Tras años haciendo crecer el catálogo de productos a base de colocar luces de feria y pegar la manida etiqueta “gaming” a todo, parece que la industria de los accesorios empieza a tomarse más en serio la pluralidad de gustos y necesidades de la comunidad jugona. Los cascos Logitech G Pro X son una clara prueba de que, por fin, calidad, diseño y precio empiezan a estar a la altura de las expectativas.
Pocas veces sale uno contento de la prueba de unos auriculares en pleno verano, y menos veces aún quedarte con ganas de seguir probándolos o incluso plantearte seriamente el tirarte de cabeza a comprarlos. Que ambas situaciones hayan pasado durante el análisis de los Logitech G Pro X dan buena cuenta del gran trabajo que hay detrás del último dispositivo de la marca suiza.
Logitech G Pro X: especificaciones técnicas
Logitech G Pro X | CARACTERÍSTICAS |
---|---|
ACOPLAMIENTO | Circumaural |
TRANSDUCTOR | Malla híbrida PRO-G de 50 mm |
IMÁN | Neodimio |
IMPEDANCIA | 35 ohmios |
RESPUESTA DE FRECUENCIA | 20 Hz - 20 kHz |
SENSIBILIDAD | 91,7 dB SPL a 1 mW y 1 cm |
RESPUESTA DE FRECUENCIA DEL MICRÓFONO | 100 Hz-10 kHz |
PESO | 320 g (sin cable) |
LONGITUD DE CABLE | 1,5 m / 2m |
PRECIO |
Cómodos, elegantes y sin luces de feria
Al abrir la caja de los Logitech G Pro X ya recibí una sensación que ansiaba durante años de plásticos con colores estridentes y formas extravagantes. Negro, piel, líneas sencillas y una elegancia que inevitablemente invita a quitar el micrófono y usarlos en tu día a día sin miedo a que te miren por la calle como si acabases de salir de una nave espacial.
Unos auriculares muy bonitos en los que sólo los laterales metálicos con el logo de la marca logran desentonar un poco. Lo mínimo, o al menos lo justo para creer que estás ante algo más cercano a unos Sennheiser que a lo visto habitualmente en la serie G de Logitech. Nunca he sido demasiado fan de los diseños agresivos, así que poder contar con algo más serio ha sido una auténtica gozada.
Una vez colocados, otra delicia, esta vez no para mis ojos sino para mis orejas. Sin llegar a ser pariente de Dumbo sí tengo unos cartílagos bastante pronunciados, lo que normalmente acaba provocando que el pabellón me choque con la pared interna del auricular. No es algo que moleste demasiado en una sesión de minutos, pero si la cosa se alarga normalmente me veo obligado a quitármelos por el dolor.
Con una esponja lo suficientemente gruesa para apoyarse sin problemas en la cabeza y recubrir todo la oreja, poder gozar de los G Pro X durante horas ha sido una auténtica delicia. El calor ha hecho mella con las esponjas recubiertas de piel y en algún momento he optado por las de tela, pero siempre acababa volviendo a las primeras por lo bien que mantienen el sonido y aíslan el ruido exterior.
Tres cuartos de lo mismo respecto a la comodidad de la cabeza. Calvo y por lo tanto sin pelo que amortigüe el peso, la búsqueda de una diadema que no se clave o tengas que estar recolocando en distintas zonas es una misión más complicada de lo que parece, pero en este caso me he topado con algo que es como un guante, sin presión en la parte superior ni en los laterales.
Tan cómodos han resultado ser que incluso he tenido que batallar con mi mujer en más de una ocasión por ver quién los llevaba, si yo mientras jugaba en el comedor o ella para ver una serie en el portátil. No sé si en esas buenas sensaciones ha tenido mayor peso el hecho de contar con espuma viscoelástica en los auriculares o el escaso peso del conjunto (320 g), pero en cualquier caso ha sido imposible ponerle pegas.
Cine, música y, sobretodo, videojuegos
Sin ser yo nada cercano a un audiófilo de primera categoría, ver Salvar al Soldado Ryan con un sistema 5.1 siendo un adolescente cambió por completo mi forma de disfrutar el cine y los videojuegos. Desde entonces, siempre que estoy jugando o viendo una película yo solo tiro de cascos para poder disfrutar de todos los matices posibles.
Para la prueba de los G Pro X he optado por ‘Hellblade Senua’s Sacrifice’, juego que hace un fantástico uso del sonido para reflejar la ambientación y los problemas mentales de su protagonista.
Aquí la tecnología DTS 2.0 ha hecho maravillas a la hora de representar las voces que resuenan en la cabeza de Senua, y también al evidenciar la lejanía del crepitar de hojas o fuego mientras paseas por sus escenarios.
Incluso jugando en consolas y tirando de jack conectado al mando, en vez de mediante el USB con tarjeta de sonido que puedes disfrutar a través del PC, el sonido ha sido claro y potente pese a estar el volumen por las nubes y mezclarse un montón de detalles a la vez.
Alucinante el poder disfrutar del silbido del hacha Leviatán de ‘God of War’ cuando vuelve hasta tu mano para terminar su paseo con un golpe grave, todo ello mientras hay monstruos chillando y la música añade tensión a la escena.
Para música y cine, tres de mis habituales, el Meteora de Linkin Park, el Mezzanine de Massive Attack y Dunkerque de Nolan. Muy gratamente sorprendido por la calidad que atesoran los cascos en todos ellos, ya sea aguantando el vozarrón de Bennington, la infinidad de matices de canciones como Teardrop o la increíble ambientación y banda sonora de la cinta bélica. Espectacular teniendo en cuenta que, pese a no ser unos auriculares baratos, están muy en la línea de lo que uno podría considerar como asequibles.
El micrófono como humilde protagonista
Mención aparte merece todo lo relacionado con la voz de los Logitech G Pro X. La compra de la marca Blue ha provocado que el micrófono incluido venga apadrinado por esa tecnología y, con ello, que lo que comúnmente suele ser un accesorio más en este tipo de cascos luzca aquí con un brillo propio.
De gran utilidad para jugadores, provocando incluso un “qué bien se te oye” al otro lado del auricular, la parte más interesante viene apoyada por el software incluido en la tarjeta de sonido USB. Un completo software de personalización en el que marcar hasta qué punto quiere reducir ruidos externos o añadir filtros de voz que hagan de tu voz un sonido más profesional.
Tirando de experimentación mediante controles avanzados de ecualización o valiéndote de ajustes predefinidos puedes acabar con el popeo y el seseo mientras, además, ajustas tu voz a sonidos más radiofónicos o propios de una retransmisión deportiva. Lo mejor de todo es que puede parecer una pijada sobre el papel, pero funciona a las mil maravillas cuando lo pruebas.
Como colofón puedes guardar tus propios ajustes y compartirlo o, si lo prefieres, acceder a una pequeña variedad de formatos que simulan las características y reglajes de audio y voz que utilizan distintos equipos profesionales de esport. No son el tipo de añadidos que te pueden hacer decantar por unos auriculares u otros, pero es de agradecer que hayan puesto tanto mimo en un aspecto tan olvidado.
Logitech G Pro X: la opinión de Xataka
Difícil quedar más contento sabiendo el precio de lo que reposa sobre mi cabeza. Logitech G Pro X no son unos cascos de alta fidelidad enfocados a audiófilos o profesionales, pero hacen todo lo posible para aparentarlo tanto a nivel de diseño como de rendimiento y opciones. Que unos auriculares con la etiqueta gaming reflejen esa sensación en pleno 2019 es una grandísima noticia.
Tremendamente cómodos y con un audio que en relación calidad precio es difícil querer pedirle más, son también una pieza de diseño austero igual de válida para estar frente al ordenador que para salir a la calle con ellos puestos. Sin duda alguna, uno de los gadgets más interesantes del año para el que escribe estas líneas.
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