Aunque lo que esperábamos para la renovación de la gama de portátiles de Apple era que llegara la pantalla Retina a su Macbook Air, Apple dejó su portátil de referencia casi como estaba para asegurarse mantener las prestaciones que lo han colocado como uno de los más interesantes del mercado y estrenó una categoría nueva dentro de su catálogo: los Macbook. A secas.
El Macbook 2015, llamémoslo así para entendernos mejor, es un modelo con pantalla de 12 pulgadas y resolución Retina donde Apple ha iniciado la introducción de una serie de novedades alrededor del diseño y tecnologías que no caben en sus gamas asentadas por las carencias que deja en el equipo final.
En Xataka ya lo hemos probado lo suficiente para poder ofrecerte nuestra valoración y contarte de qué lado se inclina la balanza en la lucha entre novedades y limitaciones.
Macbook (2015), características técnicas
Como es habitual en nuestros análisis, arrancamos el mismo repasando de un vistazo las principales especificaciones del equipo:
Macbook 2015 | |
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Pantalla | 12'' IPS (2304x1440 pixeles) (Relación de aspecto 16:10) |
Procesador | Intel Core M (2x1.2 GHz) |
Memoria | 8 GB |
Gráficos | Intel HD 5300 |
Almacenamiento | 256 / 512 GB SSD |
Conectividad | WiFi 802.11ac + BT 4.0 |
Batería | 39,7 Wh Adaptador de corriente de 29W |
Puertos | USB-C, toma auriculares, micrófonos |
Cámaras | FaceTime 480p |
Otros | Teclado retroiluminado |
Dimensiones | 280 x 196 x 3/13,1 milímetros |
Peso | 920 g |
Precio | 1449 / 1799 euros |
De esta ficha técnica ya sacamos claras conclusiones de los elementos que se colocan a cada lado de la balanza virtual con la que vamos a valorar el nuevo Macbook. En la parte positiva tenemos el diseño, su peso, el grosor, touchpad, pantalla e incluso teclado, quedando del lado de las limitaciones todo lo asociado con la disponibilidad de un solo puerto multipropósito, el propio teclado y el uso del procesador Core M. Arrancamos.
Análisis en vídeo del nuevo Macbook 2015
Aunque te vamos a contar con todo lujo de detalles lo que nos ha parecido este Macbook 2015, no dejes de ver nuestra review en vídeo para contemplar cada pequeño detalle del diseño, manejo, rendimiento y funcionamiento del portátil más rompedor de Apple:
Un diseño mínimo en todos los aspectos
Parece un Macbook Air de 11 pulgadas por fuera y prácticamente lo es. La única diferencia a nivel estético es la manzana que no se ilumina, una anécdota, pero por lo demás, el diseño es una continuación de lo que ya ofrece el Macbook Air.
En el cuerpo de un modelo de 11 pulgadas Apple ha colocado una pantalla de 12 pulgadas, con acabado de aluminio de una sola pieza y ofreciendo al comprador del equipo un peso de 920 gramos y un grosor que como máximo se va a 13 mm. Con estas cifras este equipo es todo comodidad para llevarlo siempre con nosotros si lo necesitamos y desde el primer momento que uno lo coge ya aprecia el poco peso y grosor del portátil, con una sensación continua de que no llevamos nada encima.
El trabajo de Apple con la reducción de dimensiones de este Macbook es de alabar, pero no debería ser "a toda costa"
El acabado, como en el Air, es magnífico, en cuña (algo que facilita que se aprecie más delgado todavía) pero con la novedad de un guiño a los equipos iOS de Apple. El nuevo Macbook 2015 recoge los tres colores que ya forman la base de los modelos de iPhone y iPad. El plateado clásico se acompaña de un sorprendente dorado (quién nos iba a decir que la "broma" del smartphone dorado iba a causar este furor además acompañado de la respuesta del consumidor) y un gris espacial (que llama Apple) que para mi es el más acertado y bonito.
Como decíamos antes, la manzana deja de iluminarse en este Macbook, imaginamos que un tercio por asemejarse a los iPad, otro por no desperdiciar ni un ápice de una batería que no puede tener demasiada capacidad, y por último, por la reducción tan agresiva de la parte de la pantalla.
Lo único interesante a nivel de diseño en este Macbook está en la reducción de peso y grosor, que se ha hecho de forma equilibrada, lo que nos permite que en general con un solo dedo vamos a poder levantar la pantalla sin que el equipo deslice o se muestre inestable sobre una mesa.
Pero este diseño mínimo de Apple no le ha salido nada barato a la compañía. Y no nos referimos solo al precio. Como vamos a ir viendo, el ejercicio de diseño industrial ha requerido introducir muy interesantes innovaciones pero también sacrificar demasiado para conseguir menos grosor y peso a toda costa. Tres ejemplos: teclado, procesador y puertos.
Brillante pantalla Retina
Aunque no prescinde completamente de los marcos, la pantalla ocupa casi toda la superficie del nuevo Macbook. Es un panel IPS de 12 pulgadas al que Apple ha reducido mucho el grosor consiguiendo en ese proceso mejorar el consumo un 30% según la compañía, ganar milímetros en el grosor global del portátil y que la calidad del panel sea más apreciada a simple vista.
El panel IPS recibe el apellido Retina gracias a su resolución de 2304x1440 pixeles, lo que nos deja una densidad muy agradecida de 226 ppp, en la línea de las pantallas que ya vemos desde hace tiempo bajo Windows en equipo de nivel. Es por cierto un formato de 16:10 que le sienta bastante bien.
Más importante para lucir estupendamente nos parece la reproducción del color, el contraste o el nivel de brillo, que crece hasta casi alcanzar los 350 nits permitiendo una correcta visibilidad en exteriores. Los ángulos de visión también son completos y en general esta pantalla representa un salto de calidad absoluto respecto a lo que hasta ahora ofrecía el portátil más ligero de Apple, el Air. Pese a todo lo dicho, me parece un poco más espectacular y disfrutable la pantalla del Macbook Pro Retina, quizás solo por el tamaño pues a nivel técnico son prácticamente idénticas.
En lo que Apple no ha querido entrar ha sido en dotar de tecnología táctil a este panel, algo que me hubiera gustado ver aunque todavía pueda resultar algo absurdo con el actual sistema operativo de escritorio. Pero si te animas a instalar Windows 8 o el futuro Windows 10, soy ya un convencido de la tecnología táctil en las pantallas de portátiles.
Aunque se puede trabajar con la resolución nativa, de serie Apple maneja resoluciones virtuales equivalentes a una pantalla de 1280x800 píxeles o incluso de 1440x900 píxeles, dos resoluciones equilibradas y que permiten un funcionamiento general fluido del equipo.
Si quisiéramos también podríamos conectar vía adaptador este equipo a una pantalla externa 4K pero no es algo que recomendemos por las limitaciones de potencia que sufriríamos.
Relacionado con la imagen, no entendemos la dejadez de Apple para con la calidad de la cámara integrada, que no pasa de 480p y realmente ofrece una calidad demasiado elemental.
Un teclado que se olvida de que se usa para escribir
Aunque hay características y datos que nos van a poder indicar si un teclado resulta o no cómodo para escribir con él, también en el análisis de esta parte de un portátil hay lugar para sensaciones personales. Y esto pasa de manera extrema con el nuevo teclado del Macbook.
El teclado del nuevo Macbook sí que ocupa todo el espacio posible en el diseño del equipo. Es completo, cambia la configuración de tamaño de algunas teclas a las que es fácil acostumbrarse, pero lo más importante es que las teclas son más grandes. Sorprende bastante tener este teclado en un equipo de pantalla de 12 pulgadas.
Para conseguirlo Apple ha realizado bastantes cambios. Para empezar se ha aumentado la anchura de las teclas, quedando todas más pegadas. La combinación de estas dos decisiones ha sido muy acertada y, hasta aquí, Apple ha configurado un teclado muy bueno en un tamaño más que compacto. No hay pues pega alguna en este apartado.
Toda la tecnología que Apple ha usado para mejorar el teclado de su Macbook 2015 es asombrosa pero limita la escritura intensiva
Otro aspecto mejorado en el teclado de Apple es la retroiluminación. Ahora es individual para cada tecla, que tiene debajo su propio LED que podemos regular en intensidad con varios niveles. El resultado es también muy bueno, con una absoluta uniformidad en la iluminación que potencia la visibilidad de cada tecla. Se ve genial cada una de ellas y no hay contaminación lumínica entre teclas en absoluto.
Pero lo más determinante en la experiencia con el teclado del nuevo Macbook es el sistema llamado de mariposa que Apple se ha sacado de la manga. El punto de partida me parece un gran avance.
Para empezar dejar de lado el sistema clásico de tijera hace que se ganen milímetros de ventaja en el mecanismo de cada tecla en pro de un grosor menor de los portátiles, una obsesión casi enfermiza llevada al límite por Apple en este Macbook. Con este cambio se consigue también una uniformidad absoluta en la tecla al pulsarla. Ya no depende de donde la pulses, si en el centro o más en un lado, para tener la misma respuesta. En este aspecto el nuevo teclado de Apple es estupendo y nos permite tras un par de días de adaptación, una velocidad y precisión idéntica a otros equipos y teclados de los de Cupertino.
Pero la verdadera clave para valorar lo que el teclado del nuevo Macbook 2015 nos ofrece está en el recorrido que hace cada tecla al pulsarla, el cual se ha reducido mucho, y la respuesta es muy apreciablemente menor que con otros teclados incluso de portátiles. Resulta bastante extraño y perdemos definitivamente la reducción del impacto de los teclados clásicos, lo que puede resultar cansado, como nos pasa al teclear sobre una pantalla táctil.
Habrá usuarios que acaben por adaptarse a esta sensación nueva en un portátil pero personalmente no me ha convencido siendo un tecleador intensivo que lo que busca es ante todo comodidad.
Justo eso es lo que ha conseguido la gente de Cupertino con el Force Touch. Este trackpad, que ya abarca toda la gama de equipos portátiles de la compañía, elimina la respuesta física pura al hacer clic para sustituirlo por una respuesta háptica que varía dependiendo de la intensidad con que pulsemos en el trackpad.
El encargado de controlar la respuesta es el sistema operativo, de ahí que con el equipo apagado, ese trackpad no nos de respuesta alguna. Las ventajas con muchas, empezando porque la respuesta o funcionamiento no depende de dónde pulsemos en el trackpad, o poder escoger la cantidad de presión a ejercer para gestionar una determinada acción.
Con la tecnología Force Touch Apple refuerza su liderazgo en los touchpad de portátiles que funcionan sin sorpresas de ningún tipo
Si Apple ha ido con sus trackpad a la cabeza en el mercado estos últimos años, ahora que parecía que los equipos con Windows se podían acercar, vuelve a tener una solución realmente buena con la que saca más ventaja todavía.
La mala noticia es que por ahora no se aprovecha casi nada del potencial de esta tecnología. Las posibilidades de este Force Touch están todavía en pañales, y apenas hay funciones especiales integradas en el sistema operativo, como puede ser avanzar o retroceder en un vídeo con más o menos velocidad según lo intenso que pulsemos sobre el trackpad (solo en Quicktime). Hay SDK, así que habrá que esperar a ver de qué manera los desarrolladores tratan de sacarle partido. Y Apple, que tiene una gran tecnología de control pero todavía apenas exprime.
No, no he podido vivir con un solo puerto USB
Al abrir la caja del Macbook para proceder a su prueba en Xataka, ya nos sobrevolaba por la cabeza cómo afrontar el test de su único puerto. El de auriculares lo obviamos. Ese puerto USB-C está llamado a ser importante a medio plazo, y es probable que su adopción se vea acelerada por la apuesta que ha hecho Apple en su nuevo Macbook.
Cuesta demasiado pensar en este Macbook como una posibilidad de portátil principal para la mayoría del mercado hoy en día porque es inviable un solo puerto para todo
Pero ahora mismo es inasumible a no ser que tengas muy claro lo que estás comprando. No pienses por ejemplo en este Macbook como un equipo que puedas usar conectado a una pantalla externa. ¿Se puede? Claro que sí, para eso está ese puerto. Pero entonces olvídate de tenerlo conectado a la alimentación, de conectar periférico alguno vía USB ni tampoco recargar tu smartphone o leer una memoria USB. Todo eso hay que hacerlo prácticamente de uno en uno o con ayuda de un adaptador. Pero ni el más básico que convierte el USB-C al USB clásico viene incluido en el paquete, lo que hubiera sido un detalle por parte de Apple.
Pero todavía así, estamos dependiendo de acordarnos todo el tiempo de llevar los adaptadores adecuados por si necesitamos usarlos, que uno nunca puede asegurar no sea en algún momento. Por no hablar de la ausencia de lector de tarjetas SD, un uso que creo bastante extendido todavía.
Aunque dependerá del uso que hagas del equipo y tu manera de trabajar e interactuar con el portátil, Apple no alcanza lo mínimo que deberíamos exigirle a un portátil por muy del futuro que diga venir. Acertará o no con la elección del puerto USB-C, pero con uno solo no vamos por ahora a ningún lado. Imposible para una gran mayoría de usuarios pensar en este portátil como equipo principal (cuesta casi 1.500 euros) con esta limitación.
Autonomía buena pero de compromiso
Apple ha realizado una tarea titánica para que todo el interior del nuevo Macbook, incluidas las zonas de cuñas, sean batería menos la destinada a procesador, memoria interna y demás. A nivel tecnológico nos parece una maravilla, otra más en este equipo, pero a cambio obtenemos una autonomía que, siendo muy buena, unas 9 horas según Apple, está por debajo de los excelentes márgenes a los que Apple nos había acostumbrado en sus modelos Air.
Con aspiraciones de ser un equipo para llevar todo el día encima y olvidarnos del cargador, al día de trabajo lejos de alimentación llegaríamos justo. En reproducción continua de vídeo estamos sin problemas por encima de las 10 horas si controlamos brillo y conectividad, pero en un día de trabajo/estudio habitual, usando la conectividad, no limitando el brillo y apurando el procesador, nos hemos quedado en la horquilla comentada, más bien cerca de las 8 que de las 9 horas. Y esas cifras ya nos son tan asombrosas ni fuera del alcance de la competencia.
Una decisión controvertida, no tanto por lo que comentábamos antes de ser único, es la elección del USB-C para la carga del equipo. Nos parece un acierto en tanto el cargador es pequeño como el de un iPad o la posibilidad de usar una batería externa para al recarga del Macbook 2015, pero hemos perdido aciertos que nos gustaban mucho del conector de carga anterior, el Magsafe.
Para empezar no es una conexión magnética, por lo que teniendo en cuenta el poco peso del Macbook, es un potencial y serio problema el tropezar con el largo cable de carga y que el Macbook acabe por los suelos. Pero es que además perdemos la luz LED de carga que tan cómodo resultaba para conocer de un vistazo rápido el estado de la carga del portátil. La inclusión de algún LED en la carcasa nos hubiera gustado. Curioso por cierto el guiño a los dispositivos móviles que hace Apple al activarse el típico sonido de carga de los smartphones al conectarlo a la alimentación.
Potencia para lo básico, no esperes nada más
Si os soy sincero, tenía serias dudas de que, tras probar varios equipos Windows con Core M como procesador principal, Apple fuera a escoger este chip para alguno de sus equipos. Antes hubiera esperado un paso a procesadores ARM. Pero aquí estamos, hablando de un Macbook que monta precisamente ese chip que no deja sorpresas y ofrece lo que promete: un paso atrás en potencia para conseguir formatos de equipos imposibles con los procesadores clásicos.
La sensación final que me queda al probar este Macbook es si realmente merecía la pena el paso a un Core M o dejar un solo puerto para hacer un equipo tan delgado y ligero pero que no altera el factor de forma clásico
La elección del Core M tiene sus ventajas. Sería imposible negarlas. La más evidente como hemos dicho es la flexibilidad que da a los fabricantes para crear diseños pequeños, delgados y ligeros, así como para prescindir de los ventiladores y dejar toda la refrigeración, que es poca, a la carcasa. Aquí le viene muy bien a Apple el acabado metálico, pues es la vía de escape del calor que genera el procesador, con dos posibles elecciones: doble núcleo a 1.1 o 1.2 Ghz, aunque con Turbo Boost de hasta 2,4 y 2,6 GHz respectivamente.
Ya entrando casi el verano en el sur, el Macbook se calienta, no hasta un nivel problemático, pero sí apreciable e incluso podría llegar a ser molesto en unas pocas semanas si lo colocamos en nuestro regazo. Apple ya advierte de que en entornos de excesivo calor que no deberían ser nada habituales (estar muchas horas con el equipo al sol directamente) y exigiéndole al máximo al equipo, el sistema operativo podría acabar apagando unilateralmente el sistema para protegerlo, como ocurre con los dispositivos portátiles.
La segunda ventaja de poner un Core M en el interior de este Macbook es que, sin ventiladores, el funcionamiento de este portátil es igual de ruidoso que un tablet o tu smartphone, que también lleva memoria SSD. Es decir, absolutamente nada. Ni un sonido nos puede alertar de que el Macbook está encendido.
Dejando de lado lo positivo del uso del nuevo Core M, vayamos al rendimiento. Para empezar, los números, comparando el rendimiento general con los Macbook de este año con Intel Core de nueva generación, con Surface Pro 3 y cómo no con un modelo Windows con Core i7 (HP Spectre X360) y el Lenovo Yoga Pro 3 que monta también un Core M:
Macbook (2015) | Surface Pro 3 | HP Spectre X360 | Lenovo Yoga Pro 3 | Macbook Air (2015) | Macbook Pro (2015) | |
---|---|---|---|---|---|---|
Single Core | 2383 | 3025 | 2883 | 2472 | 3207 | 2917 |
Multicore | 4383 | 5712 | 6103 | 4427 | 6899 | 6177 |
Vistas las cifras, toca hablar de cómo nos ha ido estos días intensos en que hemos puesto a prueba al nuevo Macbook. Más allá de que incluso Apple admita que su rendimiento global está a la par que dos generaciones anteriores del Air, en el día a día es donde comprobamos lo que puede dar de sí.
Podemos mantener al mismo tiempo abiertas aplicaciones para navegar, escuchar música, redes sociales u ofimática sin apreciar falta de fluidez, pero si seguimos añadiendo un editor de fotos o vídeo, la experiencia comienza a presentarnos trabas.
Más aún: cuando hemos tratado de abrir más de una docena de pestañas en el navegador o gestionar decenas de archivos RAW en un editor de fotos, las limitaciones del Core M son evidentes y el sistema acaba por ralentizar considerablemente el flujo de trabajo.
En la parte gráfica, con la resolución nativa o las escaladas de Apple no hemos encontrado problemas, y la GPU integrada cumple. También lo hace en juegos sencillos y no exigentes en gráficos como Minecraft o Hearthstone, pero en cuanto tratamos de disfrutar de otros títulos como Tomb Raider, el que hemos probado, la experiencia ya cae a un nivel que no merece la pena, no solo por las tasas de refresco sino por lo trabado de todo lo que intentamos hacer.
Pasamos ahora a la memoria interna. Pensar en un portátil a día de hoy sin que lleve asociado una memoria basada en tecnología de estado sólido me parece inadmisible. Las unidades SSD que ha colocado Apple en este Macbook son de 256 o 512 GB, y ofrecen un rendimiento veloz pero no tanto como el de los Air o Macbook Pro de última generación.
Si el Macbook Pro 2015 nos daba velocidades medias de 617 MB/s de escritura y 1239 MB/s de lectura, en este Macbook nos debemos quedar en 874 MB/s y 437 MB/s. Buenas cifras pero no excelentes.
Lo mismo ocurre con el sonido. Apple ha dejado los altavoces integrados justo encima del teclado, abarcando casi toda la anchura. El rendimiento que obtenemos es el esperado, en la media de un portátil que quiere cuidar el sonido pero con las limitaciones para ofrecer unos graves profundos.
Acabamos el apartado de rendimiento con una advertencia: en este Macbook las posibilidades de elección y configuración son muy escasas y no ampliables tras la compra del producto, si bien es cierto que es un acierto que la memoria RAM sea de serie de 8 GB. Pero no hay más posibilidad.
Macbook 2015, la opinión y nota de Xataka
Hay bastante de la idea detrás de este Macbook que recuerda sin remedio al primer Macbook Air. Precisamente por eso la conclusión final que se le queda a un servidor al acabar el texto de esta review tendría sentido que fuera la de saber que se está ante un producto que tendrá recorrido y será interesante, pero no en esta generación.
Habrá usuarios que puedan asumir menos potencia si no creen que necesitan más (pero también debes considerar la vida útil de tu equipo) para conseguir un funcionamiento silencioso y un grosor y peso casi imposible para un equipo como este. Incluso entiendo que Apple se decida por probar con la conexión USB-C incluso para la alimentación, pero que se cuente con un solo puerto no es admisible, por lo que lo lógico es esperar al menos a una segunda generación donde veremos una evolución más sensata y menos experimental.
Porque no podemos olvidarnos que estamos hablando de un equipo que tiene un precio mínimo de 1449 euros con el que habría que asumir limitaciones clave y lo más importante, con alternativas mejores tanto dentro como fuera de OSX.
8,1
A favor
- Diseño compacto
- Calidad de la pantalla
- Touchpad
- Peso y grosor
En contra
- Rendimiento limitado
- Solo cuenta con un puerto USB-C
- Precio
- Teclado con poco recorrido
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Apple Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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