Los SSD han supuesto tal revolución en el almacenamiento de nuestros PCs que las tecnologías que las diferentes compañías proponen como alternativa las acogemos con bastante entusiasmo. Es el caso de las Intel Optane, memorias no volátiles con tecnología 3D Xpoint y que ya hemos podido probar en Xataka. ¿Son en realidad la revolución que prometen?
Así funcionan las memorias Intel Optane
Intel Optane es el nombre comercial que reciben las memorias de tipo no volátil basadas en tecnología 3D Xpoint, desarrollo que ha partido de cero para sustituir a la NAND que se usa actualmente en las unidades SSD. Su máximo responsable es Intel, quien sacó al mercado hace unas semanas las primeras opciones comerciales para los consumidores. Por ahora su objetivo es acompañar al almacenamiento tradicional y conseguir menos latencia y más velocidad, pero podríamos estar hablando de una opción de futuro incluso para la RAM del equipo.
A nivel técnico, la memoria Intel Octane consigue una velocidad de lectura aleatoria que mejora a las de las NAND básicos. En latencia las cifras son todavía mejores . Sin embargo, en procesos de escritura esa ventaja se desvanece y queda neutralizada por un SSD de nivel. Eso dice la teoría y el análisis de su ficha técnica.
16 GB | 32 GB | |
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Tipo | M.2 NVMe 1.1 | M.2 NVMe 1.1 |
Interfaz | PCIe 3.0 x2 | PCIe 3.0 x2 |
Lectura secuencial | 900 MB/s | 1350 MB/s |
Escritura secuencial | 145 MB/s | 290 MB/s |
Lectura aleatoria | 190k IOPS | 240k IOPS |
Escritura aleatoria | 35k IOPS | 65k IOPS |
Latencia lectura | 7 µs | 9 µs |
Latencia escritura | 18 µs | 30 µs |
Consumo | 3,5 W | 3,5 W |
Reposo | 1 W | 1 W |
Durabilidad | 182.5 TB | 182.5 TB |
En el caso de las memorias destinadas a los ordenadores de consumo, estamos hablando de capacidades bastante reducidas (16 y 32 GB por ahora) que se usarán en combinación con nuestra unidad de almacenamiento principal. Aunque podemos hacerlo tanto con SSD como con discos clásicos, lo sensato es recurrir a estas memorias Intel Optane con discos mecánicos y compensar su reducida velocidad de funcionamiento respecto a los SSD.
Al final, la teoría dice que podremos mejorar la velocidad general del sistema al actuar estos Intel Optane como una especie de memoria caché intermedia y muy rápida.
Configurando las Intel Optane
Pensar en comprar una memoria Intel Optane para nuestro PC no es una tarea sencilla. Lo primero que se necesita es un equipo bastante concreto. No todos los chipset valen (serie 200 o posterior), necesitamos slot M.2 y solo funcionará con procesadores Kaby Lake, es decir, de la última generación salida al mercado de consumo.
Como sistema operativo solo podemos recurrir a Windows 10 de 64 bits, y necesitamos controladores específicos y configurar las memorias. Ahí es donde podemos activar o no el uso de los Intel Optane en nuestro sistema.
El proceso, si la placa BIOS está correctamente actualizada y soportada, es el mismo que seguimos al instalar cualquier otra aplicación. Desde ella podemos tanto habilitar como desactivar la memoria Intel Octane, siendo necesario reiniciar el equipo para que el cambio surta efecto.
La desventaja del precio
La revolución que plantea la memoria Intel Optane tiene en el precio una de sus barreras más altas. La unidad de 16 GB cuesta actualmente 56 euros mientras que la de 32 GB sube hasta los 95 euros.
Si comparamos con el precio de unidades SSD, la diferencia es considerable. Por esos 56 euros podemos instalar a nuestro PC un SSD WD Green M2 de 120 GB.
Memorias Intel Optane a prueba
Los escenarios en que las memorias Intel Optane cobran sentido en el ámbito de consumo no son muchos. El más común será aquel en el que disponemos de un disco duro mecánico de gran capacidad que queremos conservar por su excelente relación precio/GB, pero sin renunciar a un funcionamiento fluido del sistema, carga de programas e incluso juegos.
Va a a ser extraño que alguien que disponga de los nuevos Intel Kaby Lake no haya optado por un SSD como unidad al menos para el sistema operativo. Pero si es el caso, las Intel Optane son la alternativa si no queremos comprar un SDD.
Al instalar la memoria Intel Optane en este entorno, los 16/32 GB se suman y solo nos aparece una unidad de disco principal. A partir de ese momento será el sistema operativo el que se encargue de gestionar esa caché virtual extra.
El equipo de pruebas, al tener que ser compatible, nos lo ha cedido en parte Intel. Se compone de una placa base ASUS Maximu IX Hero, procesador Intel Core i5-7500 a 3,4 GHz y la citada memoria Optane de 32 GB. El resto de la configuración es la habitual en nuestras pruebas hardware: disco duro Seagate de 1 TB / 7200 rpm y 16 GB de memoria RAM DDR4 2126 Mhz.
Para esta prueba hemos optado por contar exclusivamente con la GPU interna del Intel Core i5, por considerarlo un entorno más lógico para este tipo de memoria del que queremos conocer el efecto real en fluidez del sistema.
Tanto el sistema operativo (Windows 10 Home 64 bits) como la placa base y el resto de componentes hardware fueron actualizados con los últimos drivers disponibles antes de las pruebas.
Tiempo de arranque y benchmarks
El primer uso que queremos dar a la Intel Optane es el más inmediato: comprobar cuánto mejora el tiempo de arranque tanto del sistema operativo como de algunas aplicaciones. Con el equipo base sin la memoria Optane activada, medimos el tiempo que tarda el sistema en mostrarnos el escritorio tras pulsar el botón de encendido. Luego activamos Optane y realizamos lo mismo.
Como vemos, es en este escenario de arranque del equipo, recuperación desde modo reposo o ejecución de aplicaciones (las diferencias se aprecian especialmente la primera vez que las abrimos en cada sesión) cuando las memorias Intel Optane sí que agilizan de manera sustancial un equipo incluso actual en el que solo contamos con disco duro mecánico.
El siguiente paso ya tiene como protagonistas a los benchmarks habituales de rendimiento. Empezamos con PCMark8, concretamente con la prueba que evalúa el rendimiento del disco duro. Sin Optane, la puntuación es de 2943, mientras que con Optane activado la puntuación mejora en más de un 75%, quedándose de media tras varias pasadas del test, en 5134 puntos.
Esos resultados del HDD más Optane activado son bastante idénticos a los que podemos obtener con diferentes unidades SSD que ya hemos probado, y que rondan los 4900 puntos.
En el ancho de banda de la misma prueba en PCMark 8, se pasa de 14 MB/s a más de 500 MB/s.
PCMark 8 también nos permite realizar pruebas con aplicaciones y juegos de serie, como World of Warcraft o suites de Adobe y Microsoft. Nosotros recogemos los datos obtenidos tanto con el juego como con la ejecución de Word, situación que encaja bien en el perfil de equipo en el que usaríamos estas Intel Optane.
¿Y cómo han sido los tiempos de lectura y escritura del disco antes y después de instalar la memoria Intel Optane? Para comprobarlo tomamos datos de los test específicos ATTO y CrystalDisk.
En ATTO, centrándonos en el comportamiento de lectura y escritura secuencial, las cifras muestran una mejora muy importante tanto en velocidad de escritura como en lectura. Los resultados son lógicos habida cuenta de que nos centramos en archivos pequeños, justo donde la memoria Optane puede ofrecer lo mejor.
Un segundo test de rendimiento más centrado en el comportamiento en escenarios aleatorios, con CrystalMark estos son los resultados en modo de lectura.
Si nos fijamos en el modo de escritura, las diferencias en modo secuencial no son tan grandes, pero sí que se mantiene el excelente funcionamiento en modo aleatorio.
Review de Intel Optane: la opinión de Xataka
Intel, que cuenta con un catálogo de unidades SSD, ha avanzado lo que para ellos es un tipo de memoria de futuro. Por su precio, hoy en día no podemos pensar en las Intel Optane como elementos de memoria principal, pero sí que, tras esta prueba, hemos comprobado que hay situaciones en que cumple lo que promete: acelerar el funcionamiento, arranque y carga de programas bajo Windows si usamos un disco duro mecánico.
Lo que no parece encajar tanto en la idea detrás del Intel Optane es que, si hoy en día estás en el proceso de compra de un equipo nuevo o al menos placa y procesador (algo que como os he contado es casi imprescindible para poder usar las Intel Optane), no entre en la ecuación la adquisición de una unidad SSD. Es lo que las cuentas y la lógica nos dice.
Pero puede pasar. Es sólo en ese caso, cuando decididamente mantenemos un disco duro mecánico en nuestra configuración, que invertir parte del presupuesto en una Intel Optane tiene sentido por la mejora que hemos visto que conseguimos en el uso diario y común de nuestro ordenador.
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