Tras darse a conocer la serie MiT ha quedado claro el objetivo de la marca con ella: tener los precios más competitivos en 5G para la gama media y a su vez ofrecer gamas alta completos sin subirse al tren de los 1.000 euros. En las primeras impresiones con el Xiaomi Mi 10T Pro vemos si es candidato sobre todo a esto segundo, dado que sobre el papel pinta como un móvil cargado hasta los topes para ser otro de los buques insignia, junto al Xiaomi Mi 10T, el Xiaomi Mi 10 y el Xiaomi Mi 10 Pro.
Lo decimos porque va con uno de los procesadores más potentes de Qualcomm para la gama alta, el Snapdragon 865 y su módem para 5G, así como de ese fuerte carraspeo a la competencia más directa (incluso de casa) con los 144 Hz de tasa de refresco máxima. ¿Se nota algo de esto en la toma de contacto? Os lo contamos en detalle.
Trasera renovada y pantalla IPS, todo con sus pros y sus contras
El Mi 10T Pro es un smartphone de lo que ya hemos de decir tamaño medio, el cual a algunos usuarios nos parece grande. Pero encaja con el volumen que estamos viendo de manera habitual en móviles Android, sin que en un primer momento este aspecto destaque.
Sí se nota pesado, no hasta el punto de cansar pero antes de realizar la comparación detallada que haremos en el análisis a fondo de sus dimensiones, peso y volumen anticipamos que no ganará a ligereza. Eso sí, no es grueso y sobre todo es cómodo en mano.
El móvil viene con una funda y podemos dar gracias: no porque dé sensación de fragilidad, sino por las huellas dactilares. El Mi 10T Pro abandona (a mi pesar) el acabado en mate que vimos en el Mi 10 Pro y tiene una trasera con acabado en brillo cuyo revestimiento no es demasiado oleofóbico y las huellas quedan con una facilidad increíble, así como las motas de polvo.
Dejando a un lado este aspecto, estéticamente es llamativo por elbrillo y sobre todo ese gran módulo, pero al mismo tiempo tiene un toque de sofisticación en la apariencia. La funda ayuda también a equilibrarlo en la mesa, dado que es muy protuberante y sí tiene cierto balanceo si lo manejamos de esta manera.
Todo este cuerpo, aparentemente bien construido y con materiales de calidad, encaja una pantalla de de 6,67 pulgadas con resolución FullHD+ y un aspecto ratio de 20:9. Un panel que aprovecha bien el frontal (aunque conserva la barbilla inferior) y que tiene un buen desempeño en cuanto a brillo y colores.
De hecho, viene bastante bien calibrado de fábrica (sin sobresaturación, al menos con el ajuste de serie) y pese a ser IPS tiene buen contraste y los negros son aceptables. Sí vemos que los ángulos de visión son mejorables, pero el no optar por OLED no tiene por qué dar una experiencia peor y este caso es una prueba.
Eso sí, aunque está bien en cuanto a nitidez, es una lástima que no veamos de nuevo un QHD o QHD+ en lo que intenta ser un buque insignia de este año. Algo que se puede perdonar con los 144 hercios de tasa de refresco, porque es algo que se nota objetivamente incluso probando el mismo móvil ajustado a 90 Hz como máximo (puede ajustarse a 144, 90 ó 60 Hz como máximo y en cada caso el sistema cambiará automáticamente entre las frecuencias 30, 48, 50, 60, 90, 120 y 144 Hz).
Para ver qué tal funciona la nueva función de tasa de refresco adaptativa tendremos que esperar al análisis completo, pero al menos de momento vemos que en general el software no escatima y la frecuencia ya es alta al navegar por el sistema. Los juegos que soportan estas tasas de refresco se pueden disfrutar al máximo, pero no hace falta ni jugar: se nota ya con los scrolls.
Unos componentes sin síntomas de debilidad
Sobre el papel tenemos a un móvil Android con “los mínimos” que se esperan de un móvil de gama alta, que no es poco. Lo recordamos: el Mi 10T Pro integra el Snapdragon 865 y va con 8 GB de memoria RAM LPDDR5 (nosotros hemos probado la versión con 128 GB de almacenamiento), además de tener compatibilidad con el 5G.
A recalcar que veamos memorias LPDDR5 en el caso de la RAM y UFS 3.1 para el almacenamiento, lo cual aunque no es estrictamente lo máximo y más reciente tampoco es lo habitual (y tiene ciertos beneficios en cuanto a la velocidad y el rendimiento). Pero en todo caso, lo que hemos notado es que todo esto es más que suficiente para que el Mi 10T Pro se desenvuelva con soltura ante cualquier tarea, sin que hayamos apreciado signos de poca potencia o de falta de estabilidad.
Cierto es que sube la temperatura con los juegos, pero de momento tampoco hemos visto valores que preocupen y el calor se disipa con relativa rapidez. Esto lo veremos más en detalle en el análisis, comprobando si ocurre siempre o bien depende del modo de rendimiento.
Los juegos se disfrutan bien en esa pantalla, ya que el agujero apenas se nota, y tiene un buen desempeño multimedia. Tenemos sonido estéreo gracias al altavoz principal (abajo) y al auricular, muy disimulado en la parte superior, aunque no hay jack de audio (se entrega un adaptador USB tipo C a minijack).
Experiencia de uso: MIUI 12 por bandera
La experiencia con MIUI 12 de momento es correcta, sin apreciar nada que indique que se pueda tratar de una versión prematura y con un buen comportamiento de los servicios propios y apps de terceros. Más o menos se mantiene la organización de todo igual, aunque admitimos que nos ha costado acostumbrarnos a que ahora haya que tirar del lado derecho para los toggles y del lado izquierdo para las notificaciones (aunque no hay notch, es como si lo hubiera en el sentido de dividir el gesto).
Sigue siendo una capa completa a nivel de funciones, aunque cueste encontrar algunas como la navegación o las posibilidades de activar la pantalla. En general, nuestra toma de contacto con esta versión del sistema ha sido satisfactoria, aunque mantenemos que hay apartados que podrían ser más intuitivos.
Buena experiencia también con los sistemas biométricos de seguridad. El panel IPS no da opción a un lector bajo la pantalla y éste se ubica en el lateral, pero esto no quita que sea rápido y preciso. Por su parte, el desbloqueo facial también funciona rapidísima, eso sí, siempre y cuando haya buena iluminación ambiental.
Sobre la autonomía aún es muy pronto para hablar, pero tenemos mucha curiosidad de ver cómo rinde con los días la pila de 5.000 mAh y esa tasa de refresco adaptable. De momento podemos decir que ronda las seis horas de pantalla, pero aún no es una cifra media válida al sólo contar con una carga, la cual por cierto se completa en 1 hora y 15 minutos, que no está nada mal.
Cámaras: a la espera de ver si cumple los mínimos
Se nota, se siente, los 108 megapíxeles están presentes. Lo clama ese gran módulo ocupado casi al 50% por dicho sensor, que va acompañado de uno de 13 megapíxeles para el ultra gran angular, un sensor macro de 5 megapíxeles y un cuarto sensor para tomar mediciones ambientales. Lo que hemos echado en falta, sobre todo en cuestión de fundamentar ese apellido “Pro”: no colocar un teleobjetivo (quizás ahorrando costes), aunque al menos el sensor principal tiene estabilización óptica.
En los primeros resultados que hemos analizado hemos visto que los resultados dependen mucho del ambiente, más de lo esperado. En exteriores con iluminación favorable rinde de manera correcta y viendo unos colores bastante naturales, pero la calidad disminuye en interiores y especialmente en los contraluces.
Parece que en general hay algo de problema al procesar la exposición de las fotografías en estas condiciones, viendo que podemos encontrar disparos quemados tanto en la cámara trasera como en la frontal. Hemos de hacer muchas más pruebas, aprovechando además que Xiaomi aún opta por poner el HDR manual (con opción a automático) y con acceso directo en la interfaz.
La app, por cierto, se ha renovado y vemos que va algo más fluida. Los ajustes siguen incluyendo opciones que no vemos casi nunca y hay mucho acceso directo realmente útil (como la calidad de los vídeos). Permite editar qué modos dejamos en el cajón “Más” y qué otros dejamos fuera, aunque eso sí, el modo Macro sigue estando fuera de este carrusel y está en el menú de hamburguesa.
La cámara frontal parece mantenerse con respecto a lo que vimos en los predecesores en cuanto a su resultado general, aunque en baja luz e interiores vemos que puede haber unos contornos demasiado exagerados. No obstante, en exteriores con luz baja no rinde mal del todo.
Con muchas ganas de exprimirlo al máximo
La experiencia nos ha dejado muy buen sabor de boca de manera aséptica, sin tener en cuenta su precio. Es un móvil que funciona muy bien, tiene una estética atractiva y elegante y está a la última en muchos apartados. Y si tenemos en cuenta que el precio de partida son 599 euros la cosa mejora, dado que puede ser una cantidad realmente competitiva para la gama alta.
Es muy interesante la apuesta por esa máxima tasa de refresco que hasta ahora sólo habíamos visto en móviles gaming como el ASUS ROG Phone 3, mostrando que puede ser un ajuste apreciable por más perfiles de públicos y, por ello mismo, ser un aliciente en la experiencia. En este caso ya hemos notado que la favorece ni siquiera entrando a jugar, aunque ahora falta ver qué tal funciona ese ajuste adaptable.
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