Cuando los cambios llegan a los Galaxy S, llegan con ganas. Esta vez se trataba de la décima edición de esta línea de topes de gama del fabricante y al parecer había que hacerlo a bombo, platillo y agujeros, y en el análisis del Samsung Galaxy S10+ comprobamos qué tal le sientan todos los cambios a lo (casi) más alto y avanzado de Samsung para 2019.
Decimos casi porque uno de los cuatro nuevos Galaxy S es el único móvil de la compañía ya preparado para el 5G, el Samsung Galaxy S10 5G. Pero se trata de la apuesta potente dentro de los móviles estándar, con triple cámara trasera, doble frontal y lo último en hardware de móviles Android (sobre todo la edición en cerámica). Una nueva hornada con un cambio aparentemente mayor con respecto a iteraciones previas, lo cual comprobamos más allá del diseño en esta reseña en profundidad.
Ficha técnica del Samsung Galaxy S10+
Samsung Galaxy S10+ | |
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Dimensiones y peso | 157,6 x 74,1 x 7,8 mm, 175 gramos |
Pantalla | Curva, 6,4" Dynamic AMOLED WQHD+ 19:9 |
Procesador | Exynos 9820 |
RAM | 8 GB12 GB (sólo edición en cerámica) |
Almacenamiento | 128 GB512 GB / 1 TB sólo en versión cerámica (hasta 512 GB con microSD) |
Sistema operativo | Android Pie + One UI |
Cámaras traseras | 16 MP ultra gran angular f/2.2 FF +Dual Pixel 12 MP OIS gran angular f/1.5- 2.4 AF + 12 MP OIS tele f/2,4 AF |
Cámaras frontales | Dual Pixel 10 MP AF f/1.9 +8 MP AF (profundidad, f/2.2) |
Batería | 4.100 mAh con carga rápida inalámbrica y carga inversa |
Sensores | Acelerómetro, barómetro, giroscopio, brújula, proximidad, RGB |
Seguridad | Lector de huellas en pantalla + Reconocimiento facial 2D |
Conectividad | LTE Cat. 20 |
Precio | Desde 1.009 euros |
Samsung Galaxy S10+ - Smartphone de 6.4" QHD+ Curved Dynamic AMOLED, 16 MP, Exynos 9820, Wireless & Fast & Reverse Charging, 128 GB, Prisma Blanco (Prism White)
Diseño: la sublimación de un frontal icónico y el adiós al lector de huellas físico
Parte del ADN del Samsung Galaxy S6 Edge se mantiene perenne en los cromosomas renovados del Galaxy S10+. La curva lateral se mantiene como rasgo característico y distintivo para esta estirpe salvo en el caso del Samsung Galaxy S10e, que es la opción con pantalla plana (y algo más asequible) de estos (ahora) cuatro hermanos de gama alta.
Una curvatura en los cristales traseros y frontal (aparentemente simétrica) que finaliza en un borde metálico acabado en brillo, proporcionando comodidad en el agarre y algo de ergonomía. Borde que de nuevo alberga, además de los botones habituales, el añadido para el asistente personal, del cual hablaremos en la parte de software.
Los botones funcionan bien, aunque la ubicación quizás podría mejorar bajando más el de bloqueo (y que fuese más fácilmente alcanzable para dedos de longitud menor). Y lo que no interrumpe ni este marco ni la trasera es el sensor de huellas, que se integra en la pantalla (y cuyo rendimiento abordaremos más adelante).
La parte trasera alberga pues el módulo de la triple cámara, el flash y los sensores, que sobresale muy poco y queda en disposición vertical, y el logo de la marca, dejando la mayor parte despejada. Una trasera que no se libra de la condena implícita del cristal con las huellas y la grasilla de la piel, pero sin que llegue a ser tampoco algo exagerado, molesto o difícil de limpiar.
La bandeja de la SIM queda en la parte superior, dejando que el jack de 3,5 milímetros quede junto al USB tipo C en la base. Y para el desconsuelo de la comunidad de fanáticos de la simetría, a diferencia del jack y de la rejilla del altavoz, el USB no se alinea al centro del borde.
Es elegante, sobrio, robusto y destila calidad a nivel de construcción y materiales. Bastante contenido si hablamos de compactación teniendo en cuenta que son 6,4 pulgadas y ocupa un volumen bastante menor que el Huawei Mate 20 Pro, el OPPO Find X o el Xiaomi Mi MIX 3, incluso que el Samsung Galaxy Note 9, pero algo mayor que el Samsung Galaxy S10 5G y el resto de hermanos.
Altura (milímetros) | Anchura (milímetros) | Grosor (milímetros) | Peso (gramos) | Pantalla (pulgadas) | Batería | Superficie (cm2) | Volumen (cc) | |
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Samsung Galaxy S9+ | 158 | 73,8 | 8,5 | 189 | 6,2 | 3.500 | 116,60 | 99,11 |
Samsung Galaxy Note 9 | 161,9 | 76,4 | 8,8 | 201 | 6,4 | 4.000 | 123,69 | 108,85 |
Samsung Galaxy A8s | 158,4 | 74,9 | 7,4 | 173 | 6,4 | 3.400 | 118,64 | 87,795 |
Samsung Galaxy S10+ | 157,6 | 74,1 | 7,8 | 175 (198 cerámico) | 6,4 | 4.100 | 116,78 | 91,09 |
Samsung Galaxy S10 5G | 162,6 | 77,1 | 7,9 | 198 | 6,7 | 4.500 | 125,36 | 99,04 |
El Samsung Galaxy S10+ es más compacto que el S10 5G, el Galaxy Note 9 y el Galaxy S9+.
Altura (milímetros) | Anchura (milímetros) | Grosor (milímetros) | Peso (gramos) | Pantalla (pulgadas) | Batería | Superficie (cm2) | Volumen (cc) | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Samsung Galaxy S10+ | 158 | 73,8 | 8,5 | 189 | 6,2 | 3.500 | 116,60 | 99,11 |
iPhone XS Max | 157,5 | 77,4 | 7,7 | 208 | 6,5 | 3.174 | 121,91 | 93,87 |
OPPO Find X | 156,7 | 74,2 | 9,6 | 186 | 6,4 | 3.400 | 116,27 | 111,62 |
Huawei Mate 20 Pro | 157,8 | 72,5 | 8,8 | 189 | 6,3 | 4.200 | 114,41 | 100,68 |
Honor View20 | 156,9 | 75,4 | 8,1 | 180 | 6,4 | 4000 | 118,30 | 95,82 |
Xiaomi Mi MIX 3 | 157,9 | 74,7 | 8,5 | 218 | 6,39 | 3.200 | 117,95 | 100,26 |
Pixel 3 XL | 158 | 76,7 | 7,9 | 184 | 6,3 | 3.430 | 121,19 | 95,74 |
One Plus 6T | 157,5 | 74,8 | 8,2 | 185 | 6,41 | 3.700 | 117,81 | 96,60 |
Xperia 1 | 167 | 72 | 8,2 | 180 | 6,5 | 3.330 | 120,24 | 98,60 |
Resulta muy cómodo en el agarre, y al ser así de contenido de lleva más puntos para ser móvil "grande" candidato si buscamos una pantalla considerable en el menor espacio posible. No resbala y dentro de lo que cabe no se hace pesado, sin llegar a los 200 gramos como sí ocurre con el 5G.
Al final la sensación al sostenerlo es pareja a la que se tenía con un S8 o un S9, con algunas diferencias en la interacción por la variación en botones y sensor. Lo que va a cambiar es la sensación de pantalla completa al no tener la tradicional simetría en el frontal del Galaxy e integrar una pantalla perforada para dejar salir las dos cámaras frontales (posteriormente dedicaremos un espacio específico para esto).
Los marcos son muy reducidos, siendo los laterales y superior más delgados que el inferior. En la pantalla curva veremos esos inevitables sombreados verdosos como efecto óptico del propio cristal, pero se ven según el ángulo y no son nada molesto.
Eso sí, los toques accidentales son bastante habituales. Es frecuente que se interprete la base del pulgar como toque cuando intentamos hacer tap con este dedo a un elemento alejado, así como el pulgar de la mano que sostiene el teléfono al agarrar lo en horizontal, por ejemplo al hacer una foto. Con esto último, lo que ocurre es que la interfaz no responde bien al hacerlo priorizando el toque que en realidad no es tal.
Pantalla: bienvenidos, agujeros, aunque no llegáis sin "peros"
El AMOLED de Samsung ahora ya no es súper, es Dynamic. En este caso son 6,4 pulgadas con resolución WQHD+, siendo así mayor que la del Galaxy S10e y algo por encima de la que vimos en los Galaxy S9, pero manteniendo el aspecto 19:9, y como hemos dicho perforada para las cámaras frontales (queda una isla aunando ambas lentes y no dos agujeros separados).
De resolución va sobrado, como viene siendo habitual en los móviles de primera línea de Samsung, salvo la sorpresa en este sentido con el Samsung Galaxy S10e que se queda con ese FullHD+ de los buques insignia más conformistas como los Xiaomi o OnePlus. Bien también a nivel de contraste y brillo máximo, y con un ajuste de brillo automático que funciona muy bien, reaccionando rápido y ajustándose de manera adecuada a los cambios de luz (salvo muy puntuales excepciones en la que queda algo bajo).
Bien a nivel de ángulos de visión, no hay una pérdida de nitidez y podemos leer bien contenidos incluso exagerando mucho el ángulo. No vemos los típicos reflejos rosados o verdosos al abrirlo o inclinarlo mucho, aunque como ya hemos comentado los reflejos verdes de la curva sí se ven bastante según en qué ángulo tengamos el terminal (y el color de fondo), como ocurría con el Nokia 8 Sirocco.
Viene algo cálida de fábrica, de hecho en este sentido ya vemos uno de los principales cambios de software. No hay cuatro modos de color como veíamos en la última versión de Samsung Experience, ahora hay dos: natural e intenso. El primero es el que viene activado de fábrica y supone menor saturación y mayor temperatura, y el segundo aumenta al nivel de saturación, permitiendo ajustar la temperatura.
Siguen disponiendo opciones para personalizar algunos aspectos del panel, aunque cierto es que hay menos, y que si no nos acaba de gustar la temperatura de los blancos tendremos que ceder al plus de saturación. Por otro lado tenemos el panel de ajustes de Always On Display, con algo más de personalización e incorporando los accesos rápidos a notificaciones (que requerirá desbloqueo si así lo configuramos) y la iluminación de la zona de lectura de huellas.
Pero más allá de esto hay más novedades y aspectos interesantes. Uno de ellos es la llegada de la navegación por gestos a los móviles de Samsung, aunque a su manera ya que en realidad no son propiamente gestos como ahora veremos.
Lo que podemos hacer es cambiar la tradicional barra de botones por una especie de tiradores en sustitución. Es decir, no hay una única barra como en los Pixel o algunos Honor, sino que hay tres, una para cada acción (multitarea, minimizar, atrás, pudiendo variar el orden).
De este modo, no podemos hablar de gestos estrictamente; la pantalla no responde íntegramente al deslizamiento de nuestro dedo, sino a lo que tiremos de las barras. No es como hemos visto en móviles como el OnePlus 6T, el Xiaomi Mi 8 Pro o el iPhone XS entre muchos otros, sino algo híbrido entre esto y el sistema del Pixel 3 XL.
¿Va bien? Sí, la acción se produce tirando de manera sutil, sin exigir un gran deslizamiento y la ventaja de tener estas tres barras es que son una guía para el usuario de dónde tirar (con los gestos puede no estar tan claro en un primer momento).
La desventaja: que en el porcentaje de aprovechamiento del frontal en la práctica se reduce un poco más. Y decimos "más" por lo que ocurre con la introducción de los agujeros, aunque mejor explicamos en detalle la experiencia.
La pantalla perforada en los Galaxy S10
Samsung nos anticipó la estética que veríamos en algunos de sus frontales ya en noviembre, cuando presentó los diseños Infinity. Dos de ellos ya los hemos visto con los Galaxy A y los Galaxy M (el Infinity-U), y con estos Galaxy S10 (el Infinity-O), aunque variando según el número de cámaras y sensores frontales.
Altura (milímetros) | Pantalla (pulgadas) | Resolución (píxeles) | Densidad (ppp) | Aprovechamiento (%) | Superficie | |
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Samsung Galaxy S10+ | 157,6 | 6,4 | 1.440 x 3.040 | 526 | 88,2 | 116,78 |
Samsung Galaxy A8s | 158,4 | 6,4 | 1.080 x 2.340 | 403 | 84,7 | 118,64 |
Honor View20 | 156,9 | 6,4 | 1.080 x 2.310 | 398 | 85,7 | 118,30 |
Huawei Nova 4 | 157 | 6,4 | 1.080 x 2.310 | 398 | 86 | 117,91 |
De momento, el Samsung Galaxy S10+ es el segundo que mayor porcentaje de frontal ocupado por pantalla tiene de los móviles con pantalla perforada presentados, por debajo sólo de su hermano el S10 5G.
En el caso del Galaxy S10+ tenemos una isla que incluye y bordea a las dos cámaras frontales, quedando a la izquierda de la pantalla. Lo que se consigue con esto es que haya más pantalla al evitar que un marco invagine las dos cámaras, ya sea con un notch o simplemente integrándolas, de modo que la pantalla bordea las lentes y se rascan casi los máximos milímetros para aumentar el porcentaje de aprovechamiento hacia ese utópico 100% del que los fabricantes nunca han estado tan cerca.
En este caso (y basándonos como es habitual en las mediciones y cálculos de GSMArena) se ha pasado del 84,2% del frontal del Samsung Galaxy S9+ a un 88,9% del frontal del S10+ para la pantalla, con lo que la reducción de bordes y el agujero al menos han hecho que este objetivo se cumpla. ¿Cuál es la letra pequeña? La de la barra de tareas, que literalmente se pierde en la anchura de la misma como ocurría también con la barra que albergaba el agujero del HONOR View20.
La anchura total de la barra de tareas abarca desde el marco hasta la base de la isla de agujeros, de modo que ésta no se alinea en el centro sino hacia abajo. Esta anchura es de unos 7,25 milímetros, albergando los agujeros (4,67 milímetros de anchura) y el texto (unos 2,28 milímetros). Esto se verá mejor con las imágenes de a continuación, pero ya viendo que la anchura de la barra es casi cuatro veces la del texto da para imaginarse que efectivamente se “pierde” en ella.
En total, el marco superior y la barra de tareas ocupan unos 9,94 milímetros. Es decir, tenemos más de un centímetro (por unos 69,52 milímetros de longitud de la pantalla sin los marcos) que en la práctica no se aprovechará para la interfaz, restando además los 2,84 milímetros que ocupa la barra que contiene los botones de navegación (6,93 milímetros contando el marco).
Teniendo en cuenta lo que también vimos en el HONOR View20, los agujeros sí parecen una solución para dar mayor porcentaje de frontal aprovechado por la pantalla, pero esto al final es un valor “bruto”: si la barra se ensancha y se añaden más elementos, la superficie útil de la pantalla puede ser en efecto menor que con notch o un marco que incluya la(s) cámara(s) frontal(es).
Viéndolo por ejemplo en el OnePlus 6T, la barra de tareas tiene una anchura de 4,54 milímetros, que es la distancia entre el final del marco y el del notch. El texto tiene prácticamente la altura que el de One UI, unos 1,98 milímetros, pero igual que no es lo mismo aprender a nadar en la piscina pequeña que en la grande tampoco lo es hacer flotar un texto de unos 2 milímetros en un canal casi la mitad de ancho.
Además de esto, el hecho de que en vez de en la parte izquierda esté colocado a la derecha de la pantalla, sí puede interferir con algún elemento cuando la app ocupa todo el ancho de pantalla (como ocurre en los videojuegos o en la reproducción multimedia). Esto ocurre al ser una ubicación más habitual para el botón de “atrás” en juegos en horizontal, aunque no suele ser un problema (‘PUBG’ en este caso sí añade un marco, al contrario de lo que ocurría en EMUI).
Físicamente, la integración de los agujeros queda bien porque ni sobresale ni provoca una concavidad en la pantalla. Hay que tener en cuenta además que en este caso el borde que los rodea es mínimo, y no da la sensación de tener un pegote en pleno panel.
Es una solución original y discreta (llamando más la atención por novedad que como elemento en el frontal), pero quizás pueda mejorarse el diseño en cuanto a que haya un aprovechamiento real de esos milímetros cuadrados de pantalla que se ganan. Y desde luego parece más práctico que ocultar la cámara en módulos o paneles deslizantes.
Rendimiento: una vez más la apuesta por lo propio sale bien
En el corazón de este Samsung Galaxy S10+ encontramos ell procesador propio de la casa Exynos 9820, acompañado de 8 GB de RAM, ya que no se trata de esa edición en cerámica que integra 12 GB de RAM y 1 TB de almacenamiento interno (en este caso son 128 GB). Pero vaya, que 8 GB tampoco son pocos, y de hecho hasta no hace tanto era el máximo que solíamos ver en Android para estas ediciones superiores que ya dan la opción a tener 10 u 12 GB de memoria.
Este combo de componentes da para que se ejecute todo tipo de tareas sin que haya ningún retraso en aperturas y desarrollos. Tanto los juegos, como la reproducción multimedia, como otras apps que por sus elementos y procesos suelen ser algo más pesadas y exigentes se mueven y abren bien en este Galaxy S10+.
Eso sí, cabe mencionar a modo de anticipo que llevar el último procesador de un fabricante y una memoria RAM que garantiza no quedarse corto en nada no exime del lag, por mucho que suene a contrariedad. Pero dado que lo dicho, las tareas exigentes se ejecutan siempre sin problemas y que los hemos visto de manera aleatoria en transiciones y alguna apertura, parece que es más bien un asunto de la capa, lo cual ampliaremos en el próximo apartado.
Eso sí, el móvil se calienta de manera relativamente fácil. Al poco tiempo de jugar o hacer fotografías, usar Bixby Voice o incluso usándolo para redactar en alguna app de notas durante un rato, notaremos que hay calentamiento en la parte trasera hasta ponerse tibia, sin quemar.
Midiendo la temperatura según los sensores internos, tampoco ha dado valores exacerbados (solemos hacerlo con CPU-Z, aunque en ocasiones las capas de personalización hacen que esta app no muestre el valor y lo hemos comprobado con AIDA 64). Pero, sea por el diseño, el rendimiento o por los materiales utilizados, el caso es que no es extraño del todo que en sesiones de uso intensivo notemos pronto ese calor.
Para quien tome como referencia los benchmarks, indicamos aquí los resultados del Samsung Galaxy S10+ a las pruebas de rendimiento que solemos hacer junto a los resultados de rivales con configuración similar.
Samsung Galaxy S10+ | HONOR View20 | Huawei Mate 20 Pro | OnePlus 6T | Xiaomi Mi 8 Pro | OPPO Find X | Samsung Galaxy Note 9 | iPhone XS | |
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Procesador | Exynos 9820 | Kirin 980 | Snapdragon 845 | Kirin 980 | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 | Exynos 9810 | Apple A12 Bionic |
RAM | 8 | 8 GB | 6 GB | 8 GB | 8 GB | 8 GB | 6 GB | 4 GB |
AnTuTu | 331.707 | 273.973 | 270.728 | 298.112 | 287.503 | 282.324 | 237.723 | 313.341 |
Geekbench 4.0 (single/multi) | 4.459 / 10.195 | 3.284 / 9.744 | 3.328 / 9.735 | 2.434 / 9.077 | 2.456 / 9.178 | 3.308 / 7.915 | 3.767 / 9.032 | 4.803 / 11.178 |
PCMark Work | 7.780 | 7.620 | 7.618 | 8.650 | 8.236 | 9.803 | 5.174 | - |
3DMark (Ice Storm unlimited) | 56.351 | 38.471 | 37.416 | 65.760 | 63.047 | 63.702 | 42.558 | - |
Software: alguien salió del huevo antes de hora
Lo que primero fue TouchWiz y después fue Samsung Experience ahora es One UI, pero el río no lleva el agua que suena porque de Android One nada. Samsung sigue apostando de manera firme por su software propio, que cada vez se consolida más como condición sine qua non en sus smartphone pese a la expansión de Android One, y en este móvil Android 9 Pie viste de One UI en su versión 1.1.
Como ocurría previamente, ya en las últimas versiones de software del fabricante éste tenía a bien darnos una selección de apps propias que no instalar, entre las que se incluyen una selección de las utilidades propias (la calculadora, el correo, Samsung Pay y otras) y Spotify, instalando las de Google de manera obligatoria. Una vez cargado todo además encontramos Facebook y las apps de Microsoft, pudiendo desinstalar, desactivar o inhabilitar la mayoría.
La capa por defecto distribuye las apps en un escritorio de accesos y un cajón con todas las instaladas, pero podemos cambiar esta distribución teniendo un único espacio. También podremos cambiar el número de apps que aparecen en una página, dado que de fábrica viene una parrilla de 5 x 4 y quedan bastante grandes (ocupando así más páginas).
Con la interfaz han parecido haber buscado un toque minimalista y sencillo, con una primera sección en las apps propias sólo para el nombre de la app, a modo de inicio (lo vemos en Ajustes, Galería y Mis archivos entre otras). Los ajustes tienen una distribución propia que añade bastantes más secciones a los que encontraríamos en Android stock, dando a la pantalla varias de ellas, y proporcionando así más posibilidades para adaptar la experiencia con la capa y el móvil más a nuestro gusto.
A los lados tenemos otros añadidos de la mano de Samsung. Si tiramos desde la izquierda aparecerá Bixby Home, el hogar del asistente virtual de la casa que se trata de la habitual pestaña con tarjetas personalizables. Pueden ser tarjetas de apps propias o de terceros dentro de una selección, como lo último que hemos añadido a la galería, noticias de la mano de UpDay, temas de Samsung Galaxy, Facebook o el calendario entre otras.
Si deslizamos desde la derecha y así lo hemos configurado tendremos la Pantalla Edge, que es esa cortinilla en la que podemos colocar accesos directos de apps. Hemos encontrado que existen menos opciones para personalizarla y que caben menos apps (antes podían añadirse varias pestañas), así que parece que hay menos protagonismo para esta función que ya nos parecía de utilidad cuestionable desde un principio.
La capa añade opciones para personalizar la pantalla como hemos visto en su correspondiente sección a nivel de la viveza de los colores y la navegación, y también añade opciones para ajustar el audio más a nuestro gusto (que veremos más adelante). Además, mantiene las herramientas de gestión de rendimiento, autonomía, memoria y otros aspectos que proveen de un control automático de ellos sin que el usuario esté pendiente (y lo prefiere así), que dan algo más de información sobre el consumo de recursos y energía y pueden ayudar a liberar espacio y memoria.
A esto se añade la Salud Digital, el equivalente samsungniano del Bienestar Digital de Android stock. De hecho, el formato es muy similar, con ese gráfico circular indicando nuestro uso del móvil, además del número de desbloqueos y las notificaciones, y permitiendo configurar tiempos de descanso y limitaciones de uso y recepción de notificaciones.
Hablando del software, lo que explicaba el fabricante en la presentación de los terminales es que la inteligencia artificial que incorpora gracias a la NPU del procesador se usa para optimizar el uso de la batería, la memoria RAM, el procesador y que también ayuda a estabilizar la temperatura (quizás en esto último se ha de entrenar algo más, por lo que hemos comentado en el apartado de rendimiento). De este modo, prometían que el dispositivo iría “aprendiendo” de las pautas de uso, de modo que acabase reconociendo cómo se utiliza en cada perfil y abriese más rápidamente las apps más usadas.
En nuestra experiencia esto se ha notado poco o nada, pero para bien. Salvo esos lags puntuales en la multitarea, Bixby y alguna transición las aperturas de apps se suceden de manera instantánea, tardando más o menos en base a los elementos que incluye cada una (y sobre todo si tienen más carga gráfica o dependen de la conectividad).
Biometría
La pantalla es sin duda el eje del cambio y la evolución en estos nuevos Galaxy S, ya que además del agujero y la mayor resolución con respecto a los anteriores está la integración del lector de huellas, acabando así con su ubicación en la parte trasera (que no fue nada acertada en el Samsung Galaxy S8 y que en el Samsung Galaxy S7 aún figuraba en el frontal). Un sensor que ya probamos en el Huawei Mate 20 Pro y que funciona con ultrasonidos, los cuales permiten una lectura al mismo nivel de profundidad de los poros de la piel, a diferencia de los sensores ópticos que hemos visto en móviles como el Xiaomi Mi 8 Pro o el OnePlus 6T.
¿Hemos tenido mejor o peor experiencia que con el resto? Lo ideal sería compararlo a la vez con todos, pero mientras eso no sea posible sí hemos podido hacer un tú a tú entre el S10+ y el OnePlus 6T (y sobre todo tirar de memoria), y el sensor por ultrasonidos del Galaxy da una mejor experiencia por varios aspectos:
- No es necesario activar la pantalla para que funcione: el área de lectura es imperceptible a simple vista con la pantalla apagada (creednos, en el Mi 8 Pro se llegaba a ver y en esta ocasión no hemos logrado verla, de hecho es una pieza considerablemente pequeña dados los precedentes), pero una vez nos habituamos a posar el dedo es fácil acertar (y vale con unos pocos días). Para lograrlo podemos activar con un toque la pantalla Always On, que ya dispone la iluminación del área, o ir directamente al botón físico de bloqueo.
- Es muy rápido y poco exigente: al menos gana al OnePlus 6T (la diferencia tampoco es abismal, pero sí es unas milésimas más rápido). No hay que insistir, de hecho no hay que presionar y con posar un poco la yema basta.
- Se configura y se registran las huellas del mismo modo que el lector convencional.
De hecho, hemos tenido mejor experiencia que con el Huawei Mate 20 Pro pese a que se trata de la misma tecnología, así que quizás hay diferencias en el software y en este caso permiten una lectura más rápida.
El único “problema” que hay es que si preferimos el desbloqueo por reconocimiento facial, la lectura de huellas en pantalla tendrá un uso casi anecdótico. El desbloqueo facial es tan rápido que lo habitual es que nos desbloquee la pantalla en el transcurso de lo que tardamos en colocar la huella sobre el móvil (si hemos activado el levantar para activar pantalla).
Con respecto a la lectura de rostro, es muy fácil registrarlo y la lectura suele ser instantánea. Nos pregunta si llevamos gafas o no, pero aunque digamos que no el desbloqueo se produce igualmente si posteriormente las llevamos.
Normalmente es rápido y esa iluminación que rodea el islote de agujeros da pocas vueltas hasta que nos identifica, pero sí es cierto que las gafas de sol van a suponer un problema. En este caso sí necesita tener la pantalla activa, pero resulta muy cómodo establecer que se active la pantalla al levantar el terminal, con lo que se enciende y lee nuestro rostro aunque haya oscuridad (con la luz propia del panel).
Bixby
Bixby por voz, Bixby en la cámara, Bixby con casa, Bixby con su botón propio y Bixby entre los cojines del sofá. El asistente virtual de Samsung cada vez se acerca más a la omnipresencia cuando se trata de los topes de gama, que incluyen al asistente en todas sus formas y ese botón lateral que ya causó algo de polémica en el pasado y que ya puede desactivarse, como hemos comentado.
La buena noticia para los hispanoparlantes es que por fin ha llegado de manera oficial al idioma español y que no hemos de hablarle en inglés o coreano. Y tras algunas actualizaciones ya lo pudimos probar en el MWC, de hecho.
Eso sí, para usar Bixby hay que pasar una ardua prueba: la del registro de voz. Nos costó bastante que “entendiese” nuestro “Hi Bixby” las cinco veces que son necesarias, indicándonos que hablásemos más despacio o que nos pusiésemos a 30 centímetros del micrófono, cuando el problema era que, al parecer, somos unos impacientes.
Por eso, si tenéis problemas al registrar vuestra voz en esta primera petición de Bixby, la clave está en esperarse más o menos un segundo una vez se ha dicho uno de los “Hi Bixby”. Si lo decimos inmediatamente después de que nos haya aceptado uno, nos indicará que hay un problema (que no es tal).
Aunque el problema principal es que seguimos sin encontrar la naturalidad y la utilidad que sí nos dan otros asistentes como Google Assistant o Siri, hablando de lo que concierne al móvil y no a las posibilidades que se abren si además se dispone de otros dispositivos Samsung que el asistente pueda conocer (como los propios televisores de la empresa). Es bastante estricto en los comandos, de modo que si se cambia una o dos palabras no clave puede no entendernos (entiende “qué puedes hacer” y no “dime lo que puedes hacer”, abriéndonos la app de tomar notas y no el menú de servicios).
Conviene empezar justamente con esto, preguntando por los servicios de los que dispone porque en bastantes casos tendremos que dar permisos (por ejemplo, si queremos saber las condiciones del aire en una ciudad). Cuando acertamos el comando hace las cosas bien y rápido, pero por ejemplo no es capaz de sugerirnos Bixby Vision si le preguntamos por una traducción (que Voice no puede hacer, como sí hace Assistant, pero sí puede hacer Vision con un texto escrito).
E hilando con Bixby Vision, comentar que tendremos que dar permisos según a lo que queramos que proceda (traducir, reconocer alimentos, reconocer un vino, etc.), pudiendo optar a unas funciones y no a otras. Probando algunas hemos visto que funciona bien, por ejemplo con las traducciones, pero experimentamos varios cierres repentinos seguidos de reinicios en algún uso como el de identificación de un alimento o comida, calentándose bastante, así que da la impresión de que la parte de voz se ha de revisar algo más.
Otra de las novedades de Bixby son sus Rutinas, que son la versión de One UI de los atajos de Siri. Es decir, son acciones que podemos establecer de modo que a partir de cierta hora, al entrar a cierto lugar, etc. se activen acciones en el teléfono de manera automática.
Hay algunas sugerencias útiles que nos pueden valer tal cual las propone el software o que si no al menos nos permitirá aprender fácilmente a crear una. Porque, a diferencia de los de iOS, en este caso se entiende mucho mejor cómo se establece una rutina, aunque cierto es que de momento los atajos de Siri tienen más recorrido (con paciencia).
Cámaras: no, más sigue sin ser mejor
Conocimos la introducción de la triple cámara en Samsung con el Samsung Galaxy A7 (2018), un móvil de gama media que, junto al Samsung Galaxy A9 (2018), ha supuesto ciertos cambios en esa gama y que desde ahí la triple cámara se vaya democratizando al menos en esta marca. El segundo más potente de sus buques insignia de 2019 no podía ser menos y sí, para el S10+ habemus también triple cámara.
¡
Pero la combinación es distinta, porque en este caso se añade un telefoto. Así, lo que vemos en el poco protuberante (y, sin embargo, notorio) módulo trasero es un sensor de 16 megapíxeles con una lente de ultra gran angular con un campo de visión de 123 grados y apertura f/2.2, un sensor Dual Pixel de 12 megapíxeles con lente gran angular, apertura dual f/1.5- 2.4 y estabilización óptica de imagen, y otro sensor de 12 megapíxeles, tratándose en este caso del objetivo telefoto con apertura f/2,4.
En la frontal, mientras que por la pantalla del S10 asoma una lente con apertura f/1.9 y un sensor Dual Pixel de 10 megapíxeles únicamente, el S10+ añade una cámara secundaria de 8 megapíxeles y apertura f/2.2 que sirve para dar profundidad. Todo esto asistido por la AI y una pertinente renovación de la app de la mano de esta nueva capa, para poder utilizar convenientemente todas estas cámaras.
App de cámara
Cambian ligeramente los exteriores, pero la esencia de la app de cámara de Samsung se mantiene en bastantes de sus aspectos, los buenos y los no tanto. Tenemos la misma disposición por pestañas, navegando por ellas por swipes o toques, pero añadiendo manteniendo ese tradicional (y de cuestionable utilidad) modo comida y desplazando Bixby Vision y los AR Emoji a la parte superior.
Estos modos podemos personalizarlos en orden y presencia, pudiendo eliminar cualquiera excepto el de fotografía y vídeo básicos, como solía permitir ya la app. Una buena tradición que se mantiene en el ADN con otra no tan buena: ésa de no poner un acceso directo al HDR y complicarlo, quizás, un poco más a aquellos que nos gusta tomar las riendas en cuestiones del alto rango dinámico.
Los controles para el zoom y el gran angular son los que ya vimos en la app de los A7 y A9 (2018), también los del modo Pro (aunque aquí han añadido una herramienta más para cambiar saturación y otros aspectos antes de disparar). Pero hay cambios en el modo retrato (aquí enfoque dinámico), ya que hay cuatro modos de bokeh a elegir.
Además, hay un nuevo acceso directo con el que el usuario puede habilitar la identificación de escenas (y con ella un procesado automático que depende de lo que se identifique), al estilo de los botones para AI de MIUI o EMUI, y podemos activar una asistencia interactiva que nos recomienda dónde disparar para sacar la mejor foto según lo que el software considera (y sacarla automáticamente si hacemos caso y apuntamos donde nos dice).
Modo retrato hay también en la cámara frontal, así como vídeo a velocidad estándar y la posibilidad de activar o no el HDR. Y los AR Emojis se han actualizado, añadiendo más opciones de personalización.
La app va bien y no hemos encontrado ningún comportamiento raro más allá de lo que hemos comentado con Bixby Vision. Podemos arrancarla desde el icono del sistema, o bien configurar un acceso rápido desde la pantalla de bloqueo o poder abrirla con toques a un botón físico.
Cámaras traseras
Samsung probó las mieles de la triple y cuádruple cámara, pero hasta ahora no lo hemos visto en sus móviles de primera línea. Aunque, por otro lado, los sensores y ópticas que vemos tampoco representan mucha novedad frente a lo que montaba el S9+ hace un año.
¿El resultado? Que la fotografía en general nos recuerda mucho a la de este predecesor, saliendo bien airosa cuando la luz es abundante y en macros, pero con una falta de nitidez bastante habitual incluso en estas situaciones.
Tenemos tomas con una buena colorimetría en todas las situaciones, incluso de noche. Bastante bien a nivel de rango dinámico, de hecho el HDR apenas lo amplía un poco más con respecto a los disparos en automático (así que, con lo que cuesta de activar y desactivar cada vez, mejor dejarlo en automático).
Eso sí, de noche sí nos compensará recurrir a él si no se activa de modo automático ya que ayuda a salvaguardar algo mejor los contornos (sin relieves ni exageraciones) y disimular un poco el ruido, que aparece con bastante facilidad. Esto en ocasiones se debe a que dispara con ISO que se pueden recortar algo más, aunque también pasa con ISO bajas en interiores con iluminación media (en torno a ISO 320).
Tenemos zoom óptico gracias a uno de los objetivos y, como hemos comentado, es bastante fácil aplicarlo. Se obtienen disparos algo más nítidos que con el zoom digital, pero tampoco se salva de acuarelas en los objetos más alejados como pasa en un disparo 1x.
El gran angular da bastante buen resultado independientemente de en qué condiciones disparemos. De hecho, en otros casos vimos que era habitual que haya una pérdida de calidad al saltar de 1x a 0,5x, pero en este caso la verdad es que se mantiene bastante.
La distorsión que se crea con el gran angular es pronunciada, pero está dentro de lo que cabe esperar de una lente de este tipo para móviles. En general da un buen resultado tanto en exteriores con buena iluminación como en interiores.
El modo retrato (o enfoque selectivo) no ha experimentado prácticamente mejoras. Se obtienen resultados bastante mejores si se deja en un grado entre 2 y 4 de los 7 que permite para el bokeh, ya que de otro modo queda demasiado artificial y habitualmente empeora el recorte.
En interiores tendremos bastante más ruido y puede que un desenfoque con irregularidades. En contraluces y luces medias además puede haber un exceso de contraste, aunque cierto es que suele aplicar el bokeh aún con contraluces muy marcados y otras condiciones exigentes aplicando un buen recorte.
El desenfoque es algo artificial, de hecho si somos más pacientes y nos apetece atribuirnos el mérito del retrato podemos intentarlo con el modo manual, ya que el desenfoque es mucho más equilibrado y natural. Eso sí, Samsung sigue apostando por la apertura dual, que tal y como vimos el año pasado no reporta prácticamente ninguna ventaja aunque se aplique de manera controlada con el modo manual.
La novedad del modo retrato es [redoble de tambor] la existencia de distintos efectos para el desenfoque. En este caso se trata de la posibilidad de añadir aros concéntricos, efecto de zoom o aplicar blanco y negro en el fondo dejando el color sólo para el objeto principal.
Los efectos pueden aplicarse en el momento de la foto o bien a posteriori, y suelen ejecutarse de manera correcta en la mayoría de situaciones. El más exigente es el que añade blanco y negro al fondo y será el que peor se aplique en situaciones de iluminación poco propicia, como interiores o la luz de media tarde (y mejor si hay más contraste con el fondo, siempre).
El modo de enfoque selectivo se aplica en casi todas las situaciones, y será entonces cuando veamos que en la galería nos aparece esa posibilidad de editar.** No nos marca las distancias mínima y máxima** como en el caso de otros software, quizás sea porque en este sentido hay bastante cobertura y llega a aplicarlo bien tanto con objetos cercanos (a unos 30 centímetros) como a objetos a más de dos metros, y vale para personas y en general (aunque el tono de la piel sigue siendo algo artificial).
¿Y qué ocurre con la inteligencia artificial? Habría que darle una oportunidad para comprobar si realmente llega a aprender de nuestras preferencias o al final nos aconseja bien tras unas semanas con él, pero por el momento nos quedamos con una conclusión clara: si activamos la identificación de escenas, lo que vamos a tener es un poco más de saturación, y poco más.
Lo que sí puede resultar útil es la ayuda que podemos activar de cara a lograr las mejores composiciones. De este modo, en la app vemos una guía para enderezar siempre la foto antes de disparar y lograr el mejor punto para centrar la imagen (según el software, que seguramente se basará en la regla de los tercios y otras similares).
Cámaras frontales
Quizás a proporción sea la parte frontal la que más ha evolucionado teniendo en cuenta que pasamos de tener una sola cámara subjetiva a tener dos. ¿Se nota esto? Sí, sobre todo en un modo retrato que como ahora veremos se porta muy bien.
En general tenemos tomas con un muy buen grado de detalle y colores realistas. En interiores la nitidez será menor y el ruido invade la situación de noche y en situaciones de baja luz.
El HDR es más agresivo que en la cámara delantera y será mejor recurrir a él ùnicamente cuando veamos un fondo difícil de salvar en disparo automático y que el rostro está bien iluminado. De otro modo, lo que posiblemente veamos es esa exageración de contornos que normalmente se nota más en el pelo y un desequilibrio en las sombras.
Así, el detalle se mantiene incluso en interiores si la iluminación es favorable. Podemos además activar el disparo levantando una mano, lo cual funciona muy bien y puede ser bastante práctico.
Para el modo de enfoque selectivo hemos notado que el recorte ha mejorado bastante y que, ya sea por la cámara de profundidad y/o por el software, el desenfoque es menos artificial y el recorte suele ser bueno incluso en situaciones exigentes (aunque no hay tampoco milagros y será fácil encontrar algún borrón en el pelo).
Vídeo
Las grabaciones del S10+ son muy buenas con luz media y abundante, ya sea a 1080p o en 4K, sobre todo por la estabilización disponible. De hecho, la estabilización estándar (que añadimos en ajustes si queremos) ya es suficiente para que podamos hacer tomas con con los distintos angulares y en 4K, con lo que si preferimos la máxima resolución mejor esta opción.
Mejor en este sentido frente a la súper estabilización, que aunque se trata de un sistema que deja tomas muy fluidas y equilibradas (sin temblores y encajando muy bien los giros bruscos y los cambios drásticos de encuadre e iluminación) nos obliga a que la calidad máxima sea 1080p. Además, si seleccionamos esta estabilización no podremos hacer zoom ni cambiar de angular.
De noche lo que es más errático es el enfoque, aunque no le busquemos las cosquillas con el zoom. Si hay poca luz costará bastante mantener el enfoque automático, si bien la súper estabilización sigue funcionando muy bien.
La súper cámara lenta tiene dos modos de grabación, uno manual (a elegir entre tomas de 4 y 8 segundos) y uno automático, que se activará cuando detecte el movimiento. La calidad es media y muy dependiente de las condiciones de luz, mejor hacer estas tomas con luz abundante.
La cámara frontal da muy buen resultado a nivel de colores, detalle y contraste. No dispone de estabilización óptica, pero la electrónica hace muy buen trabajo dejando tomas muy suaves en este sentido.
De noche la pérdida de detalle es bastante acusada aunque grabemos en máxima calidad (1080p), apareciendo mucho ruido. Eso sí, la captura de audio también es muy buena.
Sonido: quien a buen fabricante se arrima, buen sonido le cobija
Los coreanos son muy de integrar sus propias soluciones, pero tampoco se cortan en buscar buenos amigos cuando se trata de intentar mejorar una característica y desde hace años existe la colaboración de AKG en los buques insignia de la marca. Como en otras ocasiones, con el móvil se incluyen unos auriculares (in-ear y con cable, porque se mantiene el jack) de la firma, contando además con Dolby Atmos en sus altavoces estéreo, colocados en la base (junto al USB tipo C) y en el frontal (el auricular está muy bien integrado, de hecho).
Esto en realidad sólo supone un par de nomenclaturas sobre el papel y podría no determinar nada, pero en este caso se corresponde con una muy buena experiencia con el audio del S10+. La tenemos tanto por la calidad del audio como por el volumen.
Hablando de altavoces se obtiene un sonido nítido y bien compensado hablando en general, tanto voces como música y efectos, y aunque en un principio no destaca por el rango dinámico y la profundidad éstos pueden mejorarse o aumentarse por las configuraciones que se disponen en los ajustes de audio.
En cuanto a volumen, con los altavoces externos llega a un máximo de 109 decibelios a la salida de sus altavoces, lo cual se traduce en volumen de sobra y lo habitual es que lo dejemos en torno al 65-70% si estamos usando esta opción. Pero lo positivo es que si la situación exige mayor volumen apenas hay pérdida de calidad al subir hasta el máximo, muy buen trabajo en este sentido.
Así, la experiencia ya es muy buena con los altavoces, pero con los auriculares siempre se logra ir algo más allá por el componente de aislamiento y dirección del sonido que suele implicar este tipo de audición. Ya sea con los que vienen incluidos o con otros, sin configurar nada ya se puede disfrutar de un sonido de calidad, pero en nuestro caso ha ayudado bastante tirar de las opciones extra disponibles en los ajustes.
Por una parte tenemos el Dolby Atmos, que da algo más de nitidez y un sonido con mayor profundidad y más envolvente. Por otro lado, se mantiene el optimizador UHQ que pretende dar más nitidez, bien por mejora de bits o también por la del ancho de banda, y es con esta segunda opción con la que se logra un sonido más envolvente.
La guinda la pone la adaptación de sonido, una opción que permite elegir una configuración según la edad, así como obtener un perfil de sonido personal y más acorde a nuestro oído. Se trata de la prueba con pitidos que vemos también en los móviles de HTC, con la que al final se obtiene un perfil de salida de audio que compensa y matiza según nuestra audición, y en nuestro caso hemos logrado un sonido con mayor profundidad y rango dinámico.
Autonomía: en el camino de lo que nos gustaría
Tomando como referencia las tablas que disponíamos en el apartado de diseño, lo que veíamos es que con el Samsung Galaxy S10+ han hecho muy bien los deberes de aprovechamiento del volumen, manteniendo el jack de audio y con un módulo de cámaras de mayor tamaño (sin el lector de huellas, eso sí). Lo dicen los números, que nos muestran que en un cuerpo más compacto y ligero que el S9+ han logrado que quepa una batería mayor, de 4.100 miliamperios/hora (con respecto a los 3.500 mAh del S9+).
Una cifra que supera ligeramente los 4.000m mAh que vimos en el Note 9 (4.000 mAh) y que queda cerca del S10 con una batería con mayor capacidad de este año, el S10 5G y su pila de 4.500 mAh (lo cual se nota en volumen y peso también, claro). Pero más allá de los números, que no pintan mal (por fin), veamos cómo ha sido la experiencia.
Tras alternar días de uso muy intensivo con otros con más horas de wifi y menos actividad, al final nos queda una autonomía media de unas 16-17 horas. Esto puede acortarse si hacemos largas sesiones de fotografía, videojuegos y/o reproducción multimedia, sobre todo si tiramos de conexión de datos, o bien puede prolongarse hasta más de un día si el uso es más pasivo (música en segundo plano, redes sociales y poca fotografía con más horas de wifi).
De media nos da unas 6-7 horas de pantalla, lo cual es más o menos lo que lográbamos con el S9+, aunque sí es cierto que la autonomía media es mayor que la que experimentamos en aquel caso (unas 12 horas y media). Las cifras del Galaxy S10+ se acercan más a las del Note 9, lo cual encaja bastante teniendo en cuenta que las baterías tienen una capacidad similar (aunque el resto de hardware y software son bastante distintos).
De este modo, la autonomía que tenemos con el S10+ no está nada mal. No nos deja colgados si se nos ocurre salir sin batería externa (salvo que hagamos un uso exageradamente intenso, que entonces sí es recomendable llevarla) y lo habitual es hacer una carga al día.
Carga que con el cargador que se incluye en la caja es de aproximadamente una hora y media, de 0 a 100% y con el terminal apagado. Una cifra que también es similar a la que teníamos con el Note 9, al menos con el cargador de 5 voltios que se proporciona.
Como en anteriores ocasiones, el software provee de algunas herramientas para mejorar la autonomía, detectando qué apps consumen más en segundo plano y dando la opción de cerrarlas. Las estadísticas dan la información del consumo medio de los últimos siete días y las horas que está activa cada app y servicio, y lo que sigue ocurriendo (que no siempre es bienvenido) es que al llegar al 5% de batería se activa el modo ahorro automáticamente y el brillo baja demasiado.
Samsung Galaxy S10+, la opinión de Xataka
Samsung parece haber acomodado su gama alta en un estándar de buena construcción que se mantiene en su última remesa, desde el más elemental hasta el más completo. La sensación que transmite un Galaxy S es la de un smartphone elegante, sobrio y con materiales y construcción de calidad, con diseños cada vez más estéticos y agradables.
Esto era lo esperado con el Galaxy S10+ y lo que experimentemos cada vez al sostenerlo en nuestra mano, ahora además con quizás una mayor sensación de pantalla infinita gracias a esos marcos aún más reducidos. Eso sí, creemos que el aprovechamiento de la pantalla por parte de las interfaces puede mejorar, pero éste ha sido sin duda un buen inicio por el camino de las pantallas perforadas.
En el resto de aspectos el smartphone cumple, aunque consideramos que hay alguna asignatura que se le sigue resistiendo a lo más alto de Samsung con respecto a la competencia: autonomía, cámaras y software.
One UI es la enésima renovación del software propio de la marca e incorpora características y funciones interesantes, pero parece que se encuentra en un estado algo prematuro y probablemente puedan corregirse ciertos lags y cierres con actualizaciones. De todos modos, es una capa completa y cada vez más personalizable.
Las cámaras son interesantes y quedan bien dentro de la gama alta, pero no baten. No dan la sensación de que vayan a ponerlo difícil a los rivales venideros porque recuerdan demasiado a lo que vimos el año pasado, año en el que volvió a ganar la cámara única de la mano de Google.
La batería es mayor en menor volumen, ahí chapeau. Pero cuando con una batería similar vemos mucho mejores rendimientos en otros móviles, es que probablemente haya más trabajo que hacer para acabar de exprimir la capacidad de dicha pila (puede que en cuanto a control de los consumos en segundo plano).
Se trata de un móvil robusto, bien acabado y que integra una configuración de componentes muy interesante, además de haber conseguido hasta ahora el mejor rendimiento del sensor de huellas externo con alta probabilidad. Veremos si hay un Note en verano que nos convenza más donde éste nos ha dejado algo más fríos.
9
A favor
- El diseño y la construcción son una vez más de un nivel y calidad altísimos.
- El lector de huellas funciona muy bien y muy rápido, casi "compitiendo" con el reconocimiento facial si los usamos a la vez.
- Sonido de alta calidad tanto por altavoces como por auriculares.
En contra
- Las cámaras no muestran apenas evolución. El gran angular (el principal añadido) rinde bien, pero en general nos recuerdan mucho a las del año pasado, que quedaron por debajo de otras.
- La batería es mayor, pero no logra los rendimientos de baterías similares en otros terminales en cuanto a autonomía.
- Es posible que el software esté en un estado demasiado prematuro.
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El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
Samsung Galaxy S10+ - Smartphone de 6.4" QHD+ Curved Dynamic AMOLED, 16 MP, Exynos 9820, Wireless & Fast & Reverse Charging, 128 GB, Prisma Blanco (Prism White)
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