Samsung Galaxy A7 (2018), análisis: la llegada de las tres cámaras a la gama media tiene nubes y claros

Los buques insignia suelen abanderar también muchas de las innovaciones que con el tiempo (y el abaratamiento) pasan al resto de gamas, pero lo de las triples cámaras ha tardado menos de lo previsto y Samsung ya la integra en sus terminales de gama media. El primero, éste que ahora pasa por nuestras manos, os lo mostramos en el análisis del Samsung Galaxy A7 (2018).

Un móvil que supone una renovación total de lo que veíamos el año pasado con el Samsung Galaxy A7 (2017), actualizándose en diseño y diciendo adiós a un frontal que nos llevaba a una Samsung antigua. Sin botón frontal y con tres cámaras traseras, el A7 (2028) representa una de las propuestas para la gama media más llamativas sobre el papel, veamos pues qué tal resulta la experiencia con él y sus ópticas.

Ficha técnica del Samsung Galaxy A7 (2018)

Samsung Galaxy A7 (2018)
Pantalla 6 pulgadas FHD+ super AMOLED
Dimensiones 159,8 x 76,8 x 7.5 milímetros, 168 gramos
Procesador Octa Core 2.2 GHz
RAM 4 / 6 GB
Almacenamiento 64 / 128 GB
Cámara frontal 24 megapixeles FF (f/2.0)
Cámara trasera Lente triple: 24 megapíxeles AF (F/1.7) + 8 megapíxeles Ultra Gran Angular 120º (F/2.4) + 5 megapíxeles (F2.2)
Sistema operativo Android Oreo 8.0
Batería 3.300 mAh
Conectividad LTE Cat.6, 2CA, Wi-Fi 802.11 a/b/g/n/ac, BT 5.0, NFC
Otros Lector de huellas en el lateral
Precio 349 euros en la web oficial
260 euros en Amazon

Samsung Galaxy A7 (2018), review en vídeo

Diseño: la gama media de Samsung ya está por completo en 2018

El cambio con respecto al anterior modelo es tan radical como necesario en cierto modo. Observar el frontal del Samsung Galaxy A7 (2017) era un un intenso déjà vu hacia el Samsung Galaxy S3 (2012), y el A7 (2018) rompe y con mucho de eso: adiós botón físico frontal, hola lector de huellas lateral y hola triple cámara a un lado.

Las consecuencias de trasladar el botón al borde lateral a lo Sony (algo que ya vimos en el Samsung Galaxy J6+) son un cambio en la interacción (que comentaremos al hablar de biometría) y lo más visual: que la pantalla aproveche más la superficie. El Samsung Galaxy A7 (2018) tiene un 74,4% de frontal aprovechado por la pantalla, que no es una cifra que destaque especialmente pero resulta una ligera mejora con respecto al 73,6% del A7 del año pasado.

Así, tenemos la simetría horizontal y vertical que caracteriza (al menos por el momento) a los smartphones de Samsung, no llegando a los finísimos marcos del los Galaxy S y Note, pero actualizando algo más esta serie de gama inferior. El resto de superficies se encuadra en las tendencias que estamos viendo en cuanto a materiales y a acabados, con metal para los marcos y cristal para la trasera, todo reflectante y especialmente llamativo en el modelo azul eléctrico, teniendo un aire quizás algo más juvenil.

El borde es un semicírculo coronado en la parte frontal por el cristal de la pantalla, sin mantener la continuidad que sí guarda con la trasera, bastante más delgada. Ésta es un potente imán de huellas, algo de lo que sólo se libran algunas capas oleofóbicas que logran mantenerse relativamente limpias, como la del iPhone XR.

Otro contra de estos materiales y acabados es que suelen resbalar, y el A7 (2018) no escapa a esto. Sin llegar a lo que nos ocurría con el Sony Xperia XZ3, el Galaxy A7 (2018) es algo resbaladizo sobre todo en sus partes de cristal. Ahí quizás convendría poner más ADN Note en el próximo modelo, porque su primo mayor el Samsung Galaxy Note 9 no nos resbalaba (siendo además más voluminoso).

Al ser más fino que el A7 anterior, logra recortar algo de volumen y pese a lo delgado es cómodo al agarre, pero algo resbaladizo

Hablando de volumen, al ser más fino que el A7 anterior logra recortar algo de volumen. Pese a lo delgado es cómodo al agarre, aunque quizás con este adelgazamiento se haya tenido que recortar en batería integrando una algo más pequeña (hablaremos de ello en el apartado de autonomía).

Para el tamaño que tiene no es pesado y la curvatura de los bordes hace que sea cómodo al sostenerse tanto con dos manos como con una. Además, los materiales transmiten sensación de calidad y de resistir a pequeños golpes y arañazos, hablando tanto de bordes como de frontal y trasera.

Lo que puede que no nos resulte del todo cómodo al principio es la ubicación del lector de huellas si nuestra intención es desbloquearlo cuando sujetamos el móvil co una sola mano. Hablaremos de las particularidades y trucos de este sensor más adelante, pero cierto es que puede implicar que tengamos que adoptar una posición algo menos natural para facilitar la lectura, lo cual no nos pasaba con los Sony que presentaban esta ubicación como el Sony Xperia XZ1 Compact (quizás por ser bordes más amplios).

El borde inferior no es apto para todos los públicos y es un viaje a lo que ya en otras gamas es un pasado reciente: tenemos jack de 3,5 milímetros, microUSB y un altavoz cuyo sonido no sale por varias rendijas sino por una sola hendidura. El minijack es algo irreverente y no queda en el medio del borde como el microUSB, por lo que no hay simetría de ningún tipo en este lado.

Que haya minijack no es quizás la moda pero se entiende menos que la presencia del microUSB. En Motorola dijeron ante nuestra pregunta de por qué el Moto G6 Play integra microUSB y no USB tipo C que aún había un mayor público con la conexión antigua y que les parecía pronto saltar ya en la gama media, pero el Samsung Galaxy A7 (2017) ya introdujo el USB tipo C, así que de algún modo Samsung se lo ha repensado.

A nivel de diseño esto influye poco, a nivel de comodidad algo más. Se entiende la decisión en cuanto a que sea la conexión más popular como dijimos al hablar de todas las clases de cable USB tipo C que hay, pero también es poner en cierto modo el freno a una evolución que parece inminente.

Pantalla: más pulgadas y menos marcos, pero aún queda trabajo por hacer

El AMOLED es inherente a Samsung desde sus inicios y en este móvil no encontramos otra cosa. Una pantalla de 6 pulgadas de diagonal con un prudente y suficiente FullHD+, concretamente de 1.080 x 2.220 píxeles.

El nivel de detalle es aceptable para un móvil de esta gama, siendo la misma que el A9 (2018) y el Samsung Galaxy A6+. Aunque otros móviles rivales tienen una mayor densidad de píxeles con resolución casi equivalente, como el Xiaomi Mi A2.

Samsung Experience ofrece opciones para que podamos ajustar a nivel de temperatura, contraste y saturación un panel que viene bastante bien calibrado

Como buen súper AMOLED de saturación va bien, colores vivos sobre todo si elegimos el perfil Adaptative dentro de los disponibles en los ajustes de pantalla. Samsung Experience ofrece opciones para que podamos ajustar a nivel de temperatura, contraste y saturación un panel que viene bastante bien calibrado, aunque lo que más podremos adaptar es la temperatura y el matiz, ya que la saturación y el contraste vienen preestablecidos con los modos y éstos resultan demasiado cálidos.

En nuestro caso hemos estado cómodos con el Adaptative, que promete una adaptación automática según cambian las condiciones (aunque esto es inapreciable, la temperatura se mantiene equilibrada siempre). Ligeramente sobresaturado, pero no molesta ni desvirtúa y sigue siendo mejor que los blancos casi ocre de los otros perfiles.

En cuanto a opciones de software, comentar que Samsung sigue apostando por su versión de la pantalla ambiente, lo que llaman Always-On. Aplicar el software propio tiene la ventaja de poder ampliar mucho más las fronteras de la personalización, pero no vemos ninguna progresión en este sentido y Always-On sigue siendo "always on" (no podemos hacer que se active al levantar o con un toque) y los widgets siguen siendo los mismos.

El doble toque para activar pantalla es concretamente un doble toque al botón central virtual, tampoco hay evolución aquí (pudiendo extenderlo a toda la pantalla. Ni tenemos la posibilidad de levantar pantalla para activarla y así no tener que despertarla con el botón virtual o el físico para que se inicie el reconocimiento facial.

Eso sí, la calidad del panel es bastante inferior a otros de resolución y tamaño similar. Nos recuerda mucho al del A6+ por manifestar esos degradados multicolor al ladear o inclinar la pantalla; rosas y verdes tiñen el panel si el ángulo de visión se abre un poco.

Con el brillo también tenemos aspectos positivos y otros que no tanto. El nivel de brillo máximo es suficiente para cuando hay mayor incidencia de luz y no hemos tenido ningún problema para visualizar los elementos en el panel, pero el brillo automático necesita entrenamiento urgente: tiene un comportamiento bastante irregular, variando sin siquiera tocar el móvil mientras vemos vídeos o hacemos fotos, compensando de manera lenta y poco acertada en los cambios de iluminación (sobre todo cuando pasamos a un entorno menos iluminado).

Bien en cuanto a sensibilidad táctil y con bordes que logran menguar con respecto a su antecesor, no queda mal en aprovechamiento del frontal sin llegar a destacar. Una lástima los degradados y el brillo automático ya que podría dar una mejor experiencia, sobre todo si de algún modo pudiésemos evitar que bajase tanto al llegar a cierto porcentaje de batería (sin que haya activado ningún protocolo de ahorro=.

Rendimiento: una potencia suficiente pero algo enmascarada

Como hemos recordado con la ficha técnica al inicio del artículo, aquí tenemos una de las propuestas de Samsung para la gama media, para la cual encontramos distintas opciones a nivel de procesador. Este A7 integra un Exynos 7885 respaldado de 4 GB de RAM, procesador de la casa con la memoria más habitual en la actual gama media.

Es un procesador de ocho núcleos (seis a 2,2 gigahercios y dos a 1,6) que no tiene sobre el papel mucho que envidiar a los Snapdragon equivalentes, pero no todo son números, ni frecuencia, ni CPUs. La potencia es suficiente para mover las apps habituales y hemos podido jugar con normalidad, pero hay algunas salvedades en la experiencia.

Salvedades que probablemente se deban a un software demasiado exigente (o demasiado poco pulido). Mientras no hemos visto retrasos en la carga de apps pesadas, sí los vemos continuamente al cargar la cámara o Bixby Home. El hecho de encontrarlo en cargas puntuales y en usos que implican casi únicamente al software de fábrica hacen pensar que esto es un factor a mejorar, y no tanto el hardware.

Parte de ello lo vemos si echamos un ojo a los números de los benchmarks. Éstas no son prueba infalibles, pero pueden servir como una referencia de que la combinación de componentes de Samsung para el Galaxy A7 (2018) en principio debería de funcionar de manera similar a otros equipos con software distinto (propio o Android One).

Samsung Galaxy A7 (2018)

Xiaomi Mi A2

Nokia 7 plus

Motorola One

BQ Aquaris X2 Pro

Nokia 7 Plus

OPPO R15 Pro

Procesador

Exynos 7885

Snapdragon 660

Snapdragon 660

Snapdragon 625

Snapdragon 660

Snapdragon 660

Snapdragon 660>

RAM

4 GB

4 GB

4 GB

6 GB

4 GB

4 GB

4 GB

AnTuTu

121.712

127.610

141.522

81.147

141.550

141.522

130.779

GeekBench (Single/multi)

1.524 / 4.415

1.626 / 4.286

1.645 / 5.909

1.524 / 4.415

1.642 / 5.763

1.645 / 5.909

1.272 / 3.830

3D Mark (Icestorm Unlimited)

15.242

22.461

26.348

15.242

26.415

26.348

27.345

PCMark (Work 2.0)

5.410

6.332

6.177

5.410

6.064

6.177

8.440

Ver galería completa » Samsung Galaxy A7 (2018), benchmarks (5 fotos)

Así, aunque hablaremos más en detalle del software en el siguiente apartado, podemos comentar aquí que hay algo de lag puntual en la carga de apps propias como las que hemos comentado (cámara, Spotify, Bixby Home, etc.) y también en la acción de los botones y el teclado (no es cuestión de sensibilidad del panel). Al volteo de pantalla a vertical u horizontal también le cuesta un poco, por lo que es posible que Samsung Experience pueda pulirse un poco más y que la experiencia que da un buque insignia de Samsung tampoco quede tan necesariamente lejana.

Software: nada nuevo bajo el sol de Corea del Sur

Tablets, smartwatches y móviles. Nada sale de las fábricas de Samsung con un software que no sea el suyo y aquí en el Galaxy A7 (2018) encontramos Samsung Experience en su versión 9.0 sobre Android Oreo 8.0. Aunque no es una capa nueva y la hemos repasado en análisis previos, no vamos a perder las costumbres y repasaremos un poco su estética, sus apps y sus funciones.

Justo antes de iniciar el sistema por primera vez, el software nos deja elegir qué apps propias de Samsung deseamos instalar (las de Google aparecerán sí o sí).
El escritorio y el cajón de apps, tal cual aparecen tras el pre-load del sistema.

Es una de las capas que también ha reducido las apps propias que ofrece o que instalar, aunque seguimos encontramos alguna como la tienda de apps propias y nos sugerirá instalar y usar Samsung Health. También los servicios que Google aún obliga a poner, aunque como ocurre con algunas de las de Samsung podremos borrarlas.

De terceros hay bien pocas y, aunque no vamos a poder elegir si instalarlas o no, posteriormente podremos borrarlas. Al final no hay mucho bloatware y si las apps preinsataldas que ofrece no nos apañan no cuesta mucho personalizarlo desinstalándolas o desactivándolas.

Los ajustes son algo distintos a los que muestra Android en su versión “pura”, pero son relativamente intuitivos. Aquí encontramos opciones para personalizar la pantalla que hemos comentado en su correspondiente apartado, así como una sección que engloba las herramientas para mantenimiento que incluye la información sobre la autonomía y el consumo energético.

Estas apps propias ayudan a que el usuario tenga una noción más exacta de lo que se está ejecutando, de qué está siendo más responsable de que baje el porcentaje de batería disponible y de qué mantiene más ocupada a la RAM o al almacenamiento. Hay botones para liberar la memoria o bien evitar segundos planos, siendo en realidad vías rápidas para cerrarlo casi todo (así que mejor pensarlo antes de pulsar).

Las apps pueden distribuirse en cajón de apps o bien en un escritorio único, teniendo opcional la pestaña de Bixby Home (o lo que viene a ser el Google Now de Samsung). No hay Bixby per se para lo que queda fuera de lo Galaxy S o Note, así que en este terminal tendremos Bixby Home y Bixby Vision, sin el asistente.

Bixby Vision tiene una utilidad relativa y si nos acostumbramos puede sernos cómodo obtener así información o traducir textos. Bixby Home es la típica pestaña resumen, personalizable hasta cierto punto, que puede ser una vía para conocer de un vistazo nuestra agenda, la actualidad o tener accesos rápidos a la galería o Spotify, aunque como hemos dicho la carga suele ser lenta (sea cual sea el tipo de conexión).

Bixby Home.

Así, Samsung Experience es una capa bastante completa, aunque hay algunos detalles que se echan en falta con respecto las de otros fabricantes. Always On (lo que sería la pantalla ambiente) sigue ofreciendo poco (por ejemplo, no podemos configurarla para que se active con el movimiento, ha de estar permanentemente o no estar) y no hay opciones avanzadas de sonido, aunque lo preocupante es ese lag que asoma de vez en cuando (pero ya demasiado).

Tampoco hay gestos para que la navegación pueda no depender de la barra de botones, de modo que se aprovecharía mejor la pantalla. Pero sí podemos ocultarla y sacarla con un swipe corto (aunque si lo hacemos con una app tipo timeline probablemente demos también un empujón a ésta).

Biometría

El A7 (2018) evoluciona un grado a nivel de desbloqueo con respecto al del año pasado al incorporar desbloqueo facial. Mantiene la lectura de huellas, pero cambiando la forma y ubicación del sensor, y esto puede no ser una mejora al 100% en la práctica.

¿Por qué? Por el diseño y la sensibilidad. El registro de la huella ya nos anticipa que probablemente tengamos que posar la huella bien colocada, es decir, nada de ponerla parcialmente o cubriendo gran parte de la superficie.

Y así es, en la práctica tendremos que cubrir todo el lector, aunque si registramos bien la huella no importará si colocamos el dedo en vertical u horizontal. Esto, no obstante, hará que a veces la lectura no sea eficaz si lo intentamos con el índice que cae de manera natural ahí al sostener el móvil con la mano izquierda (sobre todo si nuestros dedos son cortos), y tengamos que colocar bien éste u otro dedo.

Cabe remarcar que la lectura y desbloqueo se produce sin necesidad de activar la pantalla y sólo posando el dedo; si pulsamos el botón (el clic) lo que haremos es volver a bloquear el terminal y puede que nos sumerjamos en un bucle de desbloqueos y bloqueos. Si ante un primer intento no exitoso, lo práctico es intentarlo con otro (a ser posible de la mano que no sujeta el teléfono).

Así, ante esto la opción "rápida" quizás parezca la lectura de rostro, pero ésta también tiene bastante margen de mejora. Nos reconoce aunque añadamos gafas, pero sí necesita activación de pantalla (no vale con levantar o con el Always On activo), no es especialmente rápida y en baja luz no suele hacer una lectura eficaz.

Fotografía

Parece que aquella guerra por los megapíxeles en la fotografía móvil ha vuelto en cierto modo amoldada a la del número de cámaras que parecemos estar presenciando. De tal modo que este Samsung Galaxy A7 (2018) trae la triple cámara trasera a la gama media, junto con las cuatro de su hermano el A9 (2018).

En este caso tenemos una lente de 24 megapíxeles con apertura f/1.7, otra de 8 megapíxeles gran angular con apertura f/2.4 y una tercera de 5 megapíxeles con 120 grados de ángulo y apertura f/2.2. La de 8 megapíxeles tendrá su protagonismo al proporcionar fotografías con encuadres de mayor ángulo y las otras dos se ocupan del modo retrato (además de la fotografía general en caso de la principal), en teoría también de mejorar las fotos de baja luz (en caso de la de 5 megapíxeles).

También hay supuesta participación de la inteligencia artificial en la fotografía de este móvil, aparentemente centrada en la identificación de escenas que tiene su propia pestaña en la app. Aunque para ello mejor que nos demos nuestro habitual paseo por ella, echando un vistazo a sus posibilidades.

App de cámara

Samsung mantiene la app que llevamos viendo unos años de la mano de Samsung Experience y que comparte interfaz y muchas de las pestañas con la de los móviles más potentes de la marca. Tenemos pues navegación por secciones a modo de pestañas con swipes a un lado y a otro, pudiendo pasar del modo automático al de identificación de escenas, al pro, el modo de enfoque selectivo, panorámica, belleza y los de vídeo.

El HDR se encuentra como de costumbre en los ajustes, teniendo que ir hasta éstos para activarlo o dejarlo automático. Se encuentran dentro de la app de cámara y se abren en una sección u otra directamente según desde qué cámara los abramos.

Sería bastante más cómodo que esta opción tuviese su acceso rápido desde la interfaz principal. ya que como veremos a continuación el disparo con alto rango dinámico puede ser bastante agresivo (para bien y para mal), cambiando de manera notable el resultado de la fotografía. El modo manual también es algo limitado con respecto a otros smartphones de gama mayor, ya que no dispone de enfoque manual y sólo podremos cambiar ISO, balance de blancos y exposición (aunque mantiene la opción de elegir medición matricial, central o puntual).

Como hemos comentado en los apartados anteriores, presenta algo de lag en la apertura y un poco al cambiar de pestañas, pero no llega a ser molesto y tampoco hay muestras de inestabilidad ni otros problemas que empobrezcan la experiencia. Es bastante intuitiva y los modos de cámara lenta y demás son fáciles de usar.

Cámaras traseras

Eñ notorio semáforo trasero de lentes que integra el A7 (2018) promete una experiencia distinta, no tanto en posibilidades sino también en calidad. El gran angular ha sido quizás la opción que menos se había popularizado a la hora de combinar con la cámara principal, pero este año hemos visto cierto auge y más fabricantes que han optado por ello en vez de/además de por un teleobjetivo.

Es lo que tenemos en este A7, con su botón directo a lo LG, y esto permite que tengamos fácilmente fotografías con gran angular. La calidad de éstas es algo menor que las que hacemos con la lente principal, presentando menos detalle, aunque en cuanto a exposición y balance de blancos no experimentan variación.

Fotografía en modo automático

Así, con iluminación favorable tenemos tomas aceptables, bien defendidas a nivel de colorimetría y nitidez en primeros planos y ya con algo de pérdida de detalle en fondos y planos más generales. Los objetos alejados presentan cierto exceso de contornos y menor nitidez, quedando ese efecto "dibujo" sobre todo si la luz es menor.

Foto en modo automático.

El HDR es, como decíamos, bastante agresivo. En espacios abiertos y con abundancia de luz el efecto es demasiado exagerado aunque efectivamente recupere más información de las luces. Esto hace que la toma quede más expuesta, pero que se eche en falta parte de la sombra que la escena tiene y que "corrige" sin que esto sea en realidad subexposición.

Mejor resultado en interiores, donde la combinación de disparos del HDR ayuda a definir mejor los contornos gracias a equilibrar mejor las sombras y las iluminaciones. Conviene pues jugar con la activación manual más que confiar en el HDR automático, dado que en algunos contraluces diurnos se activaría y probablemente no nos compensase.

Una de las cámaras secundarias está centrada según el fabricante en el disparo a baja luz, pero no vemos una mejora notable. No hay ningún modo noche en este caso, pero probando per se la fotografía nocturna vemos que se llega a defender si hay luz abundante, pero que de otro modo la falta de detalle es bastante notable y el disparo se enlentece considerablemente (hay que ser algo más pacientes a la hora de mantener quieta la cámara).

Si de noche esta tercera cámara no brilla, ¿lo hace con el modo retrato? En realidad no demasiado. Lo mejor es ir practicando con la selección de desenfoque manual que dispone la app, siendo recomendable no abusar para que quede un resultado más equilibrado (ya que sin optamos por el máximo desenfoque obtendremos tomas con demasiadas aberraciones y contornos completamente diluidos).

Modo retrato.

Mucho mejor resultado con mejor iluminación siempre. Cuando nos encontramos en interiores, aunque no estén mal iluminados, la falta de detalle es considerable y en ocasiones el primer plano ya tiene demasiadas acuarelas.

Modo retrato.

No obstante, es bastante versátil y salvo de noche se activa en todo tipo de escenas. Hay que respetar la distancia que nos indica en pantalla, aunque podemos ir probando enfocando manualmente y variando el encuadre y la inclinación para que nos acepte una toma. Y el desenfoque podrá editarse a posteriori, así como la curvatura de la lente en las fotos con gran angular.

Aunque no se trate de algo relacionado con la calidad fotográfica, cabe al menos comentar qué tal funciona Bixby Vision en este smartphone. El análogo a Google Lens de Samsung nos sirve para que la cámara sea una especie de mirada "inteligente", proporcionando algo de información sobre lo que estamos enfocando y sirviendo para leer códigos QR, identificar texto o traducirlo a tiempo real, y funciona bastante bien y rápido.

Cámara frontal

El gran angular también llega a la cámara frontal a su manera, con selfies panorámicas que podremos hacer ladeando el terminal. Aquí también conviene comprobar primero el procedimiento, sobre todo si queremos obtener autofotos centradas (y mirando a cámara).

Suelen ser fotografías con una exposición algo menos compensada que la fotografía en automático y menor detalle, pero que dan ese efecto de cámara gran angular o de acción y sin fotos algo distintas. Hablando del modo automático, las tomas se defienden de manera aceptable a nivel de detalle si la luz abunda, con cierto exceso de contraste en interiores.

Disparo en modo automático.

También hay modo retrato, esta vez sin ayuda de una óptica secundaria, pero que suele funcionar en gran variedad de resultados. También de noche, aunque en este caso la calidad es muy baja y compensa no usarlo.

En general es una cámara que tiene un resultado aceptable, aunque podría mejorar bastante en cuanto a guardar el detalle. De noche es más lenta y este problema es obviamente mayor, pero tampoco vemos un resultado por debajo de lo esperado.

Ver galería completa » Samsung Galaxy A7 (2028), fotografías (47 fotos)

Vídeo

Como hemos comentado, el A7 (2018) tiene varios modos de vídeo, pudiendo grabar como máximo con resolución FullHD. Dispone de estabilización de imagen electrónica que estará disponible salvo que se grabe en 18,5:9 y 1:1.

La calidad del vídeo es buena, con colores fieles a la realidad y una buena compensación de la exposición ante los cambios de encuadre y entorno. El rango dinámico es bajo y los cielos podrán salir algo quemados en el caso de la cámara frontal, pero salvo contraluces y escenas complicadas en la cámara trasera se defiende bien.

El enfoque automático falla bastante en interiores y tendremos que ayudar con nuestros taps. Aquí subexpone ligeramente, pero aún así son tomas que se salvan, con mas ruido y menor detalle pero dentro de lo esperado.

La estabilización es bastante agresiva y deja un efecto bastante postizo, así que tratándose de estabilización electrónica podría corregirse para que fuese más fluida y suave o que al menos se pudiese desactivar en cualquier formato. La captura de audio es buena, sin problemas en ninguna situación.

La cámara superlenta graba con un máximo de 720p y podemos hacer clips de unos segundos. No hay opción manual para la captura, de modo que al pulsar grabar se realizará un vídeo que finalizará automáticamente, con la posibilidad de editar y añadir música desde la app propia.

La cámara frontal, como hemos dicho, tiene peor rango dinámico. No obstante, da buen resultado en variedad de escenarios, defendiéndose bien a nivel de detalle y manteniendo el ruido a raya en exteriores y entornos bien iluminados, no tanto en interiores y de noche.

Autonomía: aprobando pese a haberse reducido

Del modelo del año pasado al de éste hay bastantes cambios y entre ellos el de la batería. El Samsung Galaxy A7 (2017) integraba una pila de 3.600 miliamperios/hora mientras que en esta edición vemos una batería de 3.300 mAh. Veamos cómo sienta este pequeño descenso en capacidad sobre el papel.

Como solemos recordar, la autonomía no depende sólo de esta característica física de la batería, sino que influyen otros muchos factores como el propio uso o qué conexión usemos. También el software del terminal o el rendimiento del hardware restante, con lo que se puede optimizar algo más si la electrónica es austera en este sentido y si el software está optimizado para no consumir más de la cuenta.

Con todo esto sumando la experiencia a nivel de autonomía en el Samsung Galaxy A7 (2018) es buena, sin sobresalir. Suele llegarnos a durar la jornada entera, llegando con un 15% más o menos al finalizarla según el uso que hayamos dado (o teniendo que cargar ya si éste ha sido muy intenso).

De media nos da unas 23 horas de autonomía, con unas cinco horas de pantalla. Como decimos, no es un rendimiento llamativo, pero no supone tampoco que dependamos del enchufe o de cargadores externos y una carga nos da para aguantar bien el día.

La carga se completa en unas dos horas y 20 minutos con el cargador que se entrega (de 0 a 100% con el móvil apagado), y como hemos ya comentado se trata de microUSB estándar. Sería interesante que soportase carga rápida, aunque tampoco se trata de un tiempo de carga excesivo teniendo en cuenta la capacidad.

Sonido: sacando partido al minijack

No hay aún restricción a nivel de conexión en este gama media de Samsung y si tenemos nuestros auriculares con minijack de 3,5 milímetros podremos seguir utilizándolos en el Galaxy A7 (2018). Si tiramos de salida externa tendremos un único altavoz en la ubicación que hemos mostrado antes, justo al lado del USB.

La calidad es aceptable en general, hablando de música, radio o conversación telefónica (por el auricular). Hay bastante margen de mejora en rango dinámico y se echan en falta bajos, y siempre será mejor que no lo dejemos al máximo de volumen porque la calidad se compromete.

Hay muchas más opciones de mejora a nivel de software para auriculares, tanto conectados físicamente como inalámbricos. Podemos activar el Dolby Atmos para un sonido más envolvente, aunque puede que no nos guste ese efecto casi más de reverberación que de envoltura que al final experimentamos con él.

Para quienes dominen algo más estos aspectos hay un ecualizador, básico o avanzado, que permite ajustar a la carta el sonido. Si no también hay algunas opciones más, como el amplificador de tubo simulado o el efecto auditorio, así como la posibilidad de personalizar el perfil de sonido.

El amplificador de tubo Pro simula el efecto que haría uno real, lo cual se traduce a algo más de intensidad sin que haya carraspeos o pérdida de calidad (y casi conviene tenerlo activado). El efecto auditorio es cuestión de gustos, y será una opción a considerar si nos gusta tener un extra de reverberación y eco.

El sonido adaptado logra dar una mejor experiencia con respecto al ajuste automático. Se trata de un test con pitidos, de modo que hemos de ir respondiendo si lo oímos o no y esto le da pistas al software para que sepa qué compensar en cada oído.

Samsung Galaxy A7 (2018), la opinión de Xataka

La diferenciación es quizás el fin primero en la gama media, donde la competición se ha puesto mucho más difícil con la llegada de POCOPHONE y su precio de gama media con alguna característica de la alta, sumándose a la tradicional oferta de Honor que siempre ha jugado esta carta de acercar lo de las ligas mayores a precios más ajustados.

La gama media de Samsung en su familia A ha ido a por esta diferenciación tirando de cámaras traseras: que las tres cámaras no sean propias sólo de ciertos buques insignias, adelantándose a los suyos propios. Aunque al final la experiencia tampoco ha sido lo espectacular que esperábamos, siendo aceptable y con algunos añadidos interesantes.

Es un móvil muy cómodo y ligero pese a no ser pequeño, con un aspecto quizás algo más desenfadado y juvenil al menos hablando de este color azul eléctrico. Los materiales son resistentes y tiene un bonito juego con las luces en su reflejo, aunque es una lástima que el cristal sea un imán de huellas continuo y que esto en la práctica tampoco acabe de lucir.

Samsung Experience aporta unos extras que salpimentan la experiencia que tendríamos con el software de Google sin añadidos, pero da la impresión de que aún pesa demasiado para esta combinación de hardware y de que habría más trabajo que hacer en cuanto a optimización y pulir rendimiento. Al menos disponemos de 4 GB de RAM, lo cual es en cierto modo el mínimo de memoria que se espera actualmente en un gama media competente.

Es pues una propuesta interesante a nivel de fotografía y estética, aunque no queda la sensación de que aquí pueden lucirse algo más puliendo el software para que las ópticas den un resultado no sólo a la altura de lo esperado, sino que logre diferenciarse más con la competencia. Veremos si los futuros A7 mantienen esta triple cámara trasera, se suben a las cuatro del A9 o vuelven a las dos cámaras que ahora ya parecen el pasado.

8.2

Diseño 8,5
Pantalla 8
Rendimiento 8,75
Cámara 8
Software 8
Autonomía 8

A favor

  • Muy cómodo y ligero. Los materiales son resistentes y está bien construido.
  • Con 4 GB de RAM los componentes dan un rendimiento suficiente para cualquier tarea.
  • Samsung Experience da opciones interesantes a nivel de personalización que complementan lo que daría solamente el software de Google.

En contra

  • La propuesta de las tres cámaras es atractiva, pero el resultado queda por debajo de las expectativas.
  • El sonido por altavoz tiene bastante margen de mejora.
  • Hay algo de "lag" puntual, no es continuo pero está presente lo suficiente como para que no nos olvidemos de él.

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