Más de 300.000 unidades en dos días. Eso es lo que Nintendo anuncia que ha vendido su primera consola 3D en Europa. Los datos de ventas de supergadgets se han convertido más que en cifras para convencer a los de dentro, en datos que animen a los consumidores a pensar que tienen delante un producto que vale.
Llevamos ya unos días (desde el lanzamiento en España) jugando con una Nintendo 3DS. La vista se cansa con el modo 3D – por otro lado muy bien implementado – y la autonomía de la batería es un problema que debemos tener en cuenta, pero Nintendo ha vuelto a apostar por ofrecer algo que no tiene su competencia. Eso, en conjunción con su mercado particular (consumidores ocasionales de juegos y otros que nunca se han acercado a una consola) le está garantizado de nuevo una posición privilegiada.
Nintendo 3DS, ofreciendo de nuevo algo diferente
Con la Wii lo consiguieron, y la Nintendo DS en sus diferentes versiones llevaron la palabra consola al vocabulario de personas que nunca antes se habían interesado por el juego. Títulos para los más pequeños y juegos que no necesitan de entrenamiento previo ni horas de dedicación obraron el milagro en ventas con las portátiles anteriores de la saga.
El mundo 3D era la excusa perfecta para reflotar la línea y les ha salido muy bien. La gente ya la conoce gracias a una campaña publicitaria potente y el boca a boca empieza a funcionar de cara al momento clave del año: las Navidades.
Para entonces, el catálogo de juegos que aprovechen la nueva dimensión estará al 90% y el nombre de la consola, en boca de todos. Cuando se piense en una consola para regalar, la Nintendo 3DS saldrá en la conversación. Sí, ya debería estar la NGP de Sony, pero en ese caso será una consola portátil para regalarme, no para ofrecer a otros. Y el mercado de la 3DS parece más jugoso.
Ahora solo les queda resolver el problema de la autonomía y seguir ofreciendo motivos para pensar en tres dimensiones.