Este monitor es muy importante para Sony. Y lo es porque forma parte de la avanzadilla de productos dedicados a los entusiastas de los videojuegos que dan forma a la nueva familia Inzone. Actualmente está constituida por tres auriculares con sonido espacial (entre los que se encuentran los Inzone H9 que acabamos de analizar) y dos monitores. El protagonista de este artículo es el más ambicioso de los dos.
El diseño de este Inzone M9 (en adelante utilizaremos la fórmula abreviada que usa Sony para identificar esta pantalla) está claramente inspirado en el de PlayStation 5. Y sí, como veremos más adelante, este monitor ha sido diseñado para convivir con esta consola de videojuegos, pero también se siente igualmente cómodo con un PC. De hecho, esconde un as en la manga que le permite ofrecernos una experiencia fantástica cuando lo conectamos a un ordenador.
Sony Inzone SDM-U27M90: especificaciones técnicas
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características |
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panel |
LCD IPS 4K UHD de 27 pulgadas, 10 bits, 144 Hz, más del 95% de cobertura del espacio de color DCI-P3 y relación de aspecto 16:9 |
resolución |
3840 x 2160 puntos |
hdr |
DisplayHDR 600, HDR10 y HLG |
retroiluminación |
LED Full Array Local Dimming con 96 zonas de atenuación local independientes |
brillo |
Hasta 600 nits |
contraste estático |
1000:1 |
contraste dinámico |
80 000:1 |
tiempo de respuesta |
1 ms (GtG) |
ángulos de visión |
178º / 178º |
modos de imagen |
Estándar, juego FPS, cinema, juego 1 y juego 2 |
sonido |
2 vatios x 2 |
prestaciones para playstation 5 |
Mapeado de tonos para HDR automático y modo de imagen por género automático |
conectividad |
2 x HDMI 2.1, 1 x DisplayPort 1.4, 1 x USB-C, 1 x USB-B, 3 x USB-A y 1 x jack de 3,5 mm |
tecnologías de refresco adaptativo |
NVIDIA G-SYNC Ultimate y HDMI 2.1 VRR |
consumo típico |
139 vatios |
consumo en modo eco |
28,9 vatios |
dimensiones |
61,5 x 47,9 x 24,8 cm (con soporte) |
peso |
6,8 kg (con soporte) |
precio |
1099 euros |
Este pie es una delicia si quieres ahorrar espacio en tu escritorio
Como os he anticipado en las primeras líneas de este análisis, la influencia del diseño de PlayStation 5 en la apuesta estética de este monitor es muy evidente. Sus marcos son finos y el recinto que contiene el panel está fabricado en un policarbonato rígido de buena calidad, así que hasta aquí no tengo nada que objetar.
Para encontrar similitudes entre el diseño de esta pantalla y el de la última consola de sobremesa de Sony tenemos que fijarnos en el pie que se responsabiliza de garantizar la estabilidad del panel. Cuando lo observas desde delante, desde la posición natural desde la que miramos el monitor, recuerda claramente al diseño de PS5. Sin embargo, el ingrediente que provoca que este pie sea innovador solo se aprecia si lo miramos por detrás.
En la siguiente fotografía podemos ver las dos varillas metálicas que confluyen en la columna central del pie para dar al monitor la estabilidad que requiere si le damos un empujón accidental. Este sistema de sujeción cumple su cometido a la perfección, pero, además, tiene una ventaja que no podemos pasar por alto: el espacio que ocupa este pie sobre nuestra mesa es mínimo.
Además, las varillas se extienden hacia la parte trasera del monitor y no hacia la delantera, por lo que no acaparan espacio en la zona de nuestra mesa en la que solemos colocar el teclado, el ratón y otros periféricos. Sony también ha acertado al pintarlas de color negro porque cuando miramos el monitor desde delante pasan inadvertidas y parece que el panel únicamente se sostiene sobre la columna central.
El pie que han puesto a punto los ingenieros de Sony para este monitor nos permite ajustar la altura del panel en un rango de hasta 70 mm y su inclinación entre 0 y 20 grados, pero no podemos ni pivotarlo ni girarlo. Y echo de menos estas dos opciones de ajuste adicionales porque es probable que a algunos usuarios les hubiesen ayudado a encontrar la configuración óptima desde el punto de vista de la ergonomía.
Otro punto a su favor: su software de ajuste para Windows es fabuloso
Sony nos entrega este monitor impecablemente calibrado de fábrica. Las pantallas diseñadas específicamente para creación de contenidos, retoque fotográfico y edición de vídeo suenen venir bien calibradas, pero los ajustes de los monitores para juegos a menudo requieren que les dediquemos algo de tiempo si queremos sacarles el máximo partido. No es el caso. Apenas he tenido que afinar los parámetros de imagen para dejarlos como a mí me gusta y como creo que resuelve la colorimetría con más precisión.
De todas formas, y este es uno de los puntos a favor de este monitor más sólidos, Sony nos entrega junto a él una aplicación llamada Inzone Hub desde la que podemos actuar sobre su comportamiento de una manera muy intuitiva. Podemos activar el refresco adaptativo, minimizar el tiempo de respuesta, actuar sobre la corrección gamma, manipular el comportamiento de la retroiluminación FALD, ajustar la tonalidad... De todo. Eso sí, este software solo está disponible para Windows 10 y 11, y no para macOS.
Por otro lado, el menú OSD implementado en el propio monitor está a la altura. Desde aquí también podemos actuar sobre un sinfín de ajustes que condicionan tanto la calidad de imagen como el rendimiento con los juegos de este monitor, pero, en mi opinión, es más cómodo hacerlo desde el software Inzone Hub.
Para desplazarnos a través de las opciones de este menú tenemos que recurrir a un pequeño joystick alojado en la parte trasera del monitor. Es la misma solución por la que opta la mayor parte de los fabricantes, y funciona correctamente, así que no tengo nada que objetar.
La conectividad de algunos de los monitores que he analizado durante los últimos meses me ha dejado con ganas de más, pero Sony en este ámbito también ha hecho los deberes.
Y es que este Inzone M9 incorpora dos entradas HDMI que implementan la norma 2.1, una entrada DisplayPort 1.4, un puerto USB de tipo C con una capacidad de entrega de potencia de hasta 15 vatios, tres puertos USB de tipo A y el siempre bien recibido jack de 3,5 mm para permitirnos que conectemos nuestros auriculares con cable.
No habría sido mala idea integrar también una segunda entrada DisplayPort, pero es una minucia que no empaña una conectividad bien resuelta.
Su calidad de imagen es sobresaliente, y no es habitual en un monitor para juegos
Para analizar la calidad de imagen de este monitor recurrí a Eizo Monitor Test, una herramienta gratuita muy útil no solo para comprobar cómo resuelve un dispositivo de visualización el color, sino también cuáles son sus ángulos de visión, si su nitidez está a la altura, si la retroiluminación es completamente homogénea o si tiene algún píxel defectuoso, entre otras prestaciones.
La siguiente fotografía del panel de esta pantalla la tomé utilizando mi microscopio digital, y en ella podemos ver con mucha claridad la distribución de los subpíxeles RGB de la matriz LCD de tipo IPS. La cobertura antirreflejos que Sony ha introducido en este monitor no es infalible, como veremos más adelante. Eso sí, apenas emborrona la matriz de subpíxeles, algo que, sin embargo, sí hacen otras coberturas antirreflejos más agresivas.
La relación de contraste nativo del panel IPS de este monitor es modesta (1000:1), y sería un problema si esta matriz no estuviese respaldada por una retroiluminación Full Array Local Dimming (FALD) solvente. Pero lo está. Este esquema se apoya en un total de 96 zonas de atenuación local independientes (no está nada mal si tenemos presente que convive con un panel de 27 pulgadas), y en la práctica consigue entregarnos negros profundos y un nivel de detalle en las regiones en sombra razonablemente alto.
Más allá de su modesto contraste nativo, los paneles IPS tienen otro hándicap: suelen adolecer de fugas de luz, especialmente en las esquinas. La buena noticia es que este monitor ha superado con nota esta prueba, y, aunque en la siguiente fotografía parece que hay una ligera pérdida de luz en los márgenes del panel, cuando lo tienes delante esta diferencia es prácticamente inapreciable. Además, la matriz de retroiluminación consigue distribuir la luz por toda la superficie del panel con mucha homogeneidad.
Lagom LCD Test me ha ayudado a revisar cómo ha ajustado Sony la corrección gamma en la calibración de fábrica. Y, como cabía esperar, esta prueba refleja que la curva gamma de este monitor se mantiene muy cerca del valor 2.2 predefinido por la curva de referencia. Esta característica le permite interpretar y reproducir el brillo y el contraste con precisión.
Hasta ahora hemos visto dos puntos débiles de los paneles IPS, su contraste nativo y las fugas de luz, que este monitor ha resuelto con buena nota, pero ahora llegamos a uno de los apartados en los que estas matrices brillan: su colorimetría. Y la de este monitor es fabulosa. De hecho, resuelve los tonos con una riqueza inusual en una pantalla para juegos.
Además, como el panel está respaldado por una retroiluminación FALD muy competente consigue recuperar mucho detalle en las regiones en sombra y altas luces, lo que dota a las imágenes de una riqueza inusual en un monitor de este tipo. Curiosamente, cuando reproducimos contenido cinematográfico su estética visual me recuerda a la de los televisores de gama alta de Sony. Y no cabe duda de que esta es una buena noticia.
Como hemos visto, desde el software Inzone Hub que nos propone Sony, y también desde el menú OSD, podemos actuar sobre el tiempo de respuesta del panel. Si optamos por el valor más ambicioso este parámetro se reduce a 1 ms (GtG), por lo que encaja perfectamente con lo que podemos exigir a un monitor que tiene una vocación para gaming muy evidente.
La cobertura antirreflejos que ha puesto a punto Sony cumple su cometido. Consigue reducir perceptiblemente los reflejos, pero, como podemos ver en la siguiente fotografía, no es infalible. Si una fuente de luz de cierta intensidad incide sobre el panel aparecerá un reflejo que puede llegar a ser un poco molesto, aunque no es nada dramático debido a que este tipo de reflejos no son frecuentes en un escenario de uso convencional.
En las especificaciones de este monitor Sony nos promete un consumo típico de 139 vatios y un consumo en modo ecológico de 28,9 vatios. Estas cifras coinciden casi de forma calcada con las que hemos medido con nuestro consumómetro, así que, de nuevo, en este terreno no tengo nada que objetar.
Todavía nos queda un apartado importante en el que no hemos indagado: el sonido de este monitor. Para resolverlo incorpora dos altavoces excitados por otros tantos amplificadores en clase D de 2 vatios. ¿Cumple? Sí, lo hace, pero muy justo. Su sonido es detallado, pero no es dinámico, no tiene un extremo grave profundo, y tampoco alcanza un nivel de presión sonora considerable. Si queremos que esté a la altura de la calidad de imagen de este monitor es una buena idea optar por unos auriculares o unos altavoces externos.
A este monitor los juegos le sientan de maravilla. Prometido
Como acabamos de ver, si nos ceñimos a su calidad de imagen este monitor se codea por derecho propio con las pantallas para juegos más atractivas que podemos comprar actualmente. Pero en este terreno esta cualidad no basta.
También es importante que su tiempo de respuesta sea muy bajo, y el de este dispositivo lo es. Y que tenga una latencia de entrada mínima. Y también la tiene en gran medida gracias a la optimización en el procesado de la señal de vídeo que introducen los modos para juegos. Y, cómo no, también a su elevada frecuencia de refresco (144 Hz).
Otro punto a su favor en este ámbito es lo bien que resuelve el HDR a pesar de no tener una capacidad máxima de entrega de brillo despampanante (600 nits están bien, pero no despuntan). Más allá de esta cifra lo cierto es que los juegos con HDR10 lucen de maravilla por la misma razón de la que he hablado unos párrafos más arriba: su retroiluminación LED FALD consigue entregar esos 600 nits en una zona acotada del panel sin degradar perceptiblemente ni la reproducción del color ni el nivel de detalle en altas luces.
Sony no podía dejar escapar la oportunidad de proponer este monitor a los usuarios de PlayStation 5, y no lo ha hecho. Y es que, además de implementar conectividad HDMI 2.1, incorpora dos prestaciones que encajan como un guante con esta consola de sobremesa: el mapeado de tonos para HDR automático y el modo de imagen por género automático. De hecho, el mapeado de tonos es una pieza clave en el rendimiento que nos entrega este monitor con los juegos de alto rango dinámico.
Sony Inzone SDM-U27M90: la opinión de Xataka
Este monitor es un caballo ganador. Con él Sony ha logrado zambullirse en la primera división de las pantallas para videojuegos, y, además, tiene lo que hace falta para competir con garantías con las mejores propuestas de fabricantes como ASUS, AOC, LG o Samsung, entre otras marcas.
Como hemos visto, su calidad de imagen es sobresaliente, tiene una conectividad muy bien resuelta y un diseño resultón en el que destaca un pie muy estilizado que representa un soplo de aire fresco. Además, si nos ceñimos a su rendimiento con videojuegos su tiempo de respuesta, su latencia y la forma en que resuelve el HDR le permiten lidiar con los monitores más avanzados que podemos encontrar en el mercado.
¿Pegas? Sí, las tenemos. Ningún producto es perfecto, y esta propuesta de Sony tampoco lo es. La aplicación Inzone Hub solo está disponible para Windows 10 y 11, y no estaría mal que también funcionase sobre macOS a pesar de que no cabe duda de que este sistema operativo es menos popular entre los entusiastas de los videojuegos que la plataforma de Microsoft.
Por otro lado, implementa las tecnologías de sincronización adaptativa de la frecuencia de refresco G-SYNC Ultimate de NVIDIA y VRR vinculada a la norma HDMI 2.1, pero no FreeSync de AMD. Además, su sonido no es gran cosa, y su precio lo coloca fuera del alcance de buena parte de los usuarios. Aun así, si te lo puedes permitir acertarás al introducirlo en tu lista de opciones debido a que, en nuestra opinión, sus cualidades pesan mucho más que sus carencias.
Este monitor ha sido cedido para este análisis por Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con las empresas.
Más información: Sony
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