Google Pixel 8 Pro, análisis: enamorarse del Pixel sigue siendo fácil. Encontrar sus puntos débiles lo es más aún

  • La mejor pantalla hasta la fecha en un Android

  • El teléfono con más soporte oficial del momento

  • Pero no todo es perfecto. La cámara del Pixel ya no es su principal argumento

El primer teléfono Android con siete años de actualizaciones. Si alguien tenía este poder en su mano, era Google. El Pixel 8 Pro es una de las grandes apuestas para la gama alta de 2023 y un firme candidato para lista de los mejores móviles del momento. Ha perdido el atractivo de estar por debajo de los 1.000 euros (pasa de los 899 euros del Pixel 7 Pro a 1.099), por lo que se hace más necesario que nunca encontrarnos ante un Pixel más ambicioso a nivel de hardware.

Mucha inteligencia artificial, nuevo procesador, cámaras mejoradas... El cóctel que compone este Pixel 8 Pro tiene buen aspecto. Tras probarlo a fondo durante algo más de una semana tengo bastante claro si merece o no la pena.

Ficha técnica del Google Pixel 8 Pro


Google Pixel 8 Pro

DIMENSIONES Y PESO

162,6 x 76,5 x 8,8 mm

213 g

Pantalla

Super Actua Display OLED 6,7"

2.992 x 1.344 px (489 ppp)

LPTO 120 Hz

Gorilla Glass Victus 2

SoC

Google Tensor G3

Chip de seguridad Titan M2

RAM

12 GB LPDDR5X

Almacenamiento

128 / 256 / 512 GB UFS 3.1

Sistema operativo

Android 14

7 años de actualizaciones Android

Cámaras traseras

Principal: 50 Mpíxeles f/1.68

Ultra gran angular/Macro: 48 Mpíxeles f/1.95

Telefoto: 48 Mpíxeles f/2.8, zoom óptico 5x

Super Res Zoom 30x

Night Sight en foto y vídeo

Cámara frontal

10,5 Mpíxeles, f/2.2

Batería

5.050 mAh

Carga rápida a 30W

Carga rápida inalámbrica a 23 W

Conectividad

Wi-Fi 7

Bluetooth 5.3

5G

NFC

USB-C

Otros

Lector de huella bajo pantalla

Reconocimiento facial

Certificación IP68

Termómetro

Precio

1.099 euros

Google Pixel 8 Pro -Smartphone Android libre con lente teleobjetivo, batería con autonomía de 24 horas y pantalla Super Actua - Obsidiana, 128GB


Diseño: el Pixel sigue siendo muy Pixel

Google tiene claro que sus móviles tienen que tener un diseño diferencial, con todos los pros y contras que esto conlleva. El módulo de cámaras lleva siendo protagonista desde los Pixel 6 y en esta octava generación mantiene las líneas vistas el año pasado. El "visor" sigue captando todas las miradas, una enorme franja metálica en la que ya no hay tanta separación entre lentes.

El Google Pixel 8 Pro es notablemente más cómodo que la versión anterior. El acabado del cristal trasero y la ausencia de curvas ayudan en ergonomía

Empezando por lo positivo, comentar que estamos ante un teléfono bastante cómodo. Los bordes más redondeados hacen que resulte muy agradable en mano y, al no contar con pantalla curva, los dedos tan solo rozan marco, no pantalla. El tratamiento mate del cristal trasero es sobresaliente, siendo uno de los móviles que menos huellas captan de todos los que he podido probar.

Los 213 gramos de peso, lejos de ser una cifra récord, hacen que este teléfono no sea del todo pesado pese a ser un gigante de 6,7 pulgadas. En resumidas cuentas, es un móvil mucho más cómodo que el Google Pixel 7 Pro.

En el lado no tan positivo, este año el Pixel es uno de los gama alta que menos premium se sienten en mano. La elección de materiales es correcta: cristal y aluminio. Pese a ello la sensación con el teléfono no es excelsa. En todo momento tenemos la sensación de estar ante un teléfono de nivel, pero la competencia empieza a distanciarse en acabados. Este aluminio se ensucia bastante y hay ese intangible que solo se puede apreciar cuando lo tenemos en mano. Cuando sobrepasamos los 1.000 euros algunos teléfonos empiezan a sentirse como piezas de joyería. El Pixel no es uno de ellos.

Si le damos la vuelta estamos ante un frontal con unos marcos bien aprovechados aunque, al contrario de la creencia popular, no son simétricos. El bisel inferior es ligeramente más alto respecto a los laterales, una pequeña barbilla. Es una nimiedad habitual en la gama alta Android, aunque sigue llamando la atención la dificultad que tienen la mayoría de fabricantes para crear frontales completamente simétricos.

En resumen, la construcción es buena, pero no excelente. La posición de la botonera es más que correcta (está ubicada bastante baja para ser un teléfono de 6,7 pulgadas), es un teléfono agradable a la vista y tiene mucha personalidad. La principal pega este año es esa falta de aura premium que, en opinión de servidor, debería caracterizar a un teléfono que quiere competir con lo mejor del mercado.

Pantalla: llega la fiesta de los nits

Durante 2023 me he cansado de ver a fabricantes prometer picos de más de 2.000 nits. Picos que jamás se alcanzaban en uso real y que tan solo podían aparecer en pequeños puntos blancos del panel en reproducción de contenidos HDR. En este Pixel, se da lo que se promete.

El panel del Pixel 8 Pro, en modo automático y a pleno sol, es uno de los más brillantes en la gama alta Android. Es una auténtica delicia estar en una situación en la que buena parte de sus rivales desfallecen, con sol incidiendo directamente en la pantalla, y notar como el panel dispara los nits. Eso sí, tengo que dar un tirón de orejas con el brillo automático. Por más que Google prometa que es adaptativo, tras dos semanas utilizando el dispositivo se ha adaptado poco a mi uso.

El panel queda la mayor parte del día con un brillo inferior al que yo le ajusto (fuerzo brillo al máximo y a los pocos segundos baja). Esto es algo que solo sucede en interiores, ya que a pleno sol dispara su pico de nits. Es algo que se puede solucionar por software, así que guardo la esperanza de que se corrija.

Me ha gustado especialmente la transparencia que tiene Google a la hora de explicar cómo mide el brillo. Las cifras son claras: hasta 1.600 nits HDR) y 2.400 nits como pico máximo de brillo.

Muchos fabricantes juegan con las cifras de nits, dando a entender que el panel completo brilla a determinada cifra. Google es transparente con sus números

El brillo en HDR se mide con una proporción de píxeles encendidos del 100 %. Esto se traduce en que los 1.600 nits son medibles en cualquier punto del panel, toda la pantalla brilla a este nivel. Respecto al brillo máximo, es medido con una proporción de píxeles encendidos del 5%.

Esta es la letra pequeña que Google detalla y la mayoría de fabricantes no: los 2.400 nits solo son reales en un pequeño grupo de píxeles (5%), no en todo el panel. Es por esto que teléfonos con 2.000 nits, como el iPhone 15 Pro, pueden brillar más en uso real que un panel de 2.400 nits. Todo depende de la proporción de píxeles del panel que brillen a ese nivel.

Pese a que los 2.400 nits solo son medibles en pequeñas zonas del panel, puedo asegurar que esta es la mejor pantalla que he probado en un Android a nivel de brillo máximo. Es sencillamente salvaje y no hay marcha atrás una vez pruebas un panel así: casi todos los demás pasan a un segundo plano.

Aunque me encanta Android Stock, echo en falta algo más de personalización con la pantalla.

Este panel de 6,7 pulgadas, OLED con tasa de refresco adaptativa y casi 500ppi, tiene una calibración muy correcta de fábrica. Bajo mi gusto personal, es un panel un poco frío, por lo que este balance de blancos puede fatigar la vista si lo usamos durante bastante tiempo. Echo bastante en falta alguna opción al estilo True Tone, algo que llevamos viendo en gama alta Android desde hace años. Esta tendencia al frío hace que los blancos no sean del todo puros, y que azuleen algo más de lo que me gustaría. No es nada dramático, pero los años y la vista empiezan a agradecer tonos cálidos.

Sí que podemos configurar un modo de luz nocturna que aplica una suerte de filtro cálido al panel, algo adecuado y que podemos programar o bien de forma personalizada o bien del anochecer al amanecer.

Más allá de este punto menor del balance de blancos, me ha encantado la pantalla del Google Pixel 8 Pro. Una buena densidad de píxeles, un brillo máximo sobresaliente y... plana. Más allá de gustos, las curvas no aportan nada positivo desde una visión objetiva. Es una tendencia que inició Samsung para diferenciar los terminales premium del resto y que el propio gigante está revirtiendo poco a poco.

Sonido: uno de los mejores del mercado

El sonido es otro de los apartados donde el Pixel 8 Pro sorprende. La ecualización tiende más a realzar los tonos medios, faltándole un poco de graves para mi gusto. No obstante, a nivel de volumen máximo y calidad final estamos ante uno de los teléfonos Android con mejor sonido. El altavoz es doble: frontal e inferior para sonido estéreo.

Google añade su pizca de software para mejorar la experiencia. Seguimos teniendo sonido adaptable (evalúa la calidad acústica del entorno con el micrófono para ecualizar en base a ello), cuenta con sonido espacial, el sonido de fondo en llamadas se mitiga mediante IA, etc. Si tenemos auriculares compatibles, también será posible disfrutar de audio espacial con este teléfono.

Rendimiento: la falta de potencia empieza a pasar factura

Hablar de los Google Pixel desde hace unos años es hablar de los chips propios, los Google Tensor. Esta generación llega el Tensor G3, fabricado bajo el nodo de 4nm de Samsung y que, tal y como nos temíamos, está notablemente por debajo de las propuestas de TSMC. Ya te adelanto que el rendimiento es el punto que más va a penalizar en este Pixel. Si quieres que tu teléfono rompa la barrera de los 1.000 euros, debe rendir como un gama alta a todas luces.

Tampoco es un teléfono que sobresalga en la tecnología empleada para la memoria interna, UFS 3.1. La práctica totalidad de gama alta en Android trabaja ya bajo el estándar UFS 4.0. El salto en tiempos de apertura, transferencia de archivos y demás es notable respecto a las memorias que usa este Pixel. Ahorrar en aspectos clave como la memoria es una decisión algo controvertida.


Google Pixel 8 pro

IPHONE 15 PRO MAX

Xiaomi 13 Ultra

ONEPLUS 11

SAMSUNG GALAXY S23+

PROCESADOR

Google Tensor G3

Apple A17 Pro

Snapdragon 8 Gen 2

Snapdragon 8 Gen 2

Snapdragon 8 Gen 2 (for Galaxy)

RAM

12 GB

8 GB

16 GB

16 GB

8 GB

GEEKBENCH 5/6 (SINGLE/MULTI)

1.754 / 4060 (6)

2.637 / 7.103 (6)

1.982 / 5.492 (6)

1.176 / 4.960 (5)

2.019 / 5.308 (6)

3D MARK Wild Life Unlimited

8.843

13.667

13.978

14.018

14.250

3D MARK Wild Life Stress Unlimited

8.432 / 6.111

15.375 / 9.170

13.926 / 12.788

14.250 / 11.186

14.018 / 13.968

PCMARK WORK

10.145

-

15.048

11.406

15.823

Empezamos con los benchmarks. Como siempre indico, estos no son una traducción directa del rendimiento real que tendrá el teléfono. No obstante, sobre todo en gama alta, son un claro indicativo del potencial del procesador y cómo se comporta en ciertos escenarios.

Tanto en CPU como en GPU la caída es bastante acusada. En 3Dmark los resultados están por debajo de procesadores del año pasado.

Arrancando por el test de estrés de CPU, se observa una notable caída a los pocos minutos de test. Esto se traduce en que el teléfono no es capaz de mantener su pico de rendimiento durante mucho tiempo. Esto es algo relativamente normal cuando dicho pico es muy alto (aunque procesadores como el Snapdragon 8 Gen 2 han demostrado que se puede tener potencia de sobra sin throttling). Lo alarmante es que haya caída en el rendimiento cuando el pico máximo es bajo.

La primera generación siempre viene con margen de mejora. En la segunda no se corrigió demasiado. Tener tres años de Tensor tan por detrás en potencia penaliza bastante

Es algo que se aprecia aún mejor en el test de estrés de la GPU de 3Dmark. La puntuación en el mejor loop ha sido de 8.874. Es menos de los que he llegado a ver en algunos teléfonos con el Qualcomm Snapdragon 8 Gen 1. ¿Es potencia suficiente para el día a día? Sí. ¿Son los resultados esperados en un gama alta de 2023? No.

En una traducción al uso real, esta falta de músculo se nota. En el modo de 40 FPS de 'PUBG Mobile', he visto caídas hasta los 28 FPS (modo HDR con FPS en Ultra). En juegos como 'Genshin Impact', a duras penas supera los 40 FPS en modo de 60 FPS.

Sí, en uso cotidiano con redes sociales, navegación y demás el móvil funciona fluido y de forma eléctrica (aunque está lejos de ser de los más fluidos y rápidos). Pero a un gama alta de más de 1.000 euros no puede faltarle tanto músculo cuando le exigimos lo que se espera de un móvil del más alto nivel.

Biometría

Este Google Pixel 8 Pro vuelve a apostar por el lector de huellas y el reconocimiento facial. He notado cierta mejora respecto al lector del año pasado. Este no es el más rápido del momento, pero funciona de forma más que correcta y la tasa de error ha sido mínima.

Google asegura haber mejorado también la capa de seguridad de su sistema de reconocimiento facial. Este sigue estando basado en una imagen 2D tomada con la cámara delantera, por lo que está lejos de propuestas como las de Apple o Huawei, que añaden sensores ToF a la ecuación. Pese a ello, el funcionamiento es correcto y funciona como un perfecto complemento al lector de huellas.

Software: la razón de ser en un Pixel

El software es la principal razón de ser en un Pixel. Es un móvil orientado a aquellos que no priman las especificaciones tanto como la experiencia de usuario. El primer punto fuerte este año llega con las actualizaciones: el Google Pixel 8 Pro se actualizará durante siete años a nivel de sistema operativo. Tengo serias reservas sobre cómo se moverá el sistema con un procesador con estos problemas de eficiencia, pero no puedo más que aplaudir la decisión de Google.

Respecto a la interfaz, sigue siendo sencillamente exquisita, la máxima representación de cómo debería lucir Android en cualquier teléfono. Las animaciones, cómo se adaptan los menús y ajustes al fondo de pantalla gracias a Material You, las sugerencias del sistema para sacarle partido al teléfono, etc. Todo está mimado y cuidado al máximo nivel.

Este año hay algunas pinceladas extra, algunas potenciadas por IA. Por ejemplo, tenemos un editor de fondos de pantalla generados por inteligencia artificial. Son algo limitados, ya que no podemos dar instrucciones 100% personalizadas. Podremos hacer sustituciones de ciertas palabras para crear estos fondos. Tras darle las intrucciones predefinidas, tardará algo menos de diez segundos en crear el fondo de pantalla.

Otra gran novedad de este año es el termómetro. Siendo claro y directo, ha sido bastante decepcionante. Empezando por la interfaz, es todo lo contrario a la filosofía de Google. Es simple y llanamente un botón gigante de "toca para medir". Además, no está pensado para medir temperatura en personas (algo que tendría especial sentido para darle utilidad en salud), sino para medir la temperatura de la superficie de los objetos.

Más allá del problema en interfaz y limitaciones en uso, las mediciones no son correctas ni precisas. Comparando con un termómetro láser las diferencias llegan a ser de hasta 2 grados, siendo lo más frustrante que cada vez que repites la medición con el sensor del Pixel da un resultado distinto en cada lectura.

Por lo demás, el Google Pixel sigue siendo el Android más inteligente. Mejora las llamadas por IA, la app de grabadora es capaz de transcribir y etiquetar texto, el reconocimiento de canciones en modo Always On Display es automático... En todo momento se siente que el sistema te acompaña para serte útil. Este punto es clave: el Pixel se adapta a ti, no eres tú el que tiene que adaptarse a la interfaz.

Autonomía: una de las asignaturas pendientes

La batería en este Google Pixel 8 Pro ha crecido hasta los 5.050mAh, un pequeño salto respecto a los 5.000mAh del modelo anterior. La carga rápida se acelera hasta los 30W, aunque sigue siendo un móvil que demora bastante en cargar: algo más de 1,10h.

En lo que respecta a cifras de autonomía... dependen. Bajo redes WiFi y con uso intensivo volvemos a alcanzar cifras que rondan las 6/7 horas de pantalla en los escenarios más optimistas. El problema es que el brillo adicional del panel y la falta de eficiencia del procesador hacen que cuando salimos a la calle, los resultados caen bastante.

El Google Pixel 8 Pro puede aguantar el día de uso sin mucho drama. Pero si la mayor parte del ciclo es bajo redes 5G no lo pasa demasiado bien

Mi último ciclo fue de 3.36h de pantalla con un 29% de batería restante (hubiese llegado a rozar las 5 horas de pantalla) en uso 100% 5G. Es una cifra que nos permite llegar al día dejando el móvil seco. Teniendo en cuenta que la batería es algo más grande y que el procesador debería ser más eficiente (no lo es), quedo algo frío con las cifras.

Como último apunte, destacar que las cifras de horas de pantalla están algo ocultas. Si te diriges al apartado de batería verás "tiempo de pantalla desde la última carga completa". Este dato no es del todo real. El dato certero es el que se obtiene pulsando en el subapartado de "ver por sistemas", donde el teléfono marcará el proceso "pantalla". Destaco este dato técnico ya que puede haber diferencias de hasta una hora entre el tiempo de pantalla real en ese ciclo.

Cámara: tan mágica como imperfecta

Hubo un tiempo en el que los Google Pixel eran sencillamente imbatibles en cámara. Nadie tenía su HDR, su modo retrato, ni se acercaba a ese look Pixel que tan bien funcionaba hace unos años, cuando pocos fabricantes ofrecían resultados realistas.

Google siempre apostó por el software en lugar de por la fuerza bruta (tamaño de sensor) aunque inevitablemente ha tenido que ir dando pequeños saltos en este último aspecto para ser competitivo. Mejorar el hardware pero no corregir algunos de los errores de procesado que se llevan arrastrando desde hace años se traduce en una conclusión clara: los Google Pixel ya no compiten por la corona fotográfica, se conforman con pugnar por el podio.

Pero empecemos por el hardware, porque hay bastantes cambios. El sensor principal de 50 megapíxeles es el Samsung ISOCELL GNV, una pequeña revisión del anterior GN1 que montaba el Pixel 7 Pro. La apertura de la lente también ha mejorado, contando ahora con f/1.7.

Las otras dos lentes son, también renovados con sensores de 48 megapíxeles, ultra gran angular y teleobjetivo de cinco aumentos. Esta configuración es la "Pro", y abre las puertas por primera vez a controles manuales en la cámara de un Google Pixel.

  • Cámara principal: 50 MP, f/1.7, 25mm (angular), tamaño de sensor 1/1.31", OIS.
  • Cámara teleobjetivo: 48 MP, f/2.8, 113mm (teleobjetivo), tamaño de sensor 1/2.55", zoom óptico de cinco aumentos (5x).
  • Cámara ultra gran angular: 48 MP, f/2.0, 126˚ (ultra gran angular).
La app de cámara es más completa que nunca, aunque ya no es tan intuitiva como antes.

Abrir la interfaz de cámara del Pixel 8 Pro es acceder a todo un listado de pequeños cambios y mejoras. Los modos siguen en la parte inferior y la integración con Google Lens es automática. Desde el propio menú de ajustes de cámara hay novedades, como la de poder guardar las imágenes en formato Display P3 en lugar de sRGB (por si queremos trabajar con este formato).

Volviendo a la interfaz principal, cada modo tiene sus propios ajustes. El principal problema que he encontrado es que, como apreciarás en la imagen de arriba, hay dos botones de ajustes. En fotografía principal, el botón derecho sirve para acceder a ciertas configuraciones manuales (que no al modo Pro) como el brillo, sombras o balance de blancos.

El botón contrario nos deja acceder a los ajustes de fotografía, divididos en General y Pro. Este modo Pro, integrado por primera vez en un Google Pixel, nos permite disparar en 50 megapíxeles y escoger el formato RAW. Se podría haber integrado todo en un solo botón, y los avisos del modo Pro son demasiado pequeños. Si por ejemplo hemos seleccionado 50 MP, tendremos un pequeño indicador en la esquina superior izquierda. Lo mismo sucede con el RAW.

Google, los indicadores del modo Pro un poquito más grandes, gracias.

Esto se acaba traduciendo en que, sin darme cuenta, me he dejado el modo RAW encendido más de una vez (es imposible saber si lo tienes activo o no hasta que vuelves a modo foto, ajustes, modo Pro, RAW...). En un móvil con 128 GB de memoria base es una pequeña faena.

Las nuevas funciones de software

Antes de hablar de los resultados fotográficos, es necesario explicar con detalle las nuevas funciones de cámara que llegan con este Pixel a manos de la IA. La app de galería sigue siendo la de siempre: Google Fotos. Desde 2021 no hay almacenamiento gratuito. En un móvil que nos obliga a tener las fotos en la nube para sacarle el máximo partido y cuya galería predeterminada es, queramos o no, Google Fotos, es bastante problemático tener que pasar por caja.

Una de las funciones estrella en el Pixel 8 Pro es la de "mejor versión". Esta característica analiza las ráfagas de fotos que hayamos hecho para combinar sus datos mediante IA. ¿El objetivo? Cambiar nuestra cara de la foto a editar por alguna de la ráfaga en la que salgamos bien. Para que esta función se pueda utilizar, es necesario que la fotografía tenga copia de seguridad y esté en el servidor de Google.

La función es curiosa y está pensada para fotos de grupo en las que solemos hacer unas cuantas fotos, aunque funciona perfectamente cuando la realizamos con una sola persona. No obstante, con este último fin no tiene demasiado sentido emplear esta función.

Al igual que en los iPhone, Google no hace solo una fotografía cuando disparamos a personas: hace un pequeño vídeo para obtener mayor información. Si hemos salido mal, la propia IA nos recomendará buscar un mejor frame de ese vídeo para convertirlo en la nueva fotografía.

La otra gran novedad es el editor mágico, función también reservada a las fotografías que estén subidas a Google Fotos. Aquí mis sensaciones son bastante encontradas. El potencial del editor es brutal, podemos hacer prácticamente de todo.

Si no te gusta el cielo de una foto, lo puedes cambiar. Si no te gusta cómo luce el agua de un río, mar, etc., lo puedes sustituir. Si quieres que el tono de la foto sea el de la hora dorada, la puedes forzar. Es posible también cambiar el tamaño de cualquier elemento de la foto, hacerlo desaparecer (esto último funciona de forma brillante).

El principal asunto es que todas estas modificaciones de IA funcionan ahora al estilo Mindjourney: modificamos lo que queremos y Google Fotos nos da cuatro resultados para escoger el que queramos. Todo esto se procesa en la nube y lleva su tiempo. El editor tarda unos cinco o seis segundos solo en abrirse, la función "mejor versión" un poco más, hasta 10 segundos, así como aquellas de sustitución de elementos.

10 segundos no son demasiados teniendo en cuenta la cantidad de datos que está procesando y modificando en la nube, pero es un peaje que no todos los usuarios estarán dispuestos a pagar.

Fotografía con la cámara principal

La cámara del Google Pixel sigue siendo la cámara del Pixel. Para lo bueno y para lo malo.
Las manchas de procesado siguen presentes... años después.

Estoy algo decepcionado con la cámara principal del Google Pixel 8 Pro. Pero no te asustes, si estás pensando en este teléfono puedes quedarte tranquilo: las imágenes son correctas en detalle, equilibradas en HDR y con ese look que tanto convencerá a sus adalides. Pero hace ya un par de generaciones que los Pixel no son imbatibles, y las razones son bastante fáciles de detectar.

A plena luz de día (con luz algo dura, eso sí), se nota el exceso de procesado en toda la fotografía.

La primera es la falta de naturalidad que tienen algunas fotografías. Esto no es tan fácil de apreciar si no comparamos con otros teléfonos, pero se hace bastante evidente incluso en escenas con buena luminosidad. A pesar de tener un sensor musculoso, el Pixel quiere brillar a base de sobreprocesar las imágenes, y esto le acaba pasando factura.

Cuando la luz no es perfecta, el HDR queda bien dominado, pero el procesado de piel y demás elementos es muy mejorable.

Abusar del procesado y forzar el contraste era una táctica lícita y sólida hace unos años, cuando los sensores no tenían demasiado músculo. Procesar del mismo modo que hace tres o cuatro años con sensores mucho más grandes no es la mejor idea.

No es necesario disparar en macro para obtener nitidez en disparos cercanos.
El patrón de reducción de ruido no es uniforme (hay zonas con sucias que otras). Este año es algo más agresivo.

Bordes muy forzados, contraste excesivo, y los clásicos "manchurrones" que achacaba a los pequeños sensores de los Pixel (algo que ya ha cambiado, por lo que es 100% achacable al procesado), son errores que en un móvil de este calibre no deberían estar presentes.

Reitero, aunque parezca contradictorio: la cámara es buena, muy buena. Pero en la gama alta premium saco la lupa al detalle y esta es una cámara por detrás en naturalidad respecto a lo que he llegado a ver en algunos rivales.

Zoom y ultra gran angular

El x5 es correcto en nitidez, pero el look "tan Pixel" satura un poco en una lente orientada a la fotografía más purista.

El x5 repite en el Google Pixel 8 Pro, aunque no es un 120mm como algunos de sus rivales. Es una lente que se disfruta, aunque la falta de naturalidad en el procesado hace que no tengamos ese look que, en lo personal, me gustaría ver en una lente tan orientada a puristas.

Del ultra gran angular me ha gustado bastante el trabajo. Es uno de los teléfonos que mejor corrige la distorsión. Tanto, que algunas fotografías ni siquiera parecen estar tomadas con gran angular y ese efecto "ojo de pez" en esquinas que tan molesto se hace en ocasiones.

Modo retrato

Retrato 1.5x | Retrato 2x. La primera fotografía está bastante oscura, en la segunda hay manchas y artefactos de HDR en el pelo, no es luz residual.

El modo retrato es uno de esos puntos en los que se nota especialmente que Google no está dando saltos relevantes en cámara. Sigue siendo bueno con objetos, pero es curioso cómo le cuesta brillar con personas. El mapa de profundidad que genera no es capaz de segmentar del todo bien a los sujetos, dejando bastantes bordes sin recortar correctamente.

No termino de entender tampoco por qué estamos obligados a disparar a una distancia mínima de 1,5x, siendo imposible disparar retrato 1x sin ningún tipo de recorte en el sensor. Tampoco hay retrato en 5x, por lo que el teleobjetivo queda relegado

Tampoco es del todo correcto el procesado que realiza. En este ejemplo de contraluz no demasiado agresivo, puedes apreciar perfectamente el abuso de procesado en la piel, falta de detalle y bastante sucia. El resto de elementos de la fotografía tampoco están demasiado bien perfilados.

Fotografía nocturna

Llegamos a la noche, otro de los territorios en los que el Google Pixel se encontraba especialmente cómodo. Los resultados me han parecido bastante correctos, con un trabajo excelente a la hora de controlar las altas luces. Algo que no me ha convencido es que es demasiado agresivo a la hora de hacer que los tonos cálidos tiendan al neutro. En algunas fotografías esta corrección es coherente, para acabar con el (habitualmente) horrible tono amarillento de las farolas.

En otras, acabar por completo con la calidez de la fotografía se traduce en resultados alejados de lo que queríamos obtener. La reducción de ruido es algo más agresiva que la vista el año pasado, haciendo que algunas zonas de la imagen tengan un poco de efecto acuarela.

La toma general tiene un buen look. Si ampliamos le podemos sacar costuras al procesado.

Selfie

El selfie luce balanceado (muy buen HDR) y con ese look Pixel.
Pero si ampliamos la falta de detalle es más acusada de lo esperado.

El selfie, con enfoque automático, es capaz de ofrecer muy buenos resultados cuando las condiciones de luz son suficientemente buenas. Si la luz escasea (no hace falta que sea de noche), volvemos a toparnos con la amalgama de procesado que acaba con todo detalle.

Vídeo

Los pequeños peros que le hemos ido viendo a la cámara durante el análisis fotográfico también se traducen en pequeñas pegas en el apartado de vídeo. Desde la generación 6, Google empezó a tomarse más en serio este histórico punto débil, mejorando de forma notable respecto a modelos anteriores. No obstante, el 4K 60 FPS del Pixel 8 Pro está lejos de los mejores exponentes.

Importantes manchas incluso grabando en 4K 60 FPS.

Es especialmente curioso cómo siguen apareciendo las manchas que se acusaban en fotografía, fruto del exceso de procesado que también se realiza en vídeo. Google necesita reajustar la carga de procesado tanto en fotografía como en vídeo. Tiene el músculo y la capacidad de obtener resultados más naturales, pero sigue apostando por técnicas de hace bastantes años atrás.

Google Pixel 8 Pro, la opinión de Xataka

Subir el precio 200 euros respecto al modelo anterior son palabras mayores. Si el salto es completo, la justificación es sencilla. Si la pantalla y la IA son los principales argumentos, no es tan fácil defender la nueva postura de Google con su modelo estrella.

El Google Pixel 8 Pro es un modelo que evoluciona respecto a la generación anterior sobre todo en diseño y panel. Adiós a las curvas, hola a los 2.400 nits y a un diseño algo más cómodo (aunque no demasiado premium).

El procesador no está a la altura del conjunto y la cámara no evoluciona en calidad. El software y las actualizaciones siguen siendo el punto mágico del Pixel

El procesador es un claro hándicap para este teléfono, que queda por debajo de sus principales rivales tanto en este rango de precio como en aquellos que bajan de 1.000 euros pero apuestan por los últimos Snapdragon. No hay tampoco mejoras en autonomía, en 5G es muy poco eficiente.

La cámara, más allá de las funciones de IA, no ha evolucionado demasiado, y repite errores que no terminamos de comprender en esta generación. Un modo retrato con recorte bastante justo cuando los rivales directos tienen mapas de profundidad prácticamente perfectos, falta de nitidez en rostros...

Conozco las situaciones en las que el Pixel desfallece y he ido expresamente a buscarlas. No se ha corregido ninguna respecto a la generación anterior. Para un perfil de usuario que nunca amplía las fotografías y simplemente busca que luzcan bien, la cámara sigue con ese efecto wow y ese look que a tantos consumidores enamora. Cuando analizamos el procesado en detalle, hay decisiones cuestionables.

Pese a estos pequeños peros, sigue resultando sorprendente. Soy completamente sincero: si tuviese que utilizar un móvil Android, sería este. La pantalla es espectacular, el rendimiento es suficiente para el día a día y la cámara, pese a sus errores, se disfruta (aunque empieza a estar demasiado por detrás de la competencia en algunos apartados).

9,0

Diseño 9
Pantalla 9,5
Rendimiento 8,5
Cámara 9
Software 9,5
Autonomía 8,75

A favor

  • La pantalla es superlativa. Probablemente la mejor del mercado actualmente.
  • El software de los Pixel sigue siendo su razón de ser. Ahora con siete años de soporte.
  • Sigue siendo uno de los gama alta más equilibrados del momento.

En contra

  • Google se está durmiendo con la cámara. Errores de hace generaciones que se repiten, algunas inconsistencias y no mucho realismo.
  • El Tensor G3 no está a la altura del conjunto. No es un procesador digno de un gama alta.
  • La subida de precio no está del todo justificada tomando como referencia el precio base del Pixel 7 Pro.


Imagen | Xataka

En Xataka | Los Pixel de Google nunca han arrasado en ningún sitio. Con una excepción: el país más amante de lo raro

El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Google. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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