Tendemos a pensar que no repetiremos la incomprensión y rechazo de nuestros padres hacia tecnologías nuevas y los cambios que producen. Me refiero a prejuicios como que usar un ordenador e internet destruirán la vida social y el salir a la calle, ideas como que los videojuegos te convierten en un asesino en serie o que leer en digital matará la literatura, la prensa, la democracia y no sé cuántas cosas más. Nosotros no seremos así ¿verdad?
Pregunto porque tengo mis dudas, uno se va haciendo mayor y va detectando tics. Empiezo a mirar algunas novedades en la chavalada con el ceño fruncido, me preocupan bastante efectos y usos de la tecnología (y encuentro tremendamente sano el escepticismo crítico frente a las tecnoutopías). Cada vez estoy más convencido que esa aversión al cambio es, en parte, inevitable y que hay que tener mucha sensatez para encajarla separando esa tendencia al conservadurismo, que a nuestro parecer cualquier tiempo pasado parezca mejor, de la muy saludable actitud crítica ante nuevas propuestas. Y en estas llegan cosas como Google Glass.
Google Glass: eso ya se podía hacer antes
¿Qué hay de nuevo en las funcionalidades actuales y potenciales de Google Glass que no fuese posible antes? Realmente, nada. Grabar y tirar fotos subiéndolas a algún servidor, reconocer a alguien y obtener información de internet de él, disponer de mapas y guiarse por ellos, distraernos con algún vídeo mientras la gente habla a nuestro alrededor, leer nuevos mensajes en el correo o en las redes sociales. Con un teléfono, tablet u ordenador ya podemos hacer todo ello, y desde hace mucho.
El caso es que alguna de estas puertas no las abrimos en según qué circunstancias porque el proceso es arduo. Para identificar a alguien que nos suena pero cuyo nombre y relación con nosotros no recordamos, el sacar el móvil, disparar una foto, ejecutar un programa de reconocimiento facial y lanzar una consulta a la red no es muy práctico: es lento, lleva muchos pasos y mientras el sujeto se da cuenta hemos perdido la ocasión. Potencialmente Glass podría resolver esto en un segundo y sin necesidad de esfuerzo por nuestra parte (aunque Google lo ha vetado, como comentaremos más adelante).

La clave, en mi opinión, del salto que se produce con Google Glass está por un lado en la facilidad de ciertas acciones (un paso en el ejemplo anterior), es una cuestión de que al cambiar el interfaz a algo que teóricamente era posible y tenía una adopción baja, explota en su uso. En la historia de la tecnología de consumo reciente tenemos muchos ejemplos, ¿era posible tener correo en el móvil antes de Blackberry? ¿y aplicaciones antes de iPhone?.
Por otro está en la “ocultación” de nuestro comportamiento. Podemos estar sentados juntos y yo mientras estaría reconociendo a los participantes, quizás grabando todo en vídeo, es posible que emitiendo en streaming… o todo lo contrario, leyendo twits y Xataka mientras el resto habla (aquí de nuevo Google ha venido con límites para Glass de forma que se amortigüe esta posibilidad como discutiremos). Aunque podríamos pensar en la explosión de la fotografía - primero con las Kodak, ahora con los teléfonos con cámara - como un precursor de este debate, volvemos a un punto diferencial que no es baladí: se que me están grabando y puedo irme, cambiar de comportamiento ante la cámara o discutir con el fotógrafo para que deje de almacenar lo que digo y hago.
Con Google Glass hay un montón de acciones que no sólo serían más sencillas en términos de usabilidad, acompañaría el hecho de que sea difícilmente identificable que estamos con ellas más allá de la no respuesta o aspecto ausente.
¿Ruptura de un contrato social?
Los usos y costumbres son un terreno fascinante para un aprendiz que trata de formarse en sociología y psicología del comportamiento como un servidor. Hay dos escenarios que me han venido interesando mucho los últimos años por lo que han tenido de desafío del “contrato” que implícitamente se establecía al relacionarse.
Uno es el de la atención al móvil. Si estamos juntos charlando y de repente sacas el móvil y empiezas a mirarlo ¿es una señal de desplante? ¿Es porque eres multitarea y puedes atenderme a mí y a lo que pase en esa pantalla? ¿Es porque en cada reunión debemos tener un descanso para que cada uno atienda a los que no están presentes?

Los primeros análisis de Google Glass apuntan a que se percibe por parte de los demás cuando estás interactuando con ellas, pero no se puede descartar que nuevas versiones minimicen esta no voluntaria transparencia. Sacar el móvil y consultarlo en una reunión social no deja de ser una señal honesta para con los demás – tengo otra prioridad a la que atender – hacer lo mismo subrepticiamente con las gafas, no.
Con las fotos el cambio ha operado en otra dirección. Cuando uno se dejaba caer por la noche el caso de que alguien hiciese fotos era inusual, además se daba por supuesto que quedaban en privado. Alguien de mi generación hace años hubiese preguntado antes de publicarlas si nos parecía bien. Ahora observo a menudo que, por defecto, se asume muchas veces que se comparten en redes. Y esto no sólo sucede con la juventud fiestera, en padres con fotos de fiestas de cumpleaños opera el mismo patrón.
Ambos son ejemplos de integración en las costumbres de posibilidades abiertas por la tecnología que se han aceptado y de una manera muy veloz. Siendo así ¿de dónde viene esa repugnancia y rechazo que algunos manifiestan respecto a Google Glass?
Rechazo de Google Glass y por qué no todo lo tecnológicamente posible es tolerado
Hay un argumento que se suele utilizar para atajar críticas como las que hemos comentado y viene a ser una suerte de “la tecnología lo ha hecho posible y por tanto tenemos que aceptarlo porque la gente lo usará”.
Ciertamente ese es un patrón de lo más habitual, no hay más que echar un vistazo a la historia – a la reciente y a siglos atrás – cuán a menudo sucede que llega una tecnología y su uso se impone por mucho que a algunos les moleste. Pero esto no es así siempre.
La tecnología permite, por ejemplo, conducir a 400 Km/h pero lo hemos prohibido. También disparar a otras personas, algo que universalmente es penado. Pero no hace falta irse a casos extremos que hayan acabado en la legislación, la tecnología también nos permite ir en el transporte público ir escuchando a Pitbull a todo volumen, pero es algo que socialmente consideramos inadecuado en tanto en cuanto molestamos al resto del pasaje (por mucho que nos apetezca hacerlo).

Hay miles de ejemplos de este tipo. Los dueños de urinarios públicos pueden instalar cámaras que graben a la gente haciendo sus necesidades, pero es algo que está prohibido. De hecho cuando estemos en uno de ellos y otro señor con sus Google Glass se disponga a miccionar a nuestro lado ¿no es acaso la misma situación?
Hay muchos aspectos a debatir sobre el tipo de dispositivo que presenta Google. Por un lado el internet móvil ha propiciado una tendencia a un consumo compulsivo de información, marcado por la interrupción y la consulta constante del teléfono. Glass puede propiciar que esto llegue a un nuevo nivel, facilita este “siempre cada vez más atentos a una pantalla”, acercando el patrón a un comportamiento alienante evasivo de lo cercano físicamente.
Por otro tenemos un debate que en estos tiempos de PRISM no podemos obviar. Las gafas nos pueden convertir en el perfecto recolector de datos para Google, una empresa que además de haber facilitado datos a los servicios de inteligencia estadounidenses sobre sus usuarios, tiene un modelo muy marcado de recolección de datos para personalizar la publicidad y servicios con los que tiene ingresos.
Yendo un paso más allá, muchas visiones distópicas han coincidido con la existencia de ese “gran hermano” que todo lo ve. De hecho la presencia de cámaras de vigilancia en las ciudades es un tema de queja recurrente por parte de los defensores de la privacidad de los ciudadanos. Una humanidad equipada con gafas que todo lo ven y todo lo pueden grabar deja en un juego de niños la grabación por parte del estado de lo que sucede en la calle: multiplica los ángulos, llega a todos los rincones públicos y privados, está siempre conectada.
Fascinación con Google Glass
No voy a decir que todas las reacciones están siendo como la del vídeo de abajo, pero sí que he recogido un buen montón de testimonios – colegas, amigos, analistas de tecnología – maravillados con el potencial de Google Glass (más que con su ejecución actual).
Es la primera plasmación real de varias promesas: el uso de interfaz más natural y aproximada a nuestros sentidos, la puesta en valor del habitual discurso de la realidad aumentada y la ejecución de un sistema contextual. Nos acerca a ese mito de cómo sería vivir con la información y el valor del software realmente integrados en cada acción.
Como paso tecnológico estoy deseando echarle el guante, pasar unos días con ella, calibrar cuán de cerca se queda de la idea que nos estamos formando y hasta dónde puede llegar. Si considero Google Now su producto más importante en años, si consiguen llevarlo a un interfaz pasivo de manera que me avise de lo que necesito cuándo y dónde lo necesito habrán logrado una jugada maestra.
Porque nos bastará que Google Glass sea solvente para anticipar ese futuro en el que los viejos interfaces (el teclado, el ratón, lo táctil) se van disipando, en el que acarreamos cacharros en los bolsillos o en mochilas, en la que la aportación de valor desde la electrónica viene por interrumpir lo que estamos haciendo para volvernos a una pantalla y nos falta que tenga en cuenta el contexto, anticipe nuestras necesidades y actué sobre lo que estamos viendo.

De hecho, es posible que si ofrece una buena ejecución, consiga que nuestro acceso a la información sea menos intrusivo socialmente que el uso del móvil. Al ser más rápido y eficiente que sacar el teléfono del bolsillo y empezar a trastear con él, Glass podría provocar que tengamos menos interrupciones tanto de nuestra atención como en el trato con otros. No descartaría para nada esta hipótesis.
Además tenemos contextos en los que contar con un dispositivo que nos permita tener información en tiempo real y comunicarnos sin ocupar ninguna mano es extremadamente valioso. Hace poco sabíamos de una operación en la que el cirujano llevaba las Google Glass, pero quienes trabajan con maquinaria pesada y/o en situaciones complejas para el movimiento y puedan tener las instrucciones delante sin tener que sacar nada seguro que lo valoran mucho.
Beneficio propio frente a intrusión
El uso de Glass está lejos de ser neutro si unos las llevan y otros no. El que las porta obtiene un beneficio – si no, no las llevaría – pero quienes están alrededor no ganan nada o pueden sentirse perjudicados.
¿Está siendo esta conversación grabada? ¿Voy a estar en un vídeo almacenado en los servidores de Google? ¿Qué harán con esos datos? ¿Les aplicarán allí reconocimiento facial y cruzarán con otros bases de datos para perfilar mejor dónde estoy, qué hago, qué opino y qué temas me interesan?. No faltará quien perciba al vecino con las gafas conectables como un “agente de Google”.
En las redes sociales y otros servicios tenemos un contrato, ofrecemos datos personales y obtenemos un servicio a cambio con publicidad. Cuando hablamos de “nuestros datos” muchas veces incluimos datos de otros (ej, nombre y correo de nuestros contactos que nos los han dado en un contexto determinado) y se asume que nos pertenecen y deberíamos poder exportarlos.
Llevado al cruce entre offline y online ya hemos visto como se traspasa alguna frontera, ¿puedo hacer “checkin” en una localización por ti, comunicando a terceros donde estás en este preciso instante? Glass, de nuevo por la facilidad y experiencia de usuario, puede convertir en cotidiana esta situación. El “life logging” – eso de compilar todo lo que sucede en la vida de uno y almacenarlo, en este caso en los servidores de Google – nunca es neutral en tanto en cuanto esos audios y vídeos incluyen a otros.

Tengo mucha curiosidad por saber cómo integramos Google Glass en las costumbres. Si alguien llega a una reunión con las gafas puestas ¿qué pensaremos? ¿Sentiremos que nos podría estar grabando? ¿Le diremos algo o quizás, con el tiempo, nos acostumbremos y lo aceptaremos?
Algunos casinos y bares ya han empezado a anticipar la situación y, ya sea por un poco de publicidad a costa de la novedad, ya sea por convencimiento real, han empezado a anunciar vetos: lo que cambian las gafas no es lo que puede hacer un cliente, es la facilidad y la no evidencia de que lo esté haciendo.
Seguridad, aplicaciones y Google atajando usos alarmantes y opacidad
Google ya ha anunciado que controlará qué aplicaciones se podrán utilizar en Glass, siendo muy comentadas su veto a la pornografía y al reconocimiento facial. El objetivo parece tranquilizar a todos aquellos preocupados por la posibilidad de que su interlocutor con gafas esté atento a Sasha Grey en acción o por el hecho de que se les identifique y se integre información “offline” en sus perfiles digitales.
A eso hay que sumar que el manejo del dispositivo que plantea Google provoca que se explicite que estamos interaccionando con él: órdenes vía voz o tocando el lateral de las gafas. En su ejecución actual el estar atentos a ellas también es evidente para los que están alrededor, que está grabando se explicita con una luz.
Pero el caso es que Glass es un dispositivo que sigue la lógica del ordenador personal como lo hace el sistema que lo gobierna, Android. Esto significa que es harto probable que hackers y programadores permitan el acceso “root” y que esto suponga la superación del control de Google respecto a qué se puede hacer con ellas. De hecho algunos desarrolladores con acceso al prototipo desvelaron el potencial de poder darle órdenes con guiños, algo que ahora mismo está "capado", esos mismos desarrolladores ya tienen un API como el de Lambdal para aplicar reconocimiento facial.
Es más, si tener problemas de seguridad en un teléfono Android ya puede ser muy contraproducente por toda la información sensible que tenemos en él, con Glass esto se puede elevar a la enésima potencia: grabar nuestras conversaciones, nuestros actos sexuales (a no ser que te las quites para... "cariño, llevo puestas sólo las Google Glass"), a nuestras parejas desnudas, lo que escribimos, lo que leemos, nuestro pin de la tarjeta, a la gente en la que nos fijamos y miramos con atención.
¿Quieres estar equivocado sobre el futuro?
Casi siempre nos equivocamos al predecir el futuro porque, esencialmente, el futuro es impredecible. La historia del análisis de la tecnología está plagada de minusvaloraciones, errores de juicio y de “hypes” que acabaron en humo. Suelo recordar mis primeras impresiones de productos como iPhone o iPad como tibias, muy lejos de captar o prever el cambio que suponían.
Google Glass es algo tan nuevo y diferente, tan atractivo como promesa para los perfiles tecnófilos que abundan en el análisis de productos, que la mayoría de las veces da la impresión de que hay cierto miedo a criticarlas por no quedar como “el que no vio lo que era indudablemente el futuro”.

En todo caso distinguiría entre el producto que pronto podemos comprar, que no deja de ser una primera versión algo primitiva, y lo que vendrá más adelante. Parafraseando a algunos de mis contactos, es posible que el debate no es si todo esto que hemos comentado va a suceder sino cuándo.
La tentación de regular la tecnología para calmar nuestro nerviosismo ante el cambio es grande. Aceptar sin más una novedad porque es lo último, porque sí, porque "permite hacer esto y por tanto se va a hacer" o porque lo hace una empresa "cool", también. Con Google Glass y lo que vendrá detrás de ella - sobre todo con lo que vendrá, echaría un ojo a Memoto - vamos a tener un fabuloso debate al respecto y una medida de cuan permeables son nuestros contratos sociales y nuestros miedos sobre la privacidad ante un producto llamado a cambiar el papel de la tecnología en nuestras vidas.
¿Servidor? A día de hoy veo más las sombras que las luces, también quiero probarlas y usarlas en serio. No sería la primera vez que una vez utilizada una tecnología y entendido su auténtico valor y alcance se disipan los prejuicios y las dudas.
Imagen | Robert Scoble
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jujuan lolopez
O sea, que al mirar a alguien te dice su nombre, su edad, su trabajo, etc. y no te dice su fuerza de combate... En fin, espero que mejoren este aspecto porque os llevamos años de ventaja.
Vegeta.
zholtar1
Este artículo y sus observaciones me parecen súper interesantes, la verdad, buen trabajo.
Vaier
Hace mucho cuando escuchaba hablar de las Google Glass, ya me asaltaban ideas del potencial control al que estariamos expuestos. Despues de la confirmacion de PRISM, asi como de Project Chess, espero que este tipo de descarados intentos de control, queden en eso, en intentos.
No puedo estar mas en contra de estos dispositivos. Si me observo antropologicamente, y me veo a mi mismo, haciendo caso a recomendaciones de "coge el paraguas, va a llover", podiendo asomarme a la ventana, me daria mas pena que jubilo la escena.
Asistiremos a spots publicitarios, con coches deportivos y escotes de 6.000 euros el par, asi como casas futuristas, y grandes sumas de dinero alrededor. Pero debemos leer entre lineas, y saber que nos estan intentando vender. No somos ganado, o si ya lo somos, vamos a dejar de serlo, va siendo hora.
David Roig
Quieren mas control si cabe...
Conmigo que no cuenten!
Usuario desactivado
Hace tiempo escribi acerca de esto es otro post de las gafas estas, y dije mas o menos lo mismo, el gran problema de estas gafas es la camara, no sabes quien graba, que graba y por que...
Obvio que en multitud de sitios no te dejaran usarlas, empezando por el coche, moto, casinos, juzgados, tiendas, piscinas, gym,s, y un largo etc...
Otra cosa quien es el guapo que se las pone por la calle y empieza a hablarle a unas gafas jejeje en mi pueblo te apedrean si o si seguro. O te ponen el sanbenito "DELTONTOLASGAFAS"
Y ya si nos metemos con el tema de que el gobierno se conectara a esto como si fuese un juego de niños pues ya ves, no me extrañaria nada que el gobierno EE.UU subencionase las google glass, para que montar camaras si las las llevan puestas los mongolines estos.
En fin como apasionado de los cacharrines estoy deseando probarlas, pero se que no triunfaran por lo espuesto arriba y por un monton de cosas mas que no pongo para no aburrir.
tenerife79
Como feliz seguidor de Antonio, me he registrado sólo para comentar que lo de "servidor" es un tic perfectamente natural, como el de "ya lo hemos comentado por aqui...", y no sé si hay más por el estilo, seguramente sí. Estoy muy de acuerdo con quienes dan a entender que es completamente irrelevante y que no tiene sentido fijarse en tamañas minucias, más cuando las formas son perfectamente correctas y el contenido de tan buena calidad (en mi opinión).
Por otro lado, me solidarizo con Antonio y su gesto de enmienda, ya que no está rodeado de personas con google glass grabando, pero con su nivel de exposición a veces seguramente uno debe sentirse un poco así, según qué días, temas, etc.
Y nada, decir que "servidor" es una fórmula de cortesía totalmente válida, sobre todo para mantener el estilo cuando se escribe. Honestamente, se nota que quien comentó al respecto no redacta tanto como lee, ya que para evitar escribir "yo" constantemente, lo cual es una tendencia habitual y considerada correcta, las opciones son "uno", "servidor", "el que suscribe", etc... No muchas ni muy cool, ¿no?
Para mí no es que haya que decir basta, como se propone, sino que "servidor" basta y sobra.
Saludos!!
tala2000
Yo creo que va a causar rechazo social a poco que las personas sean minimamente celosas de su intimidad y que va a provocar que muchas personas demanden al estado una legislacion que limite el uso de estas gafas, se abrira el debate de nuevo sobre la libertad de expresion y comportamiento y el derecho a la privacidad, quizas lo solucionen con un inhibidor o algo asi, para mi es un esperpento y rechazare la comunicacion con quien lleve unas gafas de esas, aunque quien sabe, quizas acabe siendo un medio masivo de control de individuos y masas.
Si se la plantas en plena cara a los medios de seguridad del estado se podria liar parda, si se la plantas a los politicos ni te cuento, aunque estos seguro que se protegen sin necesidad de debate.
La verdad es que veo una camara y me entran ganas de ponerle un trozo de cinta encima.
lordfairfax.fairfax
Gran artículo! Debería haber incluso una sección 'Tecnosocial' en Xataka (glass, coches sin conductor de google, PRISM, etc...). Seguramente habría menos entradas, pero bastante más interesantes que el penúltimo cacharro de 50 núcleos...
A mí me encantaría tener Google Glass, y si fuera aún más 'potente' mejor que mejor (poder saber quién es cada persona que vea por la calle, tener acceso a detalles inmediatos sobre ellos buscados en google o su feisbuk, etc...). ¡Sería como ser un Terminator en un mundo de pánfilas e ingenuas Sarah Connors! :p
Lo que ya no me mola NADA es que lo tengan LOS DEMÁS. Con Glass pasa como dijo Sartre: "El infierno SON LOS OTROS" (y el Gran Hermano puede ser tu vecino). Así que quiero Glass pero en exclusiva mundial; ¿es un deseo hipócrita? Sin duda, pero la honestidad suele serlo. ;)
Y por eso, hamijos, ya que no lo puedo tener solo yo, estoy EN CONTRA de un Glass universal, me parece un cacharro espectacular sin duda, y cuando lo presentó Google me quedé con la boca abierta, pero como bulldog de mi propia privacidad me niego a vivir en perpetua observación (o amenaza de ella) como si fuera una puñetera bacteria en el portaobjetos del microscopio del doctor Fleming.
¿Acaso todo lo posible debe ser deseable? :p
diego111
Muy buen artículo, pienso más o menos lo mismo que tu en cuanto a las Google Glasses. Sin embargo no pienso en adquirirlas. Soy apasionado por la tecnología, siempre que estas no impliquen la pérdida de mi privacidad. Me parece que con el auge de las redes sociales se ha ido perdiendo la interacción personal física. También me parece insultante cuando una persona habla con otra y en cierto momento cobra más importancia un mensaje de texto o una actualización de perfil que la persona que tienen en frente, mientras que esta última se queda con cara de tonto. Me molesta cuando en algunos sitios de internet es obligatorio tener una cuenta en Facebook para poder acceder a cosas que no tienen que ver a priori con dicho servicio, como por ejemplo hace un tiempo que tuve que crear una cuenta para poder comprar un paquete de aplicaciones en Stack Social, siendo que dichas aplicaciones no tienen que ver con redes sociales.
Hace mucho tiempo, unos tres años que eliminé mi cuenta de Facebook y no me hace falta en lo más mínimo. De este modo no pierdo tiempo viendo información de personas que incluso desconozco. Si quiero saber de alguien, trato de verlo personalmente si es posible, por Skype en una video-llamada o en última instancia lo contacto vía correo electrónico. Prefiero dedicar el tiempo en cosas más importantes como mis estudios, mi esposa, mi familia, la fotografía, compartir con miss verdaderos pocos amigos, cocinar algo rico, salir de paseo, informarme en internet, en fin, en hacer cosas que se han venido perdiendo con el auge de la interacción web. Soy feliz así y espero seguir con mi estilo de vida, evolucionando según lo crea conveniente, sin perder mi identidad ante la homogeneización que percibo cada vez más entre la gente.
Un saludo!
alons0
La conclusión que saco, personalmente, del artículo es que, por mucho que nos mostremos en contra o por mucha legislación sobre qué se puede hacer y qué no, los hábitos y costumbres se imponen siempre. Y no solo en la tecnología en cuanto a tal, sino a todos los aspectos de la sociedad. La sociedad y todo lo que la rodea, todo lo que la sustenta evoluciona, cambia y con ello su cultura, hábitos e incluso la forma de pensar. Juicios éticos y morales que antes se daban, y que ahora están más que aceptados. La tecnología en sí, en este contexto, es una extrapolación de esta tendencia.
Con respecto a las Google Glass y los dispositivos similares (saldrán al mercado, que no quepa duda) el único aspecto negativo que le veo es que nuestra privacidad se corrompa más de lo que ya se está corrompiendo. Si ponemos el grito en el cielo porque un Gobierno nos espía, ¿por qué vamos a permitir que lo haga nuestro vecino, amigo, el dependiente de una tienda o quien sea?
Como solución a este posible problema, yo planteo lo siguiente: jugar al mismo juego. Es decir, cuando el uso de este tipo de dispositivos este generalizado, lo que deben de hacer estos es avisarnos en todo momento cuando la persona que tenemos en frente vaya a realizar una acción en la que se vea comprometida nuestra privacidad. Con esto, a mi juicio, seguimos funcionando "socialmente" como lo hemos hecho siempre.
PD: Brillante! Antonio Ortiz, con este artículo lo único que se puede decir es: GRACIAS! Chapó!
robertosobralv
Muy buen artículo y un debate de lo más interesante.
A medida que iba leyendo los comentarios, he visto que la mayoría, al igual que yo desde que tengo conocimiento de las gafas, piensa que el gran problema es la intromisión que causa una cámara que siempre está ahí.
Yo tengo kinetic desde hace tiempo, y aunque tenga la xbox desconectada de internet, le coloco algo delante, o lo giro. No me gusta nada ver esa cámara "mirando".
La solución con las gafas. Se me ha ocurrido mientras leía. UNA TAPA. con eso arreglado, ves que esta puesta. No te graba. Ves que la quita o que no la tiene.... Tu decides que hacer.
Aun así esto tiene que ser regulado desde ya. No soy partidario de las prohibiciones, pero estamos en un caso en el que tendrían que preparar bien un marco jurídico para usarlas (en este caso seria poner vallas y luego el campo dentro, sin margen a salir).
Diría que tengo fe en el futuro de estas gafas (de su uso). El problema es que la razón dice que..... LA QUE SE NOS VIENE ENCIMA.
havok
Buenos días,
Muy interesante el artículo, pero creo que unas de las opciones es simplemente que a la gente no le guste Google Glass. Creo que puede ser uno de los grandes fracasos de Google, como Google Wave, incluso Google +. No todo lo que hace Google acaba funcionando. Quizas abre las puertas a tecnologías similares pero creo que lo que mucha gente no considera es que Google Glass sea un fracaso, y puede serlo.
Saludos.
kiosh
Genial articulo! felicidades!
c4x30x
yo si quiero tener las gafas, asi que sobre la seguridad y privacidad eso depende de cada quien asumirlo
MORFO
Mira voy a decirlo bien claro ya que nadie parece atreverse:
El mundo,actualmente tiene la cabeza metida en el culo de otro,y lo que defeque este sera lo que coma despues.
Hace unos años me miraban como a un alien por que usaba manos libres,o simplemente usaba telefono,ahora te asomas a la ramblas de tu ciudad y la imagen es bien identica a Resident Evil.
Asco?Pena?repugnancia?yo digo; gilipollez
bliz
Pues qué queréis que os diga, yo no lo acabo de ver. El 3D doméstico no ha triunfado precisamente que digamos, y el tema de las gafas no ayuda. A la gente le incomoda.
Esto tendrá muchas posibilidades, pero no sé lo cómodo que será tener continuamente una imagen en el rabillo del ojo. Por no hablar de lo que puede despistar, que yo he visto vídeos de Google donde lo usan para todo tipo de actividades (desde conducir hasta lanzarse en paracaídas)
Vamos, que de momento eso de ver legiones de usuarios de Google Glass por la calle no lo veo a medio plazo.
jkujami
Offtopic, mejor usar la palabra chavalería que chavalada, como los de vaya semanita,,,,
joni156
El del video aun esta flipando, lo malo que cuando acabó el video tuvo que poner a cargar las gafas XD
shur_it
Muy buen artículo. Dejo mis dieses no más
r a g n o r
Muy interesante este debate, sí señor.
Creo, no obstante, que la cuestión está en el control que tengamos sobre las funciones que haga en segundo plano.
Muchas de las críticas están puestas en qué pasa con los vídeos que grabemos, en las fotos que tomemos y demás. Actualmente nuestro móvil también permite subir todas las fotos a internet, publicarlas automáticamente e incluso etiquetarlas con las personas que salen. La cuestión está en que si no quieres hacerlo, no lo subes.
A mí las Glass me parecen geniales, pero por supuesto que gran parte de estos automatismos los tendré desactivados (en caso de poder hacerlo, que seguro que sí). El cambio preocupante será cuando no podamos elegir y todo se envíe a los servidores de Google sí o sí.
Además siempre puedes asociarlas a una cuenta de Google falsa, con lo que por mucho que la malvada Google sepa tu posición, no le servirá de mucho (como si le fuera a servir, de todas formas); ponerte un nombre falso; conectarte a internet sólo cuando lo necesites tú; etc.
Por otro lado, si el miedo está en no saber si alguien te está grabando o no, la solución siempre será obligar, por ley, que cualquier objeto que grabe muestre claramente una luz iluminada; por decir algo. Ahora también existen cámaras espía, cada vez con más resolución y menos tamaño, y no me parece que sea algo que preocupe mucho a la gente.
maprf
Pues yo encantado de tenerlas, no se si la primera generación, pero por diseño y precio no por otra cosa.
A los que hablan de privacidad, a mi me parece que google puede obtener mucha más información de nosotros con nuestro smartphone o utilizando chrome que con glass, y seguro que la mitad lo hacéis y tan tranquilos.
Alguien de verdad piensa que van a estar grabando todo lo que pase, os gustan mucho las conspiraciones, no?. Otra cosa es que todos tenemos que saber que cualquier cosa que subimos a internet deja de ser nuestro, por ejemplo la copia de seguridad de nuestras fotos que podemos hacer en Google+, si esto lo tenemos claro no hay problema con nuestra privacidad.
Nadie comenta que si esta la cámara grabando vídeo la batería dura media hora? Como que nos daríamos cuenta, otra cosa es que no me parece mala idea que se encienda un led cuando grabe, ademas lo mismo nos puede pasar con el móvil que llevamos todo el día en la mano, no??.
diego111
Muy buen artículo, pienso más o menos lo mismo que tu. Además, a mi si me parece que con el auge de las redes sociales se ha ido perdiendo la interacción de tu a tu. También, me parece insultante cuando una persona habla con otra y en cierto momento cobra más importancia su móvil.
Un saludo!
masinfan
Pues yo no comparto que las GG sean mas discretas que un móvil en cuanto a intrusiones sociales. Al menos mientras se popularizan todo el mundo pensará que haces algo aunque no lo hagas. Y los gestos y comandos de voz no ayudan.
Por otro lado la cámara me parece accesoria, debería ser desmontable, ya que en la mayoría de situaciones no es útil y es la mayor causa de polémica y de falta de discreción. Y si la pones, al menos ponla al revés y que sirva de retrovisor.;-)
Maria Blanca
Muy interesante artículo sobre debate en tecnología pero ligado a temas ¿morales?. Lo que más me ha gustado es la actitud de "destripar" los pros y los contras de todas las implicaciones y mantenerse a distancia para que vayamos construyendo opinión sobre el mundo y los hábitos que queremos tener como sujetos "sociales"...
samueldhz
Yo lo tengo claro, vean el tercer episodio de la primera temporada de la maravillosa serie "Black Mirror" para saber en qué vamos a acabar.
Para mi gusto las redes sociales ya actualmente están demasiado metidas en nuestras vidas y han pasado más de una vez la frontera de lo que podemos llamar "nocivo".
Así que, si ahora o en un futuro próximo alguien se me acerca con las gafitas tendrá tres opciones:
1: Guardárselas para seguir hablando conmigo
2: Darse media vuelta e irse
3: Arriesgarse a ver (sin realidad aumentada ya) como se las escucho contra el suelo.
ancode
Google Glass es una tecnología bastante interesante pero como bien dices, también tiene consecuencias bastante inquietantes. Esperemos que al final la gente no entregue su privacidad con un aplauso
En relación con lo que se menciona en este articulo, sobre la gente que siempre dice que “la tecnología permite hacer esto y por tanto se va a hacer”, no siempre es el caso. En este aspecto existe lo que se llama "el principio del hombre de las cavernas", que dice que cualquier cosa nueva (avance tecnológico en este caso) que signifique un cambio demasiado radical de las cosas a los que los humanos nos hemos acostumbrado a partir de la evolución, es bastante probable que sea rechazado. Así pues, ejemplos como niños estudiando en casa vía Internet, o la eliminación del papeleo en la oficina en favor de tenerlo todo en ordenadores no son norma actualmente, aunque se puede hacer (y en ciertos casos se ha intentado) - el contacto social entre niños y con el profesor también es beneficioso para la la educación, y ciertamente nos sentimos mas seguro teniendo un papel con información que teniéndolo todo en el ordenador. De esta forma, aunque esas tecnologías hace tiempo que están maduras, no han pasado de ser soporte a las tareas habituales, en vez de desplazarlas.
En este aspecto, las sociedad se encarga de filtrar las tecnologías, no siempre dependiendo de leyes reguladoras, sino simplemente de nuestros propios instintos, lo cual significa que "aunque se pueda hacer, no significa que se haga necesariamente".