"Atrapa el futuro" es el lema que se han marcado desde Canon y que no han dejado de repetir en el lanzamiento oficial de la EOS R, la primera cámara sin espejo de la marca con sensor de formato completo. Mirando al futuro es como se puede entender la apuesta de esta nueva cámara que inaugura nueva montura y un nuevo camino dentro de su larga trayectoria en esto de la fotografía.
En Canon tenían claro que, aunque ya se pusieran en marcha con sus cámaras sin espejo anteriormente (desde 2012), esta primera Canon EOS R, con sensor full frame, tenía que marcar un antes y un después. Un punto de inflexión que ha quedado patente cuando hemos podido poner a prueba, durante una breve toma de contacto, sus principales características y prestaciones. Una vez revisada su hoja de especificaciones, hemos tomado unas primeras muestras y extraído nuestras primeras valoraciones.
Canon EOS R: el diseño es el primer paso
Si algo queda patente al tenerla en las manos es que esta cámara se siente como algo realmente nuevo en Canon. Algo que se hace aún más relevante cuando llevamos varios años conociendo su habitual diseño en las réflex y en las sin espejo de sensor APS-C. Esa es la primera sensación al comprobar su prominente empuñadura, muy cómoda, su aspecto de mini réflex pero con detalles originales y llamativos. Como puntualizaban durante su presentación, es la cámara más personal de Canon. Y sin duda nos alegramos de que haya sido así y cuente con el diseño de una réflex más pequeña sin el espejo.
Enseguida se hace destacar su pequeña pantalla auxiliar en la parte superior, un acierto, sin duda, aunque echamos de menos que al tener la cámara apagada no ofrezca algo más de información útil (como el porcentaje de batería restante o la capacidad de la tarjeta). Ahora nos tenemos que conformar con ver el modo que teníamos seleccionado antes de apagarla, lo que es mucho menos práctico y relevante.
Otro detalle a destacar es su control táctil o deslizante en la parte trasera. Hubiese sido más tradicional incluir un pequeño joystick, como en otros modelos, pero aquí Canon se ha lanzado a innovar con un control táctil configurable, que al principio crea reticencia y dudas, pero una vez probado (poco tiempo) parece que es fácil de manejar y puede llegar a ser muy útil. Ahora solo falta encontrar el parámetro que sea más cómodo configurar ahí (lo hemos probado con la sensibilidad ISO y parece muy apropiado).
Recordemos que el cuerpo está sellado y en las manos se siente una construcción sólida. La probaremos en situaciones más extremas para comprobar cómo soporta el polvo y las salpicaduras, pero de inicio parece que está bien solventado.
Pequeños detalles que marcan la diferencia con lo anterior
El peso del cuerpo es comedido, sobre todo con el RF 24-105 mm f/4L IS USM, que será el objetivo habitual en el kit. Bien equilibrado en peso y dimensiones. Con el 50 mm f/1.2 el asunto cambia algo. Un objetivo más luminoso, aunque no tan pesado como aparenta, ya empieza a parecer un equipo réflex pequeño y no tan ligero. El contundente y espectacular 28-70 mm f/2 no hemos podido probarlo en el cuerpo, pero en las manos ya se ve su gran diámetro y nos tememos que puede resultar un conjunto menos equilibrado.
En cuanto al resto del manejo, al ser una cámara que inicia un nuevo camino encontramos varios detalles novedosos a los que nos tendremos que acostumbrar pero que denotan que en Canon se lo han tomado muy en serio, cuidando todos los detalles y no partiendo de lo ya conocido, sino intentando aportar innovación. Como, por ejemplo, el anillo configurable que encontramos en estos primeros objetivos y que, gracias a los 12 pines del contacto en la montura, permite añadir controles específicos.
Este anillo, configurable como cualquier otro botón de la cámara, nos permite asignarle la abertura, los valores de sensibilidad... y así, con un rápido giro del mismo, manejarlo. Curioso, pero también cuesta hacerlo. Hablamos de tres anillos en un zoom, como es el de las distancias focales, el del enfoque y ahora este nuevo anillo configurable, que requiere de cierto tiempo de acoplamiento a la hora de trabajar con agilidad.
También nos ha gustado el manejo del enfoque manual, habitual olvidado o relegado a un segundo plano, cuando el AF se erige como el protagonista. Lo cierto es que resulta muy cómodo y muy intuitivo enfocar manualmente. Con el 50 mm y a f/1.2 es una delicia controlar tan escasa profundidad de campo para buscar desenfoques potentes.
El sistema de AF era una de las especificaciones de las que desde Canon más presumían en su lanzamiento ante la prensa. Risas entre los presentes al escuchar el número de puntos de AF que incluye (5.655 puntos AF seleccionables). Casi demencial (como lo era las apuestas por valores ISO hace unos años). En la práctica, el sistema nos ha gustado en líneas generales, aunque sin entusiasmar. También en enfoque continuo. Pero requiere de una prueba más detenida para extraer unas conclusiones más precisas. Sí nos ha gustado su comportamiento con poca luz, donde parece que consigue destacar con más fuerza.
En el resto, la autonomía no es su fuerte, aunque tampoco peca de consumir en exceso. El vídeo requiere de una prueba más detenida, pero en las primeras tomas parece que posee buen comportamiento con la ayuda del sistema estabilizado de los objetivos y el Dual Pixel AF que hace que el enfoque sea acertado. Y el disparo en ráfaga y retardo en el disparo continuo, pues nos deja con la sensación de que falta aún trabajo para optimizar la potencia.
Conclusiones
La clave de esta nueva cámara de Canon es ver cómo se situará en el futuro de la marca. Tres monturas, con sus correspondientes catálogos de ópticas, los obligados adaptadores... es un ecosistema complejo y necesitaremos tiempo para ver cómo evoluciona.
Lo que nos queda claro es que nos ha sorprendido Canon al apostar tan fuerte por esta sin espejo, aunando la experiencia y la innovación, para crear una cámara con personalidad y que tienta rápidamente (aunque luego al ver el precio el entusiasmo se diluye ligeramente). En esta toma de contacto comprobamos que es una cámara muy seria y que demuestra que las cámaras sin espejo son el futuro, ahora más que nunca.
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