Sony Xperia X tras un mes de uso: un "no tan pequeño" con un veloz lector de huellas

Mientras los interrogantes ciernen sobre el camino de la división móvil de Sony, nosotros hemos seguido exprimiendo uno de los terminales que componen su nueva línea: la Xperia X. Nos referimos en esta ocasión al Xperia X, uno de los tres que inauguraron la nueva familia una mañana del MWC en su stand y que tuvimos ya oportunidad de analizar justo antes de su puesta a la venta.

Un terminal que puede que coja el testigo de la línea Compact (junto con el Xperia XA), de corta duración al tener sólo dos terminales (el Z3 Compact y el Z5 Compact), dado que las 5 pulgadas ya quedan desde hace un tiempo por debajo de la diagonal media. En su día dijimos que el punto fuerte eran dicha pantalla y el rendimiento, ¿hay diferencias tras un mes de uso? Lo vemos a continuación.

Una pantalla que pierde puntos

Tras una exasperante (y poco práctica) guerra por los megapixeles que parece haberse calmado un poco, luego vino la de los píxeles en pantalla. Sony aquí no quiso quedarse atrás y en la pasada hornada de terminales sacó pecho con un Z5 Premium que ampliaba la gama con su notable tamaño y su bestial resolución 4K. Algo arriesgado viendo cómo los paneles 2K que había aún comprometían la autonomía y en ocasiones algún aspecto más.

Es por ello que el hecho de venir con resolución FullHD en este caso no sea un factor limitante, sino algo más bien a agradecer. Hablando de una diagonal de 5 pulgadas probablemente sea lo más sensato e, igual que no fue ni mucho menos una pega en el primer análisis, tras este tiempo de nuevo pensamos que la resolución es más que aceptable y en este sentido nos hemos encontrado a gusto visualizando tanto contenidos multimedia como texto.

¿Qué es lo que no nos ha gustado tanto? La saturación y la temperatura, aunque esto segundo puede medio arreglarse gracias a las opciones que da Sony en su capa de personalización. Hay de hecho opciones para ajustar tanto una como otra, aunque en el primer caso se trata de elegir uno de los tres perfiles que dispone.

Aquí seleccionamos el X-Reality for Mobile, que rebaja un poco este parámetro, pero aún así la saturación es excesiva y resulta molesta ya en la pantalla de inicio, con más énfasis en situaciones de baja luz. De hecho, hemos tenido oportunidad de probarlo con su hermano, el Xperia XA, y la calibración de las pantallas es bastante dispar; el XA es casi la antítesis en cuanto al balance de blancos y la temperatura (más frío y azulado).

Test de ajuste de brillo automático: Xperia X a la izquierda y Xperia XA a la derecha.

Tampoco ha sido buena la experiencia con el ajuste automático del brillo. No es extraño que tarde en adecuarse al ambiente o que no lo haga, dejando un brillo demasiado potente en situaciones de poca luz (algo poco agradable al unirse con el exceso de saturación) o demasiado leve en el caso opuesto. Aunque a favor está que tanto el brillo máximo (532 nits) y el ratio de contraste (1.200:1) tienen buenos valores que se traducen en una visibilidad aceptable bajo el sol.

Es bonito, pero no es móvil para verano

Una prueba más de que éste sea al menos uno de los herederos de la (¿extinta?) gama Compact es justamente que tanto el XA como él son más delgados que el Z5 Compact, pasando de 8,9 a 7,9 milímetros (aunque, eso sí, más altos, con mayor volumen y mayor peso en el caso del Xperia X). Esto hace que sea un terminal bastante cómodo de agarrar y manejar: aquí hemos optado de manera espontánea por el agarre a una mano y, si bien es un terminal largo y los pulgares cortos sufren con las zonas más alejadas, en general en este sentido nos costó poco acostumbrarnos.

A eso ayuda el diseño. Ya comentamos en su momento que Sony se había mostrado bastante continuísta en el diseño (esto, estéticamente, será positivo o negativo según gustos, obviamente), tanto a nivel de materiales como de construcción. La ligera curvatura de los bordes es suficiente para que el agarre sea agradable como también lo es el tacto, y se agradece que no se trate de una trasera que resbala.

Hay un aspecto que en el caso de los Sony también fue clave de debate, como lo fue con el lanzamiento de los Galaxy S6: el adiós a la resistencia al agua. En este caso fue algo llamativo por ser una de las señas de identidad que tradicionalmente habían incorporado los Xperia y que resultaba ser un reclamo, pero sacrificar esta prestación se materializa en algo que se aprecia bastante: adiós también a las antiestéticas y en ocasiones incómodas tapitas. La única que tenemos es para la bandeja de tarjetas SIM y SD y más que un punto negativo es todo lo contrario, ya que nos evita desmontar el terminal cada vez como en otros casos.

En cuanto a los botones tenemos una de pulgar hacia arriba y otra hacia abajo. En nuestro primer análisis hablamos del lector de huellas y destacamos su rapidez, algo que confirmamos tras este tiempo. Es tal la velocidad de detección que hemos de olvidarnos del click para consultar la pantalla de bloqueo porque no da tiempo (para ello podemos habilitar el despertar la pantalla con doble tap, cosa que funciona muy bien).

Pulgar hacia arriba para el lector de huellas y pulgar hacia abajo para la posición de los botones

El lector además funciona con posiciones en las que la huella se posa de manera parcial tanto a nivel de superficie como de ángulo (y tenemos hasta cinco registros posibles). La posición es acertada en cuanto al agarre, como lo era en el caso del Z5 (de tamaño algo mayor), si bien no es la más cómoda cuando se trata de desbloquearlo estando sobre una superficie teniéndolo que agarrar la mayoría de las veces.

¿El pulgar hacia abajo? Para la posición de los botones. Sony optó por colocar en la mitad inferior los botones de volumen y de cámara (por debajo del lector/botón de bloqueo-encendido), y lo cierto es que resulta una ubicación bastante poco práctica y que en muchas ocasiones da lugar a que tengamos que recolocar nuestras manos y acciones como la toma de fotografías o vídeos (sobre todo subjetivas) sea bastante incómoda. Teniendo en cuenta las medidas del terminal, probablemente la experiencia mejorase si estuviesen en la otra mitad.

Y, en cuanto a construcción y materiales, otra cosa que penaliza bastante la experiencia es el calentamiento. Tras el aluvión de móviles de metal y más bien delgados, poco milagro se espera en cuanto a la temperatura, por el reto que supone disiparla en ciertos casos. Pero en el caso del Xperia X no hemos de hacer mucho para notar el calentamiento en gran parte de la superficie trasera, sobre todo si usamos la cámara o jugamos.

Una temperatura que obviamente no quema pero que penaliza mucho y no sólo en cuanto a la sensibilidad de nuestras yemas (también el audio con altavoz, la vibración se conduce por todo el móvil sin llegar al volumen máximo). El aviso de que se apagan funciones de la cámara (desde el enfoque por rastreo hasta el vídeo) no se hace nada de rogar, lo cual empeora mucho la experiencia a la hora de realizar fotografías. Y esto, como veremos ahora, no ayuda a que mejore nuestra opinión sobre la cámara.

No, tampoco esta vez

Las cámaras son algo que con los años ha ido adquiriendo importancia para bastantes tipos de usuarios, siendo uno de los aspectos al que más atención se pone y al que más se le exige. Y en este sentido Sony nos ha brindado una paradoja de manera tradicional, al ser el fabricante de sensores para cámaras que sobresalen como las de los iPhones pero sin saber afinar el resultado de las propias. ¿Llegó el cambio en este sentido con el Xperia X? Spoiler: mejor no apostar por ello.

Recordemos aquí primero de qué hardware estamos hablando. El Xperia X monta un sensor de 1/2,3 pulgadas y 23 megapíxeles en el caso de la cámara trasera, con f/2.0, estabilización óptica y enfoque híbrido predictivo, capaz de grabar vídeo a 1080p. La frontal por su parte monta un sensor de 1/3 pulgadas y 13 megapíxeles, también con f/2.0 y vídeo a 1080p y un angular de 22 milímetros. Sobre el papel no pinta mal (Sony aquí sigue en la liga de los más de 20 megapíxeles), pero si algo sabemos es que los números no los son todo ni mucho menos.

Confirmamos lo que nos encontramos en el análisis inicial: una cámara inconsistente que especialmente sufre en baja luz

Después de este tiempo ratificamos lo que ya experimentamos en el análisis inicial: una cámara inconsistente que especialmente sufre en baja luz. Y aquí un elemento muy influyente (y no para bien) es la app y su interfaz; además de tener una navegación nada práctica y muy mejorable en cuanto a disposición y respuesta táctil, hablar de modo manual aquí va muy, muy entrecomillado. Y la prueba de ello es que apenas hemos logrado diferencias entre el automático y éste (cuando su principal función es mejorar el resultado con nuestro ajuste personal).

Nos encontramos con una cámara de disparo algo lento, en parte por el enfoque, bastante "inquieto" y con vida propia incluso con el rastreo desactivado y en modo manual. Lo habitual es requerir tres disparos para lograr una instantánea en la que el ítem enfocado sea lo que deseamos (y hemos insistido con numerosos taps), tanto en condiciones de luz abundante como en interiores hubiese o no un contraste de superficies aceptable.

Es algo habitual y comprensible, pero cabe comentar que el punto débil de la cámara es la noche. Aquí la pérdida de detalle se acentúa considerablemente y es muy complicado lograr instantáneas de nitidez aceptable, ayudando mucho el tipo de iluminación (con neones y fuentes intensas mejora considerablemente). Eso sí, logrando domar el enfoque, en macros no queda nada mal, tanto en exteriores como en interiores (con baja luz requerirá algún disparo más, pero aprueba).

Por su parte, la cámara frontal da un resultado medio bastante aceptable teniendo en cuenta lo que solemos esperar en estas lentes. Con luz media-abundante hay incluso un nivel bastante bueno de detalle, el cual se pierde dando lugar a acuarelas y pasteles en interiores con luz media-baja. En el vídeo el enfoque por rastreo y el estabilizador sacan el pecho que echamos en falta en la fotografía sobre todo en ciertas situaciones, aquí ambas cosas se han portado bien incluso en interiores.

Intermedio, personal y suficiente

El Xperia X monta un Snapdragon 650 con 3 GB de RAM, una configuración que lo ubica en una gama media, si bien los 3 GB de RAM no son aún habituales y esto le da algún punto. Tras este tiempo hemos comprobado que tanto esto como el software son acertados en cuanto a la experiencia de uso, dado que el terminal ejecuta toda clase de procesos con fluidez y sin retraso, desde videojuegos hasta apps multimedia como YouTube o Netflix.

Los dos días de autonomía siguen siendo una promesa

Así, la capa de software de Sony permite cierta personalización y tiene algunos añadidos interesantes a los que le hemos sacado partido como la app Livelog (un control de actividad general que no compromete apenas la batería) o los ajustes a nivel de batería, cachés y demás que permite. Eso sí, pese a que sí podemos ordenar y eliminar apps fácilmente tanto en el cajón como en la pantalla de inicio, no podemos eliminar ni deshabilitar servicios como What's New.

Esto ya lo comentamos hace algo más de un mes, y lo que también comprobamos ahora es que lo de los dos días de autonomía sigue siendo una promesa que no se cumple si se hace un uso normal (sin ser demasiado exigente). Las medias de autonomía nos han dado 1 día y 13 horas, nada mal, si bien en la práctica ésta se reduce bastante en 3G (si vamos a estar sin wifi entre 5 y 6 horas con uso intenso mejor llevar una batería externa). Los modos STAMINA y Ultra STAMINA de nuevo juegan a favor y dan puntos aquí, prolongando bastante el último 15% al cortar servicios y segundos planos.

Nuevos aires con esencias conocidas

¿Contentar a los fans o buscar la atención de quienes no la han puesto en tantos años? Parece que la apuesta de Sony busque el punto intermedio entre estas dos premisas, eliminando reclamos históricos como la resistencia al agua pero manteniendo diseño y construcción (con cierta actualización). El Xperia X nos ha dado sensaciones mejores o peores pero dentro de cierto déjà vu.

Algo que se mantiene y que no ayuda además es el precio. Tenemos un terminal que, pese a presentar un rendimiento y fluidez aceptables, es inconsistente en cuanto a presentar handicaps de peso como el calentamiento (pronto y de grado considerable), una cámara inconstante y justa a nivel de software o la posición de los botones, penalizando en el agarre cuando por dimensiones y construcción podría dejar una excelente sensación.

En resumen, un smartphone que encaja en un perfil de uso medio-intensivo por batería y que contenta en cuanto a pantalla por su definición. Más bien para quienes valoran la comodidad y el diseño y huyen de tamaños mayores, y dan menos peso a la cámara o son menos exigentes con respecto a su resultado.

Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com

VER 22 Comentarios

Portada de Xataka