Puede que la industria del móvil no se haya visto tan hacinada antes como lo está ahora, en parte porque ni antiguos ni nuevos se dan por vencidos y siguen presentando propuestas. Cada vez más en el caso de Lenovo-Motorola, que ha ampliado su última ronda de terminales de gama media a cuatro modelos y en el análisis del Moto G7 Plus os detallamos qué tal es la experiencia con el más potente.
Se trata de un terminal muy similar al que es su hermano inmediatamente menor, el Moto G7, pero salpimentando algo más el aspecto fotográfico con estabilización óptica de imagen y la asistencia de la inteligencia artificial. Una configuración peculiar y familiar que una vez más va de la mano de un software poco personalizado, pero no por ello pobre en opciones, sino todo lo contrario.
Ficha técnica del Moto G7 Plus
Moto G7 Plus | |
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Pantalla | 6,2 pulgadas IPSResolución 1.080 x 2.270 píxeles (403 ppp) |
Dimensiones y peso | 157 x 75,3 x 8,3 mm, 176 gramos |
Procesador | Snapdragon 636 |
Gráfica | Adreno 509 |
RAM | 4 GB |
Almacenamiento | 64 GB (ampliables hasta 512 GB por microSD) |
Cámara trasera | Dual, 16 megapíxeles (f/1.7) con OIS + 5 megapíxeles (f/2.2), slow-mo 240fps. |
Cámara frontal | 12 megapíxeles (f/2.2) |
Batería | 3.000 mAh + carga rápida 27 W |
Software | Android 9 Pie |
Conectividad | Wi-Fi 802.11 a/b/g/n/ac, dual-band, Bluetooth 5.0, GLONASS, GPS, NFC para mercado europeo |
Otros | Radio FM, lector de huellas, USB tipo C 2.0, cancelación activa de ruido, Dolby Audio, jack de 3,5 mm |
Precio | 299 euros (modelos en azul y rojo) |
Moto G7 Plus, review en vídeo
Un diseño que por detrás reconoceríamos a leguas, pero que se actualiza por delante
Pocas sorpresas en lo referente a la estética de los Moto G7, salvando parte del frontal que sí se ha renovado adaptándose a una de las tendencias más populares de 2018: la muesca o notch. La trasera de los cuatro nuevos Moto G mantiene las líneas de diseño que la marca definió desde los Moto G5, con esa joroba circular para el equipo fotográfico que en este caso incluye dos lentes (cuyas características y rendimiento veremos en detalle en su correspondiente sección).
Así, tenemos una parte trasera de cristal que dibuja curvas en el final de sus bordes laterales, fusionándose con el borde metálico de modo que la continuidad se sucede en toda la construcción y acabados. Estas curvas confieren comodidad al agarre, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de uno de esos terminales más grandes al integrar una pantalla de diagonal de 6,2 pulgadas y no ser particularmente contenido.
Altura (mm) | Anchura (mm) | Grosor (mm) | Peso (gramos) | Pantalla (pulgadas) | Batería (mAh) | Superficie (cm2) | Volumen (cc) | |
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ASUS ZenFone 5 | 153 | 75,7 | 7,9 | 155 | 6,2 | 3.300 | 115,821 | 91,49859 |
Huawei P Smart 2019 | 155,2 | 73,4 | 8 | 160 | 6,21 | 3.400 | 113,9168 | 91,13344 |
Xiaomi Mi 8 | 154,9 | 74,8 | 7,6 | 179 | 6,21 | 3.300 | 115,8652 | 88,057552 |
A9 (2018) | 162,5 | 77 | 7,8 | 183 | 6,3 | 3.800 | 125,125 | 97,5975 |
Moto G7 | 157 | 75,3 | 7,9 | 174 | 6,2 | 3.000 | 118,221 | 93,39459 |
Moto G7 Plus | 157 | 75,3 | 8,3 | 176 | 6,2 | 3.000 | 118,221 | 98,12343 |
De hecho, comparándolo con otros móviles de pantalla equivalente o similar a nivel de diagonal no es de los que mejor resultado tiene en cuanto a compactación. El Huawei P Smart 2019 y el ASUS ZenFone 5 integran una batería mayor en menos volumen y menor peso, y el Samsung Galaxy A9 (2018) añadiendo unos gramos sobre el peso del G7 Plus.
No obstante, como decimos es cómodo y se mantiene esa sensación de ligereza que percibimos en las primeras impresiones. A favor también está que el acabado del cristal es muy resistente a las huellas (casi cuesta ensuciarlo) y que aunque es algo deslizante no es resbaladizo en exceso.
Este diseño integrado, sobrio y con continuidad es causa y consecuencia de la impermeabilidad a salpicaduras del Moto G7 Plus, manteniendo algo de ese ADN de resistencia que también se asocia a la marca por móviles como aquel Moto X Force (y las resiste, probado varias veces). Y la principal evolución la vemos en ese frontal, que gracias a la integración del auricular, el traslado del altavoz principal y al adelgazamiento de los bordes (en parte por el notch) pasa del 74,4% al 81,4% de aprovechamiento por parte de la pantalla del Moto G6 Plus al actual, aún con la cuestionable decisión de mantener el logo en el borde inferior.
Así, el altavoz principal deja de ocupar la ubicación (que ya era tradicional -y algo caduca- en los Motorola) frontal para pasar a situarse en el borde inferior, junto al USB tipo C y al jack de audio de 3,5 milímetros. La bandeja para las tarjetas se sitúa en el borde opuesto, y el lector de huellas sigue quedando en la parte trasera, dejando más lejos también aquella posición frontal que aún vimos en el Moto G5 Plus, aunque manteniendo el logo en el marco inferior.
Al final es un terminal que resulta atractivo por lo sobrio de su diseño, si bien el saliente de las cámaras no deja de ser menos discreto que el que vemos en otras soluciones aunque se trate de una de las señas de identidad de la casa. A favor tiene la evolución del frontal y esa resistencia a salpicaduras y en cierto modo a huellas dactilares, y que añade una nota de color discreta que lo coloca en un marco más amplio de público diana (y no sólo a quien busca algo vistoso y colorido).
Pantalla: despejando el frontal para una pantalla adecuada
El fabricante sigue fiel al IPS y en el Moto G7 Plus tenemos una pantalla de 6,2 pulgadas de esta tecnología, con resolución FullHD+ de 1.080 x 2.270 píxeles, quedando unos 403 píxeles por pulgada. Un grado de resolución que da la suficiente nitidez como para que tengamos una buena experiencia de lectura y visualización sea cual sea la situación y el contenido.
La pantalla tiene un buen nivel de contraste y de viveza de los colores. De hecho, de fábrica viene configurada con el máximo nivel de saturación que ofrece, resultado algo alto para quienes prefieran un nivel más natural y menos artificial (o cercano al AMOLED), pero que tiene solución en los ajustes que añade Motorola a los de pantalla del sistema.
El panel viene algo frío de fábrica, y esto sí que no lo podremos ajustar, dado que sólo encontramos ese plus para la saturación. En cuanto a ángulos de visión se defiende, si bien nos dará esa sensación de que la pantalla está algo alejada de nuestra yema probablemente por el grosor del cristal, pero nada que objetar a nivel de sensibilidad táctil.
Bien a nivel de brillo máximo, la visualización es correcta tanto en interiores como bajo el sol en su máxima incidencia. Eso sí, el ajuste de brillo automático no se porta del todo bien bajándolo demasiado en ocasiones, lo cual es bastante molesto a la hora de fotografiar (lo cual nos ha ocurrido bastantes veces).
Además de las opciones que hemos mencionado para ajustar algo más la pantalla a nuestro gusto, también hay una opción añadida a la navegación tradicional por botones, aunque no se trata de los gestos que hemos visto en otras capas de personalización como MIUI o Oxygen OS. Motorola ha adoptado y adaptado la navegación con barra que hemos visto en los Pixel 3, de modo que la deslizamos hacia arriba o hacia los lados para desplazarnos dentro de una app, pasar a otra o abrir el asistente virtual.
La curva de aprendizaje no es demasiado pronunciada y se le agarra pronto el tranquillo: deslizar a la derecha para pasar a la app anterior, a la izquierda para ir atrás, hacia arriba y manteniendo para la multitarea y un toque para minimizar. Pero la manera en la que han dispuesto crea un espacio a su alrededor que al final supone un borde añadido similar al que tenemos con los botones tradicionales.
Además, habría que revisar algo más el funcionamiento dado que en varias ocasiones se nos ha quedado congelada la interfaz al intentar lanzar la multitarea (con diversas apps) ,y en particular este gesto no acaba de ir bien del todo siempre. Quizás pueda corregirse por una actualización de software, dado que con el resto de movimientos no hemos notado ningún fallo o comportamiento raro.
Se echa de menos el poder activar pantalla con el doble toque, pero cierto es que la pantalla y la interacción con ella forma una parte importante de la tímida personalización de Motorola a nivel de software. De hecho, es interesante y conveniente dejarse llevar por los tutoriales que se inician tras acabar la configuración del terminal para conocer las acciones Moto que hay para la pantalla (en la parte de software veremos el resto).
Hay que ir a la app Moto y buscar las opciones para pantalla, repartidas entre Pantalla inteligente y Pantalla atenta dentro de Pantalla Moto, donde las podremos activar o desactivarlas del todo. Si preferimos configurar cada una en detalle, activando sólo parte de todo lo que implican, deberemos entrar a cada una y ver qué acciones nos convienen más.
- Pantalla inteligente: sería lo que conocemos como pantalla ambiente, pero no estará siempre activada, sino que se iluminará al levantar el terminal o al acercar la mano (si así lo configuramos). Podremos bloquear notificaciones de algunas apps si nos interesa, mientras que si no lo hacemos podremos realizar pequeñas interacciones con ellas como eliminar un correo, marcar como leído un mensaje o controlar la reproducción multimedia.
- Pantalla atenta: si la activamos la pantalla permanece activa (sin atenuarse o entrar en suspensión) mientras mantenemos la mirada.
En general son aplicaciones que funcionan bien, aunque la pantalla inteligente se hace de rogar en cuanto a lo de activarse al acercar la mano (suele requerir agarrar el terminal, de manera ocasional se activa con la vibración de la mesa si apoyamos algo cerca). La Pantalla atenta si mantiene siempre un buen comportamiento, lo cual resulta bastante cómodo si estamos leyendo para no tener que variar el ajuste de suspensión automática.
Rendimiento: la jugada de no ir a por lo último, sino a por ¿lo suficiente?
Una de los derroteros que algunos fabricantes toman en sus gama media quizás para abaratar costes es la de recurrir a procesadores que no son estrictamente actuales o la última incorporación de Qualcomm (o el fabricante que sea). Lo vimos en el Xiaomi Mi A2 (que en 2018 integraba el Snaopdragon 660 de 2017), en el Moto G5 Plus (que en 2017 integraba el Snapdragon 625, de 2016), en el Moto G6 Plus (que en 2018 integraba el Snaopdragon 630 e incluso en el gama alta Nokia 8 Sirocco (que en 2018 integraba el Snapdragon 835, de 2017).
Y lo vemos también en los Moto G de este año. Para los dos hermanos mayores, el Moto G7 y el Moto G7 Plus, el procesador que vemos es este Snapdragon 636 acompañado de 4 GB de RAM. El hecho de integrar un componente no contemporáneo no implica per se que el rendimiento no vaya a ser aceptable, como hemos visto en alguno de los casos que os hemos citado, pero en este caso implica nacer con un componente de dos años de antigüedad.
Hemos experimentado algún lag puntual, sobre todo a la hora de sacar la multitarea o cambiar de tarea activa
¿Es demasiado tiempo? ¿Es demasiado poco? Según se mire. No hay ninguna limitación de funciones a nivel estándar (hay soporte para doble cámara e inteligencia artificial, por ejemplo) y hemos podido jugar y reproducir cualquier app sin cierres o comportamientos anómalos, pero cierto es que hemos experimentado algún lag puntual, sobre todo a la hora de sacar la multitarea o cambiar de tarea activa.
A largo plazo está claro que supondrá tener un móvil con componentes “antiguos” ya desde el momento de su adquisición, de manera que envejecerá siempre algo antes que otro con componentes más actuales (a nivel de novedades y actualizaciones). Si atendemos a los benchmarks vemos que los que incorporan el 636 con 4 GB de RAM quedan por encima del Exynos 7887 de Samsung con 3 GB y por debajo que el Kirin 710, el Snapdragon 660 o el A10 de Apple (con 3 GB de RAM).
Moto G7 Plus |
ASUS Zenfone 5 |
Galaxy A5 2017 |
Xiaomi Redmi Note 5 |
Huawei P Smart 2019 |
iPhone 7 Plus |
Xiaomi Mi A2 |
|
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Procesador y RAM |
Snapdragon 636 + 4 GB |
Snapdragon 636 + 4 GB |
Exynos 7887 + 3 GB |
Snapdragon 636 + 4 GB |
Kirin 710 + 3 GB |
Apple A10 + 3 GB |
Snapdragon 660 + 4 GB |
AnTuTu |
116.035 |
125.353 |
61.108 |
115.519 |
130.026 |
172.644 |
127.610 |
GeekBench (Single / Multi) |
1.317 / 4.723 |
1.334 / 4.884 |
769 / 4097 |
1.334 / 4.852 |
1.531 / 5.149 |
3.457 / 5.608 |
1.626 / 4.286 |
PCMark Work |
6.230 |
5.637 |
4.892 |
5.853 |
4.775 |
6.332 |
n.a. |
3DMark (Ice Storm Unlimited) |
19.111 |
19.432 |
13.469 |
13.810 |
16.434 |
36.711 |
22.461 |
Añadir que notaremos bastante pronto el aumento de temperatura tras un uso intensivo, sobre todo si iniciamos sesiones de juego. No da cifras alarmantes ni tampoco molesta, pero se percibe al poco de estar jugando en la parte trasera del dispositivo.
Software: algo más cercano a lo que nos gustaría ver en Android stock
La bandera de Pure Android de momento la siguen ondeando Nokia y los fabricantes que han optado por Android One, pero Motorola puede tomarse ciertas licencias si hablamos de presentar el software de Google casi tal y como sale de sus hornos de desarrollo. En el Moto G7 Plus tenemos Android 9 Pie con la suite de servicios Moto, que viene de la mano de la app que hemos comentado antes y de algunas opciones extra que vemos en los ajustes.
Lo que vemos es que no hay duplicidad o adición de apps con respecto a lo que obliga a instalar Google a nivel de utilidades básicas: el correo, el explorador de archivos (más o menos) y la galería son Gmail, Files Go y Google Fotos, sin app propia para notas o grabación de voz. Como extra sólo tenemos la app Facebook, que podremos eliminar si no nos interesa como alguna de las apps preinstaladas de Google.
Como hemos comentado, no hay cambios a nivel estético y tenemos una interfaz totalmente Android stock, además de por las tipografías y por los iconos redondeados por esa barrita de navegación que os hemos presentado anteriormente. Más ancha que la de los Pixel y con algún gesto añadido (el de pasar rápido a la app anterior), supone también que la pantalla ceda siempre un pedazo a esta barra.
Podemos echar en falta algún plus si venimos de capas más cargadas como Samsung Experience o EMUI, por ejemplo para ajustar algo más la pantalla o en cuanto a opciones de audio. Tampoco hay apps de gestión automática de los segundos planos o de limpieza de archivos como en MIUI, lo cual puede servir de ayuda a quien no acostumbra a vigilar estos aspectos.
En cuanto a lo que proporciona la app Moto ya hemos detallado algunos aspectos en la sección de pantalla, pero hay algunos otros añadidos. Por ejemplo, podemos activar la detección automática de que estamos conduciendo para que anuncie llamadas y mensajes (también con auriculares o en una ubicación determinada), y también hay una serie de acciones rápidas que podemos activar, como levantar el móvil para desbloquear o sacudir dos veces el terminal para encender la cámara, y todo funciona bien (aunque la apertura de la app de cámara sí nos ha fallado alguna vez).
En esas acciones también hay alguna posibilidad para la pantalla apagada, como silenciar el móvil al voltear hacia abajo o agarrarlo, o que los botones físicos sirvan para controlar la reproducción multimedia. E hilando con el sonido, hay algunos extras para el audio para personalizar un poco más la audición cuando elegimos auriculares (ya sea por conexión física o por Bluetooth), que veremos con detalle más adelante en la sección de audio.
Al final resulta ser una personalización leve que proporciona añadidos bastante interesantes que permiten hacer más cómodas algunas acciones. Está en ese término medio entre la austeridad de Android puro y lo incisivo y cargado de algunas capas, aunque eso sí, parece que hay aspectos por pulir en cuanto a la navegación con la barra para obtener una estabilidad que no hemos percibido en este caso y sí en el terminal de Google.
Biometría
El Moto G7 Plus confía en los métodos biométricos para el desbloqueo sin olvidar los tradicionales, ofreciendo la lectura de huellas gracias al sensor de la parte trasera y el reconocimiento facial mediante la cámara frontal que asoma por ese notch en forma de gota. Un reconocimiento facial básico, al no integrar el conjunto de sensores que vemos en móviles de alta gama.
El reconocimiento facial funciona con la Pantalla atenta, viendo que aparece un candado abierto en el lugar de la hora y se produce la pequeña vibración cuando el desbloqueo es efectivo. Pero también con la pantalla activada, pudiendo elegir si queremos sólo el desbloqueo o también la apertura en las opciones, mostrándonos la pantalla de inicio o lo que tuviésemos abierto.
El sistema reconocimiento facial realiza una lectura del rostro en muchas situaciones, pero nos hemos de olvidar de ello en baja luz y en oscuridad. Ahí veremos que no aparece el icono del candado abierto en la Pantalla atenta, y que activando la pantalla nos pedirá la lectura de huellas.
Con buena luz trabaja bastante bien y nos reconoce aunque añadamos gafas de vista. Cuando lo hace es bastante rápido, además, aunque quizás lo que gane en velocidad es la lectura de huellas, que no es exigente a nivel de superficie del dedo y funciona incluso con la huella humedecida.
Fotografía: mucha joroba para tan ajustado rendimiento
Dos cámaras traseras para los Moto G7 mayores, y éste se lleva más megapíxeles en su sensor principal y uno de los añadidos más importantes: la estabilización óptica de imagen. En la joroba del Moto G7 Plus vemos una cámara con un sensor de 16 megapíxeles y lente de apertura f/1.7 (y la OIS), junto con un sensor secundario de 5 megapíxeles (f/2.2) para la profundidad.
Provocando esa muesca en forma de gota está la cámara frontal, con un sensor de 12 megapíxeles (f/2.2). Hay asistencia de inteligencia artificial para las traseras según el fabricante, aunque ahora veremos que en la app no ocupa un lugar destacado (y manual) como en el caso de EMUI o MIUI.
App de cámara
Sencillez, diferenciación y los modos justos. En esos tres pilares se basa la app de Motorola, que sigue siendo uno de los pocos añadidos que supone la capa con respecto a lo que ofrece Google. No hay una navegación enteramente con pestañas como vemos en muchos de los fabricantes, sino que lo agrupa todo en cuatro, siendo una variable para el último modo que se usa (al estilo de Sony).
En el modo automático encontramos un acceso rápido para el HDR y para el modo manual, el cual dispone los ajustes a modo de los aros de la app de fotografía de los Nokia Lumia. Aunque en la velocidad de obturación vemos el mismo error de previsualización que vimos en la app de EMUI y MIUI (a partir de 1/250 segundos no muestra cambios).
En la pestaña de modos encontramos el retrato, la selección de color, los recortes y otros para vídeo. Posteriormente veremos su aplicación, pero en general son muy sencillos de usar, con interfaces intuitivas y con los elementos justos (algún regulador).
La app funciona de manera correcta, sin cierres o lag en cuanto a la navegación. Cierto es que es algo lenta al disparar, sobre todo en condiciones difíciles o en HDR, pero esto no depende tanto de la fluidez de la app en sí.
Cámaras traseras
Puede que sea el mayor de los G7 y que su rendimiento fotográfico esté por encima entre sus hermanos, pero de manera global las cámaras del Moto G7 Plus son correctas hablando de un gama media de 2019, tirando a lo justo en algunos aspectos.
En general tenemos unos colores realistas, aunque en algunas ocasiones vemos que la saturación queda por debajo de lo que debería (es puntual, nos ha pasado en interiores y en exteriores sobre todo con abundancia de luz). El balance de blancos automático es algo errático, tendiendo a demasiado cálido en interiores y a frío en exteriores, aunque esto puede solucionarse optando por el modo manual (y dejando el resto de parámetros en automático si lo preferimos.
Lo que es bastante frecuente es encontrar una falta de detalle generalizada
El nivel de contraste suele ser adecuado, salvo en algunos usos del HDR (quedando exagerado en ciertos disparos en interiores). Pero lo que es bastante frecuente es encontrar una falta de detalle generalizada, sobre todo en fondos con luz media e interiores, situación en la que el ruido no tarda en hacerse presente si tenemos iluminación media-baja.
El HDR es adecuado en casi todas las ocasiones, salvo en interiores con iluminación media-baja y de noche cuando la iluminación es abundante, situación en la que se añade mucho, mucho ruido. La ISO no es necesariamente más alta que la que se aplica en el mismo disparo en automático, por lo que si tenemos una escena con iluminación abundante de noche mejor no recurrir al HDR y quedarnos en automático o en manual.
De hecho, lo conveniente es conocer los tres disparos posibles para la noche ya que el resultado más adecuado dependerá de la iluminación y de nuestra elección. En una situación oscura o con luz baja/media, el HDR y el manual serán mejor elección que el automático, que tiende a subexponer de noche, pero cuando haya buena iluminación la cosa andará mejor entre el automático o el manual.
El modo manual será un buen aliado para cuando el automático y el HDR saquen mucho ruido, ya que éstos pueden llegar a disparar a más de ISO 4000 cuando la situación tampoco lo requiere. Pero la velocidad de obturación mínima es 1/6 segundos, con lo que no podremos realizar largas exposiciones como sí es posible en otros modos manuales.
Los modos añadidos tienen un comportamiento variado según de cuál se trate, pero en general el modo de recorte necesita mucha mejora. No suele detectar bien el objeto o sujeto que nos interesa aislar, aunque nos indique que sí, por lo que el efecto de cambiar el fondo no suele funcionar.
El modo de selección de color suele funcionar bien, y el modo retrato dependerá mucho del contraste con el fondo. En exteriores suele haber un recorte bastante mejor que en interiores, pero no es demasiado fiable aun con abundancia de luz, y casi resulta cuestión de azar que nos acabe recortando bien.
En interiores es bastante más difícil que se aplique el efecto (al mínimo movimiento nuestro nos indicará que se aplica o que no), y cuesta algo más si lo intentamos en un contraluz. Si la luz es baja habrá además una pérdida de nitidez acusada.
Cámara frontal
La cámara subjetiva dispone tanto de HDR, como de modo manual, como de modo retrato. En general da resultados aceptables, aunque el enfoque automático es algo irreverente y en interiores con iluminación media-abundante puede quedar el rostro algo desenfocado.
Con el balance de blancos automático también hay algo de irreverencia como ocurría con las cámaras traseras, pero es bastante más estable y correcto en este caso. El HDR es ligeramente más agresivo, sin dejar sombreados o contrastes demasiado exagerados en el rostro pero acentuando los bordes en el cabello, aunque viene bien para intentar salvar un cielo quemado (aunque sin milagros).
El modo retrato trabaja relativamente bien. Suele aplicarlo salvo en contadas ocasiones (sobre todo si las condiciones de luz lo ponen difícil, aunque llega a funcionar de noche) y el recorte suele ser correcto, aunque el bokeh es algo plano como ocurre con las cámaras traseras.
Hay también ajuste de belleza, aunque no se trata del sin fin de opciones que disponen algunas capas como MIUI o Color OS. Es un simple ajuste que podremos configurar como manual o en automático, y el efecto es el habitual: rostro “perlado” a base de perder nitidez (y realidad).
Vídeo
Como hemos visto al hablar de la interfaz de cámara, hay un acceso rápido para poder activar o no la estabilización. Se trata de un sistema que aunque no es perfecto aporta estabilidad y deja tomas más suaves sobre todo a 1080p (según la app está activa también a 4K, aunque por los resultados parece que no).
Tenemos colores realistas y buena captura del sonido, aunque de nuevo hay algo de falta de detalle en los planos secundarios y fondos. Bien defendidos los primeros planos, tanto en exteriores como en interiores bien iluminados.
De noche el vídeo sufre como ocurre con la fotografía. Tendremos mayor calidad en 4K, pero la estabilización sigue funcionando mucho mejor en 1080p.
La cámara subjetiva da buenas tomas tanto en exteriores como en interiores y de noche. En este segundo caso hay una falta de nitidez acusada, pero tampoco dista demasiado de otros sistemas similares.
Sonido: manteniendo las buenas costumbres (y las conexiones físicas)
Ese apellido “Plus” viene en parte por ser el único de los Moto G7 que incorpora altavoces estéreo Dolby Audio. Una salida de sonido a la que se suma el jack de audio de 3,5 milímetros, disponiendo también de Bluetooth 5.0 a diferencia del Bluetooth del Moto G7 Play.
En cuanto a potencia y volumen no sobresale precisamente, pero tampoco se queda corto siendo suficiente para tenerlo como centro multimedia cercano o al jugar o ver algún contenido de vídeo. Nos ha dado un volumen máximo de 107,9 decibelios que no está nada mal, sobre todo porque en torno al 60-70% es suficiente si tenemos el móvil cerca y lo más importante: no hay apenas pérdida de calidad al ir incrementando el volumen.
El sonido estéreo está bien conseguido, sin vibraciones y otras consecuencias de un mal diseño o aplicación. Y se agradece particularmente en los juegos, siendo un aliciente en la experiencia.
El audio es de calidad, más que aceptable, aunque sí es cierto que queda algo justo de rango dinámico. Podría haber algo más de matiz, si bien como ahora veremos hay ajustes que permiten configurarlo más a nuestro gusto.
Ampliando los ajustes de audio generales encontramos los del Dolby Audio, o bien yendo a la app que aparece preinstalada. Ahí encontramos una serie de ajustes que podremos activar tanto para altavoces como para auriculares, a excepción del personalizado:
- Audio inteligente: es un ajuste automático que hace según el contenido, pero que bajo nuestro criterio no se perciben apenas cambios.
- Música: hay un aumento de la nitidez del sonido, pero a precio de una disminución del rango dinámico y de la potencia.
- Película: un ajuste pensado para el contenido multimedia que da más profundidad y reverberación.
- Personalizado (sólo auriculares): ofrece el ecualizador (manual o automático) y la posibilidad de hacer el sonido más envolvente. También podemos aumentar el volumen.
Aunque la calidad del sonido por altavoces es buena, siempre es más limpia y de mayor calidad la audición con auriculares. En nuestro caso, el ajuste que mejor nos ha ido ha sido el personalizado con el sorround virtualizer activado, el ecualizador abierto y el volumen leveler, que permite que haya un ajuste automático selectivo del volumen del audio de salida según se trate de la reproducción o los sonidos del sistema (lo cual no permite Android stock tampoco).
Autonomía: no es el que más dura, pero sí el más rápido cargando
La autonomía no es cuestión de miliamperios/hora únicamente, pero normalmente su abundancia favorece este aspecto. Aunque eso sí: también suele suponer un volumen extra que en esta nueva familia de terminales sólo ha cedido el Moto G7 Power para esa pila de 5.000 mAh.
Altura (mm) | Anchura (mm) | Grosor (mm) | Peso (gramos) | Batería (mAh) | Volumen (cc) | |
---|---|---|---|---|---|---|
Moto G5 Plus | 150,2 | 74,8 | 8,7 | 155 | 3000 | 97,74 |
Moto G5S Plus | 153,5 | 76,2 | 8 | 168 | 3000 | 93,57 |
Moto G6 Plus | 160 | 75,5 | 8 | 167 | 3200 | 96,64 |
Moto G7 Play | 147,3 | 71,5 | 8 | 149 | 3000 | 84,26 |
Moto G7 Power | 159,4 | 76 | 9,3 | 193 | 5000 | 112,66 |
Moto G7 | 157 | 75,3 | 7,9 | 174 | 3000 | 93,395 |
Moto G7 Plus | 157 | 75,3 | 8,3 | 176 | 3000 | 98,12 |
El Moto G6 Plus aprovechaba mejor un menor volumen a nivel de batería, integrando una algo mayor que la del G7 Plus.
El Moto G7 Plus se queda con lo que ha sido el estándar para esta nueva hornada de Motorola: los 3.000 mAh. Una cifra que más o menos se entiende como un mínimo justo en un terminal Android actual, idea preconcebida que en este caso encaja bastante.
La autonomía media del Moto G7 Plus queda en unas 22 horas, pudiendo ser algo más si hemos tenido un uso menos intenso o han abundado las horas en WiFi. La media de horas de pantalla está en torno a las 6 horas, medias obtenidas tras alternar distintos tipos de uso e intensidades.
No destaca en las medias, pero sí bate en rapidez: los 27 vatios del cargador permiten que TurboPower de cifras de 45 minutos para la carga completa, con unos 20 minutos para el 50% (de 0 a 100% con el móvil apagado y el cargador que se entrega con el móvil). No convence su autonomía media, pero ciertamente compensa esta carga y es muy, muy fácil habituarse a que en menos de una hora podamos tener el móvil completamente cargado.
Eso sí, cabe puntualizar que el terminal no soporta carga inalámbrica, lo cual es cada vez más habitual y puede echarse en falta.
Moto G7 Plus, la opinión de Xataka
A algunos nos queda en el recuerdo el nacimiento de los Moto G, con un terminal modesto donde los hubiese que logró ser el protagonista, el móvil a recomendar. El de la batería nuclear.
Eran tiempos de menos competencia en los que la fórmula de ahorrar costes y ofrecer no lo mínimo, pero sí lo bastante más básico que la competencia, con un software “desnudo” y algo que destacase (en este caso la autonomía), funcionaba. Pero ahora hace falta más madera para batir a rivales que se valen de ese software liviano y que ofrecen componentes más modernos por incluso menor precio.
El Moto G7 Plus da una buena experiencia y sigue aportando esa marca de la casa a nivel de software: poca personalización, y la poca que hay, muy útil. Pero queda justo en aspectos como la autonomía o la fotografía, donde podría (o debería) sacar pecho para ser un candidato a considerar por el que busca un gama media que no sea lo más básico.
8.2
A favor
- La carga rápida: 45 minutos, casi imbatible en la gama media actual.
- La renovación del frontal le ha venido bien a la estética, aprovechándolo mejor e integrando muy bien el altavoz/auricular.
- La personalización del software es la justa y necesaria: ajustes extra para sonido, pantalla y navegación, con los añadidos Moto.
En contra
- La fotografía no está a la altura de lo esperado: se echa en falta nitidez y un resultado más estable.
- No tenemos la fluidez y estabilidad que esperábamos en un Moto, quizás por un procesador algo justo o porque hace falta afinar el software propio.
- Puede echarse en falta la carga inalámbrica, algo cada vez más habitual.
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Motorola. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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