Los televisores OLED que LG ha colocado en las tiendas durante 2019 son muy competitivos. Y es que la marca surcoreana no se ha limitado a pulir aquellas áreas en lo que se refiere a la calidad de imagen en las que los modelos del año pasado tenían margen de mejora; también ha introducido en ellos novedades muy jugosas, como los conectores HDMI que implementan la norma 2.1 completa. De hecho, ha sido la única marca que lo ha llevado a cabo con esta ambición.
En este contexto la serie OLED C9 no destaca entre las demás por su valor absoluto debido a que hay gamas por encima con mejor sonido y un diseño más cuidado. Sin embargo, sí lo hace si nos ceñimos a su relación coste/prestaciones porque nos ofrece una calidad de imagen esencialmente idéntica a la de los modelos superiores, pero a un precio más abordable. Todo esto podemos deducirlo analizando sus especificaciones, pero lo importante es comprobar si lo que nos propone LG con este modelo realmente está a la altura. Este es el objetivo de este análisis.
LG OLED C9: especificaciones técnicas
El corazón de este televisor es, sin duda, su panel OLED de última hornada (de 10 bits). Y su cerebro es su procesador de imagen, que es el mismo chip Alpha 9 de segunda generación con capacidad de procesado de 14 bits que podemos encontrar en los televisores OLED más ambiciosos de LG, como los de las series Z9, W9 y E9. Todos estos televisores son más caros que los modelos de la familia C9, pero estas cuatro series comparten la mayor parte del procesado de imagen, de ahí que, sobre el papel, la serie C9 sea tan atractiva. La serie B9, que es la puerta de entrada a los televisores OLED de LG de 2019, utiliza un procesador de imagen Alpha 7 de segunda generación con procesado de 12 bits que es un poco más modesto.
El procesador de imagen de la serie C9 es el mismo chip Alpha 9 de segunda generación con procesado de 14 bits que podemos encontrar en las familias Z9, W9 y E9, que son más caras
Al margen de su panel y su procesador de imagen, este televisor cuenta con una baza muy interesante que lo coloca un paso por delante de sus competidores en materia de conectividad: sus enlaces HDMI 2.1. Otras marcas, como Samsung, Sony o Panasonic, han implementado en sus televisores de 2019 algunas de las tecnologías asociadas a esta norma, pero LG las ha introducido todas. Esto quiere decir que los cuatro conectores HDMI del televisor que estamos analizando son compatibles con las especificaciones VRR, ALLM, QFT y QMS (os explicamos con detalle estas tecnologías en el artículo que enlazamos aquí mismo). Esta característica es atractiva sobre todo para los jugones porque de alguna forma asimila las prestaciones de este televisor a las de un monitor para juegos, y algo así marcará la diferencia cuando lleguen las consolas de próxima generación, que con toda seguridad incorporarán conectividad HDMI 2.1.
Otra de las características interesantes de este televisor es su compatibilidad con los formatos HDR más extendidos. Puede reproducir contenidos Dolby Vision, HDR10, HLG y HDR Technicolor (aunque este formato es por el momento minoritario). Esta compatibilidad no está nada mal, pero es una lástima que no pueda lidiar también con contenidos HDR10+. De haberlo hecho los usuarios que ya han comprado o adquirirán en el futuro este televisor podrían despreocuparse completamente del formato en el que están codificados los metadatos de sus contenidos. Por el momento Dolby Vision está recibiendo más apoyo de la industria audiovisual que HDR10+, pero a los usuarios nos vendría bien que tanto LG como las demás marcas nos ofrezcan un soporte total de las distintas especificaciones HDR, algo que por el momento solo nos proponen unos pocos fabricantes de televisores, como Panasonic o Philips.
En lo que se refiere a la conectividad inalámbrica LG ha hecho los deberes. Este televisor, al igual que los demás modelos OLED y LCD LED de 2019 de esta marca, incorpora WiFi 802.11ac y Bluetooth 5.0. Además, es compatible con HomeKit y AirPlay 2, ambas propiedad de Apple, así como con Miracast. Este abanico de tecnologías nos permite comunicarnos con él de muchas maneras, y esto sin duda es beneficioso para los usuarios. Un último apunte antes de seguir adelante: su sistema operativo es webOS Smart TV 4.5, una plataforma intuitiva y ligera que nos dejó un sabor de boca muy agradable durante nuestro análisis del televisor NanoCell SM9800 de LG. Más adelante comprobaremos si la experiencia que nos propone en este OLED C9 es equiparable a aquella, pero lo razonable es que sí sea así.
LG OLED 55C9PLA | Características |
---|---|
PANEL | OLED 4K UHD de 10 bits con relación de aspecto 16:9 y tecnología WRGB |
TAMAÑO | 55 pulgadas |
RESOLUCIÓN | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
HDR | Dolby Vision, HDR10, HDR Technicolor y HLG |
PROCESADOR DE IMAGEN | Alpha 9 de segunda generación (procesado de 14 bits) |
MAPEADO DE COLOR | LUT 33x33x33 |
SISTEMA OPERATIVO | webOS Smart TV 4.5 |
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA | WiFi 802.11ac Bluetooth 5.0 |
CONECTIVIDAD | 4 x HDMI 2.1, 3 x USB, 1 x salida audio digital óptica, 1 x jack 3,5 mm para auriculares y 1 x toma para antena |
SONIDO | 2.2 canales / 40 vatios de potencia total |
PROCESADO DE AUDIO | Dolby Atmos / Compatible con WiSA |
ETIQUETA ENERGÉTICA | Clase A |
DIMENSIONES | 1.228 x 738 x 251 mm (con peana) |
PESO | 23 kg (con peana) |
PRECIO | 1.449,90 euros |
LG 55C9PLA TELEVISOR 55'' OLED UHD 4K HDR THINQ Smart TV IA WEBOS 4.5 WiFi Bluetooth Sonido Dolby Atmos
Diseño y acabado: las teles OLED de LG siguen en la «primera división»
La capacidad de emisión de luz que tienen los diodos orgánicos de los paneles OLED deja su huella más allá de la calidad de imagen. Y es que la ausencia de la retroiluminación que, sin embargo, es imprescindible en los televisores con panel LCD, provoca que los dispositivos OLED sean sensiblemente más finos. Desde un punto de vista estrictamente estético esta es una ventaja con la que los televisores LCD con retroiluminación LED no pueden competir. LG suele exacerbar esta baza en sus televisores OLED colocando la electrónica en un receptáculo alojado en la mitad inferior de la parte posterior del dispositivo. De esta forma la mitad superior de la tele suele tener un grosor inferior a los 10 mm, lo que le da una sofisticación estética muy atractiva. El modelo C9 que estamos analizando respeta a pies juntillas este diseño.
El panel OLED de este televisor está protegido por un marco de aluminio de bordes curvados impecablemente mecanizado. Podéis verlo en la fotografía de detalle que tenéis debajo de este párrafo. Curiosamente, a diferencia de otras marcas que intentan disimular en la medida de lo posible el marco dándole un color oscuro con la intención de que no destaque del panel, LG lo acentúa respetando el color plateado natural del aluminio. Ambas opciones estéticas son igualmente válidas, pero, desde luego, el marco de aluminio de este televisor encaja. En vivo es más resultón que en las fotografías que ilustran este análisis.
Buena parte de los televisores del porfolio actual de LG recurre a peanas centrales, y no a pies laterales, lo que refleja con claridad que los diseñadores de esta marca defienden este sistema de sujeción del panel. En televisores de 55 pulgadas o más soy partidario de utilizar pies laterales porque suelen ofrecer al panel una estabilidad mayor, pero reconozco que la peana central de este televisor es lo suficientemente amplia y sólida para garantizar que no se tambaleará aunque le demos un empujón accidental de cierta intensidad. Un apunte curioso: la peana central de los modelos de la serie B9 me gusta menos porque, aunque tiene cierta profundidad, es mucho más estrecha que la de los televisores de la familia C9.
Este televisor apuesta por una peana central de aluminio cepillado impecablemente mecanizado que garantiza la correcta estabilidad del panel
En la siguiente fotografía de detalle podéis ver que la peana de esta tele es de aluminio cepillado. Y, al igual que el marco, está impecablemente mecanizada. En lo que se refiere a su diseño no puedo ponerle ninguna pega porque desde un punto de vista estético no desentona en absoluto, y su acabado está cuidado. Ensamblarla y atornillarla al chasis del televisor no es difícil, pero sí más laborioso que instalar dos pies laterales debido a que el panel frontal de la peana está ligeramente inclinado, por lo que no reposa completamente en la superficie sobre la que colocamos el televisor. Podéis ver esta ligera inclinación en la siguiente fotografía.
Experiencia de uso y calibración
Este televisor, al igual que los demás modelos que ha colocado en el mercado LG en 2019, apuesta por webOS Smart TV 4.5. Las buenas sensaciones que me transmitió este sistema operativo durante mi análisis del modelo NanoCell SM9800 están presentes en igual medida en este televisor OLED. Y esta es una buena noticia. La experiencia que nos ofrece esta plataforma me parece satisfactoria porque el hardware consigue ejecutarla con mucha agilidad, haciendo muy asumibles tanto el tiempo que invierte en iniciar y cerrar las aplicaciones como la latencia cuando navegamos a través de la interfaz.
Además, desde un punto de vista estético webOS me parece más atractivo que Android TV y tanto como Tizen, el sistema operativo que utiliza Samsung en sus televisores. De hecho, si tuviese que decantarme por Tizen o webOS ciñéndome a su velocidad y estética no sabría con cual quedarme. En mi opinión los dos están muy bien afinados. Los televisores con Android TV que Sony y Philips han lanzado este año mueven este sistema operativo con más agilidad que sus anteriores generaciones de dispositivos, pero sigue siendo una plataforma más intrusiva y menos atractiva desde un punto de vista estético que Tizen y webOS. Creo que LG tiene un software logrado al que en el futuro le bastarán los siempre necesarios retoques para seguir ofreciéndonos una experiencia satisfactoria.
La calibración que nos propone un televisor tal y como sale de la fábrica también tiene un impacto importante en nuestra experiencia porque condiciona su calidad de imagen, sobre todo si no tenemos los conocimientos, la paciencia o los recursos necesarios para afinarlo más por nuestra cuenta. El menú de la sección de configuración que recoge los ajustes avanzados de la imagen en este televisor es muy completo y pone a nuestro alcance todas las opciones que un entusiasta necesita para sacar el máximo partido posible al panel. Además, es compatible con el software de calibración automática CaIMAN, por lo que no es necesario ser un experto para conseguir que este dispositivo OLED nos entregue todo su potencial.
Sin embargo, estoy seguro de que muchos usuarios agradecerán saber que este televisor sale muy bien calibrado de fábrica. Mejor que el modelo OLED equivalente de LG del año pasado. Su colorimetría por defecto no iguala la precisión que nos proponen los televisores que han colocado este año en las tiendas Sony y Panasonic, que, en mi opinión, son las marcas que nos ofrecen los televisores de gama alta mejor calibrados en fábrica. Pero se acerca mucho. Tanto que esta tele es perfectamente disfrutable sin apenas necesidad de tocar nada.
Si un usuario con conocimientos básicos me preguntase si hay algún parámetro que me parece necesario ajustar le preguntaría si va a utilizar este televisor con videojuegos, y de ser así le propondría que optase por un valor de entrega de brillo moderado para minimizar la posibilidad de que a largo plazo se produzca retención en alguna de las zonas del panel. No obstante, este modelo, al igual que todos los televisores OLED modernos, incorpora varios algoritmos diseñados específicamente para combatir este efecto, como son el desplazamiento automático de la pantalla o el ajuste independiente de la luminosidad de los logos. También nos ofrece la posibilidad de llevar a cabo de forma manual el procedimiento de refresco de los píxeles del panel.
Por otro lado, el mando a distancia que LG nos propone junto a este televisor es su ya habitual Magic Remote, con el que podemos desplazarnos a través de la interfaz utilizando un puntero. Me gustaron las versiones anteriores de este sistema de control, y sigue gustándome la actual porque es, ante todo, ágil. Solo tenemos que apuntar hacia el televisor con el mando, colocar el puntero encima de la opción que queremos seleccionar y pinchar sobre ella. Esto es todo. La única pequeña pega que puedo poner a este mando a distancia consiste en que solo incorpora los botones de acceso directo a Netflix y Amazon Prime Video. Habría sido una buena idea que incorporase al menos un botón de acceso adicional a YouTube porque no cabe duda de que es una app muy popular.
Calidad de imagen: sobresaliente a todos los niveles
Para poner a prueba la calidad de imagen de este televisor recurrí a mi batería habitual de películas en Blu-ray 4K y Blu-ray Disc, entre las que destacan ‘El renacido’, ‘La llegada’, ‘First Man (El primer hombre)’ o ‘Blade Runner 2049’. También utilicé las versiones en DVD de ‘Salvar al soldado Ryan’ y ‘Kill Bill volumen 1’. Y, por último, contenido de Netflix y YouTube que conozco muy bien. Como reproductor utilicé nuestra ya imprescindible consola Xbox One X que, además de ser una máquina estupenda para videojuegos, es un lector de películas en soporte físico muy completo.
Antes de entrar en detalles merece la pena que nos detengamos un momento en la fotografía que tenéis debajo de estas líneas. Para tomarla utilizamos un microscopio digital con una capacidad máxima de 1.000 aumentos, y, como podéis ver, nos permite ver con total claridad los subpíxeles del panel OLED. En el centro de la imagen podemos ver los cuatro subpíxeles blanco, rojo, verde y azul que se responsabilizan de reproducir el color. Los paneles OLED de LG son de tipo WRGB, de ahí que, además de los pertinentes subpíxeles RGB (rojo, verde y azul) incorporen un subpíxel blanco adicional. Estos paneles se desmarcan de los RGB OLED convencionales debido a que no adolecen de la degradación prematura del subpíxel azul. Y, además, su producción es más sencilla, barata y permite obtener paneles con un tamaño sensiblemente mayor al de los paneles RGB OLED.
Como he mencionado en la sección anterior, la colorimetría de este televisor tal y como sale de fábrica está muy bien afinada. La textura de la piel es una de las más difíciles de reproducir, y, curiosamente, este televisor la resuelve muy bien. No la satura excesivamente y preserva su naturalidad manteniendo intacto su nivel de detalle. Si tuviese que poner una pega a la calibración que nos propone LG de fábrica solo criticaría su balance de blancos debido a que desvía ligeramente los blancos más intensos hacia tonos levemente más cálidos. Aun así, es algo que fácilmente pasa inadvertido y que puede corregirse con la ayuda de un colorímetro.
En lo que se refiere a los negros este televisor se porta como cabe esperar de un modelo OLED: son profundos y establecen un marco de referencia perfecto para los demás colores. En este terreno rinde como esperaba, pero me ha sorprendido gratamente su habilidad a la hora de recuperar detalle en las zonas más oscuras de cada fotograma. En este apartado está ligeramente por delante de los televisores OLED que lanzó LG el año pasado, y esta sin duda es una noticia estupenda. Me habría gustado probarlo con la versión en Blu-ray Disc de ese capítulo tan oscuro de la octava temporada de ‘Juego de tronos’ que tanto dio que hablar, pero, desafortunadamente, cuando realizamos este análisis aún no estaba disponible la última temporada en formato físico.
Aunque hemos intentado que las fotografías que ilustran este análisis tengan la máxima calidad posible es difícil que reflejen de forma fidedigna la habilidad con la que este televisor se enfrenta a los contenidos HDR. En este terreno es uno de los modelos OLED más convincentes que he analizado. Solo el mucho más caro GZ2000 de Panasonic tiene, en mi opinión, un HDR más espectacular. En Rtings han medido que tiene una capacidad máxima de entrega de brillo superior a los 700 nits, y este valor refleja bastante bien lo que nosotros hemos podido observar en la unidad que hemos analizado. Los televisores LCD con retroiluminación LED más avanzados, como el MASTER Series ZF9 de Sony, tienen una capacidad de entrega de brillo mayor, y, por tanto, un HDR más espectacular, pero esto no empaña el rendimiento de este OLED C9 en este terreno, que es realmente bueno.
Otro apartado importante que los ingenieros de LG han resuelto de una forma muy satisfactoria es el movimiento. De nuevo este televisor rinde mejor en este ámbito que el modelo equivalente del año pasado, y se acerca mucho a la gestión del movimiento implementada en los televisores más avanzados de Sony y Panasonic, que, en mi opinión, son los que mejor resuelven este apartado. Sin duda el mínimo tiempo de respuesta de los paneles OLED ayuda. Por otro lado, el escalado desde fuentes 1080p consigue preservar un nivel alto de detalle, lo que coloca a este televisor en la misma liga en la que compiten los modelos más avanzados de Samsung, Sony o Panasonic. El escalado de los televisores de gama alta de estas marcas ha alcanzado un grado de refinamiento tal que la diferencia entre ellos al escalar un mismo contenido es sutil.
HDMI 2.1: su mejor baza para convencer a los jugones
Para averiguar cómo se porta este televisor con videojuegos recurrimos una vez más a nuestra infatigable Xbox One X y a varios títulos relativamente recientes, entre los que destacan ‘Mortal Kombat 11’, ‘Forza Horizon 4’ y ‘Halo 5: Guardians’. Hemos elegido estos juegos porque son muy sensibles a la latencia y son útiles para identificar el impacto que tiene en la experiencia de juego. Todo lo que he descrito en la sección anterior en lo que se refiere a la calidad de imagen de este televisor sigue siendo válido con los videojuegos.
El panel OLED de este televisor trabaja a 120 Hz nativos, lo que le permite aceptar señales de entrada 1080p, 1440p y 4K UHD a 120 FPS
El panel OLED de este televisor trabaja a una frecuencia de refresco nativa de 120 Hz, una característica muy interesante si queremos utilizarlo con videojuegos porque nos permite enviarle señales 1080p@120 FPS y 1440p@120 FPS, que están soportadas por el televisor de forma nativa. LG también asegura que su interfaz HDMI 2.1 le permite lidiar con señales 4K@120 FPS desde fuentes externas. Y, efectivamente, esta norma debería permitirle hacerlo, pero tendremos que esperar hasta que haya una fuente externa con HDMI 2.1 que nos permita comprobarlo.
La implementación de la norma HDMI 2.1 en este televisor es un guiño muy atractivo para los aficionados a los videojuegos porque, entre otras prestaciones, habilita las tecnologías VRR (frecuencia de actualización variable) y ALLM (modo automático de baja latencia). Esta especificación define otras tecnologías que también está vinculadas a la norma 2.1, pero estas en particular pueden tener un impacto profundo en la experiencia que nos propone esta tele con videojuegos siempre que, eso sí, la consola o el ordenador que utilicemos también las implemente. La consola Xbox One X que hemos usado en las pruebas es compatible tanto con VRR como con ALLM, y, como he mencionado en los primeros párrafos del análisis, las consolas de próxima generación implementarán HDMI 2.1 con total seguridad.
Según LG este televisor tiene una latencia de entrada cuando entra en acción el modo para juegos de 12,9 ms. El valor de este parámetro que han medido en Rtings es solo ligeramente superior al que publicita la marca surcoreana; de hecho, según esta publicación oscila entre 13,3 y 13,9 ms. Y nuestra experiencia con los juegos a los que hemos recurrido está claramente alineada con estos valores porque la latencia es prácticamente imperceptible siempre que, eso sí, activemos el modo para juegos. Si no lo hacemos se incrementa hasta rebasar los 50 ms, que es un valor lo suficientemente elevado para penalizar nuestra experiencia.
Además de la latencia de entrada LG publicita que este modelo tiene un tiempo de respuesta GTG (de gris a gris) de solo 1 ms, un valor razonable en un televisor con panel OLED. De nuevo la medida que han tomado en Rtings cuando se efectúa la transición completa del color de un píxel es ligeramente mayor (2,4 ms), pero, aun así, es un valor fantástico que, de nuevo, refleja lo bien que se lleva este televisor con los videojuegos. Además, para rematar la jugada una actualización del firmware reciente ha habilitado la compatibilidad de esta tele con la tecnología de refresco adaptativo G-SYNC de NVIDIA, otro punto a su favor que puede llamar la atención de los usuarios que tienen un ordenador equipado con una tarjeta gráfica con una GPU de esta marca.
Calidad de sonido: cumple, pero no está a la altura de sus imágenes
Durante los últimos años los fabricantes de televisores han desarrollado tecnologías que les han permitido mejorar sensiblemente la calidad de sonido de sus propuestas. De hecho, algunos de los últimos modelos que hemos analizado nos han sorprendido gratamente por su sonido. Dos de las opciones más convincentes en este terreno son el televisor OLED GZ2000 de Panasonic y el modelo LCD LED con panel 8K MASTER Series ZG9 de Sony. Desafortunadamente el televisor de LG que estamos analizando no compite en esa liga. No suena mal, pero su calidad de audio no está ni mucho menos a la altura de su calidad de imagen, por lo que quien quiera bordar su experiencia tendrá que optar por instalar una buena barra de sonido. O, mejor aún, un equipo de audio multicanal dedicado.
El rango de frecuencias con el que se siente más cómodo este televisor es la gama media. Y es que las voces tienen detalle y una presencia física notable. Sin embargo, los agudos carecen de detalle y presencia, y el extremo grave no tiene la pegada ni la resolución que requiere la banda sonora de una película o un videojuego. A los usuarios que no le dan demasiada importancia al sonido es posible que el audio de este televisor les parezca resultón, pero quien sea mínimamente exigente en este apartado echará de menos más detalle, más contundencia y menos distorsión. Y es que cuando subimos el volumen más allá del 60 o 70% del máximo el nivel de presión sonora es notable, pero la distorsión se dispara. Y puede llegar a causarnos fatiga auditiva si utilizamos el televisor con ese nivel de volumen durante toda una película o una sesión larga con videojuegos.
LG OLED C9: la opinión y nota de Xataka
Este televisor OLED de LG es realmente bueno. El modelo equiparable del año pasado, el OLED C8, era atractivo, pero este C9 lo es aún más. Su calidad de imagen es sobresaliente prácticamente en todos los frentes: colorimetría, detalle en regiones oscuras y altas luces, resolución del movimiento, profundidad de los negros, escalado desde fuentes 1080p, reproducción de contenidos HDR… Cuando le enviamos una señal de vídeo de calidad no solo en formato 4K UHD, sino también 1080p, se luce. Tanto que está a una altura similar, si nos ceñimos a su calidad de imagen, no solo de los televisores más avanzados y caros de LG, sino también de los OLED más refinados de marcas como Sony o Panasonic.
Pero sus bazas no se limitan a su sobresaliente calidad de imagen. También me parece muy destacable lo bien que viene calibrado de fábrica, su cuidado diseño y meticuloso acabado, y, sobre todo, la implementación de la norma HDMI 2.1 en los cuatro conectores con este formato que incorpora este televisor. Y es que no solo es una opción magnífica para películas y series; también es una pantalla espectacular para videojuegos. Todas estas bazas se alían con el más que razonable precio al que podemos encontrarlo actualmente en las tiendas, varios meses después de su lanzamiento, para dar forma a un clarísimo candidato a televisor OLED con mejor relación coste/prestaciones.
No obstante, a pesar de sus cualidades, no es un producto perfecto. Como acabamos de ver su calidad de sonido no está nada mal, pero está claramente por debajo de su sobresaliente rendimiento en el apartado visual, lo que nos invita a hacernos con un equipo de sonido externo si queremos bordar nuestra experiencia. Además, le falta la compatibilidad con HDR10+ para ofrecernos un soporte total de todos los formatos de contenidos HDR. Y, por último, aunque este es un hándicap que amenaza a todos los televisores OLED, sean de la marca que sean, corremos el riesgo de que a largo plazo se produzca retención de imágenes en alguna zona del panel si lo utilizamos en sesiones maratonianas con videojuegos. Eso sí, en un escenario de uso que combina cine y sesiones de videojuegos a priori no tenemos nada que temer. Sea como fuere es un televisor magnífico del que resulta difícil no encapricharse. LG ha puesto el listón alto para 2020.
9,2
A favor
- Su calidad de imagen global es sobresaliente
- Viene muy bien calibrado de fábrica
- Resuelve muy bien el movimiento
- Su capacidad de entrega de brillo le permite lucirse con los contenidos HDR
- Implementa la norma HDMI 2.1 completa, incluidas las tecnologías VRR y ALLM
- Su relación coste/prestaciones destaca dentro de la gama alta
En contra
- Es compatible con Dolby Vision, pero no con HDR10+
- Su sonido no está nada mal, pero no está a la altura de su calidad de imagen
- Al igual que cualquier otro televisor OLED podría adolecer de retención de imágenes a largo plazo si se usa en sesiones de juego muy prolongadas
Este producto ha sido cedido para la prueba por parte de LG. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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