Tarde o temprano tendremos que decirle adiós a la Tierra (si no nos vamos a la porra antes), ya sea por algún tipo de apocalipsis interno o, simplemente, cuando nuestro sol decida jubilarse y ocupar nuestra parcela con su panza roja. Pero seamos positivos: Elon Musk, el creador de los coches Tesla, ya tiene un par de ideas para que su carrera empresarial desemboque en lo más parecido que vamos a tener a la Weyland-Yutani del universo Alien.
Mientras, hemos echado un vistazo a nuestra ficción para elucubrar dónde podremos acabar en el futuro.
El espacio a ritmo de vals

De momento, ya hemos cumplido en parte la primera solución que nos ofrece la ciencia-ficción: las estaciones espaciales, orbitales de momento. Aunque aún les queda camino para convertirse en esas estructuras de estética hipnótica que proponían Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke en '2001: Una Odisea en el Espacio'. La Estación Espacial 5 medía algo más de medio kilómetro y rodaba sobre sí misma para generar gravedad lunar -un sexto de la nuestra-.
Aunque la de Kubrick es de las más modestas: casi toda nuestra cultura -entre literatura, videojuegos, animes y cómics- se ha planteado alternativas que van desde desde el factible Toroide de Stanford (un dónut rotatorio en el que cabrían sin problemas desde la población de Soria hasta la de Salamanca, dependiendo de la ambición) hasta el ya más complicado paso de acondicionar la cabeza decapitada de un dios cósmico (en 'Los Guardianes de la Galaxia').
De la Estrella de la Muerte mejor no hablamos: el propio Obama rechazó la propuesta de construir una porque saldría por más de 620.000 billones de euros y 12.000 años de que todo el planeta se dedicase exclusivamente a eso, “y queremos reducir el déficit”.
Briconsejo: construye un ascensor espacial primero. Para esto y para todo lo demás. Si algo separa a las potencias terrestres de montar su propio chiringuito espacial es el coste de subir cosas ahí arriba. El principio es simple: monta una estructura en órbita geosincrónica, tira un cable de 36.000 kilómetros de algún material exótico que empiece por grafen- y ya tienes el método más barato posible para subir materiales a mansalva y ensamblarlos ahí arriba.
Colonos, pioneros y xenofauna

El siguiente paso serían las bases o colonias espaciales permanentes. Descartemos que sea en la Luna y por molar -como hacían los nazis de 'Iron Sky' o los de Wolfenstein-. Nos quedarían las opciones de usarlas como instalación minera para el comercio transplanetario (para esto también nos valen los estaciones) o como primer paso para la necesaria terraformación de planetas: en el espacio no hay Ley de Costas y todo es urbanizable.
El mayor problema de ambos usos ya nos lo descubrió el universo 'Alien/Prometheus': que el equivalente a las ratas de la bodega de tu carguero de 20 millones de toneladas de mineral, o de la plaga de tu colonia terraformadora LV-241, sea un puñado de los xenomorfos más cabritos del Universo.
Bichitos aparte (o bichotes en forma de lombriz tragagodzillas, si el planeta que estás expoliando es Arrakis, el único productor del universo de la especia melange), el mayor problema es que tus colonos van a expandirse, posiblemente a un ritmo mayor que el que les permita la terraformación del planeta -el que quiera un tratado completo del proceso puede leerse la trilogía Marte Rojo, Verde y Azul, donde Kim Stanley Robinson ejerce de Julio Verne con nuestro planeta vecino-.
La solución son las arcologías, ultrarrascacielos autárquicos donde meter a millones de habitantes en plan colmena, cada uno operando como su propia ciudad vertical. Los veremos en Asia más pronto que tarde y, para hacerse una idea de los resultados, tenemos desde los paisajes Marina D’or sin frenos de 'Desafío Total' -más desmedidos en el remake de 2012- hasta los bloques de apartamentos de la Mega-City One del 'Juez Dredd': imaginad las reuniones de vecinos de una comunidad del tamaño de Tokio.

El segundo problema es que en algún momento los colonos querrán independizarse de la Tierra, si es que todavía existe, pero los métodos -bombardeos kinéticos, ya sea con pedrolos inmensos, como en 'La Luna es una Cruel Amante', o directamente desviando asteroides, como hacían los bichos de 'Starship Troopers'. Y sí, Robert A. Heinlein, autor de ambas novelas, tenía problemas- y las consecuencias -eventos a nivel de extinción- los dejamos para otro día.
Briconsejo: ¿Te preocupan los bombardeos kinéticos desde tu colonia separatista? ¡No hay problema! Desvía parte del presupuesto a montar satélites-catapulta armados con vigas de tungsteno. No sabrán ni que les golpeó cuando la lluvia de satélite -bello concepto acuñado en Syndicate Wars, el videojuego de Bullfrog- les fastidie el motín del té de ExoBoston II. ¿La excusa? También sirven para terraformar a lo bruto, mucho más si el planeta tiene algún tipo de actividad geológica, como nos enseñó Neal Stephenson en 'Anatema'.
En busca del Nuevo Mundo, sí o sí

Colonizar el cosmos está bien, el problema es la gente. Sobre todo si, en el peor de los casos, la singularidad ha salido mal: los rebeldes de Terminator contaban con un guión que les permitía saltarse la física y viajar en el tiempo, pero ni los quarianos de 'Mass Effect' ni los humanos de las Doce Colonias de Kóbol -en 'Battlestar Galactica'- podían mandar a Kyle Reese a evitar que sus inteligencias artificiales les expulsaran de su hogar y les diesen caza por media galaxia. El resultado en cualquier caso es una raza nómada, vagando por el espacio en un puñado de naves que casi seguro no estaban preparadas para semejante odisea.
El mayor problema de vivir en una caravana espacial es que no hay recursos extra, toca reciclar y canibalizar todo lo posible, y buscar planetas en los que reponer. Ya sea por las buenas, o reventando la Casa Blanca desde tu nave nodriza a lo 'Independence Day', en vez de pedir las cosas por favor. O un combo de ambas, como hacían los lagartos de 'V', que veían la Tierra como un logotipo gigante de McDonald’s en el que hacer la madre de todos los simpa.
Suponiendo que te queden capacidades ofensivas: los quarianos son unos de los mejores ejemplos de lo que puede producir un éxodo a largo plazo. Una raza embutida permanentemente en envirotrajes -versiones refinadas de la impedimenta cosmonauta, válidos para visitar planetas sin terraformar-, aislada del mundo exterior excepto por sensores digitales que hasta les permite practicar cibersexo de proximidad. Suma eso a los regordetes humanos a la deriva de Wall-E y tienes, más o menos, lo que será la Humanidad en un par de generaciones más de redes sociales y juegos online.
Briconsejo: es posible que tengas la tentación de ahorrar energía metiendo a la mayor parte de tu población en animación suspendida. Nos parece muy bien, pero no dediques sólo una nave a ello. Un fallo del sistema, como el de cierta raza alien que se encontraron los 4 Fantásticos de John Byrne en la Zona Negativa, convertiría el objeto de tu viaje en poco más que la búsqueda de un planeta-nicho con suficiente capacidad como para enterrar a toda una especie.
Megaconstrucciones + Cosmos = el documental definitivo

Aunque la Estrella de la Muerte sea un proyecto loquísimo, digno de un vacío que puede transmitir el sonido, la idea de crear una estructura colosal para solventar tus problemas tiene una aplicación práctica: las megaestructuras espaciales, la subida de nivel definitiva para una civilización.
No es broma, existe algo llamado Escala de Kardashov, diseñada por el astrofísico Nikolái Ídem en los 60, que mide el nivel de una civilización dependiendo de hasta que punto sean capaces de hacer el panel solar más burro. Ahora mismo no somos ni un Tipo I, no manejamos todos los recursos de nuestro planeta. Pero tarde o temprano tendremos que acceder al Tipo II: dominar por completo toda la energía de nuestro sistema solar.
En 1960, el matemático Freeman Dyson decidió pensar en serio un viejo concepto que venía coleando desde la literatura de los años 30, ya sea con el rigor de Olaf Stapledon (con 'Hacedor de Estrellas') o con el desfase pulp de Edgar Rice Burroughs (con Pellucidar, una “tierra hueca” que visitaría hasta Tarzán y que sustenta una de nuestras conspiranoias chifladas favoritas): atrapar el Sol.
Las esferas de Dyson son una de las ideas más potentes para la vida después de la Tierra: “jaulas” de proporciones impensables que absorban la energía de una estrella para nuestro disfrute. La idea es completamente irrealizable, de momento, pero es una de nuestras constantes ficticias, desde aquel episodio de Futurama donde Nixon construía un Muro de Dyson para contener “la inmigración ilegal”, hasta 'Mundo Anillo', una de las novelas más influyentes de ciencia-ficción.

La novela de Larry Niven proponía un Anillo de Dyson, un halo que envolviera toda una órbita planetaria con colectores solares, por un lado, y un flamante mundo sintético por el otro. Y sí, hemos dicho halo porque es la misma idea detrás de los círculos galácticos con bosques y cordilleras repartidos por el universo de 'Halo'. Aunque las armas de la franquicia de videojuegos de Microsoft que hemos visto hasta ahora no llegan a semejante nivel: tienen un diámetro de unos 10.000 kilómetros, un poquito inferior al de la Tierra. Básicamente, es como si recorriésemos la franja del Ecuador.
Otra cosa es dónde se fabrican: la instalación 00 “El Arca”, una monstruosidad de 120.000 kilómetros encargada de construir anillos capaces de cargarse toda la vida de un sector galáctico con un solo pedo cósmico. Como si mañana descubriésemos que todo Saturno es una factoría de armas. Evidentemente, este tipo de construcciones sólo están al alcance de civilizaciones tipo III en la escala de Kardashov: aquellas capaces de extraer energía de toda una galaxia, más imperiales que un puñado de sistemas liderados por un par de Sith. Y cuya hipotética existencia sólo añade más peso a la paradoja de Fermi: si es posible crear monstruosidades así, ¿por qué no las vemos? A no ser que se oculten en pliegues espaciales, como las no-naves de la casa Harkonnen en el Dune de Frank Herbert.
Briconsejo: Jonathan Hickman, el guionista de cómics más ci-fi de la actualidad, ha puesto a Tony Stark a construir una Esfera de Dyson en el Universo Marvel. Sólo funciona al 0,006% (“suficiente para dar energía a toda una luna”), que ha hecho las cosas en el orden correcto: para dominar el Sol, primero hay que saber fabricar exoesqueletos de combate.
Ver 60 comentarios
60 comentarios
rebootedc
DISCLAIMER:
Ninguna planta de marihuana fue destruida (del todo) en la redacción de esta noticia.
velocidad
"Colonizar el cosmos está bien, el problema es la gente."
No, el problema es la radiación solar, las inmensas distancias e inhóspitas condiciones del espacio.
En el hipotético caso de que la humanidad viera morir el sol, ese con mucha seguridad fuera su final. Recordemos que la estrella mas cercana después del sol está a 4 años luz de distancia (eso son 4 años viajando a 300.000Km/s, cuando nuestra nave más rápida va a 70.000Km/h)
En el caso de un evento apocalíptico en la tierra antes de que muera el sol, nuestras opciones no son mucho mejores. Incluso estando dentro del sistema solar, nuestros planetas vecinos son, por decirlo de una manera suave, poco acogedores.
La vida se da en la tierra por una infinidad de variables, condiciones y alteraciones a lo largo del tiempo, que han hecho posible su proliferación. Ese balance, no se da en ningún otro lugar del sistema solar.
Terraformar un planeta está muy bien en el papel, llevarlo a la practica es harina de otro costal. Imaginemos que lo hacemos con marte, aunque lo consiguiéramos no va ha cambiar la distancia respecto al sol (y por ende las temperaturas), ni los movimientos de translación/rotación/órbita, tampoco así su gravedad.
Lo dicho, en la ciencia ficción hay cabida para todo, en el mundo real, la cosa pinta muy mal si se da un evento apocalíptico o si nos vamos acercando a la muerte anunciada del sol.
Alex Martinez
Elysium?
TioVinagre
a ver si se animan los de Dark Souls y nos sacan un juego similar (+ MMORPG) de BLAME!
troll_police
Pensé que habitaríamos en los recovecos y pliegues casi infinitos de nuestros microprocesadores, en donde podríamos simular vivir en mundos como crysis a 1000fps y gráficos nivel ultra con la nvidia GTX celestial edition-si la misma que puede usar Dios- :'D
saph4
I'd like to know more. Le han dado caña a esa peli. A mucha gente no le gustó un pelo y es verdad que poco tiene que ver con la novela, pero Star Troopers 1 fue, es y seguirá siendo una de mis películas de sci-fi favoritas. Me encanta esa sombra de No Shit que tienen los personajes.
axel_rudi
¿Cuando dices que sale el juego?. ¡Ah, que era una noticia!.
neardenthal
Con el precio de subir un kilo al espacio, antes de mandar a miles de gordos en una nave espacial tal WALL-E, petamos el sol y nos montamos uno nuevo y fresquito.
huesi
Os veo discutir y me imagino a nuestros congéneres discutiendo en la antigüedad de sí la tierra era plana o redonda, planteáis soluciones con conocimientos actuales, buscáis la solución teniendo en cuenta las limitaciones actuales, quien os dice que necesitemos encontrar otra tierra?, quien os dice que dentro de 1000 años sigamos siendo seres biológicos con las necesidades actuales?, y si nuestra evolución tecnológica hace que no precisamente seamos seres biológicos, y si transferimos nuestra memoria y consciencia a tecnología que creemos donde podamos vivir y seguir evolucionando, y si vagamos por el espacio dentro de un súper ordenador con energía inagotable, y si vivimos dentro de un matrix, ¿qué estoy loco? Todos los que pensaron más allá de sus limitaciones lo estaban. ¿No?
berfraper
¿Desea saber más? Jaja, me encantaba cuando la tele decía eso. Antes o temprano tendremos que abandonar este planeta, pero no tenemos la tecnología necesaria o es muy caro llevar a cabo algún proyecto de los mencionados.
absimiliard
Y me pregunto yo, si la conquista del espacio no sería efectuada por nuestros descendientes evolutivos con unas capacidades genéticas de resistir la radiación, una especie que entre su código genético se encuentre la reparación del material de nuestras células para evitar el daño de la radiación del espacio interestelar.
En las novelas de Dan Simmons, Hyperion, habla de un grupo humano diferenciado genéticamente, aunque posiblemente hibridable aun con la especie humana, que sobrevive en el espacio exterior gracias a modificaciones genéticas desarrolladas para tal medioambiente.
Un saludo.
elasteros
me gusta! :D
akenra12
"en el espacio no hay Ley de Costas y todo es urbanizable" ¿Eso lo has consultado con la confederación interplanetaria? Revisa tus fuentes, el espacio es tan grande que lo imposible es que seamos los únicos que estemos en él. A lo mejor el día que vayamos con la bandera americana a nuevos planetas, nos llevamos la sorpresa de que ya tienen otras banderas (si algún día nos cuentan la verdad de lo que pasa ahí arriba, claro está)...
faan7
Dejémonos de teorías de colonización, el apocalypsis de la tierra seremos nosotros, en la tercera o cuarta guerra mundial nos iremos todos al carajo.
bangalter
¿Nadie va a decir que la primera foto parece Senda ArcoIris del Mario Kart?....