Cuanto más europea es una ciudad, más problemas tiene el coche autónomo. Cruise lo está sufriendo en San Francisco

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Coche autónomo busca Estado para expandirse. Al menos eso es lo que nos llega desde Estados Unidos, donde desde Bloomberg explican que California, donde los coches autónomos de Waymo y Cruise han ganado mayor número de adeptos, y más se han expandido, está empezando a hartarse de ambas compañías.

Este mismo mes de agosto, los reguladores de California dieron luz verde para que ambas compañías comenzaran a cobrar a sus clientes en los momentos de mayor demanda en San Francisco. Sin embargo, los políticos y la compañía se están chocando con una oposición frontal de una parte de la ciudadanía e, incluso, de la justicia.

Más allá de las protestas de la ciudadanía, el fiscal municipal de San Francisco, David Chiu, ha solicitado que se reviertan estas licencias para cobrar por los viajes, lo que pone en riesgo las enormes inversiones que Google y General Motors han ido realizando en Waymo y Cruise, respectivamente. Y, evidentemente, pondría en jaque el futuro de quienes buscan alcanzar el mismo nivel de operabilidad que las compañías anteriores.

En consecuencia, las empresas empiezan a moverse a Estados como Calorina del Norte, como Cruise, donde no es necesario una licencia para desarrollar vehículos completamente autónomos. Esto mismo sucede en Florida y Georgia. En un mes, Cruise consiguió el visto bueno para operar en Arizona y ya apuntan a Texas, donde esperan resultados similares.

Por el camino, California está perdiendo parte de sus empresas tecnológicas en favor de todos estos lugares, donde los impuestos son más bajos y los Gobiernos son más favorables y laxos con estas empresas. También con aquellas que desarrollan vehículos completamente autónomos.

Un funcionamiento errático que Europa mira con desconfianza

Las quejas de la ciudadanía se hicieron notorias en un concierto de Patti Smith. La artista dio las gracias a los anunciantes del mismo, entre los que se encontraba Waymo. La respuesta fue un sonoro abucheo ante una empresa que está siendo señalada, junto a Cruise, por los problemas generados en las calles.

Según recogen en Bloomberg, los vehículos de ambas compañías han provocado algunos problemas de tráfico entre los que se encuentra el bloqueo de las zonas aledañas a un concierto en uno de los barrios de la ciudad, el atropello a un perro o la intervención para rescatar un vehículo autónomo que había caído en una zona de obras con cemento húmedo.

Pero las críticas más sonoras las recibieron de la jefa de bomberos, Jeanine Nicholson, después de que un vehículo de Cruise se vieran implicado en un accidente con un camión de bomberos. El hecho disparó las protestas de Nicholson quien aseguró que estos automóviles son un problema durante las intervenciones de los cuerpos de emergencia y, además, echó en cara a la compañía la poca autocrítica que han tenido hasta ahora en estos incidentes.

El problema, apuntan en el medio económico, están relacionadas con las fuertes pendientes de San Francisco, la aparición de la niebla y los problemas de operabilidad de los bomberos cuando vehículos sin conductor y camiones de emergencias se encuentran en las calles más estrechas.

En el entorno urbano se multiplican las posibilidades de enfrentarse a un imprevisto de tráfico y la variedad de los mismos

Esto nos da una idea de las enormes dificultades a las que se enfrentan los vehículos autónomos para su desarrollo y, en especial, en su salto a Europa, donde la inmensa mayoría de las ciudades cuentan con cascos históricos, barrios (cuando no es la localidad entera) con calles estrechas, sinuosas o donde se acumulan las rotondas. También donde el número de peatones en las calles es mucho mayor.

Ya en 2018, BMW aseguraba que la principal dificultad que encontraban para desarrollar sus vehículos era la enorme cantidad de datos que recopilaban con cada salida y, por tanto, que luego tenían que gestionar para hacer aprender a su coche cuál era la decisión correcta a tomar. Sólo en cada salida aseguraban que podían recopilar unos 40 terabytes de información.

En carretera abierta, yo mismo he podido comprobar cómo de lejos se está llegando en la autonomía completa para vehículos y su buen hacer. Ford ofrece vehículos que pueden moverse sin que el conductor tenga las manos en el volante a lo largo de más de 3.700 kilómetros de carreteras de Reino Unido. Mercedes ha conseguido el visto bueno en Alemania para operar sin que el conductor tenga que mantener la atención en la carretera, pero tienen que darse múltiples circunstancias.

En Londres, este mismo año mostraron a Bill Gates el funcionamiento de un vehículo completamente autónomo en las infernales (de tráfico hablamos) calles de la capital británica. Gates quedó sorprendido a pesar de que la persona tras el volante tuvo que tomar el mando en diversas ocasiones y apuntó a que estamos cerca del punto de inflexión para poder extender la tecnología.

La duda es si los fabricantes podrán superar este punto de inflexión. De momento, donde mejores resultados se han conseguido han sido en carreteras abiertas y espacios urbanos mucho más similares a estas de lo que nos encontramos en Europa. Son entornos más sencillos de controlar y donde el número de variables a tener en cuenta es menor.

En una ciudad los imprevistos son más habituales y variados. Algunos informes alertan de las dificultades que tienen los sistemas de asistencia a la conducción para detectar a los ciclistas o los problemas que han reflejado para frenar ante peatones cuando la iluminación es pobre.

Otra de las compañías que ha podido comprobar los retos a los que se enfrentan los coches en las ciudades es Tesla. Algunos de sus conductores son los propios probadores de la firma y examinan el comportamiento de los vehículos en las calles, haciendo partícipes de la prueba al resto de agentes del tráfico, lo quieran o no.

Y todo ello sin contar los posibles imprevistos que pueden requerir el empleo de servicios de emergencia. En abril de 2022, se viralizaron unas imágenes de un coche de Cruise huyendo de la policía y desde la propia compañía reconocían que la detección de las señales de emergencia y el comportamiento ante las mismas era todo un reto.

A esto hay que sumar las ideas de adaptar parte de la infraestructura. Para garantizar viajes con seguridad en carretera abierta en coches completamente autónomos se han propuesto la construcción de carreteras 5G. Algunos investigadores han demostrado que añadir una luz blanca a los habituales rojo, verde y ámbar de los semáforos pueden mejorar sensiblemente la fluidez del tráfico.

Y, por último, hay que sumar las decisiones generalizadas de sacar a los vehículos del centro de las ciudades europeas. La mayor parte de los gobiernos europeos están apostando por reservar un mayor espacio para peatones y ciclistas, lo que reduce la maniobrabilidad de los vehículos, sus espacios de escapatoria y, por tanto, donde un error de un automóvil autónomo puede tener mayores consecuencias todavía que en las ciudades estadounidenses.

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Foto | Remy Gieling

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