El paso del tiempo ha sido un elemento recurrente en el cine. En Interestellar por ejemplo, la tripulación comandada por Joseph Cooper (Matthew McConaughey) viaja a un planeta en el que el tiempo está dilatado por su proximidad con el agujero negro Gargantúa: una hora allí equivalen a siete años en la Tierra.
Como Cooper, a veces nos sumergimos en el teléfono móvil y, usando aplicaciones como Twitter, TikTok o Instagram, el tiempo se pasa volando sin ser conscientes de las horas. No es cosa nuestra: recientemente un científico ha demostrado cómo el uso de internet altera la percepción del tiempo.
Tiempo y atención. El pasado 14 de enero, The Wall Street Journal comunicó que Peter Ulric Tse, neurocientífico cognitivo y profesor de ciencias psicológicas y cerebrales en Darmouth College, había llegado a la conclusión según la cual la percepción del tiempo varía dependiendo de la atención que se de a la actividad que estemos haciendo.
Recordamos lo nuevo. “El cerebro juzga el tiempo por la cantidad de información que procesa. Cuando algo es nuevo, le prestamos atención”, afirmó Tse en la publicación norteamericana, quien además expuso como ejemplo un accidente de coche, momento en el cual estamos muy alerta y somos capaces de procesar “más información por segundo, por lo que parece durar más”.
El efecto de la rutina. Adicionalmente, en este proceso de registro de la novedad por parte de la memoria, la rutina juega un papel importante. En este sentido, Tse explicó en declaraciones a El País que la memoria de las actividades rutinarias se elimina rápidamente, como cambiar a diario el pañal de un bebé. Por eso, según el neurocientífico, a pesar de tener la sensación de que los primeros días de crianza de nuestros hijos fueron largos y extenuantes, al rememorarlos, sin embargo, parece que los hijos crecieron muy rápido.
La motivación, clave. Hay, además, otro elemento fundamental para entender por qué el uso de internet altera la percepción del tiempo. Según Philip Gable, profesor del departamento de Ciencias Piscológicas y Cerebrales de la Universidad de Delaware, cuando existe una motivación por realizar una actividad, el tiempo vuela.
La consola y Twitter no son relevantes. El problema está, tal y como indicó en The Wall Street Journal, en que tanto los videojuegos como las redes sociales no son actividades “tan significativas como nuestros cerebros son llevados a creer que son”, incluso si existe una “efímera” interacción con otras personas.
Jugar sin ser conscientes de las horas. En el caso de los videojuegos, la propia dinámica del videojuego o el interés por completarlo nos motivan a continuar jugando. Por otro lado, la repetición de las acciones, en su mayoría simples, hará que, a largo plazo, la memoria deje de registrar la información que ya no es novedosa, por lo que tendremos la sensación de que ha pasado menos tiempo del que verdaderamente hemos empleado para jugar.
La trampa de las redes sociales. En el caso de las redes sociales, la ilusión de una falsa novedad nos lleva a estar enganchados a plataformas como Instagram, Twitter o TikTok. Aquí las acciones rutinarias y simples se combinan con la sobreinformación y la falta de elementos lo suficientemente novedosos como para captar eficazmente nuestra atención y ser registrados vivamente por la memoria. Además, en este proceso existe una herramienta que contribuye a esa alteración de la percepción del tiempo: el “scrolling”.
Pasar el tiempo haciendo "scroll". En declaraciones a El País, Gable afirmó que “escrolear” es una actividad muy sencilla diseñada “para que nos desplacemos sin pensar horas y horas” y que no requiere esfuerzo alguno. El profesor señaló que “la promesa de encontrar una novedad” mantiene la motivación de continuar, pero la realidad, sin embargo, es que el contenido es homogéneo y carente de emociones. Ello, junto con la cantidad ingente de información, contribuye a que no recordemos lo que observamos.
La importancia de las relaciones interpersonales. En definitiva, la principal consecuencia de la alteración de la percepción temporal es, según Tse, el problema para gestionar el tiempo. Se trata de una cuestión que va más allá de la realización de tareas domésticas o profesionales: engloba también la construcción de relaciones interpersonales y actividades saludables como el ejercicio físico.
Apaga el teléfono. La pequeña dosis de dopamina que genera una serie de likes en Instagram es incomparable con el bienestar generado al disfrutar al lado de gente querida o al realizar algún deporte, ya sea solo o acompañado.
Imagen: Unsplash / Priscilla Du Preez
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