iPad Pro 9,7 tras un mes de uso: reconfortante vuelta a la comodidad de un tablet

iPad Pro 9,7 tras un mes de uso: reconfortante vuelta a la comodidad de un tablet

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iPad Pro 9,7 tras un mes de uso: reconfortante vuelta a la comodidad de un tablet

Apple realizó un giro un tanto inesperado al anunciar el iPad Pro, un tablet que perdía buena parte del espíritu del iPad original al irse a una diagonal grande que lo hacía, más allá de potencia o posibilidades técnicas, menos adecuado a nivel de comodidad de uso para un buen número de usuarios.

El iPad Pro de 9,7 pulgadas retoma la senda de un dispositivo que es en primer lugar cómodo de manejar al tiempo que incluye algunas novedades que hemos repasado durante nuestro mes de uso con el objetivo de completar el análisis completo del iPad Pro 9,7. ¿Ha merecido la pena esperar casi dos años para ver un nuevo iPad en el formato más popular para un tablet? Veámoslo.

El tablet de 9,7 pulgadas es más equilibrado

Cuando probé el iPad Pro no tuve dudas de que, en un entorno de trabajo que aspira a ser más serio (aunque limitado por estar hablando de iOS) o puramente multimedia, esa pantalla de casi 13 pulgadas ofrecía una experiencia inigualable pero donde alternativas como Surface Pro de Microsoft le sacaban ventaja. El iPad Pro era un tablet impresionante por pantalla y rendimiento pero que acusaba un tamaño excesivo cuando pretendíamos darle valor real como tablet, principalmente en el manejo con una mano o en movilidad.

El iPad Pro con pantalla de 9,7 pulgadas volvía a la senda del formato más clásico y a mi parecer práctico para un tablet. En este mes de uso he podido volver a usar un tablet en el sofá para revisar correo o cotillear por redes sociales, así como llevarlo de un lado a otro de forma discreta y sin que todo el mundo me mirara. Pero no ha habido más novedades a nivel de diseño y ya no es el tablet más delgado ni ligero de su categoría. Por comodidad para trabajar con una sola menos pese a su diagonal hay mejores soluciones en el mercado.

Con teclado bluetooth, WiFi y pantalla a más del 50%, hemos podido encadenar sesiones de trabajo de máximo 6 horas

La contrapartida positiva la encontramos en la batería. En este mes de uso hemos ido combinando dos de los usos más comunes de este modelo de iPad, pero siempre hemos tratado de usarlo de forma intensiva. En reproducción de vídeo el consumo es realmente reducido y en días en que hemos manejado el iPad para unas 2 horas de vídeo y otra hora de correo/redes sociales/navegación web, no hemos tenido que cargar el iPad en unos 3 días. Lo que sí que tarda bastante, como ya vimos, es esa recarga, algo que no recomiendo hacer en un ordenador. Mejor conéctalo a un PC solo para sincronizar contenido, pero para la carga, usa el cargador de serie de Apple.

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En usos más productivos, las sesiones de trabajo con el iPad Pro de 9,7 pulgadas nos dejan una autonomía no tan fantástica como pinta Apple. Con teclado bluetooth conectado, WiFi y pantalla a un 60% de brillo, hemos podido estar trabajando máximo 6 horas, eso sí, de forma continuada.

A nivel de especificaciones, la principal diferencia (sin tener en cuenta la pantalla) entre los dos iPad Pro está en la memoria RAM. El modelo de 9.7 pulgadas rebaja de 4 a 2 GB esa memoria, algo que en todo este mes de uso hemos sido capaces de apreciar. En el día a día no hay retrasos ni esperas pero es cierto que cuando queremos recurrir a la pantalla dividida y movernos de forma fluida entre aplicaciones, sí que me queda la sensación de que hay menos inmediatez en las acciones que la que experimenté en el tras un mes de uso con el iPad Pro con 4 GB de memoria RAM.

Pantalla y cámara: más de lo que parece

Más allá de diseño o potencia, el verdadero valor de un tablet lo encontramos en su pantalla. La de este iPad Pro de 9.7 pulgadas es espectacular en brillo y calidad. Tiene resolución más que suficiente pero en este mes de uso lo más llamativo ha sido cómo se ha comportado en exteriores. Incluso con luz solar incidiendo directamente sobre su pantalla, la visibilidad es perfecta, sin casi reflejos. No hay problema alguno en poder usarla en cualquier tipo de entorno. También me ha convencido el sistema de adaptación de intensidad y temperatura de color a la luz ambiente. La comparación con pantallas anteriores es notable.

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Algo que debes tener en cuenta con este iPad Pro 9,7 si piensas usarlo mucho como equipo principal (aquí ayuda mucho la calidad de las aplicaciones, empezando por la adaptación de la suite office al iPad que nos parece magnífica y de hecho Apple no parece muy interesada en mejorar sus propias aplicaciones) es que para muchas tareas me siento mucho mejor con el modelo de casi 13 pulgada, lógico, pero al final pierdes bastante portabilidad para otros usos más clásicos. Es complicado escoger el formato ideal, pero creo que, tras este mes de uso con el iPad Pro de 9,7 pulgadas, este formato me parece más equilibrado y polivalente. Pero no olvides que la pantalla del iPad 9.7 es cómoda para trabajar con una sola aplicación al tiempo o a pantalla dividida pero por no mucho tiempo.

El formato de 9,7 pulgadas ya no es tan adecuado para el uso en pantalla dividida. Vale ocasionalmente pero no es factible el trabajo continuado de este modo teniendo la opción del iPad Pro de más diagonal

Una novedad de la pantalla del este iPad Pro de 9,7 pulgadas es la llegada del soporte para la tecnología del lápiz de Apple. No siendo dibujante uno podría pensar que es un accesorio que sobra pero la realidad es que lo he usado más de lo que lo hice en el iPad de 12.9 pulgadas. Al tener menos tamaño, este iPad me permitía tomar notas de manera más cómoda, plasmar en bocetos y esquemas algunas ideas para mi trabajo y recurrir a aplicaciones de reconocimiento de texto para pasar esas notas a mano a documentos editables. El funcionamiento ha sido muy bueno, tanto por precisión como por comodidad, pudiendo apoyar sin problema la mano sobre la pantalla. Pero el tamaño del lápiz, muy largo y resbaladizo, ha sido una pequeña pesadilla, y seguimos echando de menos un lugar fijo donde tener la posibilidad de guardarlo de forma segura.

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La gran sorpresa que me he llevado con la cámara del iPad Pro de 9,7 pulgadas es que la he usado. Hasta ahora no me había pasado con ningún tablet, y he probado unos cuantos. La cámara pasaba desperdiciada en los tras un mes de uso no por su calidad sino por el poco sentido que tenía. Con el iPad Pro de 9,7 pulgadas no es que haya cogido y me haya lanzado a la calle con él como cámara principal, pero casi.

La calidad de imagen que se puede obtener con la cámara de este iPad es idéntica a la de un iPhone de última generación. Hay que afinar con el agarre y tratar de mantener la estabilidad, pero se consiguen excelentes imágenes que luego he usado para "jugar" con los muy buenos programadas de edición de imágenes que existen en iOS. Antes lo hacía en el iPhone pero gracias al iPad Pro he podido ir más allá. Si llevaba en la mochila tanto un smartphone como el iPad Pro, y no era una fotografía de apuntar y disparar rápido, me tomaba mi tiempo, sacaba el iPad y hacía la foto para luego revisarla, editarla y subirla a mis redes sociales desde el tablet.

También me he visto usando mucho más de lo que pensaba la grabación de vídeo. Aquí el formato de tablet es más práctico por la pantalla de mayor tamaño y un agarre que da más estabilidad. Luego nos pasaba lo mismo: por potencia, pantalla y aplicaciones disponibles, ha sido muy interesante este mes de uso poder editar vídeos directamente en el iPad y compartirlos sin intermediarios.

A nivel más profesional, la inclusión de una cámara con la calidad como la que incluye el iPad Pro abre las posibilidades para el trabajo en movilidad donde recoger imágenes o vídeos in situ, a ciertos niveles, no requiera de un dispositivo externo.

No es perfecto pero el teclado-funda tiene sentido

Como su hermano mayor, el iPad Pro de 9,7 pulgadas salió al mercado acompañado de un teclado-funda creado exclusivamente para él. Y también lo he estado probando de forma intensiva este mes.

Aquí mis impresiones iniciales han cambiado bastante respecto a la review inicial, y me parece una elección bastante acertada si pretendes escribir con el iPad. Como funda de protección no es muy adecuada, pero que ni grosor ni peso apenas se alteren llevando puesto este teclado-funda de Apple es muy positivo. Si lo usas de forma continuada, al poco tiempo te permite escribir con una velocidad muy destacada, cercana ya tras unos días de uso a la que consigo con un teclado externo.

La gran ventaja del teclado-funda del iPad Pro 9,7 es que y te adaptas rápido, es de calidad y no penaliza nada llevarlo siempre puesto. Pero es caro y con lagunas como la iluminación de las teclas

El tacto es extraño pero agradable, es fácil de limpiar y cuando no lo usamos queda bien recogido a modo de funda. Hay mejoras como la de no permitir más que una posición de escritura, o que no haya versión del teclado con ñ. También se hace extraño que, con el precio que tiene (169 euros), no haya más teclas de función o prácticas (subir y bajar volumen o brillo de la pantalla, incluso conectividad), y sobre todo, que no sea retroiluminado. Ahí las opciones de terceros tienen margen para aprovecharse, aunque en peso y grosor está muy conseguido y nos parece un buen añadido incluso aunque escribas poco con él.

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Si bien con el Smart Keyboard del iPad Pro grande las opciones de Logitech y otros fabricantes, o incluso plenamente externas, me parecían mejor, aquí me queda la duda de que se consiga algo mejor o más equilibrado que este teclado para el iPad por parte de terceros.

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