La invitación al evento ya nos daba ciertas pistas acerca del siguiente dispositivo en la hoja de ruta de Samsung. Sabíamos que sería un terminal de la familia Galaxy A y que pondría el foco en la fotografía. El día ha llegado y por fin se han despejado todas las dudas: ya tenemos entre nosotros al nuevo Galaxy A9, el primer smartphone con cuatro cámaras en la parte trasera.
Se cumplen así las especulaciones que hablaban de un posible terminal de gama media con cuatro sensores en la cámara principal con la mayoría de sus características filtradas, por lo que no ha habido muchas sorpresas al respecto en el evento. Al terminar, hemos tenido la oportunidad de trastear un poco con él para traeros nuestras primeras impresiones, que no difieren mucho de la primera toma de contacto con el Galaxy A7, pues ambos modelos son muy similares.
Cuatro cámaras... ¿Para qué?
Cuando Samsung presentó el Galaxy Note 9 en agosto, nada hacía presagiar que tendríamos un final de año tan movidito por parte de la compañía coreana. Si hace unos días hizo su aparición el Galaxy A7 (2018) con tres cámaras en la parte trasera, ahora es el turno del Galaxy A9, que llega con nada menos que cuatro. Así que vamos a empezar hablando de esa cámara, que es el verdadero factor diferencial del nuevo modelo de Samsung.
Estamos ante un sensor principal de 24 megapíxeles, un gran angular de 8 megapíxeles y 120 grados, un teleobjetivo de 10 megapíxeles que proporciona un zoom óptico de 2X y un último sensor de 5 megapíxeles encargado de lograr el bokeh. Todo esto se traduce, en pocas palabras, en la posibilidad de captar imágenes con gran angular, con zoom óptico 2x y con el fondo desenfocado.
La app de la cámara es intuitiva y utiliza tres iconos bastante sencillos (uno, dos y tres arbolitos) para representar el modo normal, el zoom óptico hasta 2x y el gran angular.
En el caso del gran angular, destaca la opción de corregir la distorsión a posteriori, es decir, después de sacar la foto.
Para lograr el efecto bokeh, debemos seleccionar el modo de Enfoque Dinámico y podemos elegir qué nivel (de los siete disponibles) de desenfoque queremos aplicar al fondo, bien antes de disparar, o bien una vez hecha la foto, algo que también se agradece.
Del resto de opciones de disparo (que son los mismos que en el nuevo A7), destacan el modo Pro (con varios ajustes manuales) y el Optimizador de Escenas (que reconoce un total de 19 escenas), dos opciones avanzadas que se agradecen en la gama media, aunque no sean revolucionarias. A falta de probar la cámara a fondo, hemos podido apreciar que tanto la luminosidad como la rapidez del AF de esa cámara trasera son bastante buenas. Habrá que ver si rinde igual de bien cuando la enfrentemos a escenas nocturnas.
En cuanto a la quinta cámara, la situada en el frontal del teléfono y destinada a los selfies, Samsung ha optado por 24 megapíxeles. Esta cámara frontal nos sirve también para hacer nuestros propios AR Emoji, que hasta ahora estaban reservados a la gama alta de la marca, pero que ya han llegado a la familia Galaxy A de la mano del A7 y el A9. Eso sí, el proceso para crear el nuestro nos ha llevado dos o tres minutos.
Muy atractivo... siempre que esté limpio
Vamos con el apartado del diseño del nuevo Samsung Galaxy A9, que resulta ligero (a pesar de sus 183 gramos de peso) y cómodo en la mano. La trasera es de cristal y está disponible en tres colores diferentes: negro, rosa y azul (los dos últimos, en degradado y con efecto espejo).
Cualquiera de los tres modelos son muy atractivos, pero tienen el problema habitual (y acentuado en este caso) de las huellas dactilares, de manera que, si no lo limpias constantemente, da un aspecto bastante sucio. Quizá sea porque los modelos de la demo no tenían un tratamiento oleofóbico y anti huellas definitivo, pero la suciedad en todos los terminales llamaba mucho la atención.
Siguiendo con la parte trasera, además de las cuatro cámaras, el flash y el logo de Samsung, encontramos el lector de huellas. Es curioso que Samsung haya decidido ubicarlo aquí rompiendo la tendencia iniciada por el Galaxy J6+ y seguida por el Galaxy A7 (2018), que lo llevan en el lateral. Sea como fuera, la posición de este sensor, junto con el ligero aumento del tamaño del terminal y esa cuarta cámara, son las tres diferencias externas importantes del A9 respecto al A7.
El teléfono cuenta con unos bordes curvados que aportan ergonomía al conjunto y un marco inferior en el que, esta vez sí, encontramos el puerto USB-C (recordemos que el A7 viene con micro USB).
Calidad AMOLED que entra por los ojos
En la parte frontal, destacan la ausencia del notch y un panel Infinity Display de 6,3 pulgadas que aprovecha al máximo la superficie disponible con unos marcos superior e inferior de reducido grosor. Samsung sigue manteniendo su panel AMOLED con resolución FullHD (2.220x1.080 píxeles) para la gama media (o media-alta en este caso) y el Galaxy A9 ofrece una calidad de visualización de notable alto.
A ello hay que añadir unos colores brillantes, multitud de opciones de personalización, una respuesta táctil veloz y posibilidades tan interesantes como la pantalla partida para abrir dos aplicaciones simultáneamente o la función Always on Display.
Es cierto que, al ser 0,3 pulgadas más grande que la pantalla del A7 y tener la misma resolución, pierde un poco en la densidad de píxeles por pulgada, pero no es apreciable por el ojo humano. Por tanto, el buen sabor de boca que nos dejó la pantalla del Galaxy A7 durante nuestra primera toma de contacto, se repite también en este modelo. Habrá que ver en nuestro análisis si rinde igual de bien bajo la luz directa del sol.
Rendimiento cercano a la gama alta (como el precio)
La unidad de Galaxy A9 que hemos estado probando incorpora un chip Qualcomm Snapdragon 660 de ocho núcleos, 6GB de memoria RAM y 128 GB de almacenamiento interno, ampliables mediante tarjeta microSD hasta 512 GB más (hay otra versión con 8GB de RAM y 512GB de memoria interna que, de momento, no llegará al mercado europeo). Y de nuevo nos llama la atención que Samsung haya decidido incluir de serie la versión 8.0 de Android (en lugar de la 8.1), aunque suponemos que la actualización a Android 9 Pie no tardará en llegar.
Ese salto adelante en procesador y memoria RAM respecto al A7 se traduce en un aumento de potencia general más cercana a la gama alta que a la media (igual que su precio de 599 euros, todo hay que decirlo).
En el rato que hemos podido probar el terminal (y siempre partiendo de la base de que son unidades de demo), hemos experimentado una gran fluidez en todos los procesos y una navegación muy ágil, sin saltos ni retardo al abrir y cerrar aplicaciones, y con una multitarea que permite aprovechar al máximo la pantalla partida.
El A9 ha estado a la altura incluso a la hora de navegar por Internet y de reproducir vídeos en streaming. En este apartado, por tanto, podemos decir que el nuevo modelo de Samsung A9 cumple perfectamente, pero quedamos a la espera de exprimir sus posibilidades en nuestro análisis para corroborarlo.
En definitiva, nuestra primera toma de contacto nos arroja una conclusión muy clara: el nuevo Galaxy A9 tiene una cámara con muchas posibilidades, presume de un diseño muy atractivo, cuenta con una buena pantalla, rinde con fluidez... y cuesta 599 euros. Vamos, un teléfono bueno, bonito, pero no precisamente barato. Allá cada cual.
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