Con esto de que Facebook ha comprado Whatsapp puede acabar sucediendo como con tantas informaciones que se envían y reenvían en cadena a través de ambos servicios: que habrá quien lo perciba como inverosímil precisamente porque son los grandes concentradores de viralidad, memes y, también, de "fakes".
Sin embargo lo podemos asegurar con certeza, ambas partes lo han confirmado, Facebook ha informado a sus inversores y 19000 millones de dólares - 4000 directos, 12000 en acciones y 3000 diferidos a la plantilla sujetos a permanencia en la compañía - van a ir de la empresa dirigida por Zuckerberg a esta otra sociedad de apenas 55 trabajadores. El debate en el día después está, por supuesto, en por qué y en si ese precio es razonable o estamos, como muchos vienen apuntando, ante una nueva burbuja ".com"
El porqué: lo social en el móvil no es lo social en el PC
Hace casi un año discutíamos por aquí por qué todo el mundo quería ser Whatsapp y desde entonces los puntos que facilitaban su liderazgo se han acentuado:
De hecho mi impresión es que durante años, y a menudo todavía, se ha despreciado la mensajería en el móvil por culpa precisamente del modelo económico y su perfil más bajo que los grandes sitios sociales como Facebook, Instagram o Twitter. Sin embargo, cada vez más, muchos analistas nos preguntamos si realmente ante lo que estamos es hacia una transición en la que “lo social en el móvil” se articulará sobre todo a través de los WhatsApp de turno y no sobre los hasta ahora se han contado como grandes referencias.
De hecho un aspecto a subrayar es que lo social en el móvil está desarrollándose de forma bastante diferente que en el PC. Si en la anterior generación tuvimos un gran ganador - Facebook, al que apenas Twitter hace frente con un modelo muy diferente - que se llevó por delante a todos los competidores locales y globales, en movilidad estamos encontrando que no se da el escenario de "el ganador se lo lleva todo", sino que hay muchos actores relevantes porque el usuario en lugar de una web está optando por uso de varias aplicaciones.
Tenemos la mensajería con Whatsapp pero también Line, WeChat o Telegram, a la que Facebook respondió con su Messenger; tenemos la tendencia a los mensajes efímeros / autodestruibles con Snapchat como protagonista, a la que Facebook respondió con Poke; tenemos la lectura social con Flipboard como referencia, con Facebook Paper como respuesta; no me olvidaría de la fotografía móvil y la expresión personal de Instagram, con la que ya sabemos qué pasó.
De hecho el éxito de Whatsapp es también, en parte, demérito de Facebook. Lo que se ha traslado al servicio de mensajes móviles es gran parte de esa comunicación más personal, cercana y privada que los usuarios se están llevando de Facebook porque éste se ha convertido en un espacio complejo, con demasiadas opciones e interrupciones, con una privacidad dudosa y difícil de configurar y poblada en demasía por marcas e individuos no tan conocidos.
Con la compra de Whatsapp, Facebook lo que intenta es evitar a toda costa que otro consiga ser el "Facebook del futuro en el móvil". De hecho la mensajería en el móvil es un espacio en el que es debatible si hay un espacio para un segundo relevante en la categoría, con una lectura que vacila entre aceptar que esa guerra ya la ha ganado Whatsapp y quien se resiste y no pierde la esperanza.
En la conferencia del anuncio de la compra, Zuckerberg ha subrayado algunos puntos adicionales: la mensajería de Facebook no es lo que se está utilizando en tiempo real, Whatsapp es la única plataforma en la que el usuario se involucra más que en Facebook... y definitivamente ven a Whatsapp como el líder de la mensajería que se va a comer, definitivamente, a los SMS.
Y todo esto nos lleva al precio...
¿De verdad valía Whatsapp 19000 millones de dólares?
13800 millones de euros es una cifra que merece ser puesta en contexto. Unos 26 veces lo pagado por Instagram, un poco más de lo que vale Twitter en bolsa. De hecho Facebook se ha gastado todo lo que ingresa en dos años en esta compra. Con 450 millones de usuarios activos, lo que paga Facebook es 42 dólares por usuario.
Este último número es el que probablemente va a centrar el foco de discusión alrededor de si el precio es desorbitado. Con el modelo actual en el que cada usuario paga un dólar al año por el servicio, estamos hablando de que el plazo de amortización de la compra - y sin contar costes de la plataforma - es de decenas de años. Lógicamente aquí falta tener en cuenta dos variables, una es que Whatsapp sigue creciendo y lo hace a un ritmo de un millón de usuarios nuevos al día; la otra es que haya otras razones de negocio tras la compra.
Lo primero que pensé es que, siendo Facebook, el movimiento tuviese un paralelismo con Instagram, al que ha acabado llegando la publicidad, pero tanto desde el comprador como desde el comprado y hasta desde el inversor que ha hecho el negocio de su historia aseguran que el producto se mantiene como hasta ahora, dirigido por los fundadores y con esa filosofía de "sin publicidad, sin juegos"
Zuckerberg ha citado en la justificación de la compra que Whatsapp es quien está conquistando el mercado que dejan los SMS, valorado en cien mil millones de dólares. Esto situaría la compra dentro de lo razonable en precio si no tuviésemos que descontar que precisamente lo que está haciendo Whatsapp es convertir ese mercado en algo mucho más pequeño y que una vez que sitúas el precio en menos de un euro al año y envía todo lo que quieras, difícilmente vas a convencer al usuario de pagar más, máxime con tantas alternativas y todo el debate que tuvimos sobre lo de pagar por Whatsapp.
Por lo tanto el retorno de esta inversión es, cuando menos, incierto. Tiene que ver con si consiguen alguna vía de ingresos extra y hasta donde es capaz Whatsapp de crecer. Si finalmente es el nuevo SMS a escala global (atendiendo a estadísticas actuales se acerca a la población mundial, otra cosa es el de smartphones con conexión) ciertamente Whatsapp incluso con sólo su modelo actual valdría mucho más de esos 19000 millones de dólares. Como en todas las grandes compras, sus dueños ceden parte de este valor potencial a cambio de más seguridad en los ingresos que les da la compra.
Por último está el valor estratégico. Si Facebook deja que otro sea el "Facebook de la era móvil", entonces ha hipotecado su futuro. Ojeando los primeros comentarios de los medios estadounidenses falta la perspectiva de que, aunque allí no sea tan claro, Whatsapp es un líder global muy fuerte en Europa, Latinoamérica aunque tiene competidores más fuertes en Asia (Line, WeChat). En todo caso, en ninguno de ellos, Facebook Messenger no es ni de lejos tan relevante ni tiene posibilidades de serlo.
En el lado del vendedor - y no siendo uno demasiado devoto de Whatsapp - hay que reconocer el enorme mérito de esta compañía. Cierto es que en materia de seguridad han dejado históricamente que desear y que el producto carece de funcionalidades elementales como un cliente para ordenador, pero conseguir ser el estándar de facto de la mensajería y articular la solución tecnológica de enviar cientos de millones de mensajes diarios con apenas 32 ingenieros es una hazaña que casi nunca se pondera lo suficiente.
La lectura final es que la compra de Whatsapp es un movimiento defensivo. En términos de retorno de la inversión no está tan claro en tanto en cuanto dependerá de que se mantenga el crecimiento, en términos estratégicos forma parte de la carrera frenética de Facebook por no perder el tren móvil: Instagram, el intento con Snapchat, Paper... ahora Whatsapp.
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