En el convulso mercado del PC, Lenovo mantiene su nivel de gigante e incluso es una de las pocas compañías que se ha permitido el lujo de crecer. También es la marca que puso en el mercado una de las propuestas más interesante si nos centramos en equipos híbridos: los Yoga.
El Lenovo Yoga Pro 3 es el nuevo modelo que, más delgado, ligero y con su pantalla QHD, quiere formar un equipo contundente estrenando los chips Core M de Intel. ¿Cómo habrá resultado esta primera propuesta? En Xataka ya tenemos el análisis del Lenovo Yoga Pro 3.
Lenovo Yoga Pro 3, principales especificaciones
En un equipo cuyo precio supera los 1.500 euros, uno no espera menos que una gran ficha técnica. La del Lenovo Yoga Pro 3 impresiona principalmente en cuestión de diseño y pantalla mientras se atreve con los Core M de Intel, llamados a ser un revulsivo para los ultrabooks que buscan ser más ligeros y delgados, silenciosos, con más batería e ideales sobre el papel para factores de forma híbridos o convertibles. ¿Demasiadas promesas?
Lenovo Yoga Pro 3 | |
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Pantalla | IPS de 13,3 pulgadas multitáctil 10 puntos |
Resolución | 3.200x1.800 píxeles |
Procesador | Intel Core M 5Y70 a 1.1 Ghz |
Gráficos | Intel HD Graphics 5300 |
RAM | 8 GB RAM |
SSD | 256 / 512 GB |
Versión S.O. | Windows 8.1 |
Conectividad | WiFi 802.11 ac Dual Band/ Bluetooth 4.0 / HDMI / Sonido JBL |
Grosor | 12,8 mm |
Peso | 1,19 kg |
Batería | 44.8 Wh |
Precio oficial de salida | 1.599 euros |
Análisis en vídeo del Lenovo Yoga Pro 3
Si quieres conocer con detalle cómo es el Lenovo Yoga Pro 3, así como una prueba a fondo en vídeo, no dejes de visualizar la review completa que le hemos realizado en Xataka a este híbrido:
¿De verdad llevo un portátil a cuestas?
Si algo han querido los diferentes fabricantes promocionar del formato ultrabook es que unían potencia con un peso y grosor muy reducido. Esa línea la sigue al pie de la letra el Lenovo Yoga Pro 3, que es una muy buena evolución del modelo del año pasado.
En el Lenovo Yoga Pro 3 hay bastantes novedades a nivel de diseño y acabado. La más evidente es la que tiene como protagonista al anclaje entre pantalla y base del portátil. En el Lenovo Yoga Pro 2 ya nos pareció estupenda, pero la compañía china ha mejorado todavía más ese apartado habida cuenta de que buena parte de la idea detrás de este Yoga Pro 3 depende de cómo esté ejecutada esta parte.
El nuevo sistema tiene seis puntos de anclaje, el doble que en el anterior modelo, y además lo ha ejecutado con un diseño bastante curioso que atrae la mirada del equipo siempre. Con lo sobrio que es en el reto del diseño es algo lógico.
Esta nueva bisagra transmite todavía más certeza de que no va a haber problemas con las continuas aperturas y giros de la pantalla, y permite incluso una mejor colocación en cualquier ángulo de forma sencilla de la pantalla.
La contrapartida es que debes olvidarte de abrir el Lenovo Yoga Pro 3 con una sola mano, pues la bisagra ofrece más resistencia que la que presenta el peso del equipo, por lo que acabas por levantar el equipo un poco entreabierto pero sin conseguirlo del todo hasta que usar la segunda mano a modo de tope. Por lo demás, el nuevo Lenovo Yoga Pro es increíblemente ligero y delgado, y no da absolutamente ninguna pereza llevarlo siempre con nosotros. Es incluso más delgado y ligero que el modelo anterior, y al transportarlo, no serán pocas las veces que revises la mochila o cartera para comprobar que efectivamente lo llevas allí porque no lo notaremos como peso extra.
Ese 1.19 kilogramos que marca en la báscula, 200 gramos más ligero que el modelo del año pasado, lo dejan en muy buena posición con otros rivales actuales. El Macbook Air por ejemplo, con 13 pulgadas también, se va a 1.35 kilogramos, y en grosor sube de los 12.8 del modelo de Lenovo a los 17 mm, aunque es cierto que el modelo de Apple ofrece un diseño de cuña que acaba en un grosor de solo 3 mm.
Si nos vamos a los convertibles de similares tamaños, el Surface Pro 3 pesa bastante menos, con 800 gramos para 12 pulgadas, pero hay que tener en cuenta que es solo la pantalla. Por ejemplo el nuevo Radius de Toshiba se va a los 1.3 kg pese a contar con una pantalla de 11.6 pulgadas solamente.
Pese a lo magnífico del peso, al cambiar a modo tablet, es decir, girando la pantalla hasta colocarla sobre el teclado, si que debemos dejar de pensar en un equipo que se maneje de forma cómoda por muy poco peso que tenga. Ya sea sosteniéndolo con una o dos manos, 1.19 kilogramos no es adecuado para un formato tablet, además de que en este caso apoyamos parte de la mano sobre el teclado. Y eso se hace extraño, aunque el teclado al menos deja de estar operativo al activarse el modo tablet.
Los otros dos modos de funcionamiento del Lenovo Yoga Pro 3 son el de portátil y el modo Pedestal, muy cómodo cuando se trata de reproducción multimedia o juegos táctiles.
Precisamente en ese modo pedestal para ver vídeos entra en juego el sonido, que corre a cargo de JBL. Y es bastante impresionante. En nuestra prueba nos ha parecido muy potente, definido y con toques envolventes muy logrados. La combinación con el modo pedestal es todo un acierto de Lenovo. Del diseño nos queda solo una duda y está relacionada con el acabado, pues si bien cumple siendo una mezcla de magnesio y plástico, al ser tan delgado no podemos evitar tener la sensación de que le falta algo de robustez. Además, la carcasa de magnesio es lisa y bastante sobria, y echamos de menos algo de textura o un acabado diferenciador.
Sí que lo ha puesto Lenovo en al interior, donde encontramos una especie de goma con textura de puntos y que rodea a todo el teclado y touchpad, y que nos parece muy agradable al tacto. A la hora de posar las muñecas sobre esta parte, se agradece este toque diferente. Eso sí, es un material que nos tememos que va a sufrir más con los roces y suciedad que una lisa.
El teclado: a ver si te aclaras Lenovo
El teclado en los ultrabooks con Windows es toda una aventura. Y Lenovo no parece que acabe de encontrar su patrón ideal. La fórmula que usa en este Lenovo Yoga Pro 3 es similar a la del modelo del año pasado, con un teclado con teclas que acaban en ligera curvatura en la parte superior que las hace muy cómodas.
En general el uso es agradable, con buen recorrido aunque quizás un poco justo para algunos usuarios (aquí ya depende del techo que busques a la hora de escribir) y viene retroiluminado. Esa luz inferior en cada tecla es suficiente para usarla en la oscuridad, pero de nuevo no es posible controlar la intensidad de la misma y solo cabe la opción de encenderla o apagarla.
Precisamente esa acción de iluminar o no el teclado se activa con ayuda de una tecla que no es única sino compartida con la barra espaciadora. Y así ocurre con muchas otras opciones que viene muy bien tener de forma directa. Pero sin embargo Lenovo no solo no ha ampliado las teclas de Función con accesos multimedia o a controles muy usados como el brillo de la pantalla o el sonido/conectividad, sino que directamente ha eliminado la fila superior y ahora el teclado solamente tiene cinco.
Lógicamente nos parece que es un error, máxime cuando alrededor del teclado ha quedado tanto espacio que se podría aprovechar. O al menos debería intentarlo. Buena parte de la productividad asociada a un equipo portátil está en lo fácil que nos ponga el teclado acciones comunes.
Es cierto que el control de volumen queda fijado con sus propias teclas físicas en un lateral del equipo, pero como en el caso del botón de encendido, es muy pequeño, con poco recorrido y nos parece que estaría mucho mejor en la parte frontal de la carcasa, sobre el teclado. Nos parece especialmente crítico en el caso del botón de encendido.
También podría aprovechar es espacio para agrandar un poco el touchpad, elemento que también tiene buen tacto, pero que echamos de menos que tenga un poco más de superficie y mejor respuesta, algo que en pocos ultrabooks bajo Windows se consigue realmente. Es especialmente farragoso cuando se trata de aprovechar todos los gestos y no solo los básicos.
De hecho, Lenovo tiene bastante espacio por aprovechar en el diseño de su nuevo Yoga, pues es un ultrabook de 13 pulgadas ligeramente más grande que otros de la competencia. Los marcos de la pantalla no son tan reducidos como cabría esperar, aunque en este caso queda justificado por la necesidad de dejarlos para facilitar el manejo del equipo en modo tablet. ¿O dónde metería Lenovo el botón táctil de inicio de Windows que tan bien nos viene tanto en modo tablet como de stand? Claro, eso si funciona, porque no siempre acierta con un solo toque y hay que insistirle.
Por lo demás, este Lenovo Yoga Pro 3 va bien servido a nivel de conectividad, contando con dos puertos USB 3.0, salida miniHMDI, lector de tarjetas SD y salida/entrada de audio.
Core M, para lo bueno y lo no tan bueno
Una de las apuestas de Intel a nivel de chips en este 2014 fueron los Core M. Esta gama se sitúa a medio camino entre los procesadores más potentes de la compañía y los destinados a equipos de gama de entrada que no son Atom. Y su objetivo principal era conquistar el interior de los ultrabooks. ¿Por qué? Pues muy sencillo: los Core M tienen un consumo menor que ayuda a que el diseño de los equipos más ligeros del mercado puedan prescindir de los ventiladores y ser más delgados y ligeros.
También los Core M aspiran a mejorar la autonomía gracias a su menor consumo, pero si bien a nivel de diseño sí que aportan valor, por ahora, en esta primera generación, la batería no ha salido especialmente beneficiada.
Lo más curioso del caso del Lenovo Yoga Pro 3 es que, pese a poder hacerlo, Lenovo no ha eliminado toda la refrigeración por ventiladores y ha dejado uno de pequeña potencia junto al procesador y unidad SSD. Apenas se puede apreciar cuando está en marcha, así que la sensación con este Lenovo es de prácticamente silencio en funcionamiento.
La inclusión de este ventilador permite curiosamente que el calor no sea algo en lo que pensar al usar este híbrido. El equipo mantiene una temperatura en todo momento controlada, y consigue que este modelo sea uno de los que más fríos se mantiene en su superficie incluso con tareas duras. Esto debe ser así porque, si bien la zona potencialmente con riesgo de calentarse en exceso está sobre el teclado y no afectará cuando estamos usando el equipo en modo portátil, en modo tablet es probable que acabemos sujetando o apoyando las manos en ese lugar y que se apreciara calor, por muy leve que fuera, sería un problema.
¿Y el rendimiento? Pues como decíamos el procesador Core M de Intel es la gran novedad de este equipo, y ha conseguido que grosor, peso y calor del equipo esté en niveles fabulosos. Pero no puedes pensar en el como un chip potente. Eso no quita que no haya rendido de forma adecuada en tareas de ofimática, navegación web o multimedia.
Tal y como ha quedado demostrado en los benchmarks, la potencia que nos ofrece no puede compararse con la de un chip i5 o i7 de nueva generación de la propia Intel, por ejemplo, por lo que el juego que requiera de potencia o un trabajo más profesional a nivel de edición de contenido multimedia queda descartado si se quiere hacer en condiciones adecuadas.
A continuación los resultados comparados con dos equipos con procesadores Intel del año pasado (Core i7 del año pasado) y uno más, el ASUS, con pantalla 4K y chips i7 de nueva generación:
Yoga Pro 3 | Alienware 14 | MSI GS70 | ASUS NX500J (NVidia GTX 850M) | |
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PCmark Home | 2261 | 3200 | 3396 | 2746 |
PCmark Creative | 2844 | 3576 | 3649 | 3718 |
3DMark Cloud Gate | 3076 | 6262 | 6227 | 12512 |
3DMark Ice Storm | 26361 | 18026 | 15113 | 57674 |
Este sacrificio a nivel de potencia debería haber tenido un gran beneficiado por el menor consumo del procesador: la autonomía. Pero no ha sido así, no al menos como esperábamos.
A nivel de batería la cifra que conseguimos con el Lenovo Yoga Pro 3 está bien pero queda lejos de los datos que podemos encontrar en otros ultrabooks, especialmente la línea de Apple. Usándolo en un día a día tradicional, con navegación web, trabajo ofimático y reproducción de algo de música y vídeo, el Lenovo Yoga Pro 3 ha aguantado en nuestras pruebas una media de entre 4.5 y 5 horas.
Si nos fijamos exclusivamente en la reproducción de vídeo, con WiFi y pantalla al 50% de brillo, son un poco más de seis horas las que el Lenovo Yoga Pro 3 es capaz de estar alejado de una fuente de alimentación. La buena noticia es que el cargador apenas abulta y es uno de los más pequeños que nos hemos encontrado nunca.
No dejamos la parte de la ficha de especificaciones del Lenovo Yoga Pro 3 sin mencionar que esta vez sí que Lenovo le ha dado Wifi ac de doble banda, con un buen rendimiento. En nuestra prueba hemos podido combinarlo con un router compatible y problemas de zonas oscuras o con poca cobertura por gran distancia que habíamos encontrado con otros ultrabooks no son inconveniente para el Yoga Pro 3.
Una pantalla que no puedes dejar de mirar ... y tocar
La gran culpable de que esa autonomía no nos haya dejado impresionados la tiene en gran parte la pantalla del Lenovo Yoga Pro 3. Pero en este caso no la cambiaríamos para conseguir alguna hora más de trabajo con el equipo porque nos parece fabulosa.
Tiene una resolución de 3200 x 1800 píxeles, le que en una diagonal de 13.3 pulgadas nos hace rozar una densidad de píxeles de casi 300 ppp. Esto se traduce en que, salvo contenidos que se reescalan, todo parezca increíblemente nítido en la pantalla, pero especialmente el texto y sobre todo las imágenes y vídeos con suficiente resolución.
El brillo de la pantalla está por encima de 300 nits, una cifra también muy alta y superior a la del modelo del año pasado, y la reproducción del color es intensa y con excelente contraste. El panel IPS también permite ángulos de visión casi totales que solo se ven penalizados por los reflejos en la pantalla. En exteriores y con luz directa intensa, como pasa con la práctica totalidad de estos equipos, la visibilidad se ve fuertemente penalizada por los reflejos.
La pantalla también tiende a acumular suciedad, algo lógico si tenemos en cuenta que estamos ante un panel multitáctil que responde perfectamente. Lo hace tanto en modo tablet como en portátil. En este modo de uso, la combinación de pantalla táctil y Windows 8 hace que realmente pasemos más tiempo manejando el equipo con los dedos que con el touchpad.
Aunque cada vez hay más software que se adapta a densidades de píxeles y resoluciones como la que ofrece este Yoga Pro 3, todavía hay un poco de tareas por rematar que deben de ir más allá de reducir tamaño en tan alta resolución. El reescalado no casa bien con estas espectaculares pantallas.
La buena noticia con Windows 8.1 es que las dudas a la hora de manejar estas resoluciones, especialmente al conectar el equipo a pantallas externas, se han solucionado casi en su totalidad. Y que su interfaz, aplicaciones y servicios integrados acogen de maravilla la resolución de este panel.
A nivel de sistema operativo, lo más relevante que aporta Lenovo se llama Harmony. Esta característica recomienda y nos da datos de uso de los programas que Lenovo entiende que tiene más sentido usar según el modo que escojamos de colocación del Yoga Pro 3.
Además, también esa función Harmony es capaz de ajustar algunos parámetros, como puede ser la activación del control por gestos o el ajuste de sonido y modo de batería, dependiendo de la configuración que estemos usando en cada caso. Nos ha parecido una aportación curiosa y bien ejecutada y que además cubre bastantes aplicaciones de uso común en el equipo.
Lenovo Yoga Pro 3, la opinión y nota de Xataka
El segmento de los convertibles o híbridos tiene poco tiempo en el mercado pero este año ya estamos viendo propuestas maduras y bien implementadas. El Lenovo Yoga Pro 3 arriesgó con los procesadores Core M a nivel de potencia, característica que estamos acostumbrados a ver brillar en ultrabooks y convertibles de gama alta. Pero esa aventura no ha acabado de cuajar en esta primera generación si nos referimos al apartado de potencia y el de autonomía, que sin ser mala, tiene margen de mejora.
Pero este equipo no hay duda de que mantiene un enorme atractivo por su pantalla, grosor y peso, además de su factor de forma potenciado por la nueva bisagra.
8,4
A favor
- Muy ligero y delgado
- Pantalla excelente
- Bisagra magnífica
En contra
- La experiencia como tablet queda penalizada por el peso y tamaño
- Teclado sin teclas de función ni accesos directos
- Potencia y autonomía por debajo de lo esperado
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Lenovo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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