Teníamos muchas ganas de probar las nuevas cámaras réflex de Sony, la A33 y la A55, para comprobar de primera mano los resultados de ese espejo translúcido que tanto ha dado que hablar últimamente. Y es que con su llegada tardía al mercado de las réflex digitales, Sony ha vuelto a demostrar con las nuevas Sony A55 y A33 que van a un ritmo menor pero con pasos más firmes, apostando por tecnologías imaginativas en muchos casos con el objetivo de poder plantar cara en condiciones a las dos grandes establecidas: Nikon y Canon.
Nos interesaba sobre todo hacer algunas pruebas con la A33, principalmente por ser menos profesional que la segunda, más asequible para todos los bolsillos y aún así con unas prestaciones muy buenas. Además prácticamente la diferencia entre la A55 y la A33 está en el número de megapíxeles y en el número de fps y fotos que son capaces de lanzar en sus ráfagas, todos estos indicadores mayores en la A55, por eso es un poco más cara que la A33 que tiene un poco menos de batería y menor peso (apenas 10 gramos menos que la A55), eso sí el modelo A55 lleva GPS incorporado lo que es toda una ventaja.
En el IFA pudimos probar las prestaciones de estas fantásticas cámaras en el stand dedicado a la fotografía del pabellón Sony, así que si estás pensando seriamente en comprar alguno de estos modelos, yo de ti no me perdería nuestras primeras impresiones en la entrada extendida.
En el exterior ya te sorprende
La verdad es que no nos ha defraudado nada el comportamiento de esta cámara en la toma de contacto que hemos tenido con ella. Nos centramos más en la A33 que en la A55 pero ambas son muy similares. La Sony A33 responde muy bien, tiene los botones muy accesibles y su agarre es muy ergonómico, sobre todo la parte derecha de la cámara, el grip es muy bueno, la sensación de estar sosteniéndola con muy poco esfuerzo es realmente sorprendente. Además la pantalla tiene mucha resolución, al menos eso es la sensación que nos dio, se leen fantásticamente bien todas las indicaciones y la función de LiveView se ve asombrosamente bien.
Y es que una de las características del nuevo espejo translúcido es que ha posibilitado la creación de unas cámaras más pequeñas y ligeras que el resto de réflex del mercado. Para que os hagáis una idea mi Nikon D5000 resulta bastante más voluminosa comparándola contra una de estas nuevas réflex de Sony.
La disposición de botones es correcta y tendremos al alcance de nuestros dedos las funciones más básicas para cambiar la apertura y la velocidad de obturación en un abrir y cerrar de ojos, el modo vídeo es accesible a través de un botón que tras su pulsación la cámara pasará a grabar sin ninguna mediación, este aspecto gustará especialmente a quienes valoren la posibilidad de acceder al modo vídeo de forma muy rápida. Desde luego todo un acierto frente a otros modelos, como el que comentaba de Nikon (la D5000), donde acceder al modo vídeo es poco intuitivo y lento en su acceso.
La pantalla abatible es todo un acierto ya que nos da mucho juego para poder tomar fotos desde ángulos poco convencionales, aunque eso sí quizás no esté tan bien resuelta como en otros modelos reflex e híbridos. Tiene un tacto un tanto tosco. Pero para tosco el extensor del flash incorporado, que lo sitúa en una posición elevada pero tiene un sistema de despliegue peculiar y poco rápido para mi gusto, haciendo que el movimiento se transmita mucho al cuerpo, supongo que es el precio a pagar por tener una cámara de dimensiones más reducidas y menor peso que nos da ese sistema con espejo translúcido fijo que es capaz de enviar un 70% de la luz al sensor y el resto al sistema de enfoque.
Y en el interior te conquista
Pero está claro que si la luz que entra en la cámara se reparte toda al sensor y al sistema de enfoque de 15 puntos, no llega al visor. Efectivamente, la solución ha sido eliminar el tradicional visor de las réflex y sustituirlo por un visor electrónico de alta resolución (1.44 megapíxeles) que reproduce en miniatura el 100% de la imagen que podemos ver en la pantalla principal. Deberíamos probarla en distintas condiciones de iluminación y en el exterior para comprobar si realmente los resultados son igualmente satisfactorios que en las pruebas que hemos hecho, donde hemos podido comprobar que el visor es francamente bueno y la imagen que se proyecta en él es muy nítida y nos da cantidad de información adicional que en los visores de toda la vida no es posible desplegar. La transición entre el visor y la pantalla LCD funciona de maravilla, es muy rápida, igual que ocurre con los modelos híbridos NX-10 de Samsung.
Los menús son muy intuitivos y muestran la información de forma clara y diáfana, es difícil perderse puesto que están organizados en pestañas a las que iremos accediendo a golpe de pulsación de los botones situados en la parte trasera. A través de ellos podremos configurar al milímetro cualquiera de las opciones que permite la cámara, aunque quizás un menú más personalizable o de acceso rápido a las funciones comunes del modo disparo se echa en falta. El modo LiveView es realmente muy bueno, rápido y con muchas indicaciones y controles sobre la pantalla.
En modo ráfaga es cuando vemos lo realmente grande de estos modelos, en la A33 esos 7fps y 7 RAWs impresionan pero en el A55 poder llegar a 10fps y 20 RAWs en continuo es toda una delicia, ruge a pleno pulmón cuando pulsamos el botón de disparo. Aunque el disparo es muy silencioso, sin duda los resultados son buenísimos.
El modo de enfoque continuo en vídeo, todo un acierto
El punto fuerte de estas Sony A55 y A33 es el enfoque continuo en modo vídeo. Realmente excelente, el objetivo no para de enfocar aquello que nosotros apuntemos con la lente. Como se puede ver, el punto verde indica la zona que está enfocando en ese momento y al cambiar de plano, el objetivo reenfoca correctamente.
Realmente es una de las mayores ventajas de estos modelos, es realmente intuitivo y rápido grabar vídeo HD en ellos, pulsamos el botón, miramos por la pantalla mediante LiveView y nos olvidamos de enfocar y retocar nada, la cámara lo hace por nosotros como podéis comprobar en el vídeo.
Pese a todo, que nadie me malinterprete, es una gran cámara pero dentro del segmento que está ubicada; desde luego el espejo translúcido es un acierto y tiene muy buenas prestaciones, pero sigue teniendo las ventajas y desventajas que siempre ha tenido Sony en el mundo de la fotografía, un mundo muy bipolarizado por Canon y Nikon y en el que es una decisión difícil hacerse con una Sony de buenas a primeras (a no ser que seamos fans de Konica Minolta de los objetivos Leica Carl-Zeiss u otras empresas absorbidas por el gigante japonés).
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