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Zombis, zombis y más zombis: desde George A. Romero a 'The walking Dead'

Zombis, zombis y más zombis: desde George A. Romero a 'The walking Dead'
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Si bien se podrían aducir algunas razones sociológicas para la asombrosa proliferación de las historias con muertos vivientes en los últimos diez años —y no pocas de ellas tendrían que ver con la crisis en la que estamos inmersos desde 2008— lo cierto es que poco importan éstas cuando lo que ha terminado derivándose de ellas es la posibilidad de leer éste o aquél cómic o éste o aquél libro, asistir al cine o bien sentarnos en la comodidad de nuestro salón a pasar un mal rato de mano tanto del insaciable apetito por la carne humana que tienen estas criaturas llamadas zombis.

Ciñendo nuestra atención a lo que el cine y la televisión compete —más que nada porque, de tener que atender a la literatura, sería necesario una serie de artículos—, la pasión por los muertos vivientes no es, empero, novedad, y ya desde finales de los años treinta se deja sentir la huella del atractivo que la presencia de los zombis propicia para la creación de historias de supervivencia que, de forma puntual, han servido como reflejo algo pervertido de la realidad social del momento, una semilla éste última que quedó sembrada definitivamente con la mítica 'La noche de los muertos vivientes'.

Propósito de estas líneas que siguen será ofreceros pues una selección muy personal de varios títulos que, por una razón u otra, entiendo que suponen lo más granado que ese sub-género del terror —¿o habría que decir del horror?— que son las películas con zombis nos ha ido dejando en las últimas cuatro décadas, desembarcando finalmente en esa irregularísima serie televisiva que ha vuelto majareta a las audiencias de medio planeta y que palidece, y cómo, cuando se la compara con el magistral cómic que le sirve de partida. ¿Vamos allá?

'La noche de los muertos vivientes'

No fue la primera, ni mucho menos. Y es que, como decía más arriba, podemos encontrar títulos en el séptimo arte con zombis como protagonistas de fondo desde 1932, año en el que se estrenaba 'La legión de los hombres sin alma', un filme protagonizado por el legendario Bela Lugosi —el Drácula de la cinta dirigida por Tod Browning para la Universal— al que seguirían producciones como 'Yo anduve con un zombie' de Jacques Torneur, cintas que tenían en común un concepto de zombi que nada se parece al que conocemos en la actualidad y que no se definiría hasta 1968.

Sería con el estreno de una producción de bajísimo presupuesto y firmada por un nombre que no tardaría en convertirse en leyenda del terror que los zombis pasarían de ser simples humanos controlados por el poder de un hechicero Vudú a criaturas sin mente hambrientas de carne y sangre humana a las que sólo puede detenerse acabando con lo que queda de su masa encefálica. Todo esto quedaba puesto de relieve en la cinta que George A. Romero ponía en pie por poco más de 100.000 dólares y que, en muy poco tiempo, pasaría a redefinir muchos patrones del género.

Filmada en blanco y negro, con unos medios paupérrimos y muchísima imaginación narrativa, 'La noche de los muertos vivientes' dejaba anodadas a las audiencias de la época que, si bien estaban acostumbradas al cine de terror, no podían esperar lo que se les venía encima con un filme que hoy sigue siendo igual de asombroso, funcionando con la misma fuerza que lo hizo hace ya casi cinco décadas cuando, en palabras del desaparecido Roger Ebert:

Los chavales de la audiencia estaban impactados. El silencio era casi completo. La cinta había dejado de ser una delicia de miedo hacia mitad del metraje y se había convertido en algo inesperadamente terrorífico.

'Zombi. El regreso de los muertos vivientes' y 'Amanecer de los muertos'

En los diez años que transcurrieron entre el estreno de 'La noche de los muertos vivientes' y esta su segunda entrega, el impacto que tuvo el filme de Romero fue limitado a un puñado de producciones más que irregulares entre las que cabría destacar, aunque sólo sea por estar rodadas y producidas en suelo patrio, aquellas que pusieron en pie Armando de Ossorio y el recientemente fallecido Jesús Franco, filmes que, en el mejor de los casos, son olvidables de principio a fin.

Será pues con 'Zombi. El regreso de los muertos vivientes' que el sub-género regrese por la puerta grande, consiguiendo Romero con esta segunda entrega de su saga zombi superar mucho de lo que había expuesto en la primera y sentando unas bases que serán después copiadas e imitadas hasta la saciedad, sobre todo en lo que concierne a la localización en un centro comercial abandonado de este nuevo relato de supervivencia narrado con una inventiva espléndida que agarra por las gónadas al espectador y no lo suelta durante sus dos horas de metraje.

Tanta es la fascinación que esta secuela causará que, ahora sí, servirá como pistoletazo de salida para la masificación que podremos observar durante los años ochenta de producciones con temática zombi, siendo objeto el filme de Romero de un magnífico remake dirigido en 2004 por ese "visionario" llamado Zack Snyder; un filme que algunos consideran —consideramos— superior al original y que, sin duda alguna, es la mejor de cuántas cintas ha firmado el responsable de, por ejemplo', '300' o 'Man of Steel'.

'Posesión infernal'

Como decía, la proliferación durante los ochenta de filmes con temática zombi podría llegarse a calificar de absurda —sobre todo si atendemos a la explotación que del sub-género se hizo en tierras italianas—. Con todo, algunos de los títulos que podemos encontrar durante tan importante década para el cine en general, han sabido sobrevivir al paso del tiempo, adquiriendo la consideración de "clásicos" del terror. Y ninguna muestra de ello es mejor que la cinta que daba a conocer a Sam Raimi en 1981.

Primera parte de una trilogía que iría dando paso cada vez más al humor con desparpajo que ha caracterizado a mucho de la producción del cineasta estadounidense —y de la que últimamente ha habido rumores acerca de una cuarta entrega— 'Posesión infernal' presenta algunas variaciones en los zombis que pululan por la cinta, ya que éstos, aunque también quieren acabar con la vida de los humanos que ocupan una cabaña en medio de un lúgubre bosque, son el resultado de una posesión demoníaca por intercesión del Necronomicón, el libro de los muertos escrito en sangre sobre hojas de piel humana.

Plagada de recursos visuales que después se convertirán en marca de la casa y un sentido del humor bastante más soterrado que el encontraremos en 'Terroríficamente muertos' y, sobre todo, en 'El ejército de las tinieblas', el primer filme de Raimi servirá para colocar al director como uno de los más importantes del cine de género de los ochenta, una posición que compartirá con otro de los responsables de introducir ciertas variaciones en la temática zombi para legar una de esas citas ineludibles del terror de hace tres décadas.

'El día de los muertos' y 'Re-animator'

Pero antes de que dicha cinta se estrene, volvemos a encontrarnos con Romero y la tercera parte de su extensa saga zombi, un filme que en esta ocasión traslada la acción al interior de un búnker en el que una civil y un esquelético grupo de militares y científicos se refugian de las hordas de muertos vivientes que arrasan la superficie del planeta mientras que los últimos intentan encontrar una cura que detenga el proceso de re-animación.

Sin la originalidad de sus predecesoras, 'El día de los muertos' sirve al menos como introducción de algunas ideas que después se explorarán aquí y allá en sucesivos filmes del sub-género, siendo quizás la más interesante de todas, al margen de esa cura que con la que denodadamente intentar dar los científicos, el hecho de que estos insistan a lo largo del metraje en la posibilidad de domesticar a los muertos vivientes para poder enseñarles tareas básicas. Una idea que, como no podía ser de otra manera, será letal para muchos de los protagonistas.

Volviendo, ahora sí, a esa otra cita ineludible del terror en los ochenta, recalamos en esta traslación de ciertos rincones del universo de H.P. Lovecraft que Brian Yuzna ponía en pie en 1986 adaptando 'Herbert West–Reanimator'. Mezclando un negrísimo humor, como ya hiciera Raimi en 'Posesión infernal', con un sentido extremo del gore y grandes dosis de terror, 'Re-animator' se convertiría en poco tiempo en una cinta de culto y en un obligado referente del género, quedando para el recuerdo de todo aquél que la haya visto el grandioso personaje central interpretado por Jeffrey Combs.

'Cementerio viviente' y 'Braindead, tu madre se ha comido a mi perro'

Como punto final al breve transitar por los ochenta, recordamos aquí la estupenda e inquietante —por no decir "malrollera"— adaptación que Mary Lambert hacía en 1989 de 'Cementerio de animales', firmada por ese maestro de las pesadillas que es Stephen King. Con una trama que gira en torno a los diabólicos poderes resucitativos de un cementerio, si por algo es recordado el filme es por ese niño encarnado por Miko Hughes que, de angelical rostro, pasaba a convertirse en un letal demonio, visita al cementerio que da título al filme mediante, claro...escalofriante.

Entrando ya pues en los noventa, haremos primera y única estación en una década más bien pobre en el terreno zombi en la cinta que comenzó a hacer sonar el nombre de Peter Jackson con fuerza allende las fronteras de su Nueva Zelanda natal. Co-protagonizada por nuestra Diana Peñalver —una actriz de la que nadie se acuerda ya pero que por aquellos años había intervenido en la serie 'Chicas de hoy en día'— la cinta es una perfecta introducción al personal universo visual del responsable de la trilogía de 'El señor de los anillos'.

Ahora bien, que los que no la conozcan y disfrutaran sobremanera con las aventuras en la Tierra Media se preparen: llevando a extremos insospechados de casquería lo que ya se le había podido ver en su ópera prima, 'Braindead' es un festival delirante de cuerpos eviscerados y hemoglobina que pone a prueba una y otra vez el estómago del espectador y su capacidad de aguante ante lo que para muchos puede convertirse en una "vomitona" asegurada.

'28 días después' y 'Zombies party'

Agotadas muchas de sus formulaciones por las infinitas iteraciones a las que se habían sido sometidas a lo largo de los años, el sub-género zombi necesitaba —y de forma urgente— una cinta que sirviera para el nuevo milenio en similares modos a como el filme original de Romero lo había hecho en su momento: cambiando por completo al muerto viviente que hasta entonces habíamos visto, y convirtiéndolo en un animal rabioso, rápido y letal del que ya no resultaba tan fácil poder escapar, Danny Boyle conseguía con '28 días después' reinventarse a estas criaturas de un espléndido plumazo.

Vibrante y adrenalínica, la cinta dirigida por Boyle conocerá una secuela cinco años después dirigida por Juan Carlos Fresnadillo que, aunque con cierto relumbre en alguna que otra escena, no llega a las inquietantes cotas alcanzadas por su predecesor, un filme que arranca de forma alucinante en un Londres arrasado por una desconocida plaga y que, durante casi dos horas arrastra al espectador a pasearse por una campiña inglesa teñida de sangre en la que, de nuevo —y como ya hiciera Romero— se utiliza a los muertos vivientes como eco de lo peor de la condición humana.

Dando un salto a 2008, pero sin movernos del sitio, es obligado hacer aquí referencia a la cinta que iniciará esa peculiarísima 'Trilogía del Cornetto de tres sabores' que ha servido al cineasta británico Edgar Wright para posicionarse como una de las voces más frescas y originales del actual panorama cinematográfico: fundamentadas cada una de las tres entregas en parodiar un tipo diferente de cine, 'Zombies party' —horrible traducción del original 'Shaun of the Dead'— sirve como crisol de todas las constantes que habían alimentado al sub-género del terror desde Romero.

Mezclándolas todas con un enorme sentido del humor —muy británico, eso sí—, Wright y Simon Pegg, los autores del guión, construían una cinta desopilante, fecunda en infinidad de guiños que abarcan tanto a sus innumerables predecesoras como a la cultura popular de la que el director se ha convertido en pieza indispensable gracias a la citada trilogía y a, no cabe duda, la magnífica 'Scott Pilgrim contra el mundo', una de las mejores traslaciones que se han llevado a cabo sobre un cómic.

'[REC]'

Con los referentes tan olvidables que la filmografía española nos había dejado en el mundo de los zombis durante los setenta, y la poca o nula capacidad de nuestro cine de apartarse de los géneros a los que se adscriben un noventa por ciento de las producciones que componen la filmografía nacional, la apuesta de Jaume Balagueró y Paco Plaza era, cuanto menos, un suicidio anunciado. A fin de cuentas, la moda de los found footage parecía haber empezado y terminado al otro lado del charco con 'El proyecto de la bruja de Blair', y de eso hacía ya casi una década.

Pero los cineastas españoles no se dejaron amedrentar por ningún tipo de disquisición y, cámara en mano, filmaban una cinta a la que calificar como sobresaliente es un menosprecio: protagonizada por una espléndida Manuela Velasco, '[REC]' es una propuesta asombrosa capaz de meter el miedo en el cuerpo al más pintado, ya sea de mano de un metraje que no da descanso y que eleva la producción de adrenalina a límites insospechados, ya de un clímax visualizado con cámara nocturna que heló la sangre a los cientos de miles de espectadores que la convirtieron en el exitazo que terminó siendo.

Generadora de una saga que tiene pendiente de estreno su cuarta entrega y que no ha sabido recoger, al menos no de forma plena, el testigo de la genialidad de lo que veíamos en 2007, la popularidad de '[REC]' será tal que, tan sólo un año después, la industria cinematográfica estadounidense nos hará llegar 'Quarantine', innecesario remake —¿acaso no lo son todos?— protagonizado por la televisiva Jennifer Carpenter que, sin nada nuevo que añadir, pone de relieve el genio y talento narrativo del producto original.

'The Walking Dead', y los zombis llegaron a la tele

Fenómeno editorial sin precedentes en el cómic estadounidense, 'The Walking Dead' comenzaba a publicarse hace ya diez años de mano de la editorial Image. Cuando su número uno sale a la venta, todo parece indicar que se tratará de una serie más de las muchas que la industria del cómic pare mes a mes al otro lado del charco, y nada puede prever que la cabecera firmada por Robert Kirkman y Tony Moore se convertirá, tras los 122 números que ya lleva publicados en Estados Unidos, en una de las cinco mejores que actualmente ven la luz en tierras yanquis.

Con una popularidad que va creciendo a cada nueva entrega, el anuncio en 2009 del comienzo de la producción de su adaptación a serie de televisión por parte de AMC es recibido con desaforada algarabía por sus incontables seguidores —entre los que me incluyo—. Sabedores del inmenso potencial cinematográfico que tiene esta "historia continuada de horror y supervivencia", los fans de 'The Walking Dead' convertimos a su piloto en un éxito sin precedentes, un hecho que, cuatro temporadas más tarde, ha demostrado ser un espejismo de aupa.

Desaprovechando con un insoportable y letánico ritmo lo mucho que se ha vertido en las páginas del cómic, 'The Walking Dead' pasa de ser el estreno del año a esa serie que sigues viendo por inercia a la espera de aquellos momentos puntuales en los que acerca posturas para con su contrapartida aviñetada y logra capturar algo de la gracia con la que ésta esta tocada. Y para no despedirnos con una nota amarga, os recomendamos que, en formato televisivo, echéis un vistazo a 'In the Flesh', una serie de la BBC que innova sobre el tejido de los zombis y demuestra que, aunque no puedan hablar, a los muertos vivientes les queda aún mucho por decir.

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