Este ordenador portátil nos recuerda que en el mundo del hardware no debemos dejarnos llevar por las apariencias. Como podéis ver en la imagen que abre este análisis, su chasis es estilizado y su diseño es sobrio, lo que a priori puede provocar que lo cataloguemos como un equipo con vocación profesional en el que la portabilidad y una marcada seriedad estética actúan como principal reclamo. Nada más lejos de la realidad.
Basta echar un vistazo a sus especificaciones para darse cuenta de que, al margen de su diseño, este Aero 15 de Gigabyte es un ordenador portátil para gaming en toda regla. De hecho, como veremos a lo largo del artículo, es ese medido equilibrio entre un chasis estilizado y sobrio, por un lado, y una configuración «con músculo», por otro, lo que permite a este equipo desmarcarse con claridad de otros portátiles para juegos. Y, además, llega con novedades importantes si lo comparamos con anteriores propuestas de la gama Aero. Veamos qué es lo que nos ofrece.
Gigabyte Aero 15: especificaciones técnicas
Los ingenieros de Gigabyte han hecho los deberes. Y es que esta revisión del Aero 15 mantiene las características más atractivas del modelo anterior, pero también contempla novedades muy jugosas que lo sitúan un paso por delante de su predecesor. Entre las especificaciones más interesantes que comparten ambas versiones podemos destacar su panel LCD IPS con certificado de calibración de color X-Rite Pantone, una pantalla con un bisel de tan solo 5 mm, un chasis mayoritariamente de aluminio con un mecanizado impecable, un teclado de buena calidad con retroiluminación RGB, y, por último, aunque no por ello menos importante, una potente GPU GeForce GTX 1060 de NVIDIA propulsada por 6 GB de memoria de tipo GDDR5.
Vamos ahora con las novedades de esta revisión del Aero 15. Sin lugar a dudas, la más llamativa es el microprocesador Intel Core i7-8750H de octava generación, en el que profundizaremos más adelante, pero hay más cambios interesantes. El refresco nativo del panel LCD IPS integrado en este equipo asciende a 144 Hz, una mejora muy atractiva que avala la vocación de máquina para gaming de este equipo.
Además, la memoria DDR4 trabaja a una frecuencia de reloj efectiva de 2.666 MHz frente a los 2.400 MHz de la revisión anterior. Y el nuevo Aero 15 incluye sonido Dolby Atmos, aunque, desafortunadamente, no hemos podido probarlo porque la muestra que Gigabyte nos ha hecho llegar no lo incorpora (la versión de este equipo que llegará a las tiendas sí lo incluirá). Aquí tenéis sus especificaciones con todo lujo de detalles:
Gigabyte Aero 15 | |
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Pantalla | LCD IPS de 15,6 pulgadas antirreflejos Full HD (1.920 x 1.080 puntos) 144 Hz con certificado de calibración de color X-Rite Pantone |
Tamaño | 356,4 x 250 x 18,9 mm |
Peso | 2,04 Kg |
Procesador | Intel Core i7-8750H de octava generación (14 nm, 6 núcleos/12 hilos de ejecución, 9 MB caché L3, frecuencia base de 2,20 GHz/frecuencia máxima de 4,10 GHz y TDP de 45 vatios) |
Gráficos | NVIDIA GeForce GTX 1060 (6 GB GDDR5) |
RAM | 16 GB DDR4 (2.666 MHz) / 2 x 8 GB SDRAM |
Almacenamiento | SSD Crucial 512 GB NVMe M.2 |
Sistema operativo | Windows 10 Home |
Conectividad inalámbrica | WiFi 802.11ac y Bluetooth 4.2 |
Batería | Polímero de litio / 94,24 Wh |
Puertos | 2 x USB 3.1 Gen1, 1 x USB 3.1 Gen2, 1 x USB-C, 1 x HDMI 2.0, 1 x mini-DisplayPort 1.4, 1 x RJ-45, lector de tarjetas SD y 1 x jack auriculares/micrófono |
Precio | 2.149 euros |
Todo un Intel Core i7 de octava generación
Teníamos muchas ganas de que cayese en nuestras manos uno de los primeros ordenadores portátiles equipados con un microprocesador Intel Core de octava generación (Coffee Lake), y este equipo de Gigabyte nos lo ha puesto en bandeja. Aunque su CPU Core i7-8750H ha sido fabricada utilizando la misma litografía de 14 nm empleada en los microprocesadores de la generación anterior, conocidos por el nombre en código Kaby Lake, incorpora varias mejoras muy interesantes, sobre todo en lo que concierne a su paralelismo, que deberían dejar su huella de una forma bastante clara en el rendimiento (lo comprobaremos en el apartado que dedicamos a nuestro banco de pruebas).
El «cerebro» de este portátil alberga un total de seis núcleos físicos y es capaz de procesar de forma concurrente un máximo de 12 hilos de ejecución (threads), por lo que debería rendir estupendamente en aquellas aplicaciones que se benefician de un alto grado de paralelismo (más adelante comprobaremos cómo va en Cinebench R15). Pero aquí no acaba lo interesante. En la captura que tenéis debajo de este párrafo podéis ver que su memoria caché de nivel 3, que, a diferencia de las cachés de nivel 1 y 2, es un espacio compartido por todos los núcleos, tiene una capacidad de 9 MB, lo que lo sitúa un paso por delante de los chips Core i7 de la generación anterior, que contaban con una caché L3 que oscilaba entre 8 y 4 MB según el modelo.
Un apartado que no debemos perder de vista en este nuevo chip es su TDP (Thermal Design Power). Este parámetro nos indica, por un lado, cuánto consume un microprocesador, y, por otra parte, también cuánta energía disipa en forma de calor. Según Intel, este modelo en particular tiene un TDP de 45 vatios, lo que significa que consume esa energía cuando todos los núcleos están activos y trabajando a la frecuencia de reloj base (2,20 GHz). No obstante, la CPU también puede trabajar en el modo TDP-down, que reduce el consumo hasta unos interesantes 35 vatios (y también, lógicamente, la energía disipada en forma de calor), aunque para hacerlo posible es necesario reducir el número de núcleos activos o la frecuencia de reloj a la que trabajan. Y esto puede tener un impacto en el rendimiento, cuya cuantía dependerá de las aplicaciones que estemos utilizando.
Diseño y acabado
Este es uno de esos ordenadores portátiles de los que entran por los ojos. El mecanizado de su chasis, que es mayoritariamente de aluminio pulido, es impecable (se nota que Gigabyte utiliza máquinas de corte por control numérico). Nada que objetar en este ámbito. Aun así, lo más llamativo es que los marcos superior y laterales de la pantalla tienen un grosor de solo 5 mm. Sí, has leído bien: 5 mm de marco en un equipo para juegos.
Este es uno de los apartados que siempre critico en los portátiles para gaming que analizo porque los marcos suelen ser excesivos, contribuyendo a incrementar sensiblemente el tamaño del chasis. Pero este Aero 15 tiene un diseño muy estilizado. Y se agradece. ¡Ah! Y su grosor, de 18,9 mm, también es comedido, lo que unido a un peso de unos 2 Kg dota de una portabilidad muy interesante a este equipo.
Vamos ahora con la siempre importante bisagra. Como podéis ver en la siguiente fotografía de detalle, los ingenieros de la marca taiwanesa se han decantado por una de un tamaño muy respetable en vez de por dos bisagras más pequeñas, que es la otra opción habitual. Esta decisión de diseño dota a este elemento de unas mayores robustez y resistencia mecánica, por lo que me parece la opción más acertada.
Además, la resistencia de la bisagra a la apertura es la adecuada para permitirnos abrir el equipo cuando está colocado sobre una mesa sin necesidad de sujetar la pantalla con una mano y la base del PC con la otra. Solo necesitamos agarrar la pantalla con una de nuestras manos, y listo. La base no se moverá de su ubicación, aunque no la toquemos.
Una última decisión de diseño en la que merece la pena que nos detengamos un momento tiene que ver con la ubicación de la cámara web. Y es que en este portátil no reside en el marco superior de la pantalla, sino que lo hace en el inferior, justo encima de la bisagra. Eso sí, como podéis ver en la siguiente fotografía, queda colocada en un plano ligeramente inclinado que permite recoger correctamente las imágenes de nuestro rostro.
A nivel práctico la ubicación de la cámara web no tiene demasiada importancia, pero desde un punto de vista estético sí es importante debido a que, de haber estado colocada en el marco superior, este no podría tener ese perfil de tan solo 5 mm.
Pantalla FHD a 144 Hz: perfecta para jugones
Llegamos ahora a una de las novedades más interesantes de cuantas ha introducido Gigabyte en este modelo si lo comparamos con la anterior versión del Aero 15: la pantalla LCD IPS Full HD con un refresco nativo de 144 Hz (la del modelo anterior se quedaba en unos más comedidos 60 Hz). Esta característica delata su vocación de máquina para gaming, eso es evidente, pero no indagar más en la pantalla de este PC provocaría que caigamos en una simplificación excesiva.
Y es que este portátil no incorpora una pantalla para juegos más. No lo hace porque ha conseguido el certificado de calibración de color X-Rite Pantone, lo que, en teoría, garantiza que el panel es capaz de restituir una gama cromática muy amplia y fiel a la idea que tienen los creadores de contenidos. Esta prestación puede resultar interesante para quien, además de usar su portátil para jugar y ejecutar aplicaciones ofimáticas, también lo emplea para retocar fotografías y editar vídeo.
Aun así, al margen de esta certificación, opté por analizar las prestaciones del panel recurriendo a las dos herramientas que utilizo desde hace años: DisplayMate y Nokia Test. Eso sí, me bastaron unos minutos para cerciorarme de que, efectivamente, este portátil incorpora una de las mejores pantallas, entendiendo como «pantalla» el binomio formado por el panel y la calibración de fábrica, de cuantas he probado en los equipos para gaming que he diseccionado durante los últimos años.
Efectivamente, su rendimiento en materia de colorimetría es sobresaliente. Pero esto no es todo. Su negro es profundo, de hecho, me parece equiparable al de los monitores profesionales de gama alta que he analizado. Y, en lo que concierne a la información que es capaz de recuperar de las áreas oscuras, más de lo mismo, lo que nos recuerda lo importante que es contar con una calibración meticulosa para extraer todo el potencial de cualquier panel. Sin duda, este Aero 15 pone a nuestra disposición una pantalla fantástica.
Teclado y touchpad: muy correctos
Sería una lástima que, después de lo que hemos visto hasta ahora, este ordenador portátil no incorporase un teclado a la altura. Afortunadamente, no es así. Gigabyte no ha descuidado este componente, y, aunque no se trata de un teclado mecánico (es de tipo chiclet), su calidad es muy alta y no cuesta nada acostumbrarse a su tacto.
Su cualidad más atractiva es que las teclas no padecen la más mínima oscilación transversal, por lo que podemos utilizar el teclado durante horas sin notar tensión en las muñecas. Aunque, eso sí, siempre y cuando nuestra postura también sea la correcta (no debemos dejar toda la ergonomía en manos de nuestro teclado). Por supuesto, como cabe esperar de todo equipo para gaming que se precie de serlo, tiene retroiluminación RGB programable.
Del touchpad de este ordenador portátil me gustan su tamaño, aunque no es de los más amplios que he probado, y su tacto. Sin embargo, durante los días que lo he utilizado para preparar este análisis ha evidenciado en algunos momentos una ligera falta de sensibilidad al toque que me ha obligado en ocasiones a repetir la operación que quería llevar a cabo con el puntero. Aun así, no se trata en absoluto de nada dramático y apenas afecta a la experiencia de usuario.
Un sistema de refrigeración cuidado
En la siguiente fotografía podéis ver las ranuras de refrigeración que permiten la entrada de aire a temperatura ambiente en el interior del chasis. Unas pequeñas patas de goma alojadas sobre unas protuberancias impiden que las ranuras queden pegadas a la superficie sobre la que colocamos el ordenador, y, por tanto, facilitan la entrada del aire dentro del equipo. Hasta aquí no hay nada nuevo que no hayamos visto antes en muchos otros portátiles. Lo interesante viene a continuación.
En la fotografía de detalle que tenéis debajo de estas líneas podéis ver una enorme tobera que tiene casi la misma anchura que el chasis y que se responsabiliza de la importante tarea de permitir la evacuación del aire caliente del interior del equipo. Otros portátiles para juegos cuentan con una salida de aire similar, pero la del Aero 15 me ha sorprendido por su longitud. Un poco más adelante, en el apartado dedicado a nuestro banco de pruebas, comprobaremos si cumple con eficacia su cometido.
Conectividad: nada que objetar
El lateral izquierdo de este ordenador portátil recoge el puerto RJ-45 (que nunca viene mal a pesar de la proliferación de la tecnología WiFi), el conector USB 3.1 de segunda generación, la salida HDMI 2.0 (que es capaz de transportar señales con una resolución máxima de 4K UHD y una cadencia de 60 Hz), el puerto mini-DisplayPort 1.4 y el conector jack que hace las veces de entrada de micrófono y salida para auriculares. Echemos un vistazo ahora al otro lateral del equipo.
El lado derecho está menos poblado de conectores que el izquierdo, que suele ser lo habitual. En él tenemos el cierre Kensington que nos permite «encadenar» nuestro portátil para evitar que nos lo birlen, la entrada de alimentación, los dos puertos USB 3.1 de primera generación, el conector USB 3.1 de tipo C (compatible con Thunderbolt 3) y la ranura para tarjetas SD. Como veis, en lo que se refiere a la conectividad no podemos poner pegas a este portátil.
Nuestro banco de pruebas
Empezamos con uno de los tests más interesantes dadas las características del nuevo microprocesador de Intel. Y es que, a pesar de su veteranía, Cinebench R15 sigue siendo una herramienta muy valiosa a la hora de poner a prueba el rendimiento de una CPU en un escenario altamente paralelizable. El Core i7-8750H que gobierna este portátil es capaz de procesar simultáneamente un máximo de 12 hilos de ejecución, de ahí que haya arrojado un resultado tan bueno en este test. De hecho, prácticamente ha igualado el rendimiento del Core i7-3930K que Cinebench propone como referencia, un chip capacitado para procesar los mismos threads que el nuevo Core i7-8750H, pero al que supera ligeramente por su mayor frecuencia de reloj.
En PCMark 10 el Aero 15 de Gigabyte se ha despachado a gusto. Los casi 5.000 puntos que ha arrojado lo colocan a un tiro de piedra del Mountain Steel, la estación de trabajo equipada con un microprocesador Intel Core i9 que probamos hace solo un puñado de semanas. Este resultado deja en muy buen lugar a la nueva máquina de Gigabyte, y, sobre todo, refleja su solvencia a la hora de enfrentarse a un escenario en el que se ejecutan simultáneamente aplicaciones multimedia y de creación de contenidos.
En PCMark 8 Home Conventional 3.0 este portátil ha seguido la estela de lo que hemos visto en PCMark 10, como cabía esperar. Eso sí, es interesante tener en cuenta que ha superado con bastante autoridad el rendimiento del Leopard Pro de MSI, una máquina para gaming con una configuración interesante que hemos analizado recientemente y que, eso sí, cuesta algo menos de la mitad que la propuesta de Gigabyte. Pero esto no es todo. También ha batido al Omen X de HP, un portátil muy ambicioso que en esta prueba se ha visto doblegado por la máquina de Gigabyte, a la que multiplica en precio.
En el escenario Creative Conventional 3.0 de PCMark 8 el Aero 15 ha arrojado un resultado similar al de la prueba anterior. De hecho, ha aventajado con autoridad tanto al Leopard Pro de MSI como al Thunderobot GX97. Sin embargo, a diferencia del test anterior, aquí no ha conseguido superar al mucho más caro Omen X de HP. En cualquier caso, lo realmente importante es que el rendimiento del equipo de Gigabyte cuando debe enfrentarse a un escenario de creación de contenidos y ejecución de aplicaciones multimedia es muy convincente.
En 3DMark se ha producido algo interesante. Si os fijáis en la gráfica que tenéis debajo de estas líneas veréis que el Aero 15 ha superado con bastante claridad al Leopard Pro de MSI y al Omen 15 de HP. Lo llamativo es que estos tres portátiles integran la misma GPU, por lo que en estas circunstancias la diferencia de rendimiento en una prueba gráfica como esta reside en las características de los demás componentes, especialmente en el tipo y la cantidad de memoria principal y la CPU.
No obstante, el resultado que ha arrojado el equipo de Gigabyte, que, como podéis ver, supera ligeramente los 10.000 puntos, ya nos permite intuir lo que vamos a comprobar en la siguiente prueba: este portátil nos permite jugar a 1080p con la máxima calidad de imagen y cadencias atractivas.
Por fin, llegamos a la prueba gráfica más reveladora: la que utiliza los motores gráficos de juegos reales en detrimento de los tests sintéticos. La buena noticia es que, como podéis ver en la siguiente gráfica, con el Aero 15 podemos jugar a un amplio abanico de títulos a 1080p y con la calidad gráfica al máximo con cadencias medias con frecuencia superiores a los 60 FPS. Y cuando no llegan a esta cifra al menos quedan claramente por encima de los 30 FPS, lo que asegura un juego fluido. Pero esto no basta.
Todos sabemos que nuestra experiencia puede verse resentida si se producen caídas bruscas y frecuentes de la cadencia de imágenes por segundo. Las caídas en este portátil se producen, pero estamos hablando de mínimos casi siempre superiores a los 20 FPS, por lo que la experiencia en la mayor parte de los juegos debería ser satisfactoria.
En lo que concierne al rendimiento de la unidad SSD de Crucial que incorpora este ordenador portátil poco puedo añadir a lo que revela la siguiente gráfica. Como podéis ver, alcanza unas velocidades de lectura y escritura secuenciales de 521,7 y 478,3 MB/s respectivamente, unas cifras muy buenas que, una vez más, nos recuerdan lo importante que es contar con una unidad de estado sólido capaz de dar cobijo tanto a nuestro sistema operativo como a las aplicaciones.
Por otro lado, durante nuestras pruebas este equipo nos ofreció una autonomía que oscila entre las 3,5 y las 4 horas en un escenario real que combina aplicaciones ofimáticas, navegación en Internet y creación de contenidos. Sin duda, esta marca no está pero que nada mal.
Dejamos para el final dos tests en los que el Aero 15 no ha salido tan bien parado como en las pruebas anteriores. Su nivel de ruido bajo un estrés moderado asciende a unos asumibles 43 dB, pero bajo un estrés intenso se incrementa de una forma muy notable hasta alcanzar picos de 57,5 dB. Si vamos a jugar utilizando auriculares esto no tiene por qué representar un problema, pero si utilizamos unos altavoces externos es importante tener este hándicap en cuenta.
Por último, vamos con las temperaturas de trabajo. Con estrés moderado la temperatura de la CPU oscila en torno a los 45 grados. Todo bien hasta aquí. Lo que no esperaba es que bajo estrés intenso el procesador de Intel alcanzase los 92 grados centígrados. Esta es una temperatura bastante alta que llegó a preocuparme un poco durante las pruebas. Eso sí, en defensa de este portátil debo decir que, a pesar de que la CPU alcanzó esta temperatura, el equipo no dio en ningún momento muestras de inestabilidad. Bajo estrés la GPU alcanzó una temperatura máxima un poco más moderada (81 grados).
Gigabyte Aero 15: la opinión y nota de Xataka
Este ordenador portátil es de los que dejan un buen sabor de boca. De él me gustan especialmente su cuidado acabado y su atractivo diseño (es difícil resistirse a esos marcos de solo 5 mm). También impacta la sobresaliente calidad de imagen de su pantalla LCD IPS, que en algunos momentos me ha recordado a la que nos ofrece un monitor profesional de alta gama. Y su teclado es realmente bueno, a pesar de no ser mecánico, lo que, una vez más, demuestra el mimo depositado en este portátil por los responsables de su diseño.
Todas estas cualidades quedarían deslucidas si su rendimiento global no acompañase, pero, como hemos visto en las pruebas, no es el caso. En un escenario de uso de aplicaciones ofimáticas, creación de contenidos y herramientas multimedia, el Aero 15 ofrece un rendimiento sin fisuras. Y, cuando se trata de ejecutar juegos, con este PC podemos hacerlo a 1080p y con la máxima calidad de imagen con la seguridad de que vamos a obtener una cadencia de imágenes casi siempre superior a los 60 FPS.
¿Cuáles son los puntos débiles de este equipo? Tiene pocos, pero no es perfecto. Como hemos visto en los últimos párrafos del apartado que hemos dedicado a nuestro banco de pruebas, en su «debe» tiene un nivel de emisión de ruido bastante elevado bajo estrés (con picos de hasta 57,5 dB), y también el hecho de que la CPU ha rebasado los 90 grados centígrados en esas mismas circunstancias (aunque la estabilidad del sistema no se ha visto comprometida). También me parece importante apuntar que, a diferencia de otros equipos para jugones, este ordenador portátil carece de una unidad mecánica, por lo que deberemos conformarnos con los 512 GB de su disco SSD.
En cualquier caso, teniendo muy presentes sus bazas, y también los apartados mejorables, mi valoración global de este equipo es muy positiva. Por esta razón, si buscáis un ordenador portátil para gaming capaz, bien acabado, bonito, realmente portátil y con un rendimiento muy satisfactorio, os sugiero que lo tengáis en cuenta. Eso sí, siempre y cuando los 2.149 euros que cuesta encajen en vuestro presupuesto. Y, si aún queréis más, quizás os interese saber que Gigabyte también va a comercializar una versión con la GPU GeForce GTX 1070 MaxQ por 2.359 euros, y otra con pantalla 4K UHD por 2.529 euros. Ahí queda eso.
8,5
A favor
- La calidad de imagen de su panel LCD IPS es sobresaliente
- Su diseño y su acabado están muy cuidados
- Estupendo rendimiento al ejecutar juegos a 1080p
En contra
- La capacidad de su único disco SSD de 512 GB puede quedarse algo corta
- Bajo estrés es bastante ruidoso (alcanza picos de 57,5 dB)
- La CPU superó durante nuestras pruebas los 90 grados centígrados
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Gigabyte. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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