La primera pista sólida que aseguraba que Samsung estaba trabajando en la puesta a punto de unos nuevos paneles de imagen llegó en 2019. Varios medios surcoreanos fiables desvelaron que esta compañía había decidido entrar en el mercado de los televisores OLED con el propósito de competir en el ámbito de la fabricación de estos paneles con LG.
Sonaba bien, pero lo que a nosotros más nos impactó fue que Samsung parecía estar trabajando en una nueva tecnología que combinaba los diodos orgánicos característicos de las matrices OLED con los nanocristales utilizados para optimizar la cobertura de color que nos proponen los televisores LCD. Desde entonces han pasado tres años, y por fin tenemos en nuestras manos el primer televisor QD-OLED de Samsung.
Tuvimos la ocasión de verlo en acción a mediados del pasado mes de mayo en un evento al que solo tuvimos acceso unos pocos medios de comunicación europeos, pero conocemos con precisión qué nos proponen estos innovadores paneles orgánicos. Y lo sabemos porque hace dos meses analizamos a fondo el televisor A95K MASTER Series de Sony, que, al igual que el S95B que estamos a punto de poner a prueba, incorpora un panel QD-OLED fabricado por Samsung.
Para ir abriendo boca podemos adelantaros algo: la llegada de esta tecnología es lo mejor que le ha pasado al mercado de los televisores. Lo es porque, como estamos a punto de comprobar, desde un punto de vista tecnológico los paneles QD-OLED nos proponen aportaciones importantes. Pero, sobre todo, lo es porque la competencia entre LG y Samsung en el terreno de juego de la producción de matrices OLED de gran formato sobre todo nos beneficia a nosotros, los usuarios.
Samsung S95B OLED: especificaciones técnicas
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características |
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panel |
QD-OLED 4K UHD de 10 bits, relación de aspecto 16:9 y refresco de 120 Hz |
resolución |
3840 x 2160 píxeles |
tamaños disponibles |
55 y 65 pulgadas |
procesador de imagen |
Neo 4K |
HDR |
HDR10+, HDR10 y HLG |
sonido |
2.2.2 canales Potencia total: 60 vatios Procesado Dolby Atmos |
conectividad |
4 x HDMI 2.1, 2 x USB 2.0, 1 x Ethernet, 1 x salida audio digital óptica, 1 x jack de 3,5 mm, 1 x RF y 1 x RS-232C |
conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 5 Bluetooth 5.2 |
sistema operativo |
Tizen OS |
etiqueta energética |
Clase G |
consumo típico |
100 vatios |
consumo máximo |
300 vatios |
dimensiones |
1224 x 767 x 287 mm (modelo de 55 pulgadas con peana) |
peso |
20,9 kg (modelo de 55 pulgadas con peana) |
precio |
1879 euros (55 pulgadas) |
TV OLED 4K 138 cm (55") Samsung QE55S95B 4K Inteligencia Artificial Dolby Atmos Smart TV
La tecnología de los paneles QD-OLED de Samsung, explicada
La cualidad más relevante que tienen los paneles OLED es su capacidad de emitir luz sin necesidad de recurrir a una fuente de iluminación externa, algo que sí deben hacer los paneles LCD. Esto es posible porque utilizan diodos orgánicos, unos componentes electrónicos semiconductores que permiten y controlan el paso de la corriente eléctrica en un único sentido.
Los paneles OLED que fabrica LG Display son de tipo W-OLED ('White OLED')
A diferencia de los diodos convencionales, los que utilizan material orgánico tienen la capacidad de reaccionar a la estimulación eléctrica emitiendo luz, de ahí que la tecnología OLED sea autoemisiva.
Hasta aquí no hay ninguna diferencia entre los paneles OLED que fabrica LG y los que ya está produciendo Samsung. Sin embargo, si nos ceñimos a la estrategia a la que recurren para reproducir el color aparece la primera diferencia significativa entre ambas tecnologías. Los paneles OLED que fabrica LG Display son de tipo W-OLED (White OLED), por lo que la luz que emite cada una de las celdillas autoemisivas del panel es de color blanco.
El problema es que para componer una imagen en color necesitamos obtener los tres colores primarios RGB (rojo, verde y azul), por lo que es necesario colocar encima de la matriz de diodos orgánicos un filtro de color RGB que sea capaz de reproducirlos.
Curiosamente, esta tecnología no la diseñó originalmente LG. Durante muchos años la compañía que más esfuerzos había realizado para desarrollar la tecnología OLED fue Kodak, y en 2004 hizo un anuncio sorprendente: había conseguido resolver la principal desventaja que tenían los paneles OLED RGB, que consistía en la degradación prematura de los subpíxeles de color azul. Además, su solución permitía fabricar paneles OLED con un tamaño muy superior al de los paneles de este tipo que se producían en ese momento. Y con un coste inferior.
La tecnología que había implementado Kodak era, precisamente, White OLED. La compañía estadounidense patentó su innovación, pero su estado financiero en ese momento no era bueno debido, entre otras razones, a lo mucho que se había resentido desde finales de la década de los años 90 el mercado de la fotografía de película, que era una de las principales fuentes de ingresos de Kodak.
Esta situación provocó que los responsables de la compañía decidiesen abandonar el desarrollo de la tecnología OLED, por lo que a finales de 2009 LG compró a Kodak esta área de negocio y las patentes que había desarrollado por 100 millones de dólares. El resto es historia.
La principal ventaja de los paneles White OLED que fabrica LG Display frente a los RGB OLED convencionales es que, como hemos visto, no adolecen de la degradación prematura del subpíxel azul. Además, su producción es más sencilla, barata y permite obtener paneles con un tamaño sensiblemente mayor al de los paneles RGB OLED. Sin embargo, no todo son ventajas.
La tecnología W-OLED requiere, como hemos visto, la colocación encima de la matriz de diodos orgánicos de un filtro de color RGB que permite la reproducción de los tres colores básicos, pero que, a cambio, absorbe luz, reduciendo sensiblemente la capacidad de entrega de brillo de los paneles W-OLED frente a los RGB OLED. Y, además, su capacidad de reproducción del color es inferior a la de esta última tecnología.
La razón por la que ha merecido la pena que hagamos este pequeño repaso consiste en que, precisamente, la tecnología QD-OLED que ha desarrollado Samsung aspira a resolver los dos hándicaps de W-OLED, pero intentando mantener sus bazas frente a RGB OLED. Lo que propone Samsung es reemplazar el filtro RGB que requieren los paneles W-OLED por una matriz de nanocristales, o puntos cuánticos, que se responsabilice de la reproducción del color.
En teoría la eliminación del filtro RGB debería permitir al panel arrojar una capacidad de entrega de brillo superior tanto al medir el valor medio como los picos. Y, además, los nanocristales deberían conseguir reproducir un espacio de color sensiblemente más amplio que el filtro de color RGB.
No obstante, los cambios que propone Samsung frente a la tecnología W-OLED no acaban aquí. A diferencia de los paneles OLED de LG Display, que utilizan píxeles de color blanco, los de Samsung recurren a píxeles de color azul, de manera que serán los nanocristales los responsables de actuar sobre la luz azul para generar los otros dos colores primarios (rojo y verde).
Los nanocristales alteran la longitud de onda de la luz azul para generar a partir de ella luz roja y verde
Esta transformación es posible gracias a una propiedad muy interesante de los nanocristales: su estructura les permite modificar la longitud de onda de la luz, de ahí que consigan manipular la luz azul para generar a partir de ella luz roja y verde.
Los «puntos cuánticos» son un tipo de nanocristales compuestos por materiales semiconductores con unas propiedades muy curiosas. Y es que su tamaño es tan pequeño que su comportamiento queda descrito por las leyes de la mecánica cuántica, y no podría ser explicado utilizando la mecánica clásica.
Sus características electrónicas están definidas, por un lado, por su tamaño, y, por otro, por su forma, lo que explica que actualmente se estén utilizando nanocristales para aplicaciones muy diferentes, como son la tecnología fotovoltaica, el etiquetado biológico o las tecnologías de eliminación de agentes contaminantes. Y, por supuesto, en electrónica.
El reto durante el proceso de fabricación de los puntos cuánticos consiste en controlar con mucha precisión el tamaño de los nanocristales. De esta forma es posible conseguir partículas que brillen en cualquier tono del espectro de luz visible al ser excitadas por una corriente eléctrica, colores entre los que se encuentran, por supuesto, el rojo, el verde y el azul que necesitamos para componer el color a través de un panel RGB como los utilizados en los televisores.
En cualquier caso, es evidente que Samsung conoce bien las técnicas de fabricación de los puntos cuánticos debido a que ha utilizado esta tecnología con profusión en sus últimas generaciones de televisores QLED. Por esta razón se le presupone un bagaje que sin duda le habrá resultado valioso durante la puesta a punto de los paneles QD-OLED.
Este televisor es un gama alta, y su diseño y su acabado están a la altura
Los televisores OLED que incorporan una matriz orgánica fabricada por LG, sean o no de esta marca, son estilizados. Y esta propuesta de Samsung no lo es menos. La naturaleza autoemisiva de los paneles OLED juega a su favor si apreciamos la posibilidad de poner a punto televisores extremadamente finos debido a que prescinden de la matriz de retroiluminación en la que necesariamente deben apoyarse los dispositivos con panel LCD.
En lo que se refiere al diseño de este televisor no tengo nada que objetar. Sus marcos son finos y su peana es razonablemente estilizada. Resulta curioso comprobar, además, que casi todos los grandes fabricantes de televisores, e indiscutiblemente Samsung pertenece a esta liga, han optado por empequeñecer su logotipo en el frontal del dispositivo. De hecho, con frecuencia cuesta identificar de qué marca son algunos televisores. Aun así, me parece una buena idea en la medida en que contribuye a ceder todo el protagonismo a las imágenes.
En la siguiente fotografía de detalle podemos ver lo finos que son los marcos y lo bien mecanizado que está su perfil de aluminio, dos características que reflejan con claridad su vocación de producto de gama alta. De nuevo, no puedo poner ninguna pega a este televisor en este ámbito. No obstante, merece la pena que no pasemos por alto que para Samsung sus mejores televisores de 2022 son los Neo QLED 8K, por lo que este QD-OLED está un peldaño por debajo en el porfolio de esta marca.
La base de la peana que se responsabiliza de garantizar la estabilidad del panel es completamente metálica, y, al igual que los marcos, está cuidadosamente mecanizada. Samsung ha resuelto la fijación de la base a la columna central de la peana utilizando, como es habitual, cuatro tornillos con cabezal de estrella, pero, curiosamente, la sujeción de toda la estructura al panel se lleva a cabo con dos anclajes de presión que no requieren la utilización de tornillos. Este sistema me ha dejado un buen sabor de boca porque, a pesar de su sencillez, es muy sólido desde un punto de vista estructural.
En la siguiente fotografía podemos ver que la parte trasera de este televisor es esencialmente diáfana. El recinto de policarbonato que recoge la lógica de procesado y resuelve la conectividad ocupa aproximadamente el 40% de la superficie del panel, por lo que el 60% restante queda expuesto.
Este diseño luce muy bien, pero a los usuarios nos interesa no pasar por alto que la matriz orgánica es frágil, por lo que es importante que al sacar el televisor de la caja y fijar la peana no lo agarremos con fuerza por alguna de las zonas en las que el panel queda expuesto. Lo ideal es sostenerlo por la parte inferior debido a que el recinto de policarbonato incrementa la rigidez de la estructura.
Tizen ha alcanzado la madurez, aunque lo que nos encanta es su mando a distancia
La experiencia que nos propone Tizen en este televisor es esencialmente la misma que nos entrega en el Neo QLED QN900B 8K que analizamos a principios del pasado mes de junio (este último modelo es el televisor insignia de Samsung para 2022). Este sistema operativo mantiene una estética funcional y nos permite movernos a través de la interfaz e iniciar y cerrar las apps con mucha agilidad. En este ámbito no tengo nada que objetar.
La madurez que han alcanzado Tizen OS, webOS y Google TV es, en mi opinión, equiparable. Hace dos generaciones las plataformas de software que utilizan Samsung y LG en sus televisores nos entregaban una experiencia más satisfactoria que el sistema operativo de Google, pero actualmente los tres tienen una latencia reducida y una interfaz muy cuidada. Y no cabe duda de que es una buena noticia para los usuarios, prefiramos el que prefiramos.
En la siguiente sección de este artículo indagaremos con detalle en la calidad de imagen que nos entrega este televisor, pero antes de hacerlo nos interesa averiguar cómo rinde nada más sacarlo de la caja. Y tenemos buenas noticias. Es un hecho: los principales fabricantes de televisores cuidan cada vez más la calibración de sus modelos de las gamas alta y prémium, por lo que con frecuencia no es necesario que afrontemos una calibración minuciosa para disfrutarlos plenamente.
La unidad de este televisor que hemos probado está impecablemente calibrada, por lo que, después de revisarla meticulosamente con los patrones de prueba que utilizo habitualmente, he optado por no tocar nada. El balance de blancos, la corrección gamma, la temperatura de color y el ajuste de tonos vienen muy bien afinados de fábrica, por lo que quien quiera matizarlos para cerciorarse de que su unidad rinde al 100% se verá obligado a recurrir a una sonda y un software de calibración profesional.
Otra buena noticia, especialmente para los entusiastas de los videojuegos: las cuatro entradas HDMI de este televisor implementan la norma 2.1. Parece mentira que a estas alturas sigamos celebrando que un televisor de gama alta nos entregue esta prestación, pero, desafortunadamente, hay muchos que aún no lo hacen. En cualquier caso, este sí. Y, además, todos los puertos HDMI trabajan a los 48 Gbps de ancho de banda que especifica la norma 2.1.
Antes de seguir adelante merece la pena que nos detengamos un momento para indagar en el mando a distancia que nos ofrece Samsung este año junto a sus televisores. Al igual que el del año pasado está fabricado utilizando un 28% de polietileno reciclado. Y, también como el del año pasado, incorpora un pequeño panel fotovoltaico que nos permite cargar la batería utilizando tanto luz solar como luz artificial, aunque también se puede cargar a través del puerto USB-C que integra.
Sin embargo, el mando Eco Remote de este año se desmarca de la revisión de 2021 gracias a una prestación muy interesante: es capaz de recoger una parte de la energía que transportan las ondas de radiofrecuencia presentes en el ambiente, como, por ejemplo, las que emite nuestro router, con el propósito de utilizarla para cargar su propia batería. Es evidente que esta estrategia no es adecuada para cargar dispositivos con un alto consumo de energía, pero en teoría sí encaja con el liviano consumo de un mando a distancia.
En cualquier caso, las tres opciones de carga que nos propone este dispositivo (energía solar, radiofrecuencia y vía USB-C) nos permiten olvidarnos de las pilas de una vez por todas. Un último apunte interesante: según Samsung la vida útil de la batería de este mando a distancia es de al menos siete años, por lo que coincide con la vida promedio de un televisor actualmente.
QD-OLED no nos ha defraudado: su calidad de imagen es soberbia
Para poner a prueba la calidad de imagen de este televisor recurrí a algunas de las películas en Blu-ray Disc y Blu-ray 4K que suelo utilizar, entre las que merece la pena destacar 'El renacido', 'La llegada', 'Interstellar', 'Blade Runner 2049' o 'Spider-Man: Lejos de casa', entre otras. También utilicé contenido de Netflix y YouTube que conozco muy bien.
Para reproducir estas películas recurrí a un lector OPPO UDP-205, un dispositivo que ya está descatalogado, pero que sigue destacando por la gran calidad de su mecánica de transporte y su lógica de procesado de audio y vídeo.
La siguiente fotografía del panel la tomé utilizando mi microscopio digital, y en ella podemos ver con claridad la distribución en rombo de los subpíxeles RGB de la matriz orgánica. Este patrón es muy diferente al que emplean los paneles W-OLED que produce LG, y en el que hemos indagado en infinidad de ocasiones en otros análisis, como, por ejemplo, el del modelo OLED C2 de LG.
Antes de que comencemos a hilar fino en el ámbito de la calidad de imagen de este televisor con panel QD-OLED me parece oportuno meternos en harina con una reflexión que creo que es interesante: en mi opinión este es el televisor de Samsung que recrea con más fidelidad la estética cinematográfica que tanto nos gusta a muchos entusiastas del cine. En este ámbito supera incluso a los modelos Neo QLED 8K que para Samsung son sus televisores más avanzados.
Esta cualidad se apoya en la estrategia utilizada por la matriz orgánica de este dispositivo para reproducir el color, en su relación de contraste nativo, y también en el elevado nivel de detalle que es capaz de recuperar tanto en altas luces (son las regiones más iluminadas de cada fotograma) como en las secciones en sombra. Este fotograma de 'El caballero oscuro' refleja con claridad lo bien que resuelve este televisor el detalle en las regiones oscuras.
En los tests que utilizo para evaluar la uniformidad del panel al reproducir los patrones sólidos gris y negro este televisor ha aprobado con muy buena nota. De hecho, la homogeneidad con la que entrega la luz el panel QD-OLED es absoluta. Además, según Samsung esta matriz orgánica tiene un brillo residual de solo 158 nits y una entrega mínima de luz de 0,0005 nits, por lo que la luz que emite al entregarnos un fotograma en negro es imperceptible. Otro apunte importante: del blooming alrededor de los objetos brillantes, como cabía esperar, no hay ni rastro.
Acabamos de hablar de la entrega mínima de luz del panel QD-OLED de este televisor, pero también es importante identificar su capacidad máxima de entrega de brillo para comprobar cómo rinde con los contenidos HDR. Según Samsung esta matriz tiene una capacidad máxima de entrega de luz de 1000 nits, lo que la coloca en la misma órbita en la que se encuentran los paneles OLED evo de tercera generación que está produciendo LG.
En cualquier caso, la combinación de unos negros muy profundos y la alta capacidad de entrega de brillo en regiones acotadas del panel permite a este televisor sobresalir con los contenidos HDR. No obstante, en este ámbito le pongo la misma pega que tienen los demás televisores de esta marca: procesa contenidos HDR10+, HDR10 y HLG, pero no Dolby Vision. Y es una lástima. Esta política de Samsung la deja en desventaja en este terreno frente a los televisores de marcas como Panasonic o Philips, que son capaces de lidiar con todos los estándares HDR.
La siguiente fotografía refleja con claridad una de las cualidades de este televisor en las que ya nos hemos detenido: sus negros tienen una profundidad sobresaliente. Y esta característica le ayuda a entregarnos un rendimiento excelente cuando lo utilizamos en espacios con muy poca luz ambiental. O, incluso, sin ella. La inmersión que nos ofrece en nuestros contenidos en este escenario de uso es fantástica.
No obstante, no todo lo que he observado es positivo. En lo que se refiere a la gestión del circuito ABL (Automatic Brightness Limiter), que se responsabiliza de ajustar y limitar el nivel de brillo para prevenir el marcado del panel, los ingenieros de Samsung han optado por una estrategia un poco agresiva que en ocasiones desencadena variaciones abruptas del nivel de luminosidad.
Unos párrafos más arriba hemos comprobado que la estrategia utilizada por Samsung para reproducir el color en sus paneles QD-OLED es diferente a la que emplea LG en sus matrices W-OLED. Y funciona. Este televisor reproduce los tonos con una riqueza y una credibilidad muy similares a las que nos propone el excelente A95K MASTER Series de Sony, que, como hemos visto, también emplea un panel QD-OLED fabricado por Samsung.
El fotograma de 'Blade Runner 2049' que vemos en la siguiente fotografía refleja bastante bien la fidelidad con la que este televisor restituye la textura y el tono de la piel humana. Un apunte antes de seguir adelante: uno de los procedimientos que utilizo para revisar la colorimetría que nos proponen los televisores consiste en tomar como referencia la pantalla de un iPhone 13 Pro Max, cuyo panel OLED llega a nuestras manos calibrado con una precisión Delta-E <= 1.
Otra baza a favor de este televisor: su cobertura antirreflejos es muy eficaz. En la siguiente fotografía podemos apreciar con claridad cómo logra minimizar el destello lanzado desde el flash de un smartphone a escasos centímetros del panel. Samsung lleva varios años resolviendo muy bien los reflejos en sus televisores de gama alta, y este S95B OLED no es una excepción. Buen punto.
En la tabla de especificaciones de este televisor Samsung nos promete un consumo típico de 100 vatios y un consumo máximo de 300 vatios. Estas cifras están alineadas con el consumo que he medido durante mis pruebas, aunque lo cierto es que los picos máximos que he observado raramente han superado los 250 vatios. Se agradece que esta marca nos entregue unas cifras realistas y no unas medidas edulcoradas.
La latencia de este televisor con videojuegos es de ensueño
Para evaluar el rendimiento de este televisor con videojuegos recurrí a nuestra Xbox Series X y a varios títulos que son muy sensibles a la latencia, como ‘Mortal Kombat X’, ‘Forza Horizon 4’, ‘Gears 5’ y ‘Ori and the Will of the Wisps’.
En la siguiente fotografía podemos ver que la consola de Microsoft habilita la compatibilidad con el estándar HDR10, así como el modo automático de baja latencia y la frecuencia de actualización variable, aunque no con Dolby Vision porque, como hemos visto, este televisor no procesa estos contenidos. Todo en orden hasta aquí.
Una de las razones por las que los televisores OLED son muy atractivos para jugar más allá de su calidad de imagen consiste en que el tiempo de respuesta de su panel orgánico es habitualmente inferior a 1 ms, por lo que son esencialmente inmunes al desenfoque de movimiento (motion blur). Y sí, como esperaba durante mis sesiones de juego con este televisor no identifiqué este defecto.
Los televisores de gama alta que ha colocado Samsung en las tiendas durante los últimos años nos han entregado una latencia de entrada muy competitiva, pero lo de este S95B OLED es de otro planeta. Y es que al utilizar un refresco de 120 Hz he medido una latencia aproximada de 6 ms tanto a 1080p como a 2160p. A 60 Hz se va a unos también muy atractivos 10 ms.
En un principio me sorprendió tanto que me vi obligado a repetir la medida varias veces, y sí, es correcta. Este televisor se ve de lujo, pero por su tiempo de respuesta, su conectividad HDMI 2.1 y, sobre todo, por su latencia de entrada, es una opción extraordinaria para jugar. La única pega que le pongo en este escenario de uso es, de nuevo, su incapacidad de lidiar con contenidos Dolby Vision.
Su sonido no enamora, pero cumple con mucha holgura
El hardware de este televisor que se responsabiliza de entregarnos una experiencia sonora convincente apuesta por una configuración de 2.2.2 canales y una sección de amplificación en clase D capaz de entregar una potencia conjunta de 60 vatios. Además, la lógica de procesado vinculada a la sección de audio está preparada para lidiar con contenidos Dolby Atmos.
En la práctica este televisor suena bien. Muy bien. Tanto que los usuarios que no son entusiastas del audio probablemente no echarán de menos una solución de sonido más capaz. Sin embargo, los aficionados más exigentes reclamarán una mayor capacidad dinámica, un extremo grave más profundo y una escena sonora más amplia. Quien se encuentre en esta situación acertará si recurre a una buena barra de sonido, o, mejor aún, a un equipo multicanal dedicado.
Samsung S95B OLED: la opinión y nota de Xataka
Este televisor es un caballo ganador. Y es que con él Samsung ha abierto de par en par la puerta de la tecnología QD-OLED y ha conseguido demostrarnos que estos nuevos paneles orgánicos tienen mucho que decir. Su principal cualidad es su sobresaliente calidad de imagen global, pero hay varios parámetros en este ámbito en los que merece la pena que nos detengamos brevemente.
Este televisor es extraordinario, y de alguna forma nos prepara para la llegada de muchos otros modelos que en el futuro apostarán por los paneles QD-OLED
Los más relevantes son su muy bien afinada calibración de fábrica, la precisión y la riqueza con las que resuelve la colorimetría, y, de propina, lo bien que le sientan los contenidos HDR (en este terreno su capacidad de entrega de brillo es una baza muy clara a su favor). Además, como hemos comprobado, su latencia con videojuegos es de auténtico récord.
¿Es perfecto? No, no lo es. Samsung sigue sin dotar a sus televisores de las gamas alta y prémium de compatibilidad con los contenidos Dolby Vision. Y esta decisión los lastra frente a algunos de sus competidores. Además, como hemos comprobado, el comportamiento del circuito ABL en ocasiones es agresivo. En cualquier caso, este televisor es extraordinario, y de alguna forma nos prepara para la llegada de muchos otros modelos que en el futuro apostarán por los paneles QD-OLED. De eso no cabe la menor duda.
9,3
A favor
- La calidad de imagen global de este televisor es sobresaliente
- Su calibración de fábrica está muy bien resuelta
- Reproduce el color con mucha riqueza y una gran credibilidad
- Su capacidad de entrega de brillo le permite lidiar con garantías con los contenidos HDR
- Su latencia de entrada con videojuegos es extraordinaria
- Su mando a distancia equipado con un panel solar nos libera para siempre de las pilas
En contra
- No está preparado para reproducir contenidos Dolby Vision
- La ejecución del circuito y el algoritmo que administran el ABL es en ocasiones un poco agresiva
TV OLED 4K 138 cm (55") Samsung QE55S95B 4K Inteligencia Artificial Dolby Atmos Smart TV
Este televisor ha sido cedido para este análisis por Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con las empresas.
Más información: Samsung
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