La cámara compacta está acorralada, el flujo de trabajo con fotos de la mayoría de usuarios ha derivado hacia el compartir online tras disparar y editar, no hay fabricante que no esté añadiendo conectividad de algún tipo a sus cámaras.
Todos estos son síntomas de una convergencia entre la fotografía y el teléfono móvil que ya se vislumbraba hace un buen montón de años cuando Nokia añadió cámara a sus celulares, pero que en los últimos tiempos se ha acelerado de forma espectacular.
El conjunto de usuarios para el que un móvil de última generación es más que suficiente no hace sino ensancharse y las nubes para los fabricantes tradicionales de cámaras se acumulan mientras algunos actores de ambos lados de la ecuación perfilan sus estrategias para comerles el terreno. En este artículo apenas pretendemos dibujar el campo de batalla de una lucha que apunta a dejar en el camino más de un damnificado.
Fabricantes de cámaras Vs fabricantes de teléfonos
Cuando supimos que Panasonic abandonaba el mercado de smartphones mi primer pensamiento fue, ¿y hay un futuro para una marca que se dedique sólo a la fotografía?. Esto, que en 2013 puede sonar a dislate, es algo que se lleva tiempo anticipando en el valor en bolsa y la estrategia de estas empresas, con conatos de diversificación hacia otras industrias.
Con el inminente colapso del mercado de compactas - en el que todavía queda espacio para una gama alta potente - los fabricantes "puros" de fotografía como Canon, Nikon, Panasonic o Fujifilm tienen pocas salidas: intentar entrar en el móvil como hizo Panasonic con el Eluga y para lo que hace falta mucho dinero y tiempo (ya van muy tarde); pensar en productos que capten parte del valor del móvil con conectividad y aplicaciones en la cámara siguiendo una estrategia de "segundo dispositivo"; aliarse con un fabricante de móviles (algo que sorprendentemente hemos visto poco y apostaría a que lo veremos mucho más) o asumir que se quedan en una industria más pequeña, con equipos de objetivos intercambiables.
Mejor se presenta el escenario para las marcas con divisiones de fotografía y smartphones. Es el caso de Sony que hasta ahora vivía en una contradicción: probablemente el fabricante de fotografía en mejor forma en compactas, el que hace el sensor para la mayoría de móviles de gama alta y con una experiencia sensiblemente peor que sus competidores como smartphone de referencia en fotografía; otro actor en situación similar es Samsung, menos reconocido como fabricante de cámaras (aunque eso debería cambiar con la muy apreciable NX300) pero gran dominador en telefonía.
Sony y Samsung son quienes tienen más fácil llevar conocimiento y tecnología de la fotografía digital de más alta calidad al smartphone y en esas están, como veremos más adelante. Un papel más complicado es el que tienen a priori otros actores, los fabricantes de móviles "puros" como Apple, Nokia, LG o HTC, aunque a día de hoy mantienen el tipo. iPhone 5 fue un hito en lo que a calidad de fotografía se refiere, Nokia siempre ha sido una referencia y con Pureview se ha diferenciado de forma notable (véase como brilla el 1020 en las comparativas), LG se ha quitado la espina de "malo para fotografía" con el LG G2 y su estabilizador óptico y HTC hizo una apuesta fuerte con los ultrapíxeles de la que salió bien parado.
El balance de la situación actual apunta a que el escenario está bastante abierto y que de cara a futuro hay quienes tienen un difícil encaje en esta convergencia, aquellos que por ser un fabricante sólo de una categoría carezca de tecnología y conocimiento para combinar ambas. Eso asumiendo que pensemos que triunfará quien haga el mejor móvil fotográfico, hay propuestas que van en otra dirección...
¿Cuántos dispositivos está dispuesto el usuario a llevar?
Si hasta ahora muchos usuarios llevaban dos dispositivos (el móvil más la cámara o el reproductor MP3) e incluso hay quien se ha acostumbrado a llevar dos móviles (por trabajo u otras razones), ¿no es factible pensar que aquellos para los que la fotografía sea un tema importante acaben llevando un segundo dispositivo?
Esta es la propuesta de varios actores. Por un lado la de los fabricantes de cámaras que lo plantean como el equipo de calidad para cuando queremos algo más que "apuntar y disparar y lo que ofrece el teléfono ya es suficiente", ofreciendo conectar esa cámara de calidad con el móvil para tener "lo mejor de los dos mundos". El problema de esta aproximación es que, mientras sube el nivel de la cámara del smartphone, va quedando espacio sólo para cámaras de muy alto nivel y, por tanto, para menos usuarios que son los que buscan y valoran la calidad de una CSC o réflex.
Lo interesante es que hay actores del mundo móvil que también vienen planteando el tema del segundo dispositivo en esta convergencia móvil fotografía. Es el caso repetido de Samsung con productos como Galaxy Camera o la más ambiciosa Galaxy NX; con ambas Samsung plantea cámaras con Android, aplicaciones y conectividad que no son teléfonos (para eso tiene S4 Zoom); por su parte Sony tiene también una filosofía de segundo dispositivo con los objetivos QX 100 y QX10 - requieren un smartphone o tablet en el que apoyarse - e incluso su gran NEX 6 tiene conectividad para integrarse con un celular que pueda editar y subir las fotos.
Es difícil saber cuánto recorrido tiene esta estrategia. Mi impresión es que el volumen, y por tanto el gran ganador de esta convergencia móvil / fotografía, estará en una solución más simple integrada en un único dispositivo. Es difícil que los smartphones coman todo el terreno a las cámaras para profesionales y para "aficionados avanzados", pero la tendencia a ir recortando espacio y disminuyendo la justificación de un segundo cuerpo es imparable. Tras haber analizado productos como Galaxy Camera y QX10 mi impresión es que pueden llegar a justificar su compra si aumentan mucho más la calidad respecto a la cámara del móvil y, aún así, es complicado que los llevemos siempre encima.
El modo manual o la máquina que elije lo mejor para ti
En la última presentación de Apple hubo un momento que quizás pasó desapercibido frente a los anuncios de los nuevos teléfonos. Phil Schiller hizo toda una declaración de intenciones sobre cómo ve Apple la experiencia de la fotografía móvil:
Para tomar mejores fotografías el camino solía ser aprender a ser mejor fotógrafo. Te hacías con cámaras más grandes, con lentes más grandes, aprendías acerca de todas las técnicas de medición de luz y filtros y podías pasarte la vida aprendiendo cómo tomar ventaja de todo esto y hacerlo funcionar. Para la gente que quiere hacer eso, está muy bien. La mayoría de nosotros sólo queremos hacer una foto y que el iPhone saque la mejor foto para nosotros.
Dejad de aprender fotografía, la idea es que el iPhone haga el trabajo por vosotros. Sobre el papel la cámara del iPhone 5S apunta muy alto, pero lo destacable en mi opinión es que su propuesta se basará en intentar tener el mejor modo automático posible obviando el uso en manual que otros fabricantes integran cada vez más en sus dispositivos.
Esto coincide con la experiencia de varios terminales que se posicionan como fotográficos. Mi experiencia tanto con el Z1 de Sony como con el Lumia 1020 de Nokia es que, teniendo un modo automático notable, el verdadero salto de calidad ocurre cuando pasamos al modo manual (que no es realmente manual en el caso del Z1 porque no tenemos tanto control de la exposición como con el 1020) y eso supone un esfuerzo por aprender fotografía aunque sea en sus conceptos fundamentales de medición de la luz, exposición, etc...
Quienes plantean que la experiencia de la cámara del móvil vaya tomando elementos de la complejidad tradicional de las cámaras digitales tienen un desafío extra en el diseño del interfaz. El paso de control con botones físicos a la pantalla táctil no está exento de dificultades y los mejores intentos que he visto (Samsung y Nokia en mi opinión), todavía están lejos de la fiabilidad y precisión a la que están acostumbrados los fotógrafos.
Megapíxeles, sensor y tamaño y formato de las imágenes y vídeo
La pugna en la fotografía y el móvil tienen también varios desafíos técnicos. Hace muy poco analizábamos el peso del tamaño del sensor en la calidad de la imagen que nos pueden ofrecer los móviles, abundando en la necesaria salida de la fijación con los megapíxeles.
Sobre estos últimos hay una segunda derivada, más resolución lleva a más tamaño de fichero y espacio de disco no es precisamente lo que sobra a los smartphones, sobre todo a aquellos que no permiten tarjeta microSD. Es más, en algunos casos el propio móvil invita a trabajar con una copia en menor resolución en el teléfono (es el caso de Pureview) y dejar la grande para cuando volquemos la imagen al PC.
Junto a esto hay una vieja aspiración de algunos fotógrafos de tener el "RAW" (véanse en Xataka Foto, varias defensas del tema), algo que técnicamente en móviles sigue siendo un desafío y además abundaría en el problema del espacio. Con el perfil del usuario habitual de fotografía en el móvil parece difícil que los fabricantes inviertan mucho en avanzar en dar RAW y sigan apostando por dar el procesado.
En vídeo tenemos un problema similar con el tamaño de ficheros cuando equipos como el Note 3 ya permiten grabar en 4K. Cuando un minuto empieza a ocupar cientos de megas, la necesidad de más espacio se dispara.
Quienes han avanzado hacia imágenes de mayor tamaño (Nokia y Sony en foto, Samsung en vídeo) son quienes también han hecho gala de ofrecer mayor control manual de la fotografía si el usuario quiere y quienes ven más atributos de las cámaras digitales con sentido en el móvil.
La convergencia fotografía / móvil no ha hecho sino empezar
Cuando Nokia empezó esta senda de dotar de cámara a sus teléfonos el debate estaba en si el movimiento tenía sentido, en si alguna vez un teléfono se acercaría a la centeava parte de la calidad de una cámara y en que iba a pasar con una nueva explosión en la que "todo el mundo podría tener una cámara en el bolsillo todo el rato". Debates ya superados, la pregunta ya no se si sucederá, ni siquiera cuándo, sino quién acabará liderando esta corriente y con qué tipo de solución.
Hay un debate sobre la tecnología y los fabricantes que compiten en este escenario y ese es el que hemos abordado, pero también hay otro sobre como nos relacionamos con la fotografía, qué valor le damos y cómo está cambiando que también tuvimos hace poco en una mesa redonda con invitados de lujo.
En realidad la respuesta a lo primero será sencilla: la demanda dictaminará qué tipo de propuesta vencerá. Si uno tuviese que apostar lo haría por quien con un sólo dispositivo consiga ofrecer el mejor modo automático, ahí es donde estará el volumen y la mayoría de usuarios. Luego me gustaría que me dejasen teniendo la posibilidad de modos extras y manuales, que los fabricantes tradicionales encuentren el camino para que esos "segundos dispositivos" vengan al rescate cuando el móvil no sea suficiente... pero al mismo tiempo queda la duda de si quienes han visto crecer el móvil y cómo este se iba comiendo el mercado de compactas sin encender todas las alarmas conseguirán adaptarse al nuevo escenario.
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