Como puede comprobarse, muchas de las fuentes citadas por AEMET pertenecen a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA) y su Centro de Predicción Meteorológica Espacial (SWPC). Esto es relevante puesto que, pese a que la NASA esté muy involucrada en la meteorología espacia, es la NOAA quien da los partes meteorológicos espaciales. Por hacer una (quizá excesiva) simplificación, la NASA se encarga de lo que ocurre en el espacio, pero una vez los eventos pasan a la atmósfera terrestre, es la NOAA la que interviene.

Los modelos de la NASA por tanto sí ayudan a predecir cuándo pueden llegar a la atmósfera terrestre las partículas cargadas que causan las tormentas, pero no es, al menos en principio, la agencia encargada de informar sobre la meteorología espacial.

Brevísima guía para entender los eventos meteorológicos. Los eventos meteorológicos espaciales adversos pueden clasificarse en tres grupos: disrupciones de radio, tormentas de radiación solar y tormentas geomagnéticas. Las primeras afectan a comunicaciones de radio y sistemas de navegación. Son las más frecuentes y por su naturaleza las más rápidas en llegar.

Las tormentas de radiación solar pueden causar que astronautas y aquellos que viajen en avión cerca de los polos, además de afectar a comunicaciones y satélites. Las tormentas geomagnéticas por su parte pueden afectar también a comunicaciones y satélites, pudiendo llegar a causar caídas de la red eléctrica. Existe una escala para estimar los impactos de cada una de estas perturbaciones.

La importancia de estar alerta. Durante milenios de existencia humana no hemos tenido que preocuparnos demasiado del tiempo espacial. Desde luego no tanto como de la meteorología convencional. Sin embargo los sistemas socio-tecnológicos cada vez son más complejos y cada vez afectan más a nuestro día a día.

Por eso es vital monitorizar de manera correcta el estado del tiempo espacial. Pero igualmente importante es que esa información fluya, puesto que cuando no lo hace el desconocimiento puede hacerse casi tan peligroso como la amenaza en sí.

Imagen | NASA Solar System

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