Muchas veces los objetos artísticos se conciben como un fin en sí mismo: el placer estético, contemplarlos. Sin embargo, el arte no está desligado de lo funcional, como vimos con aquellos bancos de Boston, y un equipo de artistas y diseñadores británicos quiere demostrarlo en Copenhage con una singular escultura flotante.
Bajo la forma de un eider (una especie de pato de los mares del norte) nos encontramos con un objeto que flotará en las aguas de Copenhage con una misión muy sencilla: convertir la radiación solar en energía eléctrica a través de los paneles que simulan el plumaje de este animal.
Arte y tecnología para transformar energía
La energía se almacena en la tripa del ave y cuando llega a su tope de capacidad el pato empieza a descender para llenarse de agua y exportar la energía a la corriente de la ciudad utilizando una hidroturbina. Cuando se ha terminado de realizar el volcado, los paneles ayudan a subir la escultura a la superficie para sacar el agua del interior realizar el proceso de nuevo.
No todo el interior del pato se inunda ya que sus creadores quieren usar la parte superior como un espacio al que las personas puedan acceder para ver la escultura por dentro. De momento está en desarrollo pero sus creadores afirman que la idea es llevarlo a cabo este año y conseguir un rendimiento en las placas del 75%.
Lo interesante de este proyecto es que la tecnología es escalable. Según sus creadores, un pato de 40 metros de alto serviría para abastecer con energía a un pueblo, uno de 20 a una villa y si tuviera el tamaño de 4 metros sería suficiente para que una casa individual funcionara sin problemas.
Vía | Design Boom
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