Tras un año 2012 en el que se dieron a conocer con sus tres primeros productos para cuantificarse, Fitbit arranca su andadura de este 2013 con el que tiene que ser el elemento que los ponga como referentes de la cuantificación en España. Justo como ha pasado en EEUU.
La FitBit Flex es su gran apuesta. Ya está a la venta y si quieres conocer cómo es, para qué sirve y cómo funciona, ya puedes leer el análisis de Xataka de la pulsera cuantificadora FitBit Flex.
La pulsera: un factor de forma acertado
Cuando probé los anteriores modelos de productos de Fitbit, tanto el One como el Ultra y el Zip, mi principal preocupación fue sin duda que eran dispositivos que no se podían vestir. No al menos sin que tuviéramos que recordar moverlo de un bolsillo a otro, o tratar de no dejarlo en un lugar que fuera difícil de recordar más tarde. Su reducido tamaño y peso los hacían muy escurridizos y dados a la desaparición espontánea.
Por eso, el factor de forma pulsera me parece todo un acierto. Uno se la pone y listo. Además, al ser resistente al agua, no tenemos que quitárnosla ni para ducharnos. Incluso cuando nadamos podemos hacer uso de ella, pero nada de mantenerla sumergida mucho tiempo ni a demasiada profundidad.
Al contrario que con la Fuelband o la JawBone Up que recientemente hemos analizado en Xataka, la pulsera Fitbit Flex es en realidad un doble elemento: el sensor y la pulsera propiamente. La segunda, que es la que nos interesa en este apartado, está fabricada en silicona y está pensada casi a la perfección ni dejas de lado aspectos estéticos.
Lo más importante es que, incluso con el sensor colocado en su compartimento, la Flex no pesa nada. Nos hemos colocado la misma junto con la JawBone Up y la Fuelband y mientras con las otras dos eres consciente de que las llevas puesta, con la Flex tienes que mirar que efectivamente está ahí.
Por otro lado, el perfil de la Flex en su parte más comprometida, la inferior, es muy reducida, con lo que no prácticamente no estorba al colocarnos ropa, ni molesta cuando escribimos o tecleamos en el ordenador con ella puesta.
En la parte superior sí que tiene un perfil mayor, pero muy bien logrado también. En esa parte va el sensor, que una vez que has colocado un par de veces, ya podemos decir que es sencillo de añadir y retirar. Aunque se hace a la fuerza, no parece que vaya a representar un peligro para la integridad de la pulsera.
El único punto que quizás mejoraría es el cierre. Es robusto y permite una regulación muy sencilla de lo apretada que podemos llevar la pulsera (con lo que nos ahorramos las dudas estrictas sobre las tallas, algo que ocurre con las pulseras rivales), pero al principio cuesta un poco colocarla, pues hay que hacerlo por presión. Pero una vez conseguida, no da la sensación de que se vaya a poder abrir por accidente, y eso que es sencilla de quitar de forma voluntaria.
Y ya en el ámbito más subjetivo, un diseño menos espartano podría acercar a algunos consumidores que se sientan rechazados por la simpleza de una banda de silicona de colores. En mi caso, creo que pesa mucho más a su favor la sencillez, perfil bajo y discreción de esta Flex.
El que la pulsera vaya separada del sensor también permite tener varios colores.
Menos información a simple vista y datos para recoger
Como hemos dicho, en la pulsera hay que insertar un sensor para no salir a la calle con un elemento con la misma utilidad que la pulsera ya caducada de un festival o fiesta privada.
El de la Fitbit Flex es pequeño, apenas pesa, y como os he adelantado, no cuesta colocarlo y quitarlo si tienes un poco de maña y práctica. El truco está en sacarlo empujando por la parte superior la zona de abajo del sensor, e introducirlo al revés, es decir, metiendo en primer lugar la parte superior de los LEDs, los cuales van hacia afuera.
Esto es así porque esos LEDs son la única información que nos proporciona la FitBit Flex. Es para muchos uno de los inconvenientes que no están dispuestos a asumir con el nuevo formato. El modelo One era muy útil en ese aspecto porque nos proporcionaba toda la información sobre nuestra actividad, además de la hora.
La información que proporcionan los LEDs no es más que visual, pero puede ser suficiente para conocer de un vistazo el margen de pasos en el que te mueves dependiendo de tu objetivo. Cada punto LED iluminado representa que has alcanzado un 20% de tu objetivo. Si como es mi caso, tengo 15.000 pasos como reto diario, tres puntos LEDs me indican que he alcanzado los 9.000 pasos si las matemáticas no me juegan una mala pasada. Una vez asumido este dato, esa información nos da realmente una cifra en la mente.
Para conocer esa información solo hay que pulsar dos veces seguidas en la parte superior de la pulsera y ya está. Ese funcionamiento por toques no me ha acabado de convencer. En un par de ocasiones en las dos semanas que he estado probando la Fitbit Flex, he obtenido varios falsos positivos debido a vibraciones. También tuve un caso de activación del modo noche por estar manejando un carrito de bebé que, al pasar por una zona de superficie no lisa, hacía vibrar las zonas de agarre y por lo tanto la pulsera Flex.
Aunque a mi me preocupaba al principio esa falta de pantalla, he acabado bastante contento con la ventaja del factor pulsera. Para mi es más importante que tener una cifra o la hora, aunque reste último dato sí que lo hecho de menos.
Otro sacrificio que hay que hacer con el nuevo sensor es el del altímetro. Incomprensiblemente, Fitbit lo ha retirado de su Flex y ya no podré conseguir insignias muy motivadoras para subir escaleras en vez de coger el ascensor. Sí que mantiene la Fitbit Flex la función de despertador por vibración. Menos mal,
Respecto a la precisión de los datos que recopila, si bien al principio me pareció que había una desviación importante respecto a otros medidores e incluso sensores anteriores de la misma compañía, tras una rodaje y actualización, apenas he percibido una desviación de un cinco por ciento de pasos (siempre a nuestro favor) respecto a la realidad.
La Fitbit Flex también se encarga de monitorizarnos cuando no nos movemos. Cuando activamos el modo nocturno, la pulsera se rige por los movimientos que hacemos en la cama para medir nuestro sueño, determinando las veces que nos despertamos y el tiempo total de sueño.
Para activar el modo nocturno debemos pulsar "incesantemente" (suelen bastar cuatro o cinco toques muy seguidos) en la pulsera hasta que ésta vibra y se encienden los LEDs de los extremos. Para volver al modo normal hay que repetir la operación. Este modo de entrar en la función noche no es muy adecuada porque especialmente por la mañana puede que nos olvidemos de desactivarla.
Conectividad y batería, sus grandes aliados
Sí que mantiene el FitBit Flex dos de los grandes atractivos para un dispositivo cuantificador: la conectividad sin cables y la autonomía alta.
Con bluetooth 4.0 y su buena gestión de la energía, no hay que temer por la sincronización sin cables de la pulsera con nuestro smarpthone. U ordenador, porque mediante un receptor USB, podemos sincronizar con el ordenador (PC o Mac) sin problemas.
La otra opción es hacerlo con el smartphone, tanto bajo Android como en iOS (no hay por ahora aplicación para Blackberry ni para Windows Phone, aunque para ésta última hay algunas no oficiales). Como hemos indicado se usa bluetooth 4.0, un gran acierto por el factor consumo, pero que ahora mismo presenta el inconveniente de que no hay muchos smartphones Android que la realicen sin problemas. En el caso del iPhone no hay problema alguno.
En cuanto a la batería, ahí Fitbit sí que ha hecho un excelente trabajo. Si sueles sincronizar con el smartphone a menudo y usas la alarma por vibración, la media entre recargas está en unos 7-10 días. Para comprobar hasta donde era capaz de llegar, limité en mi prueba la sincronización con el smartphone a dos veces al día y no usé ni el modo nocturno ni la alarma, y he pasado dos semanas sin tener que buscar el cargador.
Este elemento es pequeño y con un cable quizás demasiado corto para algunos usuarios.
El valor de los datos y la aplicación web
Analizado el factor de forma y sensor de la Fitbit Flex, toca ponerse manos a la obra con lo que Fitbit hace con esos datos y dónde los podemos gestionar.
Lo que Fitbit Flex es capaz de recoger es básicamente información sobre los pasos que hemos dado. Con ello calcula distancia, calorías y tiempo de actividad/reposo, así como las horas que hemos dormido. Esos datos deben servir a cada cual para valorar cómo de activa es su vida y en qué puede mejorarla. Pero de eso os hablaré otro día.
Ahora nos centramos en la aplicación y la web donde quedan registrados y se muestran esos datos que recopila sobre nosotros la Flex.
La interfaz de la aplicación para iOS y Android ha quedado definitivamente atrás respecto a sus potenciales rivales. La de la Fuelband es más vistosa y a la vez sencilla, pero en el caso de la de la JawBone Up, no hay color. La de Fitbit es menos vistosa, peor diseñada, menos gráfica e invita poco a interaccionar con ella. Además, la introducción de actividades o alimentos que ingerimos es pesado y por ahora en España poco funcional por sí misma.
Otra cosa es ya el panel web. La versión actual para el público general sigue siendo funcional pero poco atractiva y visual. Pero en Xataka hemos tenido acceso al nuevo panel y ahí todo cambia. Si saben lo que hacen, evolucionarán en ese mismo camino su aplicación para móviles, lo necesitan.
En el panel web podemos configurar su apariencia arrastrando módulos, y al acceder a cada uno de ellos, las estadísticas se muestra bastante visuales. Pero todavía echamos de menos que sea la propia Fitbit la que nos ayude a poner en valor esos datos. Si no, al final uno se limita a llevar la pulsera sin ningún objetivo en mente.
A favor
- Ligereza y comodidad de uso
- Autonomía
- Conectividad
En contra
- Pocos terminales compatibles
- Poca información visual en la pulsera
- Aplicación móvil muy mejorable
Fitbit Flex, la opinión de Xataka
La Fitbit Flex, que ya puedes comprar por *100 euros*, es una de las mejores opciones para cuantificar lo que haces cada día y noche. No la vas a perder, se sincroniza sin que tengas que hacer nada y ni te enterarás de que la llevas. Pero, sin datos claramente visibles en la propia pulsera y con una aplicación para smartphones (con poca compatibilidad por ahora) que deja que desear frente a la competencia, es fácil caer en el abandono si eso datos que recopilamos no tiene un uso claro. [[image: {"alt":"Fitbit Flex","src":"a882f9\/colores","extension":"png","layout":"small","height":177,"width":400}]]El portátil ha sido cedido para la prueba por parte de Lenovo España. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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