Este es el altavoz más innovador que hemos analizado de esta marca hasta ahora. Durante su presentación los responsables de Sonos aseguraron que sus ingenieros lo habían diseñado desde cero para no verse encorsetados por las decisiones que habían tomado durante la puesta a punto de sus otros altavoces inteligentes inalámbricos. Además prometieron que este Era 300 aglutina varias tecnologías que lo colocan a un nivel superior al que nos proponen otras soluciones de esta marca.
Todo esto suena bien, pero este mensaje es parecido al que nos "venden" otras marcas de audio durante la presentación de sus productos. Hemos tenido la ocasión de probar a fondo otros altavoces de esta marca, y la mayor parte nos ha dejado un buen sabor de boca. Aun así, hemos afrontado este análisis con el escepticismo saludable con el que creemos que debemos encarar una prueba de este tipo. Ahí va un aperitivo para abrir boca: este Era 300 es el altavoz más ambicioso que hemos puesto a prueba de esta marca. Abrochémonos los cinturones.
Sonos Era 300: especificaciones técnicas
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CARACTERÍSTICAS |
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arquitectura |
Caja acústica estereofónica inalámbrica con sonido envolvente |
altavoces |
4 altavoces de agudos (tweeters) 2 altavoces de medios y graves (woofers) |
amplificadores |
6 amplificadores en clase D |
procesador |
Quad Core 4 x A55 a 1,9 GHz |
RAM |
8 GB DDR4 |
almacenamiento |
8 GB NAND |
ecualización automatizada |
Tecnología Trueplay Matriz de micrófonos para cancelación del ruido |
sonido envolvente |
Sonido espacial Dolby Atmos |
servicios de voz |
Amazon Alexa Sonos Voice Control |
compatibilidad |
Android e iOS (a través de la aplicación de Sonos) |
conectividad |
Entrada auxiliar en formato USB-C |
conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 6 Bluetooth 5.0 Apple AirPlay 2 |
dimensiones |
160 x 260 x 185 mm |
peso |
4,47 kg |
precio |
Sonos Era 300. Siente cómo te Envuelve el Sonido. Un Audio Espacial al Puro Estilo (Negra)
Este altavoz está construido como una caja acústica de auténtica alta fidelidad
Cuando saqué el Era 300 de la coqueta y minimalista caja en la que nos lo entrega Sonos me sorprendió su considerable peso. El recinto de este altavoz es razonablemente compacto (mide 160 x 260 x 185 mm), pero pesa 4,47 kg. Puede parecer algo anecdótico, pero no lo es en absoluto porque esta característica refleja que su construcción está cuidada, y, además, que posiblemente el motor magnético de sus dos altavoces de medios y graves está sobredimensionado. Como primera toma de contacto no está nada mal.
El recinto está fabricado en un policarbonato de muy buena calidad que, además, tiene un tacto muy agradable. Nada que objetar hasta aquí. Sin embargo, lo más importante es que tiene una forma irregular en la que predominan las superficies curvas, una decisión de diseño que además de incrementar su rigidez estructural y minimizar las vibraciones contribuye a que no se produzcan ondas estacionarias en el interior de la caja acústica. Estas características en teoría deberían permitir al Era 300 restituir un sonido detallado y transparente. Lo comprobaremos cuando pongamos a prueba su calidad de sonido en la siguiente sección de este análisis.
Una de las innovaciones más interesantes que los ingenieros de esta marca han introducido en este altavoz (aunque también podemos encontrarla en otras propuestas de Sonos) es la tecnología Trueplay. En esencia es un algoritmo que permite al Era 300 adaptar su rendimiento a las características acústicas de la habitación en la que lo hemos instalado con el propósito de optimizar su calidad de sonido en cualquier punto de escucha.
Para conectar este altavoz a nuestra red Wi-Fi debemos previamente instalar en nuestro smartphone la app de Sonos (está disponible tanto para Android como para iOS). Un asistente muy sencillo nos indica con claridad qué debemos hacer, por lo que nadie tendrá dificultades para instalarlo. No obstante, cuando esté conectado a nuestra red inalámbrica el algoritmo de Trueplay tomará el control y nos pedirá que recorramos la habitación moviendo constantemente nuestro teléfono móvil para que su micrófono recoja los sonidos de referencia emitidos por el altavoz. De esta manera el algoritmo descubrirá cómo es nuestra habitación y ecualizará el Era 300 para que su interacción con la sala sea óptima.
En la siguiente fotografía de detalle podemos ver los controles táctiles alojados en la superficie de este altavoz que nos permiten controlar la reproducción y actuar sobre el volumen. Responden a nuestros toques con rapidez y precisión, así que no tengo nada que objetar a este sistema de control. Un apunte antes de seguir adelante: el control táctil con forma de bocadillo para diálogos que podéis ver en la parte superior de la imagen sirve para desactivar los asistentes de voz. No obstante, como veremos más adelante, en la parte trasera del altavoz hay un interruptor físico que nos permite deshabilitar todos los micrófonos.
Este altavoz es compatible con Alexa e implementa el sistema de control por voz Voice Control desarrollado por Sonos. De recoger nuestra voz se responsabiliza una matriz de micrófonos con cancelación del ruido que consigue discriminar con bastante precisión nuestra voz para separarla del sonido de ambiente. Este altavoz interpreta correctamente nuestras órdenes incluso en espacios ruidosos, así que en este terreno no tengo nada que objetar. Por otro lado, en las siguiente capturas podemos ver qué aspecto tiene la interfaz de la app de Sonos. Es muy intuitiva, así que seleccionar la fuente de audio que queremos reproducir y el altavoz al que queremos enviarla (si tenemos más de uno) es pan comido.
En la parte trasera de este altavoz residen el conector de alimentación, la entrada en formato USB-C que nos permite conectarlo a una fuente de sonido externa y el interruptor que sirve para desconectar todos los micrófonos. Sonos nos promete que si recurrimos a él la matriz de micrófonos deja de recibir alimentación eléctrica, por lo que es imposible que pueda recoger nuestra voz. En la siguiente fotografía podemos ver que el conector de alimentación es plano. Esta geometría nos permite colocar el altavoz pegado a una pared si andamos justos de espacio, aunque, como veremos más adelante, no es una buena idea.
A sus competidores no les va a quedar más remedio que ponerse las pilas
Para analizar minuciosamente las prestaciones sonoras de este altavoz recurrí a mi batería de cortes musicales habitual. La selección es ecléctica porque nos interesa que estén representados géneros musicales muy diversos. Además, buena parte de estos temas está disponible en forma de archivo digital con calidad de máster de estudio (FLAC con una resolución de 24 bits y una frecuencia de muestreo de 96 kHz) y con calidad de CD (PCM de 16 bits y 44,1 kHz), por lo que los he escuchado en todas las versiones que tengo para poder comparar su sonido. Aquí tenéis los temas más representativos:
- ‘Stir it up’, de Bob Marley
- ‘You make me feel like a natural woman’, de Susan Wong
- ‘Redbud tree’, de Mark Knopfler
- ‘Autumn in Seattle’, de Tsuyoshi Yamamoto Trio
- ‘Spanish Harlem’, de Rebecca Pidgeon
- ‘You’ve got a friend’, de Susan Wong
- ‘Wasted time’, de Eagles
- ‘Vivaldi - Flute concerto in D’, Chesky Records
- ‘Stimela’, de Hugh Masekela
- ‘Lush life’, de Billy Strayhorn
- ‘Afro blue’, de Mongo Santamaria
- ‘April in Paris’, de Duke/Harburg
- ‘No sanctuary here’, de Chris Jones
- ‘Under the boardwalk’, de Mighty Echoes
Parece mentira que una caja acústica tan compacta sea capaz de entregarnos un grave tan contundente y detallado
Os propongo que empecemos yendo al grano: la cualidad más impactante de este altavoz es, en mi opinión, la precisión y el impacto que tiene su extremo grave. Parece mentira que una caja acústica tan compacta sea capaz de entregarnos un grave tan contundente y detallado. En gran medida este rendimiento se ve favorecido por la puesta a punto de un recinto rígido y sólido que está libre de las microvibraciones que suelen enturbiar el sonido. La presencia de un grave tan lleno da un vigor a la música que la hace muy disfrutable.
Eso sí, para que este altavoz nos entregue un extremo grave de calidad es imprescindible que lo coloquemos sobre una superficie sólida que no contribuya a la transmisión de las vibraciones desencadenadas por el desplazamiento del diafragma de los dos altavoces de medios y graves, y que el recinto no tiene la masa necesaria para absorber en su totalidad. Otro consejo importante: en la medida de lo posible lo ideal es que coloquemos el Era 300 a una distancia de la pared más próxima de al menos 20 cm. Si podemos alejarlo más será mucho mejor porque conseguiremos evitar que los graves sean enfatizados de una forma artificial.
Por otro lado, su capacidad de reproducción de las altas frecuencias y la gama media también está muy lograda, aunque me parece menos sorprendente que su soltura a la hora de manejar el extremo grave. En esta área me ha gustado mucho la forma en que reproduce las voces. La de Rebecca Pidgeon en 'Spanish Harlem' o la de Hugh Masekela en 'Stimela' tienen una carnosidad y un nivel de detalle poco habituales en un altavoz de este tipo. De hecho, una de las virtudes de este Era 300 es su transparencia y baja coloración, de ahí que tenga un pedigrí audiófilo que está al alcance de muy pocas cajas acústicas de su precio.
Consigue ofrecernos una inmersión satisfactoria en el sonido en casi cualquier punto de la habitación
Una de las cualidades que Sonos se ha esforzado más en "vendernos" es su capacidad de lidiar con la música en Dolby Atmos, y sí, reproduce el audio espacial de una forma muy satisfactoria. De hecho, consigue recrear una escena sonora muy amplia y ofrecernos una inmersión satisfactoria en el sonido en casi cualquier punto de la habitación. Lo he probado en tres salas de 7, 12 y 20 metros cuadrados, y ha sido capaz de llenar de sonido incluso esta última.
Eso sí, su escena sonora no es precisa, por lo que es difícil ubicar con exactitud la posición en el espacio de un instrumento concreto. Probablemente dos Era 300 emparejados en estéreo sí conseguirían restituir una escena estereofónica precisa, pero solo he tenido la oportunidad de probar una única caja acústica, y a los usuarios nos interesa no pasar por alto esta limitación.
Sonos Era 300: la opinión de Xataka
Esta marca ha puesto toda la carne en el asador durante el diseño de este altavoz. Y es que no solo está impecablemente acabado; la app que nos permite interactuar con él nos propone una experiencia muy satisfactoria (algo que desafortunadamente no es tan frecuente como debería ser en los altavoces de este tipo), y, lo que es más importante, suena de maravilla. Como hemos visto, su extremo grave es sobresaliente; reproduce las voces con una riqueza inusual, y, además, recrea una escena sonora muy amplia que consigue llenar de sonido incluso habitaciones con unas dimensiones generosas.
Aun así, los entusiastas del audio para los que es importante que su equipo sea capaz de posicionar con precisión en el espacio cada instrumento deben saber que con un solo Era 300 no van a tener una escena estereofónica precisa. Necesitarán comprar dos y emparejarlos. Además, antes de concluir me veo en la obligación de dar un pequeño tirón de orejas a Sonos. Y es que si queremos conectar una fuente de audio externa a la entrada de línea auxiliar tendremos que comprar el adaptador de jack de 3,5 mm a USB-C, y cuesta 25 euros. Este altavoz no es precisamente barato (Sonos nos pide por él 499 euros), por lo que, en mi opinión, este accesorio debería estar incluido en el paquete.
Sonos Era 300. Siente cómo te Envuelve el Sonido. Un Audio Espacial al Puro Estilo (Negra)
Este altavoz inalámbrico ha sido cedido para este análisis por Sonos. Puedes consultar nuestra política de relaciones con las empresas.
Más información: Sonos
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