Este convertible de Microsoft es un «viejo» conocido. A principios de este año analizamos la versión equipada con una pantalla IPS de 13,5 pulgadas y una GPU GeForce GTX 1050 de NVIDIA, y nos gustó mucho a pesar de que tenía varias carencias que provocaron que le bajásemos una nota que, aun así, fue alta. El modelo que protagoniza este análisis es muy similar a aquel primer Surface Book 2 que analizamos, pero lo aventaja claramente en un apartado crucial: su potencia gráfica.
Y es que la versión que nos ocupa no solo se desmarca gracias a su pantalla IPS de 15 pulgadas, cuyo panel incrementa ligeramente la resolución para mantener una densidad de puntos por pulgada prácticamente idéntica a la del modelo de 13,5 pulgadas; también se diferencia del otro Surface Book 2 que pudimos analizar en su GPU, que en este modelo es una GeForce GTX 1060 respaldada por 6 GB de memoria GDDR5. Curiosamente, el modelo de 15 pulgadas es casi 200 euros más barato que la configuración de 13,5 pulgadas que probamos, a pesar de la pantalla y la GPU, porque esta última contaba con una unidad SSD de 1 TB que la encarecía notablemente. Veamos si este Surface Book 2 de 15 pulgadas es una opción más equilibrada, y, sobre todo, qué nos ofrece este convertible.
Surface Book 2 15": especificaciones técnicas
Aunque ya hemos hablado de los dos componentes de este convertible más llamativos, que no son otros que su pantalla multitáctil IPS de 15 pulgadas y su procesador gráfico GeForce GTX 1060 de NVIDIA, hay otros elementos en los que merece la pena que nos detengamos. Uno de los más relevantes es su microprocesador, un chip Intel Core i7-8650U a 1,9 GHz de octava generación que nos demostró su competencia en la versión de 13,5 pulgadas de este convertible que pasó por nuestro laboratorio a principios de este año.
El microprocesador de Intel que incorpora este convertible no es compatible con chips de memoria de tipo LPDDR4, por lo que no nos queda más remedio que conformarnos con la memoria LPDDR3-1866 soldada en placa con la que cuenta
Por otro lado, los 16 GB de memoria principal que incorpora este equipo son a priori suficientes para un abanico amplio de escenarios de uso, pero, desafortunadamente, son de tipo LPDDR3-1866, y no LPDDR4, que nos ofrecería un rendimiento mayor. Esta limitación está impuesta por el microprocesador de Intel, que es compatible con chips de memoria DDR4 de hasta 2.400 MHz, pero no con módulos LPDDR4, que son los que se utilizan en la mayor parte de las tabletas por su inferior voltaje, y, por tanto, menor consumo.
El disco que incorpora este convertible para resolver el almacenamiento secundario es una unidad SSD fabricada por Samsung y con interfaz NVMe M.2. Hasta aquí pinta bien, pero la principal limitación que tiene es, precisamente, su capacidad. Y es que 256 GB pueden ser escasos en ciertos escenarios de uso en los que el espacio de almacenamiento es importante. Aunque, eso sí, siempre es posible recurrir a una unidad externa que nos ayude a combatir esa carencia. O bien podemos decantarnos por las versiones de este mismo equipo con discos SSD de hasta 1 TB.
La única ventaja que conlleva que la unidad SSD no tenga mucha capacidad es que su precio es más bajo. De hecho, como os he adelantado en los primeros párrafos de este análisis, este equipo es más barato que el modelo con pantalla de 13,5 pulgadas que hemos probado, a pesar de su mayor pantalla y más potente GPU, debido a que este último contaba con una unidad SSD de 1 TB.
Una buena noticia y otra mala. La primera es que este Surface Book 2 viene con Windows 10 Pro. La mala que su puerto USB de tipo C no cuenta con soporte para Thunderbolt 3
Dos últimos apuntes interesantes. El sistema operativo preinstalado en este Surface Book 2 es Windows 10 Pro, y no Windows 10 Home, lo que refleja claramente la vocación profesional de este convertible. Y, por último, aunque incorpora un puerto USB de tipo C, no cuenta con soporte Thunderbolt 3. Es una lástima porque esta carencia limita seriamente la conectividad de este dispositivo, pero probablemente la ausencia de esta interfaz se debe a que las vías PCI Express necesarias para hacerla posible se utilizan para conectar la tableta a la base con el teclado en la que reside la GPU GeForce GTX 1060, y que se comporta como un procesador gráfico externo.
Microsoft Surface Book 2 15" | |
---|---|
Pantalla | Táctil IPS 15 pulgadas 3.240 x 2.160 puntos (formato 3:2, 260 ppp) |
Tamaño | 343 x 251 x 23 mm |
Peso | 1,905 Kg (incluido el teclado) |
Procesador | Intel Core i7-8650U a 1,9 GHz (4 núcleos, 8 hilos de ejecución, 8 MB caché L3 y frecuencia de hasta 4,2 GHz) |
Gráficos | NVIDIA GeForce GTX 1060 (6 GB GDDR5) |
RAM | 16 GB LPDDR3 a 1.866 MHz |
Almacenamiento | SSD 256 GB Samsung NVMe M.2 |
Sistema operativo | Windows 10 Pro |
Conectividad | WiFi 802.11ac y Bluetooth 4.1 LE |
Batería | 86 Wh (23 Wh en tableta y 63 Wh en la base) |
Puertos | 1 x USB-C (USB 3.1 Gen 1), 2 x USB 3.0, jack para auriculares de 3,5 mm, lector para tarjetas SD y 2 x puertos Surface Connect |
Cámaras | Frontal 5 Mpíxeles (Windows Hello), trasera 8 Mpíxeles |
Precio | 2.799 euros (versión analizada) |
El vídeo que tenéis debajo de este párrafo lo preparamos durante nuestro análisis del modelo de 13,5 pulgadas. Aun así, dado que ambos equipos son esencialmente idénticos, con las únicas excepciones del tamaño y la resolución de la pantalla, el procesador gráfico y la memoria dedicada que lo acompaña, y, por último, la capacidad de la unidad SSD, también nos resulta útil en este análisis para ilustrar lo que nos ofrece la versión con pantalla de 15 pulgadas que estamos analizando. Aquí lo tenéis:
Diseño y construcción: muy sólido y bien acabado
Tanto la tableta como la base que aglutina el teclado, el touchpad, la batería adicional de 63 Wh y el procesador gráfico GeForce GTX 1060 están impecablemente fabricadas. Ambos elementos recurren a un chasis de magnesio con un mecanizado sobresaliente al que me parece muy difícil poner pegas. De hecho, la elección del magnesio no es casual. Este material tiene una enorme ligereza y una gran rigidez, dos cualidades muy interesantes para un dispositivo de este tipo.
En las imágenes que ilustran este análisis podéis intuir que los marcos de la pantalla no son los más finos que hemos visto, pero, aun así, su grosor de 1,3 cm no me parece exagerado. Eso sí, reconozco que las fotografías no hacen justicia al aspecto que tiene este equipo cuando lo tenemos delante. Y es que no es especialmente fotogénico si tenemos en cuenta que «al natural» es bastante más bonito que lo que reflejan las imágenes.
Al igual que la mayor parte de las tabletas, el módulo superior de este Surface Book 2 incorpora dos cámaras. La trasera tiene una resolución de 8 Megapíxeles, y la delantera de 5 Megapíxeles. Curiosamente, esta última es la más interesante porque no solo ha sido diseñada para rendir bien en videoconferencias; también incorpora la tecnología de reconocimiento facial Windows Hello concebida para permitirnos iniciar sesión de una forma cómoda y segura. Eso sí, ambas cámaras tienen algo importante en común: con las dos podemos grabar vídeo con resolución Full HD.
Otro elemento de enorme importancia es el teclado. Y afortunadamente para los usuarios que decidan hacerse con este convertible en cualquiera de sus versiones, no defrauda. El recorrido de las teclas es el adecuado y su tacto resulta suave y agradable. Además, las teclas prácticamente no adolecen de oscilación transversal, por lo que es posible utilizar el teclado durante sesiones prolongadas sin notar molestias en las articulaciones de las manos. ¿Y el touchpad? Más de lo mismo. Es bastante amplio y responde con precisión tanto al arrastre como al toque, así que tampoco puedo ponerle ninguna «pega».
La principal seña de identidad de este convertible es, sin lugar a dudas, su bisagra. Y es que este elemento es un pequeño prodigio de la ingeniería. Es lo suficientemente sólida para evitar que la tableta se desprenda de forma accidental, y, al mismo tiempo, lo suficientemente flexible para permitirnos abrir y cerrar el equipo sin dificultad. Es posible hacerlo, incluso, utilizando una sola mano.
El mecanismo ideado por los ingenieros de Microsoft para evitar que el módulo superior se desprenda en un momento inoportuno consiste en un cierre mecánico que solo podemos desbloquear presionando la tecla apropiada del teclado. Pero esto no es todo, cuando el convertible está abatido, tal y como podéis verlo en la fotografía que tenéis debajo de estas líneas, la bisagra se comporta exactamente igual que el lomo de un libro, una característica que permite transportar el equipo con mucha comodidad.
En lo que concierne a la conectividad el perfil lateral izquierdo del convertible recoge los dos puertos USB 3.0 y la ranura para tarjetas SD (es compatible con tarjetas SDXC UHS-II).
En el perfil lateral derecho del equipo tenemos el puerto USB de tipo C (recordemos que desafortunadamente no nos ofrece compatibilidad con Thunderbolt 3), el conector de alimentación, que, por cierto, es magnético, y también el jack de 3,5 mm al que podemos conectar nuestros auriculares.
Más pantalla no siempre conlleva menos autonomía
La característica que más nos sorprendió cuando analizamos el modelo de 13,5 pulgadas de Surface Book 2 fue su autonomía. La batería de 75 Wh de capacidad nos demostró que con aquella versión de este equipo era posible superar en muchos escenarios de uso las 10 horas de autonomía, una marca que no está en absoluto al alcance de todos los convertibles. Pero el modelo que nos ocupa, el de 15 pulgadas, a priori plantea un interrogante: ¿conseguirán compensar los 86 Wh que nos ofrecen las baterías conjuntas de la tableta y el teclado el incremento del tamaño de la pantalla y el consumo adicional de la GPU de este modelo?
Afortunadamente, la respuesta es sí. Es evidente que los ingenieros de Microsoft en este terreno no «dan puntada sin hilo», y han encontrado la forma de incrementar la capacidad de la batería alojada en el módulo inferior, en el teclado, de manera que la autonomía no se resienta frente a la que nos ofrece la versión de Surface Book 2 equipada con la pantalla de 13,5 pulgadas. De hecho, sus cifras en nuestras pruebas han sido prácticamente idénticas.
Cuando utilizamos el equipo para navegar y ejecutar aplicaciones ofimáticas la autonomía oscila entre las 12 y las 13 horas. Como veis, esta marca no está nada mal. Y si lo usamos exclusivamente para reproducir contenidos la autonomía se incrementa sensiblemente hasta alcanzar las 14 horas reales. De nuevo, otra cifra bastante impactante. Eso sí, cuando jugamos y entra en acción la GPU de NVIDIA, la autonomía se reduce sensiblemente. Aun así, en este escenario de uso oscila entre las 4 y las 5,5 horas, que tampoco está nada mal. ¿Y si utilizamos la tableta desconectada del módulo inferior? En este caso nos tendremos que conformar con una autonomía que oscilará entre las 2,5 y las 4 horas.
Otro dato interesante que nos viene bien conocer es el tiempo que tendremos que esperar para cargar las dos baterías al 100% si partimos de una descarga completa. En estas circunstancias nos bastarán algo menos de 3 horas de carga para que el convertible nos ofrezca de nuevo la máxima autonomía. Eso sí, si optamos por cargar únicamente la tableta seguiremos teniendo que esperar casi 3 horas debido a que el transformador proporciona la energía necesaria para cargar ambos componentes simultáneamente.
Nuestro banco de pruebas
Ha llegado la hora de que intentemos poner en apuros al hardware de este convertible. A pesar de su veteranía, Cinebench R15 sigue siendo una herramienta muy válida para poner sobre la mesa el rendimiento de cualquier CPU en un escenario multihilo. Y, como podéis ver en la captura que tenéis debajo de estas líneas, la productividad del chip Intel Core i7-8650U a 1,9 GHz que gobierna este equipo está en consonancia con lo que cabe esperar de un microprocesador de octava generación perteneciente a la familia Intel Core i7. De hecho, aventaja claramente a chips con una frecuencia de reloj mayor, pero mucho más antiguos, como son el Core i7-3770 o el Core i7-3720QM.
Como podéis ver en la siguiente gráfica, el rendimiento en PCMark 8 Home Conventional 3.0 del modelo Surface Book 2 de 15 pulgadas es prácticamente calcado al de la versión con pantalla de 13,5 pulgadas, algo muy razonable si tenemos en cuenta que ambos equipos tienen la misma CPU, la misma memoria y una unidad SSD de distinta capacidad, pero con la misma interfaz. En esta prueba sintética la GPU no «pesa» demasiado, por lo que el procesador gráfico del modelo de 15 pulgadas no le confiere apenas ninguna ventaja.
A diferencia de la prueba anterior, en PCMark 8 Creative Conventional 3.0 la GPU sí tiene un impacto bastante claro, lo que ha provocado que la versión de Surface Book 2 de 15 pulgadas aventaje a la de 13,5 pulgadas en algo más de 1.300 puntos, una diferencia que en esta prueba sintética podemos achacar a la ventaja que le confiere la GPU GeForce GTX 1060 de NVIDIA.
Los equipos que he seleccionado en la siguiente gráfica pueden resultarnos muy útiles para que podamos formarnos una idea bastante certera del rendimiento que nos ofrecen en 3DMark Fire Strike v1.1 buena parte de los procesadores gráficos para portátiles que comercializa actualmente NVIDIA. Por supuesto, este no es el único componente que determina la productividad de un equipo en esta prueba, pero, sin duda, es el más relevante. Como podéis ver, el convertible que estamos analizando queda bastante cerca del Aero 15 de Gigabyte, un portátil muy equilibrado que también tiene una GPU GeForce GTX 1060, pero que aventaja a la propuesta de Microsoft en otros apartados clave, como son la memoria principal y la CPU.
Este convertible de Microsoft tiene una marcada vocación profesional, una característica que se ve reflejada en su diseño, en la integración de la edición profesional de Windows 10 y también en la posibilidad de utilizar con él el lápiz digital Surface Pen, que, por cierto, no está incluido en el paquete y es bastante caro (en el mejor de los casos cuesta casi 90 euros). Aun así, puede ser un accesorio interesante para diseñadores y artistas.
En cualquier caso, a pesar de la vocación profesional que tiene este convertible, ¿sirve también para jugar? Por supuesto que sí. Como podéis ver en la siguiente gráfica, en los cuatro juegos con los que lo hemos probado ha arrojado cadencias medias de imágenes por segundo claramente superiores a los 30 FPS a 1080p y con la máxima calidad de imagen. Por esta razón, como cabe esperar de un equipo dotado de una GPU GeForce GTX 1060, nos ofrece una experiencia muy convincente a resolución Full HD y la calidad de imagen más alta. Si optamos por una resolución superior la cadencia media de imágenes se resiente claramente, por lo que 1080p parece la mejor opción en este equipo.
Como mencioné en los primeros párrafos del análisis, la versión de este equipo que hemos analizado incorpora una unidad SSD fabricada por Samsung que tiene una capacidad de 256 GB e interfaz NVMe M.2. En CrystalDiskMark ha arrojado una velocidad de lectura secuencial de 2.947,9 MB/s, un valor muy alto que está alineado con los resultados obtenidos por otras unidades SSD con la misma interfaz. Sin embargo, curiosamente, la velocidad de escritura secuencial en esta prueba es más baja de lo habitual en las unidades de almacenamiento que utilizan esta tecnología (338,4 MB/s).
El componente de este convertible que puede verse afectado con más claridad por la energía disipada en forma de calor es la GPU. Durante nuestras pruebas este procesador no rebasó en ningún momento los 68 grados centígrados, una cifra muy razonable que refleja que el sistema de refrigeración instalado por Microsoft en el módulo del teclado cumple su objetivo correctamente. Por otro lado, con la ayuda de mi sonómetro Velleman DVM805 pude comprobar que el ruido emitido por este equipo cuando el nivel de estrés es máximo alcanza picos de 44 dB, una cifra importante pero más comedida que la arrojada por buena parte de los equipos para gaming que hemos analizado hasta ahora cuando trabajan en las mismas circunstancias.
Surface Book 2 15": la opinión y nota de Xataka
Esta versión del convertible de Microsoft nos ha dejado un «sabor de boca» muy similar al del modelo de 13,5 pulgadas que analizamos a principios de este año. Es un equipo muy bien acabado, con un diseño cuidado y una pantalla de mucha calidad que solo se ve ligeramente ensombrecida por los reflejos que genera cuando la luz ambiental es abundante e incide directamente sobre el panel. En cualquier caso, su cualidad más impactante es, sin lugar a dudas, su autonomía, que, como hemos comprobado durante el análisis, alcanza las 13 horas en sesiones de navegación y las 14 horas cuando reproducimos contenidos.
Además, es una máquina muy polivalente con la que no solo podemos ejecutar aplicaciones ofimáticas, navegar en Internet, crear contenidos y reproducirlos, sino también jugar. Y es que su procesador gráfico GeForce GTX 1060 de NVIDIA nos permite disfrutar buena parte de los títulos actuales a 1080p y con la máxima calidad de imagen alcanzando cadencias sostenidas claramente superiores a los 30 FPS.
El encanto de este Surface Book 2 aparece poco después de tenerlo en las manos por primera vez y encenderlo, pero no está exento de limitaciones que también es interesante conocer antes de hacernos con él. Una de las más evidentes en esta versión en particular es la reducida capacidad de su unidad SSD (256 GB), aunque esta limitación tiene un impacto positivo en el precio del equipo y puede verse corregida utilizando un disco externo o eligiendo una unidad con más capacidad (Microsoft ofrece en sus Surface Book 2 discos SSD de hasta 1 TB).
Otra carencia relativamente importante es la ausencia de compatibilidad con el estándar Thunderbolt 3 a través del puerto USB de tipo C que incorpora este equipo, como hemos visto en el análisis. Tampoco podemos pasar por alto que la memoria principal es de tipo LPDDR3, y no LPDDR4, debido a la ausencia de soporte del microprocesador de Intel de esta última tecnología. Y, dado el elevado precio del equipo, habría sido una buena idea que Microsoft decidiese incorporar de serie el lápiz digital Surface Pen debido a que si queremos hacernos con él nos veremos obligados a desembolsar 90 euros más.
Hay algo más que me parece importante remarcar una vez que hemos puesto sobre la mesa las virtudes y las carencias de este equipo. Y es que la experiencia que nos ofrece cuando lo utilizamos como un portátil convencional está más lograda que cuando lo usamos en modo tableta. Aunque es bastante ligera, las 15 pulgadas de la pantalla me parecen excesivas en un escenario de uso convencional. Posiblemente los diseñadores y los artistas gráficos sí puedan sacar partido a una tableta tan grande, pero, honestamente, creo que la mayor parte de los usuarios se sentirían un poco más cómodos con una tableta algo más pequeña. En cualquier caso, este Surface Book 2 es un buen producto. Caro, pero apetecible si puedes permitírtelo.
9,1
A favor
- Diseño y construcción impecables
- Pantalla de gran calidad y definición
- Nos permite jugar a 1080p en muy buenas condiciones
- Excelente autonomía
En contra
- La ausencia de soporte para Thunderbolt 3
- El puerto Surface Connect 2 debería dejar paso definitivo al USB-C
- La capacidad de la unidad SSD de esta versión es reducida
- Su precio, a pesar de todas sus virtudes, es elevado
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Microsoft. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
Más información | Microsoft
En Xataka | Surface Book 2, análisis: más potencia gráfica para un portátil al que le sobra ser convertible
Ver 13 comentarios