Moto X ha sido en las dos anteriores generaciones el modelo más ambicioso de Motorola. A pesar de que el original fue un poco flojo en especificaciones, el año pasado se resarcieron con un terminal excelente. Este año repiten estrategia pero dividen la experiencia en dos: un gama media de calidad y un tope de gama en toda regla.
Ayer los conocimos en la presentación oficial y hoy en Madrid hemos tenido oportunidad de conocerlos. Play y Style, los dos nuevos Moto X para una Motorola que va ampliando su portfolio y donde si los nombres os dejan confusiones sobre el lugar que ocupan, os traemos una toma de contacto con ambos para resolver todas vuestras dudas.
Moto X Play, el gama media real de Motorola
Con el comienzo del 2015, vimos como una nueva gama media se configuraba en Android: terminales más potentes donde apartados como la cámara o la pantalla ganaban protagonismo. Una evolución que dejó un poco atrasados a los terminales que por aquel entonces definían esta liga. Motorola, líder de esta categoría, tenía que volver y lo ha hecho de una forma que pocos esperábamos.
Todo apuntaba a que el Moto G iba a ser un nuevo gama media para competir con M4 Aqua, Mi4i, Aquaris M5, ZTE Blade S6… En cierto modo, el Moto G de 2GB de RAM es más o menos competitivo pero el que de verdad va a luchar de tú a tú con la competencia es el Moto X Play.
Cogemos el terminal y en un vistazo rápido ya nos da algunas claves para entender el producto: diseño de Moto X, pero materiales de Moto G. La comodidad de las curvas del X del año pasado pero con acabados más modestos. Plástico cromado, frontal mejor aprovechado y con una proporción tamaño/peso algo pesada. Su batería, eso sí, lo justifica.
La pieza trasera que cubre el terminal tiene un tacto algo tosco. No es desagradable pero sí da la sensación de ser algo más gruesa. Se agarra perfectamente a la mano aunque con ese tamaño cuesta llegar a todos los puntos del dispositivo con una sola mano.
La pantalla, un panel TFT LCD de 5,5 pulgadas, muestra colores vibrantes. Se nota el paso respecto al AMOLED y aunque no son tonos tan radiantes, ahora la sensación es más equilibrada, menos artificial. El cristal frontal, eso sí, nos juega alguna que otra mala pasada con los reflejos. El ángulo de visión es casi completo y la densidad de píxeles (403 ppp) es excelente.
En cuanto al rendimiento, se nota el salto respecto al Moto G: mayor fluidez en las animaciones, mejor gestión de la multitarea y la sensación de ofrecer una mejor experiencia de uso. Veremos en nuestro análisis pero aquí Motorola sí que demuestra competir mejor con el resto de gama medias. Eso sí, Lollipop sigue dejando claro que está aún lejos del nivel de KitKat. Parece que esa será una tarea para Android M.
Motorola esta vez quiere apostar fuerte por la cámara y ellos mismos lanzaron un órdago al decir que iba a ser sobresaliente. De esa afirmación al hecho hay un trecho y aunque el sensor del Moto X Play es bueno, anda un poco lejos de lo que hemos visto con los móviles que a día de hoy son referencia.
Eso sí, va a ser un competir muy firme para los M4 Aqua, Galaxy A5, Mi4i y compañía. El enfoque automático es un poco lento y los resultados que hemos podido hacer en la toma de contacto son buenos en interiores y con luz artificial. En nuestro análisis lo veremos mejor pero, de momento, no están al nivel que han prometido.
Moto X Style, la renovación lógica
En esta división de modelos en la familia X, Style se queda como el tope de gama. Motorola ha decidido esta vez no coger el SoC más potente de Qualcomm y ha apostado por un procesador algo menos sorprendente en los benchmark pero más seguro en cuanto a temperatura y consumo de batería. Estamos hablando del Snapdragon 808.
Por fuera, el Style sigue enamorando. Las curvas hacen que el agarre con una mano sea sensacional, a pesar de lo grande que es. Pesa un poco más que Play, a pesar de tener una batería más pequeña. Es un terminal algo pesado pero lejos de ser un defecto le añade un toque de contundencia atractivo. El metal se sigue manteniendo en el marco y podemos seleccionar diferentes materiales para la trasera: cuero, madera y plástico.
En la pantalla, Style demuestra que Motorola aprovecha muy bien el frontal con 74,9% de espacio ocupado. 5,7 pulgadas de tamaño con una resolución QHD de 1440 x 2560 píxeles que se traducen en una densidad de 520 píxeles por pulgadas. TFT LCD en el panel, adiós al AMOLED. Colores algo menos vibrantes pero panel muy brillante y capaz de captar nuestra atención.
La combinación de SoC y RAM nos dejan un terminal que se mueve con absoluta fluidez y donde los defectos de Lollipop no se ven a simple vista. Veremos en el análisis pero no hay dudas de que Style es el móvil más potente que ha hecho Motorola hasta la fecha.
La cámara tiene unos cuantos trucos que el sensor de 21 megapíxeles del Play no tiene: más resolución de imagen, grabación de vídeo a 2160p 30fps o 1080p 60fps con HDR opcional. Los resultados, de nuevo, demuestran que Motorola ha dado un salto de calidad respecto al modelo anterior. Veamos unas cuantas imágenes.
Conclusiones con los nuevos Moto X
Motorola necesitaba un nuevo gama media para competir con todo lo que había salido este año. Moto G está bien como primer móvil pero no es suficiente para seguir siendo líder de una categoría que se ha redefinido por completo en un año. Lo han entendido muy bien.
Play como terminal nuevo es atractivo pero por 399 euros hace que otros móviles de su categoría luzcan más. Eso sí, la cámara y la batería serán dos bazas a tener muy en cuenta. Style es la renovación que esperábamos del Moto X anterior y aquí lo han hecho francamente bien: un terminal potente, muy redondo y con pocas carencias a simple vista.
En cualquier caso, queda por demostrar si esta vez Motorola es capaz de marcar la diferencia o quedarse en un quiero y no puedo. Las medianeces cada vez son más difíciles de justificar en el mundo de la telefonía y aunque Motorola ha puesto buenas cartas sobre la mesa, no saldremos de dudas hasta que lo analicemos.
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