Ha pasado algo más de un año desde que pude probar el Huawei P30 Pro durante un mes y ahora le toca el turno a su sucesor, pero las cosas han cambiado bastante desde entonces. Si miramos la hoja técnica, el Huawei P40 Pro es un más que digno sucesor que apuesta por componentes top y una cámara que vuelve a hacer del zoom su principal arma. Sin embargo, aunque el hardware mantiene el nivel, el software afecta radicalmente a la experiencia.
Ya hablamos en profundidad del software del Huawei P40 Pro y lo que supone la ausencia de la Play Store. Al final acabé instalando los servicios de Google con un método extraoficial y así es como lo he estado usando a lo largo del último mes. En este análisis me voy a centrar en la experiencia con el dispositivo, de cómo responde su hardware y sobre todo esa cámara que el año pasado ya puso el listón muy alto. Así es el Huawei P40 Pro tras un mes de uso.
Ficha técnica del Huawei P40 Pro
Huawei P40 Pro |
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Pantalla |
OLED 6,58 pulgadas |
Dimensiones y peso |
158,2 x 72,6 x 8,95 mm |
Procesador |
Kirin 990 |
RAM |
8 GB RAM |
Almacenamiento |
256 GB + tarjeta NM |
Cámara frontal |
32 megapíxeles, f/2.2 |
Cámaras traseras |
Sensor RYYB 50 MP, f/1.9, (1/1,28"), OIS |
Batería |
4.200 mAh |
Sistema operativo |
Android |
Conectividad |
WiFi 6 Plus, 5G, NFC, Bluetooth |
Otros |
Lector de huellas en pantalla, dual SIM, IP68 |
Precio |
Desde 1.099 euros |
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Huawei P40 Pro 5G, Dual, 256GB 8GB RAM, Black
Agujero en pantalla por delante, módulo enorme por detrás
Hay una clara continuidad en el diseño del Huawei P40 Pro con respecto a su predecesor, pero también hay cambios notables. En el frontal lo tenemos en la forma de colocación de la cámara delantera, que pasa de un notch bastante discreto en el centro a un agujero en pantalla. Con esta generación hay que hablar de cámaras, en plural, ya que tenemos doble lente (una de ellas es un ToF que ayuda en el modo retrato y para la identificación biométrica). Esto hace que tengamos un agujero ovalado bastante grande. Está en la esquina izquierda muy pegado al borde superior y al final me he acabado acostumbrando, pero no me he olvidado de que estaba como sí me pasa cuando sólo hay una cámara en esa "isla".
En el frontal destaca el excelente trabajo de compactación, con un marco inferior mínimamente más ancho que el resto y dos laterales que apenas ni se ven gracias a la curva. Hablando de curva, sigue ahí pero no resulta tan molesta como por ejemplo sucede con el Huawei Mate 30. En el tiempo que lo he estado usando no he tenido problemas a la hora de hacer gestos o con toques accidentales, y no es porque a veces no toquemos ese borde sin querer. Esto prueba que el software está bien entrenado para detectar qué es toque y qué no. Con todo, la curva sigue siendo una característica totalmente prescindible.
Y ya que hablamos del frontal, hablemos de pantalla. Huawei sigue sin dar su brazo a torcer y mantiene el FullHD+ en su gama alta, una decisión cuestionable desde el punto de vista de la competencia, pero que en la práctica no penaliza la experiencia. La pantalla se ve nítida, muy contrastada y algo saturada, aunque no es nada que no podamos configurar en ajustes. El brillo también cumple con lo esperado y no me ha dado problemas para ver el contenido a pleno sol. La guinda la pone la tasa de refresco de 90Hz, haciendo que todo se mueva más fluido especialmente en juegos exigentes y con scroll o animaciones. No obstante, la fluidez no es algo que haya cambiado mucho la experiencia con respecto al modelo anterior.
Si el agujero en pantalla es la sorpresa del frontal, en la trasera lo es el módulo de cámara. Huawei pasa de un módulo vertical estrecho a este enorme rectángulo en la línea de los móviles de gama alta de 2020. No es tan prominente como el del Samsung Galaxy S20 Ultra, pero no es precisamente discreto. También sobresale del chasis, aunque esto se soluciona usando la funda de silicona que viene en la caja. Yo la he mantenido todo el tiempo para evitar esto y también porque la trasera en acabado brillo es un imán para las huellas. Además, con el P30 Pro lo llevé un tiempo sin funda y aparecieron bastantes arañazos en la trasera, por lo que no quería jugármela.
En general muy buena experiencia con el diseño del Huawei P40 Pro, con sus fallos, pero para mí ninguno insalvable (quizás porque ya venía de un Huawei P30 y estaba más que acostumbrada a la curva y el tamaño, que no es pequeño). El agujero en pantalla es quizás el que menos me convence y creo que habría sido un acierto mantener el notch centrado, aunque tuviera que ser más ancho por la doble lente.
Potencia bruta y autonomía de sobra, aunque no brilla como antes
El Kirin 990 ya nos dejó buenas sensaciones en el análisis y se han mantenido con un uso más prolongado. El procesador puede con las tareas más exigentes y no echamos en falta más RAM a la hora de trabajar con varios procesos a la vez. No hay tampoco aumentos de temperatura alarmantes, solo lo normal tras pasar mucho rato con la cámara o jugando.
Si mantenemos la pantalla en 90Hz, el impacto en la autonomía es notable.
La experiencia con la autonomía también es satisfactoria, pero se nota que los 90Hz impactan en la duración porque he tenido que visitar el enchufe más de lo que sucedía con el P30 Pro. Con todo, el día y medio de uso sigue siendo posible salvo que demos un uso muy intensivo al móvil, que nos obligará a cargarlo al final del día. Con la pantalla en 90Hz suele dar unas 7 horas de pantalla, que no está nada mal. La carga rápida vuelve a cumplir, pero la verdad es que hay competidores que se han adelantado mucho y ya no me ha deslumbrado como lo hizo su predecesor.
Con respecto a la biometría, prefiero tirar de desbloqueo facial porque es muy rápido y eficaz (además ahora con el ToF, en teoría, es más seguro). Sin embargo, con todo el tema de las mascarillas me ha tocado usar el lector de huellas más a menudo y no tengo quejas. El área de desbloqueo es lo suficientemente grande como para que podamos tener un ligero margen de error y siga detectándonos. También destaca la rapidez.
Antes de cerrar este apartado, comentar brevemente que el software es un obstáculo importante, sobre todo si, como yo, usas muchos servicios de Google. Como decía al principio, le instalé los servicios de Google y lo he estado usando así todo el tiempo, por lo que pasado el choque inicial lo he podido usar como cualquier otro Android, pero es importante recalcar que hay que hacerlo con un método extraoficial que es complejo y despierta bastantes dudas sobre la seguridad. Por ejemplo yo me he abstenido de usar apps de bancos y por supuesto no lo he usado para pagos móviles (tampoco podría aunque quisiera ya que Google Pay no funciona). En el artículo enlazado bajo estas líneas tenéis toda la información sobre el software del P40 Pro.
El zoom de la tranquilidad
Aunque pueda parecerlo a juzgar por el tamaño de ese módulo, lo cierto es que Huawei no ha arriesgado con la cámara de su nuevo buque insignia. La experiencia con la cámara es prácticamente calcada a la del modelo del año pasado. Hay mejoras como un modo retrato mucho más natural (algo que ya vimos con el Mate 30 Pro) y un procesado más fiel a la realidad (siempre que evitemos el clásico botón IA), pero el núcleo de la cámara se mantiene intacto. Ese núcleo es, por supuesto el zoom.
El zoom óptico se mantiene en 5 aumentos y sigue dando imágenes con un detalle que asombra. Llegar a 10 aumentos y mantener una buena calidad es más que factible y el angular es sin duda el que mejores resultados ofrece de todos los que he probado. Lo que no ha cambiado es la app de cámara y aquí sigo echando mucho de menos un paso intermedio entre la lente principal y el 5x, por ejemplo un 2x. Se puede ajustar a mano fácilmente, pero con los botones de acceso directo es mucho más cómodo.
Otra cosa que no encontramos muy a mano en la app de cámara es el HDR, hay un modo enterrado en el apartado 'Más', pero en mi experiencia no me ha hecho falta activarlo. En escenas de alto contraste como esta, el disparo automático consigue un gran rango dinámico sin necesidad de tocar nada. Muy bien el detalle de las texturas complejas del suelo y las paredes del puente y la paleta de color es bastante natural.
En este caso tenemos dos escenarios con una luz más amarilla (por el atardecer) y paleta de color es más viva, pero sale bien parado y no nos encontramos con esos cielos de azul casi eléctrico que solíamos ver en terminales Huawei. Eso sí, siempre que mantenemos el botón IA desactivado ya que el selector de escenas suele subir la saturación en casi todos los casos. No queda mal, pero si prefieres tonos naturales aconsejo no usarlo.
Sin embargo, cuando las condiciones son más complicadas como el contraluz de la izquierda o esa puesta de sol de la derecha, es bastante normal que salgan aberraciones cromáticas. En la primera hay una dominante amarilla que inunda la foto y en la segunda, el HDR ha levantado las sombras hasta el punto de que el verde del campo es casi radiactivo.
De noche el rendimiento es muy bueno, siempre que no te importe que el resultado sea artificial en el sentido de que eleva bastante la iluminación. El modo automático ya hace un gran trabajo recuperando luz y conservando un gran nivel de detalle, tanto que el modo noche se hace prescindible en la mayoría de casos.
Pasamos al angular, un sensor queda un poco por debajo del principal y generalmente da imágenes algo sobresaturadas y con un rango dinámico más limitado, pero saca pecho en detalle cuando la escena es favorable como en este caso. Eso sí, en áreas de color como las fresas o el plátano, esa sobresaturación aplana bastante el detalle y se pierden algunos matices.
De noche se aprecian mucho mejor las debilidades del angular. En la misma escena, el sensor principal (en la miniatura) consigue capturar más luz y conserva un mayor nivel de detalle en toda la escena. Con todo, el angular hace un buen trabajo para tratarse de un sensor más pequeño. Aquí el modo noche sí ayuda bastante a recuperar sombras.
Sobre el zoom óptico de cinco aumentos, como decía rinde especialmente bien. No hay apenas cambio ni en balance de blancos ni en el detalle o colores con respecto al sensor principal, algo que sí solemos ver en los cambios de lente bastante a menudo. Lo que sí vemos es un rango dinámico más reducido, en gran parte por la propia escena y ese contraluz tan marcado.
Como decía, el detalle con la lente 5x está al nivel de lo que vimos en la pasada generación. Con buena luz obtenemos una nitidez que poco tiene que envidiar al sensor principal. Sin embargo, aquí hay que dar un tirón de orejas al Huawei P40 Pro porque muchas veces le cuesta hacer el salto de lente cuando pulsamos en el 5x dependiendo de la iluminación. Es algo que ya pasaba con el P30 Pro y que se repite en este modelo. Generalmente se soluciona esperando unos instantes a que cambie de lente, pero a veces le cuesta más y si disparamos obtendremos una foto con ampliación por software y un detalle mucho más pobre.
El modo retrato ha mejorado bastante y me recuerda mucho más al del Huawei Mate 30 Pro. Sigue añadiendo un bokeh algo artificial, pero es muchísimo más natural que el que tenía el P30, sobre todo porque conserva mucho mejor el detalle de la piel (siempre que no pongamos el modo belleza al máximo) y porque el recorte es menos brusco.
Como sucede desde hace años, el modo retrato solamente se activa si detecta caras en la escena, mientras que para objetos tenemos que usar el modo apertura. En el retrato de la izquierda vuelve a conseguir un efecto bastante más natural de lo que estaba acostumbrada, con un desenfoque gradual bastante sutil. En el modo apertura tenemos un mayor desenfoque, pero fue una elección mía ya que es posible editar la profundidad de campo, tanto en el momento de hacer la foto como después. Muchas veces compensa usar apertura para un retrato por este motivo.
Por último, la cámara delantera da muy buenos resultados, aunque hay un detalle importante a tener en cuenta y es que, cuando la activamos, por defecto nos lleva al modo retrato. Además de poder activar el desenfoque del fondo, viene con el modo belleza, el cual podemos ajustar en tres parámetros: unificar, afinar y tono. Yo tenía unificar en el nivel 3 (hay hasta 10 niveles) y se puede ver una diferencia evidente con la imagen tomada en el modo foto, tanto en como ha borrado los detalles de la cara como en la iluminación.
Un mes con el Huawei P40 Pro
Huawei puso el listón muy alto con su buque insignia del año pasado, especialmente con su cámara, y el P40 Pro es la prueba de que era una marca difícil de superar. Hay cambios, pero no son contundentes y el hecho de haber sido usuaria del Huawei P30 Pro hacen que el déjà vu haya sido la sensación predominante durante el mes que he estado probando el nuevo modelo, especialmente en la cámara.
La versatilidad vuelve a ser el punto fuerte de las cámaras, que mantienen las mismas distancias focales de antes. A nivel hardware no notamos diferencias, pero en el software se han hecho varios ajustes en ese procesado tan agresivo que eran muy necesarios. Mención especial al modo retrato que ya no parece un croma mal puesto.
La experiencia con el hardware es excelente. La fluidez es constante y la pantalla de 90Hz es otra de las mejoras que más se notan, aunque no todo es positivo y su impacto en la batería es un hecho. Los cambios en el diseño son quizás lo que menos convencen en un primer contacto, pero una vez superado no suponen ningún problema en el uso.
La pata que cojea es el software. En mi caso fue un problema superado en cuanto instalé los servicios de Google, pero el hecho de estar usando un software modificado no da mucha tranquilidad y EMUI sigue siendo una capa cargada que no termina de convencerme (sí, pese a haberla usado a diario durante meses).
Concluye el mes de prueba y, pese a todo, las sensaciones son muy buenas. Obviando el problema del software, es como usar una versión vitaminada del P30 Pro, con mejoras discretas, pero necesarias. Ya no podemos hablar de golpe sobre la mesa, pero sí de evolución, y de las buenas.
HUAWEI P40 Pro (Black) Libre sin Branding
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Huawei. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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