¿Qué se ha de tener en cuenta para que una película pueda considerarse digna de pasar a la historia? ¿Su éxito en taquilla? ¿Las veces que sus protagonistas salieron en televisión la semana de su estreno? ¿O quizás los premios que gana en la gala de los Óscar?
Según un reciente estudio de la Universidad Northwestern (Illinois), lo más determinante para que un título pueda pasar a ser considerado un clásico es su relevancia en posteriores títulos más que las críticas puntuales. Y ése precisamente es una de las variables de más peso en las que se basa su algoritmo creado para determinar con bastante precisión si un título merecerá el honor de entrar en el Registro Nacional de Cine de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Un método más objetivo y preciso que fiarse solo de los críticos de cine
Los científicos responsables de este nuevo estudio tomaron como punto de partida las cintas que están incluidas en el Registro Nacional de Cine de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Son las que se pueden considerar como verdaderamente clásicos del cine. Para conseguirlo han de pasar al menos 10 años desde su estreno y haber sido escogidas por un comité de expertos como las más relevantes por diferentes factores como el cultural, el estético o el histórico
Además, según ellos, las valoraciones de los críticos no son la manera más fiable de determinar si un título entrará o no en esta selecta lista. Tampoco los premios o el éxito en taquilla, que dependen de variables como la promoción, momento político de un determinado país ... Sí que lo es su algoritmo, que acertó más que los críticos a la hora de determinar qué títulos eran merecedores de encontrarse en ese Registro Nacional.
Tomando como base los títulos de ese registro, en la Universidad de Northwestern se fijaron en seis variables principales: las críticas de expertos en la web Metacritic, las de uno de los críticos más reconocidos del mundo (Rober Ebert), la popularidad de un título en la guía IMBb según los votos y su clasificación general, así como el punto que ellos consideraron más importante: la influencia o relevancia de ese título en otras películas.
Esta última pareja de variables demostró ser la que más acertaba a la hora de colocar un determinado título entre los clásicos que recoge el Registro Nacional de Cine de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, superando a los títulos que logró colar si se basaba solo en las críticas de expertos o la popularidad entre el público.
Para determinar la relevancia de una película según su influencia posterior se valieron del Pagerank de Google y también de las conexiones entre títulos que recoge la web IMBd. Cuanto mayores son esas relaciones entre títulos, mayor posibilidad hay de que un título acabe convirtiéndose en clásico debido a que se supone que esa influencia en otros directores es una de las claves para determinar el valor de un filme.
La base de su algoritmo se usará por ahora para mejorar el filtrado y curación de estudios científicos y técnicos, tarea más sencilla según el autor de este estudio ya que en estos casos sí que se indican al final de cada estudio los trabajos anteriores en los que se ha basado o se han realizado consultas.
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