Apple parece estar muy convencida del potencial que tienen estos auriculares. De lo contrario no se habría metido en un segmento del mercado en el que inevitablemente su propuesta va a ser comparada tanto por su precio como por las prestaciones que nos promete con las soluciones de las marcas consagradas a la alta fidelidad.
Los de Cupertino no son en absoluto unos recién llegados al mercado de los auriculares, pero competir de tú a tú con los modelos de precio similar de compañías como Sennheiser, AKG, Grado o Audio-Technica, entre otras firmas veteranas en el mercado de la alta fidelidad, requiere tener algo nuevo que ofrecer. Y Apple asegura que lo tiene.
Estos AirPods Max llegan cargados de tecnología, pero no se trata de las mismas innovaciones por las que suelen apostar los fabricantes de auriculares de gama alta
Sobre el papel estos AirPods Max llegan cargados de tecnología, pero no se trata de las innovaciones por las que suelen apostar las marcas que he mencionado en el párrafo anterior. Los fabricantes de auriculares de gama alta suelen poner a punto altavoces avanzados que intentan emular el comportamiento pistónico ideal al que debe aspirar un transductor de calidad, convertidores D/A sofisticados, y también amplificadores en clase D refinados, pero con estos auriculares Apple ha seguido otro camino.
Esto no quiere decir en absoluto que los AirPods Max no tengan un altavoz de calidad, un circuito integrado de amplificación bien dimensionado y un DAC refinado. Posiblemente sí tienen estos elementos (lo comprobaremos a lo largo de este análisis), pero no son el ingrediente estrella de la receta que nos propone Apple.
Tim Cook y los suyos se han llevado la batalla a su terreno, y esto significa que el arma con la que quieren competir es una en la que hasta ahora no se han apoyado sus competidores. Al menos no con la contundencia con la que lo ha hecho Apple en estos AirPods Max. Veamos si el audio computacional realmente tiene lo que hace falta para cambiar las reglas del juego.
Los AirPods Max de Apple, en (pocas) cifras
El sistema de acoplamiento de estos auriculares es de tipo circumaural, por lo que cuando nos los colocamos nuestras orejas quedan completamente recogidas en el espacio interior del recinto. De esta forma las almohadillas transmiten la presión al cráneo y no directamente al cartílago de nuestras orejas.
Además, como podéis ver en las fotografías que ilustran este artículo, el recinto de los auriculares es cerrado, una característica que incrementa su capacidad de aislamiento pasivo del ruido externo y minimiza la fuga hacia el exterior del sonido que están reproduciendo. Y de estabilizarlos sobre nuestra cabeza una vez que nos los hemos colocado se encarga una diadema en la que indagaremos con más profundidad en la siguiente sección del artículo.
El recinto cerrado de estos auriculares incrementa su capacidad de aislamiento pasivo del ruido externo y minimiza la fuga hacia el exterior del sonido
El altavoz integrado por Apple en estos auriculares es de tipo electrodinámico, por lo que responde a la estrategia de funcionamiento con la que estamos familiarizados la mayor parte de los usuarios: una bobina móvil sometida a un campo magnético provoca el desplazamiento del diafragma, que es la parte del altavoz que queda expuesta a la vista en las cajas acústicas convencionales. Hay otros tipos de altavoces, como los electrostáticos, los de cinta o los de plasma, pero los electrodinámicos son los más populares.
En los primeros párrafos de este artículo he mencionado que los fabricantes de altavoces de gama alta intentan desarrollar soluciones que exhiban un comportamiento similar al de un pistón ideal. Esto significa, sencillamente, que el diafragma debe aspirar a desplazarse como un pistón perfecto que no se ve afectado por la inercia y que no se deforma lo más mínimo. Como podemos intuir, este es solo un ideal teórico que en la práctica no se puede alcanzar debido a las restricciones impuestas por la física del mundo real.
Si echamos un vistazo a la tabla que publicamos debajo de estas líneas comprobaremos que Apple describe algunas características interesantes acerca de estos auriculares, como son la utilización de imanes de neodimio (son los que se usan habitualmente en los auriculares y las cajas acústicas de más calidad) o la presencia de dos microprocesadores H1 con diez núcleos cada uno. Pero, sorprendentemente, no nos ofrece ninguna medida del rendimiento acústico de estos AirPods Max.
Aunque lo más prudente es aceptar las cifras que nos ofrecen las marcas con cierto recelo, me habría gustado que Apple nos indicase al menos cuál es la respuesta en frecuencia de estos auriculares. Y también su distorsión armónica total. Las especificaciones que han publicado los de Cupertino no recogen ninguno de estos datos, por lo que tendremos que quedarnos con lo que realmente importa: nuestra percepción durante las pruebas de escucha que desarrollaremos dentro de unos minutos.
ESPECIFICACIONES | |
---|---|
ARQUITECTURA | Auriculares circumaurales cerrados con transductor electrodinámico |
RECINTO | Aluminio anodizado |
ALMOHADILLAS | Espuma viscoelástica |
MOTOR MAGNÉTICO | Imán de neodimio |
MICROPROCESADOR | Dos chips H1 con 10 núcleos cada uno |
CANCELACIÓN DEL RUIDO | Sí (activa) |
MICRÓFONOS | Ocho micrófonos para la cancelación activa de ruido Tres micrófonos para capturar la voz (dos compartidos con la cancelación activa de ruido y uno adicional) |
CONECTIVIDAD | Bluetooth 5.0 |
SENSORES | Óptico (2), posición (2), funda (2), acelerómetro (2) y giroscopio |
CARACTERÍSTICAS ADICIONALES | Modo de sonido de ambiente, ecualización adaptativa y sonido espacial con seguimiento dinámico de la cabeza |
AUTONOMÍA | Hasta 20 horas de reproducción de audio, vídeo y conversación |
CONECTIVIDAD | Lightning |
COLORES | Gris espacial, plata, verde, azul cielo y rosa |
DIMENSIONES | 16,86 x 8,34 x 18,73 cm |
PESO | 384,8 g (auriculares) / 134,5 g (funda Smart Case) |
PRECIO | 629 euros |
Nuevo Apple AirPods Max - Plata
Apenas notas que los llevas puestos gracias a una ergonomía muy bien resuelta
El acabado de estos auriculares es objetivamente sobresaliente. El mecanizado del recinto de aluminio anodizado nos ofrece la minuciosidad que los usuarios debemos exigir a unos auriculares que cuestan más de 600 euros. Además, la rótula que une la diadema a los dos recintos que recogen los altavoces es muy robusta, por lo que nada me invita a sospechar que este mecanismo pueda degradarse debido al estrés mecánico. Es evidente que estos AirPods Max están hechos para soportar impertérritos el paso del tiempo.
Curiosamente, cuando los sostienes en las manos por primera vez parecen pesados. Sus 384,8 g exceden el peso de la mayor parte de los auriculares circumaurales que he analizado hasta ahora. De hecho, si me ciño a los últimos modelos que he probado solo los carísimos Susvara de HiFiMan pesan más que los AirPods Max, y esto podría jugar en contra de los auriculares de Apple. Sin embargo, no lo hace. Y se lo deben a su diadema.
La estructura de este componente es de acero inoxidable, por lo que, al igual que las rótulas, debería soportar el estrés mecánico derivado del uso frecuente sin problema. Toda la diadema está recubierta por un material suave y ligeramente rugoso a medio camino entre el plástico y la goma que nos ofrece un tacto muy agradable, pero que posiblemente no será fácil limpiar, por lo que merece la pena tratarlo con cuidado.
La malla de la diadema reparte eficazmente la presión para conseguir que la ergonomía de estos auriculares sea sobresaliente
En mi opinión la decisión más acertada que han tomado los diseñadores de Apple ha sido resolver la parte superior de la diadema utilizando una malla de tejido trenzado que consigue minimizar la superficie de contacto de la estructura de la diadema con nuestra piel. La presión que ejercen los auriculares sobre nuestro cráneo como consecuencia de su peso se reparte por toda la superficie de la malla en contacto con nuestra cabeza, por lo que estos AirPods Max parecen mucho más livianos cuando los tienes puestos que cuando los sostienes en las manos.
Además, el trenzado de la malla no es casual. La geometría de este tejido lo hace transpirable, y esta característica trabaja codo con codo con su eficaz reparto de la presión para conseguir que la ergonomía de estos auriculares sea sobresaliente. No obstante, aún no hemos indagado en dos características más que también tienen muchísima importancia si nos ceñimos a la ergonomía.
Por un lado los brazos telescópicos nos ayudan a ajustar con facilidad los auriculares al perímetro de nuestra cabeza, algo que necesariamente un dispositivo de este nivel tiene que resolver correctamente. Un detalle de estos brazos al que los diseñadores de Apple parecen haber prestado mucha atención es la resistencia que ofrecen a la extensión, que sin duda ha sido calibrada minuciosamente para evitar que perdamos accidentalmente el ajuste óptimo una vez que hemos dado con él.
El último elemento que también tiene un impacto profundo en la ergonomía de estos auriculares son las almohadillas, que están fabricadas en una espuma viscoelástica recubierta por un tejido en forma de malla muy suave. Estas almohadillas se ajustan a la perfección a las irregularidades de nuestra cabeza y consiguen repartir la presión con mucha eficacia, lo que unido al buen trabajo que lleva a cabo la diadema me invita a concluir que objetivamente estos son los auriculares circumaurales más cómodos que he probado hasta ahora.
Es evidente que Apple ha invertido muchos recursos en el diseño ergonómico de estos auriculares, pero sus ingenieros han tomado una decisión que no me convence. Como he mencionado en el párrafo anterior el tejido que recubre las almohadillas es suave y tiene un tacto muy agradable, pero absorbe con facilidad la grasilla que tenemos en la piel y no es tan fácil limpiarlo como las almohadillas que están recubiertas por piel sintética.
El uso frecuente y prolongado de los auriculares provocará inevitablemente que el tejido de las almohadillas se vaya ensuciando y degradando, por lo que en algún momento nos veremos obligados a renovarlas. La fijación de las almohadillas al recinto de los auriculares es magnética, por lo que quitarlas y ponerlas es pan comido. Además, la intensidad del campo magnético es más que suficiente para conseguir que no se desprendan de los auriculares accidentalmente.
El problema es que, como cabía esperar, las almohadillas de recambio para estos auriculares no son baratas. Cada pareja cuesta 79 euros, por lo que es una buena idea tratarlas con esmero para conseguir que permanezcan en buen estado el máximo tiempo posible.
A Apple no le van los controles táctiles (en estos auriculares)
Que esta marca apueste por el minimalismo no es noticia. La mayor parte de los productos de Apple hace suya una sencillez que aspira a ofrecernos una experiencia lo más intuitiva posible, y estos auriculares respetan a pies juntillas esta estrategia. Resulta curioso que los diseñadores de esta marca se hayan resistido a la tentación de aprovechar la generosa superficie del recinto de estos auriculares para implementar los controles táctiles por los que están apostando la mayor parte de los fabricantes de auriculares (y la misma Apple en otros productos).
Los dos componentes que nos permiten actuar sobre el comportamiento de los AirPods Max son un dial rotatorio y un botón. Esto es todo. A Apple, al igual que a otras muchas marcas, le gusta poner un nombre a algunos de los componentes de sus dispositivos para darles un mayor empaque con un evidente interés mercadotécnico, lo que le ha llevado a llamar al dial de estos auriculares Digital Crown. En cualquier caso, lo importante es que girando o pulsando este control podemos modificar el volumen, activar Siri, responder llamadas y actuar sobre la reproducción en curso.
Si giramos el dial subiremos o bajaremos el volumen. Si lo presionamos una sola vez iniciaremos la reproducción, la detendremos o responderemos una llamada entrante. Si lo pulsamos dos veces saltaremos al siguiente tema musical, y, por último, si lo presionamos tres veces retrocederemos a la canción anterior. Puede parecer un poco engorroso familiarizarse con estas funciones, pero lo cierto es que no lo es más que acostumbrarse a los controles táctiles que nos proponen otros auriculares.
El botón alojado en el mismo recinto en el que reside el dial sirve para conmutar entre la cancelación activa del ruido y el modo de sonido de ambiente. Una simple pulsación nos permite saltar de un modo de funcionamiento al otro, de manera que si tenemos activada la cancelación del ruido y preferimos recibir estímulos sonoros del espacio en el que nos encontramos solo tenemos que presionarlo. Esta función puede resultar útil si, por ejemplo, estamos caminando por la calle mientras escuchamos música y por seguridad nos interesa escuchar el ruido del tráfico y otros sonidos presentes habitualmente en las calles de una ciudad.
Después de utilizar con mucha intensidad estos auriculares para preparar este análisis la única conclusión a la que puedo llegar en lo que se refiere a su sistema de control es que Apple ha seguido el camino correcto. Es probable que algunos usuarios prefieran los controles táctiles (al fin y al cabo esta es una preferencia personal), pero yo me decanto por el control que ha implementado Apple porque me parece más preciso que las soluciones táctiles, que con frecuencia te obligan a repetir un mismo gesto para que tenga el efecto que buscas. Además, no hay que esforzarse para memorizar la ubicación del dial y el botón de control.
Por otro lado, la dotación de sensores incorporada en estos auriculares rivaliza con la de los smartphones. Y es que tienen un sensor óptico que les permite identificar si nos los hemos colocado; un sensor de funda que, como podemos intuir, determina cuándo los introducimos en su funda; y también un giroscopio, un acelerómetro y un sensor de posición.
Estos tres últimos recogen información acerca de la posición y el desplazamiento de nuestra cabeza, y se la suministran a los dos procesadores H1 de los AirPods Max para que puedan llevar a cabo la ecualización adaptativa y consigan recrear con precisión el audio espacial (indagaremos en estas dos prestaciones más adelante). Un apunte más: todos los sensores están duplicados, por lo que cada recinto incorpora el suyo. Solo hay una excepción: únicamente el auricular izquierdo tiene un giroscopio.
La funda Smart Case cumple, pero lo hace a medias
Junto a estos auriculares Apple nos entrega una peculiar funda que tiene dos funciones: proteger los AirPods Max cuando no los estamos utilizando y activar el modo de consumo ultrabajo cuando los introducimos en ella. El sensor de funda es el responsable, como acabamos de ver, de identificar cuándo los colocamos en su interior, y la solapa que podéis ver en las fotografías incorpora un cierre magnético.
Apple no ha confirmado qué material ha utilizado para fabricar esta funda, pero posiblemente se trata de un elemento sintético que, eso sí, tiene un tacto similar al de la piel. Por dentro está revestido con un tejido aterciopelado muy suave que persigue no arañar la superficie metálica de los auriculares. Hasta aquí no tengo nada que objetar a esta funda, pero he dejado para el final la característica por la que creo que Apple se ha equivocado durante la puesta a punto de esta Smart Case.
Y es que, como podéis ver en las fotografías, deja buena parte de los auriculares expuesta. La diadema queda completamente fuera de la funda, y la parte superior de cada recinto, también. Si colocamos los auriculares en el interior de una mochila o un bolso junto a otros objetos corremos el riesgo de dañar alguna de las partes que no quedan protegidas por la funda, y este hándicap me parece muy relevante en unos auriculares con el precio que tienen estos AirPods Max.
Me da la sensación de que Apple ha querido innovar en el diseño de la funda y alejarse del camino por el que transitan otras marcas, pero lo ha hecho sacrificando una de las funciones que tiene este elemento: proteger los auriculares. Y, en mi opinión, es un error. Definitivamente esta Smart Case es una aliada poco fiable de los AirPods Max, por lo que sería de agradecer que Apple resuelva esta carencia en la próxima revisión de estos auriculares.
Directos a la primera división del campeonato por la mejor cancelación del ruido
Los dos chips H1 que incorporan estos auriculares (uno en cada recinto) son en gran medida responsables de la cancelación del ruido que nos proponen los AirPods Max. De recoger el sonido de ambiente que posteriormente va a ser inhibido para que no enmascare una parte de la información musical que estamos escuchando se responsabiliza una batería de ocho micrófonos alojados en ubicaciones estratégicas de los auriculares.
¿El resultado? Sobresaliente. Apple ha conseguido algo que, honestamente, no esperaba: ha igualado la calidad de la cancelación del ruido de los WH-1000XM4 de Sony, que tienen la mejor tecnología que he probado hasta ahora. El punto de partida de los AirPods Max es una capacidad de aislamiento pasivo muy alta gracias al buen trabajo conjunto que llevan a cabo su recinto cerrado y las almohadillas de espuma viscoelástica, pero la cancelación activa del ruido se encarga de poner la guinda al pastel.
La eficacia con la que consigue atenuar los sonidos de baja frecuencia persistentes, como, por ejemplo, el ruido del tráfico, es sorprendente. De hecho, esta es la cualidad que coloca los AirPods Max en la misma liga en la que compiten los WH-1000XM4. Sin embargo, los auriculares de Apple aventajan a los de Sony cuando deben atenuar los sonidos de alta frecuencia, y esto tiene mucho mérito porque los agudos son los más difíciles de inhibir.
Otro punto a su favor consiste en que durante las llamadas telefónicas recogen nuestra voz utilizando tres micrófonos con tecnología de conformación de haces (beamforming) con el propósito de separarla del ruido ambiental y entregársela a nuestro interlocutor con la máxima claridad posible. Su rendimiento cuando hablamos en un espacio ruidoso es muy bueno, pero esta tecnología también la utilizan otras marcas, por lo que no se trata de una innovación desarrollada por Apple.
Así suenan los auriculares más sofisticados que tiene Apple
Aunque pueden utilizarse con cable, los AirPods Max ante todo tienen ADN de auriculares inalámbricos. Los ingenieros de Apple han puesto a punto varios algoritmos de procesado que se ejecutan sobre los dos procesadores H1 para eliminar el ruido de fondo, habilitar la ecualización adaptativa y generar audio espacial con la capacidad de monitorizar el movimiento de nuestra cabeza en tiempo real. Este es el audio computacional del que os hemos hablado desde las primeras líneas de este análisis.
La ecualización adaptativa según Apple analiza en tiempo real la señal musical que estamos percibiendo para actuar sobre ella de forma dinámica con el propósito de ofrecernos un sonido homogéneo y detallado
La ecualización adaptativa según Apple analiza en tiempo real la señal musical que estamos percibiendo para actuar sobre ella de forma dinámica con el propósito de ofrecernos un sonido homogéneo y detallado. Y el audio espacial persigue recrear un campo sonoro envolvente utilizando el giroscopio y los acelerómetros integrados en los AirPods Max para identificar el movimiento de nuestra cabeza y mantener la integridad del campo sonoro.
Esta última prestación no es nueva. El audio espacial está disponible desde hace varios meses en los AirPods Pro, pero solo funciona cuando reproducimos una película o una serie con sonido multicanal desde una app compatible con esta tecnología, como Apple TV. Si nos ceñimos a la reproducción de música las tres prestaciones vinculadas al audio computacional que nos interesan son la cancelación activa del ruido, la ecualización adaptativa y la eliminación del ruido de fondo.
Aunque, como he mencionado, estos auriculares han sido concebidos para funcionar de forma inalámbrica, podemos conectarlos con un cable a cualquier dispositivo que tenga una salida de audio en formato jack de 3,5 mm. El problema es que Apple no lo incluye junto a los AirPods Max, y el cable bidireccional oficial de conector Lightning a minijack que necesitamos cuesta 39 euros. Este cable debería estar incluido en unos auriculares de más de 600 euros porque sin él no podemos conectarlos, por ejemplo, a un equipo de alta fidelidad o al asiento de un avión. Apple tiene bien merecido un tirón de orejas.
Para poner a prueba estos auriculares he recurrido a dos escenarios de uso diferentes. En uno de ellos he utilizado como fuente un iPhone 12 mini desde el que he reproducido mediante una conexión inalámbrica una selección muy amplia de temas musicales que conozco muy bien. Todos ellos tienen una toma de sonido impecable y están disponibles en varios formatos con y sin pérdida de calidad. En el otro escenario de uso conecté los AirPods Max al preamplificador híbrido con toma de auriculares que ejerce como centro neurálgico del equipo de alta fidelidad del que os hablamos a fondo en el artículo que enlazo aquí mismo.
Aquí tenéis algunos de los cortes musicales que he utilizado en este banco de pruebas. La selección es ecléctica porque nos interesa que estén representados géneros musicales muy diversos. Además, buena parte de estos temas está disponible en forma de archivo digital con calidad de máster de estudio (FLAC con una resolución de 24 bits y una frecuencia de muestreo de 96 kHz), con calidad de CD (PCM de 16 bits y 44,1 kHz), y también en vinilo, por lo que los he escuchado en todas las versiones que tengo para poder comparar su sonido. Aquí tenéis los temas más representativos:
- ‘Stir it up’, de Bob Marley
- ‘You make me feel like a natural woman’, de Susan Wong
- ‘Redbud tree’, de Mark Knopfler
- ‘Autumn in Seattle’, de Tsuyoshi Yamamoto Trio
- ‘Spanish Harlem’, de Rebecca Pidgeon
- ‘You’ve got a friend’, de Susan Wong
- ‘Wasted time’, de Eagles
- ‘Vivaldi - Flute concerto in D’, Chesky Records
- ‘Stimela’, de Hugh Masekela
- ‘Lush life’, de Billy Strayhorn
- ‘Afro blue’, de Mongo Santamaria
- ‘April in Paris’, de Duke/Harburg
- ‘No sanctuary here’, de Chris Jones
- ‘Under the boardwalk’, de Mighty Echoes
Los algoritmos de procesado que han puesto a punto los ingenieros de Apple trabajan en el dominio digital, por lo que los AirPods Max nos entregan todo el potencial del audio computacional cuando los utilizamos de forma inalámbrica. En este escenario de uso lo que más me ha impresionado es la ausencia de ruido de fondo. El algoritmo que se encarga de eliminarlo me ha demostrado que da la talla, consiguiendo que la información musical no quede ni siquiera mínimamente enmascarada.
La ausencia de ruido de fondo contribuye a incrementar el nivel de detalle y la separación entre instrumentos, que rivalizan con los de auriculares high end sensiblemente más caros, como los Susvara de HiFiMan que he mencionado unos párrafos más arriba. Además, los AirPods Max resuelven los transitorios con mucha autoridad. Y no es nada fácil (los transitorios son sonidos intensos y de corta duración que muchos auriculares no consiguen reproducir correctamente).
Dos cualidades más de los auriculares de Apple que no puedo pasar por alto son su notable capacidad dinámica, muy de agradecer tanto con las grandes masas orquestales de algunas composiciones clásicas como con muchos temas de rock y pop, y su bajísima distorsión subjetiva cuando les pedimos que nos entreguen un nivel de presión sonora alto. Las características que acabo de describir reflejan que estos auriculares son unos auténticos todoterreno que no se amedrentan ante ningún género musical.
En el segundo escenario de prueba, como he mencionado, los conecté con cable al preamplificador McIntosh C500T de mi equipo de alta fidelidad. En este caso la señal musical que recibieron los AirPods Max era analógica, pero su personalidad sonora era muy similar a la que exhibieron durante las pruebas con la conexión inalámbrica. El bajísimo nivel de ruido que entrega la sección de preamplificación del previo C500T y su mínima distorsión armónica total (0,05% entre 20 Hz y 20 kHz) jugaron durante las pruebas a favor de los auriculares de Apple.
Durante esta segunda audición volví a escuchar los mismos cortes musicales que reproduje en el iPhone 12 mini, aunque esta vez algunos procedían de un SACD, y otros de un disco de vinilo. Y, de nuevo, los AirPods Max sobresalieron por su bajo nivel de ruido de fondo, su elevado nivel de detalle, y también por su capacidad de recrear una escena sonora muy amplia en la que cada instrumento está en su sitio. La diferencia más relevante que encontré entre los dos escenarios de prueba consiste en que en este último el extremo grave es más profundo y tiene más resolución, aunque estoy convencido de que la culpa en parte la tiene la fuente debido a que lo percibí con más claridad al escuchar discos de vinilo.
Y, por fin, llegamos a la pregunta del millón. ¿Están los AirPods Max a la altura de los auriculares de precio similar de las marcas veteranas del mercado de la alta fidelidad? En mi opinión, cuando trabajan bajo una conexión inalámbrica son imbatibles. Son los auriculares inalámbricos con la mejor calidad de sonido que he escuchado hasta ahora.
Con cable también rinden a un nivel muy alto, aunque en este terreno otras soluciones de precio similar, como, por ejemplo, los ATH-A2000Z de Audio-Technica, nos proponen un nivel de detalle y una riqueza armónica un poco más altos gracias, probablemente, al mayor refinamiento de su transductor electrodinámico. No obstante, los auriculares de Apple tienen una baza muy atractiva a su favor: su polivalencia. Rinden excepcionalmente bien en modo inalámbrico y compiten de tú a tú con los auriculares con cable de su precio.
No tienen una autonomía de récord, pero no defraudan
Las cifras de autonomía que nos promete Apple son muy contundentes: 20 horas de reproducción de música con la cancelación activa del ruido habilitada; 20 horas de reproducción de vídeo con el audio espacial activado, o 20 horas de conversación. Durante mis pruebas no han alcanzado las 20 horas prometidas, pero las han rozado, por lo que las cifras que anuncia Apple me parecen realistas siempre y cuando el nivel de volumen sea moderado.
En una primera iteración combinando la escucha de música con un nivel de presión sonora comedido, llamadas y reproducción de vídeo, la autonomía fue de 18 horas y 52 minutos. Y en una segunda iteración durante la que solo utilicé los auriculares para escuchar música la batería duró 19 horas y 38 minutos. No es una autonomía de récord (los WH-1000XM4 de Sony rozan las 30 horas), pero no está nada mal.
Apple asegura que cuando introducimos los auriculares en la funda activan un modo de consumo ultrabajo en el que apenas consumen energía, pero se me ocurrió someterlos a una prueba ligeramente diferente. Me pareció interesante averiguar qué impacto tiene en la batería dejarlos durante 12 horas fuera de la funda y sin que, por tanto, se active este modo de bajo consumo, así que los mantuve en este estado entre las 23.30 h y las 11.30 h del día siguiente. Y, como podéis ver en las siguientes capturas, la batería no mermó un ápice.
Apple AirPods Max: la opinión y nota de Xataka
Cuando me enfrento al análisis de un producto procuro hacerlo sin tener ninguna idea preconcebida, pero a veces es inevitable tener unas determinadas expectativas. Yo me las formé durante la presentación de estos auriculares, y, aunque parecía un producto bien diseñado, en ningún momento se me pasó por la cabeza que con estos AirPods Max Apple fuese a competir de tú a tú con las soluciones de precio similar de las grandes marcas del mercado de la alta fidelidad. Pero sí, lo ha conseguido. Estos auriculares son una apuesta ganadora.
Su baza más clara es su calidad de sonido. En modo inalámbrico suenan mejor que cualquier otro auricular de cuantos he analizado hasta ahora, y cuando los conectamos con cable compiten de tú a tú con los mejores auriculares de su segmente de precio. Además, su diseño es muy convincente, están impecablemente acabados, nos proponen un uso muy intuitivo y su ergonomía es sobresaliente. Por si todo esto fuera poco su tecnología de cancelación activa del ruido intimida incluso a la del modelo WH-1000XM4 de Sony, que hasta ahora era mi referencia.
Sin embargo, a pesar de sus muchas virtudes estos auriculares no son perfectos. Y es una lástima porque Apple podría haber bordado la faena si hubiese resuelto mejor sus carencias. Una de las más evidentes es que para sacarles el máximo partido es imprescindible utilizar como fuente un dispositivo de la propia Apple. De lo contrario podemos tener problemas para conectarlos y algunas funciones no estarán disponibles. Además, el cable de conector Lightning a jack de 3,5 mm debería estar incluido en el paquete, y la funda tendría que protegerlos mejor y no dejar expuesta la diadema y parte del recinto. Apple debería tomar buena nota y resolver estos errores en la próxima revisión de estos auriculares, pero mi optimismo, honestamente, es moderado.
9,1
A favor
- Su calidad de sonido es sobresaliente. En modo inalámbrico estos auriculares despuntan
- Están impecablemente diseñados y acabados
- Su ergonomía es excelente. Apenas notas que los llevas colocados
- El dial de control y el botón nos permiten actuar sobre ellos de una forma muy intuitiva
- Su cancelación activa del ruido rivaliza con las mejores
En contra
- Para sacarles el máximo partido es imprescindible utilizar como fuente un dispositivo de Apple
- El cable de conector Lightning a jack de 3,5 mm no está incluido, y debería estarlo
- La funda Smart Case no protege los auriculares correctamente
Nuevo Apple AirPods Max - Plata
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