Algunos de los mejores fabricantes de cajas acústicas del mundo tienen origen danés. Gryphon, Dynaudio, Audiovector, Raidho, Jamo, Bang & Olufsen (fabrica muchos más productos, pero también cajas acústicas interesantes) y, por supuesto, DALI, son algunas de las marcas procedentes de este país escandinavo con más tradición en el mercado de las cajas acústicas. Y algunas de ellas se encuentran también entre las más admiradas.
El proceso de diseño y fabricación de una caja acústica de alta fidelidad es complejo. Su objetivo debe ser reproducir la música, o la banda sonora de las películas, manteniendo íntegra su capacidad emocional. Y la única forma de conseguirlo pasa por recrear el acontecimiento musical original o la banda sonora de forma fidedigna. El problema es que lograrlo no es fácil porque exige un diseño y una fabricación muy meticulosos. De esto, precisamente, va este artículo. Así se fabrica una caja acústica de auténtica alta fidelidad.
Estos son los tres científicos que han colocado a Dinamarca en la vanguardia de la HiFi
Dinamarca es un país relativamente pequeño. En extensión y también si nos ceñimos a su población, que actualmente es de algo más de cinco millones y medio de habitantes. Sin embargo, esto no ha impedido que desde hace décadas este estado del norte de Europa compita de tú a tú con países a priori mucho más «potentes», como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Japón, si circunscribimos esta competencia al mercado de la alta fidelidad y nos fijamos en el número de empresas con el que cuentan y su relevancia.
Una de las personas con las que pude hablar durante mi visita a las instalaciones que DALI tiene en el norte de Dinamarca, en un paraje realmente bonito rodeado de granjas y alejado del bullicio de cualquier urbe, fue Lars Worre, el actual presidente ejecutivo de esta empresa. Es una persona afable y con un bagaje técnico muy profundo. De hecho, es ingeniero especializado en acústica, y antes de ser el presidente de la compañía ejerció durante años como ingeniero de producto (fue precisamente él quien diseñó las cajas acústicas Megaline, que son las más ambiciosas fabricadas por DALI hasta ahora).
Lo primero que comentamos cuando iniciamos nuestra conversación fue, precisamente, cómo ha logrado Dinamarca tener tanto peso en el mundo de la alta fidelidad. El argumento de Lars Worre es, cuando menos, interesante. La razón por la que la reproducción de la música grabada y la tecnología acústica tienen un calado tan profundo en este país, además del hecho de que su clima propicia la necesidad de invertir buena parte del tiempo de ocio dentro del hogar, se apoya en el origen de tres científicos que realizaron contribuciones esenciales a este sector.
El primero del que merece la pena que hablemos brevemente es Hans Christian Ørsted, un físico y químico danés que ha pasado a la posteridad, entre otros hallazgos, por haber descubierto experimentalmente, no está del todo claro si en 1819 o 1820, el electromagnetismo. El conocimiento de este fenómeno ha hecho posible la invención de decenas de dispositivos con los que todos estamos familiarizados, como, por ejemplo, las cajas acústicas. Pero esto no es todo. Ørsted no pareció conformarse con descubrir el electromagnetismo; también cofundó la Universidad Técnica de Dinamarca.
Hans Christian Ørsted, Valdemar Poulsen y Peter L. Jensen son tres científicos daneses que han hecho aportaciones muy importantes al mundo de la alta fidelidad
El siguiente personaje que merece la pena que conozcamos es Valdemar Poulsen, que no es otro que el ingeniero danés que inventó el telegráfono, en 1898. Este ingenioso dispositivo mecánico fue el primero que permitió grabar sonido de forma magnética. Ni más ni menos. A partir de aquí podemos imaginar la importancia que ha tenido no solo en el desarrollo de los sistemas magnéticos de grabación de sonido modernos, sino también en otros dispositivos de registro magnético de la información, como, por ejemplo, los discos duros mecánicos (los tradicionales, no las unidades SSD que emplean dispositivos de estado sólido).
Y, por último, el tercer científico que merece un hueco en este artículo es Peter L. Jensen, un inventor de origen danés, cómo no, responsable del diseño y la construcción de la primera caja acústica, en 1915. Aún hoy los altavoces electrodinámicos, que son en los que la mayor parte de nosotros pensamos cuando imaginamos una caja acústica, respetan escrupulosamente el diseño propuesto originalmente por Jensen.
Según Lars Worre estos tres científicos han ejercido una influencia muy importante en el nivel de desarrollo que ha alcanzado la ingeniería de sonido en Dinamarca durante el último siglo. Y parece un argumento razonable si nos fijamos en que uno de ellos, Hans Christian Ørsted, fundó además una universidad técnica que se ha granjeado una excelente reputación gracias a la formación que imparte en materia de ingeniería acústica y sonido.
Antes de seguir adelante y entrar de lleno en el proceso de fabricación de las cajas acústicas merece la pena que conozcamos un par de datos que pueden ayudarnos a poner en perspectiva qué tipo de compañía es DALI. Su nombre es un acrónimo derivado de la denominación en inglés 'Danish Audiophile Loudspeaker Industries' que por sí solo desvela cuál es la vocación de esta empresa: fabricar cajas acústicas de carácter audiófilo.
Otro dato interesante: fue fundada en 1983 por Peter Lyngdorf, un gurú de la alta fidelidad con una trayectoria sorprendentemente extensa que le ha llevado a impulsar empresas con bastante peso en este mercado, como Snell Acoustics, NAD Electronics, Gryphon Audio, Steinway Lyngdorf o Lyngdorf Audio, además de, por supuesto, DALI.
Primeros pasos: diseño de la caja acústica y fabricación de los altavoces
Metámonos 'en harina'. El primer paso de la fase de diseño de una caja acústica requiere utilizar herramientas informáticas concebidas específicamente para simular qué comportamiento y propiedades tendrá a partir de las características de su recinto, altavoces (también conocidos como drivers) y filtro divisor de frecuencias. Un poco más adelante veremos para qué sirve cada uno de estos elementos.
Las personas que trabajan con estas aplicaciones son ingenieros acústicos, ingenieros eléctricos e ingenieros mecánicos, y utilizan este software para diseñar estos componentes y simular el rendimiento de la caja acústica sin necesidad de fabricarla. Durante mi visita a las instalaciones de DALI pude verles trabajar, pero, desafortunadamente, no pude tomar ninguna fotografía de esta fase inicial del proceso porque las herramientas que utilizan son 'secretas'. En cualquier caso, en esta etapa lo que se aplica realmente es física y teoría de materiales. Aquí no hay magia ni ningún tipo de esoterismo.
Cuando los ingenieros dan con un diseño que, sobre el papel, tiene las propiedades acústicas que están buscando, llega el momento de fabricarlo. Los componentes esenciales de una caja acústica son los tres que he mencionado unas líneas más arriba: el recinto, los altavoces y el filtro divisor de frecuencias. El recinto es la caja o estructura, habitualmente de madera de densidad media (DM), aunque no siempre, que da soporte a los demás elementos de la caja acústica.
Su influencia en el sonido es enorme. De hecho, sus características acústicas dependen del material con el que ha sido fabricado, de su forma (si tiene o no paredes paralelas), su masa, su volumen, del tipo de aislante acústico con el que se reviste su interior y de su estructura de refuerzos internos, entre otros parámetros. Como veis, es un componente bastante complejo. Si queréis conocerlo con más profundidad os sugiero que echéis un vistazo a este otro artículo en el que lo explicamos a fondo.
El siguiente componente que nos interesa conocer es el filtro divisor de frecuencias, que no es otra cosa que un circuito eléctrico que se responsabiliza de que cada altavoz de la caja acústica reciba una señal eléctrica que recoge únicamente aquel espectro de frecuencias que es capaz de reproducir. Esto significa, sencillamente, que el filtro se encarga de que el tweeter reciba las frecuencias altas, el altavoz de medios las frecuencias medias, y el woofer de graves, o el subwoofer, los graves. De nuevo, si queréis conocer todos los detalles os propongo que leáis el artículo que he enlazado en el párrafo anterior.
Si utilizamos un altavoz fuera de su rango ideal de funcionamiento no solo sonará mal; además, se calentará. Y probablemente no tardará en romperse. De ahí la importancia de contar con un filtro divisor de frecuencias bien diseñado. Por último nos falta revisar cuál es el rol que ejercen los altavoces, aunque estoy seguro de que es el componente con un papel más intuitivo.
Un altavoz es un transductor diseñado para transformar la energía eléctrica que recibe procedente del amplificador en energía acústica (los transductores por definición son dispositivos que transforman un tipo de energía en otro). El movimiento del diafragma del altavoz con una frecuencia determinada provoca unos cambios de presión en el aire que lo rodea que son captados por nuestro sistema auditivo, e interpretados por nuestro cerebro como sonido. De una forma muy somera así es como los altavoces generan el sonido que nosotros escuchamos.
Los ingenieros de DALI son muy minuciosos durante la fase de diseño de sus altavoces, llegando a controlar con extrema precisión la composición y la masa del pegamento que utilizan en sus 'drivers'
Tal y como sucede con el recinto, las propiedades sonoras de un altavoz están determinadas por un amplio abanico de características, como el material con el que está fabricado su diafragma, las propiedades de su motor magnético, el tipo de suspensión utilizada, el sistema de conexión de la bobina móvil, etc. Su complejidad puede ser realmente abrumadora. De hecho, en mi opinión, los altavoces son los elementos más complejos de una caja acústica. Para muestra un botón: los ingenieros de DALI llevan a cabo decenas de pruebas utilizando en sus altavoces pegamentos de distinta composición, y en cantidades ligeramente diferentes, para controlar su influencia en el sonido.
Es especialmente relevante el pegamento utilizado para unir los elementos móviles del altavoz porque modifica su masa. Y, por tanto, también tiene un impacto directo en sus propiedades sonoras. La báscula de precisión que podéis ver en la fotografía que tenéis debajo de estas líneas es una de las que utilizan los ingenieros de DALI para controlar con absoluta precisión cuánto pegamento deben utilizar en cada uno de sus drivers. Porque, para más inri, cada uno de los altavoces de cada modelo de caja acústica utiliza un pegamento con una composición concreta y en una cantidad precisa.
El altavoz más complejo de cuantos fabrica DALI actualmente en sus instalaciones es el tweeter de cinta que podemos encontrar en sus modelos más avanzados, como, por ejemplo, algunos de los que conforman la familia EPICON. Ensamblarlo y alinear correctamente su finísimo y ligerísimo diafragma requiere experiencia y meticulosidad. Como podéis ver en la siguiente imagen, es un proceso completamente artesanal realizado por personal cualificado que trabaja sin ninguna prisa.
En ese momento de mi visita me acompañaba Lars Møller, el máximo responsable del departamento de ventas de la compañía, quien no vaciló al confesarme que durante todo el proceso de fabricación de una caja acústica lo que realmente les importa es la calidad con la que se llevan a cabo cada uno de los trabajos, y no tanto la velocidad del personal técnico. Y pude comprobar que es cierto. Durante los dos días que duró mi visita fui testigo de la calma que se respira en las instalaciones de DALI y de la minuciosidad y paciencia con las que cada operario lleva a cabo su función.
Aunque también es un proceso delicado, el ensamblaje del tweeter de cúpula textil no es tan complejo como el del tweeter de cinta. Todas las cajas acústicas de DALI incorporan uno de estos altavoces de agudos, y solo los modelos más ambiciosos cuentan, además de con un tweeter de cúpula blanda, con una unidad adicional de cinta. Un poco más adelante veremos qué ventajas ofrece a una caja acústica contar con dos tweeters con distinta configuración, y no solo con una unidad de agudos.
Unos párrafos más arriba hemos descubierto lo importante que es controlar con precisión la cantidad de pegamento que se emplea en el ensamblaje de los altavoces con el objetivo de no alterar sus propiedades sonoras. Una consecuencia directa de esta necesidad consiste en que en los modelos más sofisticados el pegamento no puede ser aplicado por un operario. Tiene que ser dosificado por un robot porque es la única forma de controlar con total precisión la cantidad de pegamento aplicada y su uniformidad. En la siguiente fotografía podéis ver cómo este robot está trabajando en un altavoz que irá a parar a una de las cajas acústicas de alta gama de DALI.
Una de las señas de identidad más reconocibles de las cajas acústicas de esta compañía es la utilización de fibras de madera en la fabricación del diafragma tanto de los altavoces de medios como de los woofers. Según los ingenieros de DALI este material les ofrece la rigidez, la estabilidad mecánica, la heterogeneidad y la ligereza necesarias para asegurar que el rendimiento acústico de sus altavoces está a la altura. No obstante, aunque el diafragma de fibras de madera está presente en toda su gama de cajas acústicas, hay diferencias importantes entre unos altavoces y otros dependiendo de la sofisticación de la caja acústica a la que van a ir a parar.
Otra innovación muy interesante que esta firma ha introducido en sus cajas acústicas es la tecnología SMC (Soft Magnetic Compound), que consiste en la aplicación de un material magnético especial en el hueco del imán para eliminar las variaciones de intensidad del campo magnético que se producen en esta zona del motor magnético en los altavoces tradicionales. No obstante, no se trata de una decisión de sobreingeniería.
El físico responsable de uno de los departamentos de ingeniería de DALI me demostró empíricamente que esta tecnología consigue reducir sensiblemente tanto el estrés al que es sometido el motor magnético como su temperatura de trabajo. Y esto es importante porque, en la práctica, contribuye a reducir de una manera importante cuatro de los principales factores de distorsión, como son la histéresis, las corrientes parásitas, las variaciones del flujo magnético y la inductancia de la bobina. Abordar en qué consiste cada uno de estos factores escapa al propósito de este artículo, pero es interesante que sepamos que la tecnología SMC consigue mantener bajo control la distorsión, que, al fin y al cabo, es uno de los parámetros que pueden mermar con más claridad el rendimiento de una caja acústica.
Unos párrafos más arriba hemos repasado para qué sirve el filtro divisor de frecuencias, pero aún no hemos visto uno con detalle, así que aquí lo tenéis. El filtro de la siguiente fotografía pertenece a una de las cajas acústicas de la familia EPICON, que es actualmente el «buque insignia» de DALI. Además de su relativa complejidad es interesante confirmar que en su fabricación esta marca utiliza condensadores de grado audiófilo seleccionados a oído por su impacto en las prestaciones sonoras de la caja acústica.
Ensamblando y encolando el recinto
En la fabricación del recinto de sus cajas acústicas DALI utiliza conglomerado de madera de densidad media (DM), adaptando su grosor a las necesidades impuestas por cada modelo. No obstante, las cajas acústicas más avanzadas de la marca, las de la familia EPICON, recurren a recintos curvados de gran rigidez que, al eliminar las paredes paralelas, evitan la excitación de modos resonantes e impiden que aparezcan ondas estacionarias en el interior del recinto. En su fabricación DALI emplea laminados de madera prensados a alta presión debido a sus beneficiosas características acústicas, y también a la posibilidad de que pueden ser curvados mediante estrés mecánico.
En la siguiente fotografía podéis ver uno de los robots diseñados para tomar uno a uno los paneles de DM con el objetivo de practicarles los cortes y los taladros necesarios para facilitar el ensamblaje del recinto.
A continuación, cada uno de los recintos es ensamblado a mano a partir de una única lámina de DM con un objetivo: preservar la continuidad de la veta de la madera para que el acabado estético de la caja acústica esté a la altura. Un dato curioso: un robot se encarga de cortar los gigantescos tableros de DM para obtener el máximo número posible de láminas para los recintos, pero minimizando el material desperdiciado. Aun así, estos recortes de madera no se tiran porque pueden ser reciclados a posteriori.
Una vez que el recinto ha sido ensamblado un operario se encarga de introducir en su interior el material fonoabsorbente. Este elemento se responsabiliza de absorber una parte de la energía de la onda de sonido generada por el movimiento del diafragma del altavoz, y que se desplaza por el interior de la caja acústica, con el propósito de disminuir su amplitud y evitar que interfiera con la onda que se propaga directamente desde el diafragma hasta los oídos de la persona que escucha la música.
Una vez que cada recinto ha sido ensamblado y encolado, y se ha introducido en su interior el material fonoabsorbente, es necesario someterlo a presión mecánica durante varias horas para conseguir que la cola se seque del todo. De esta forma la estructura adquirirá la rigidez necesaria para minimizar la vibración de las paredes de la caja acústica y evitará que introduzcan coloración en el sonido, que no es sino otra forma de distorsión indeseada.
Ahora toca instalar los altavoces y el filtro divisor de frecuencias
Una vez que el recinto de la caja acústica está completamente terminado llega el momento de instalar en su interior los altavoces. No obstante, antes de hacerlo es necesario colocar el filtro divisor de frecuencias, que en el caso de los monitores de DALI que veis en la imagen está unido a los bornes de conexión con la etapa de potencia, y el puerto bass reflex. Este último es ese componente circular que podéis ver en la parte trasera de la caja acústica, y por el que sale al exterior el aire. Este puerto se comporta como una cavidad resonante que se emplea habitualmente para incrementar la extensión de la respuesta de la caja acústica a bajas frecuencias. Para incrementar los graves, en román paladino.
Una vez que hemos fijado el filtro divisor de frecuencias a la parte posterior de la caja acústica podemos instalar los altavoces. El primero que se coloca, en el caso del monitor OPTICON 2 que podéis ver en la fotografía, es el tweeter de cúpula textil, que, como hemos visto, está ensamblado a mano en la propia fábrica de DALI.
Después, siguiendo el mismo procedimiento, se instala el woofer responsable de restituir tanto las frecuencias medias como los graves. Como hemos visto unos párrafos más arriba, el diafragma de este altavoz utiliza fibras de madera, que es una seña de identidad clara de las cajas acústicas de este fabricante. Un dato curioso: los woofers se ensamblan a mano en las instalaciones de la propia compañía, pero los diafragmas de fibras de madera los fabrica para DALI una empresa alemana bajo tolerancias muy estrictas y siguiendo las pautas fijadas por los ingenieros de la marca danesa.
Otra característica interesante de algunas cajas acústicas de DALI que permite distinguirlas rápidamente de buena parte de sus competidoras es la presencia de un tweeter híbrido constituido, como podéis ver en la siguiente imagen, por dos unidades de agudos diferentes: un tweeter de cinta y un segundo tweeter de cúpula textil. ¿Tiene sentido utilizar dos altavoces de agudos? Sí, lo tiene.
Aunque conocía la respuesta porque indagué hace tiempo en las propiedades acústicas de estos tweeters, no dudé en preguntar a uno de los ingenieros de DALI qué les ha llevado a instalar estos dos altavoces en sus cajas acústicas más sofisticadas. Su argumento es, cuando menos, interesante. Por un lado, el tweeter de cinta destaca por su amplia dispersión, su extensa respuesta en frecuencia (es capaz de reproducir frecuencias de hasta 30 kHz) y su dinámica.
El tweeter de cúpula textil, sin embargo, destaca por su calidez (su sonido suele resultarnos muy agradable y nada agresivo), y también por tener una impedancia algo más alta que las unidades de cinta, por lo que es menos exigente con la electrónica de amplificación que estos últimos. Eso sí, son más direccionales que los tweeters de cinta (proyectan el sonido en un ángulo más cerrado) y no son capaces de reproducir frecuencias tan altas. Lo que buscan los ingenieros de DALI combinando ambos altavoces de agudos es, en definitiva, aunar en una única caja acústica las ventajas de ambos tweeters, pero minimizando sus desventajas.
Cuando concluye completamente el ensamblaje de cada caja acústica el operario que lo ha llevado a cabo firma la etiqueta identificativa alojada en el panel posterior del recinto para facilitar el seguimiento de la caja. De esta forma DALI puede detectar con eficacia qué técnico se ha encargado de ensamblar cada unidad, una información que puede ser útil si alguna caja acústica regresa a sus instalaciones para ser reparada. Como podéis ver en la siguiente fotografía, yo me responsabilicé de ensamblar una pareja de monitores OPTICON 2, y lo cierto es que es una experiencia divertida e interesante si, como yo, eres un friki de las cajas acústicas.
Últimos pasos: medición del rendimiento y pulido del recinto
Una vez completado el ensamblaje de cada caja acústica es imprescindible comprobar que su rendimiento sonoro es idéntico al del modelo de referencia que han puesto a punto los ingenieros de la marca, y que sirve para identificar si alguna caja acústica de la cadena de producción, por la razón que sea, no ha alcanzando los estándares de calidad fijados por DALI. Para verificar su sonido un técnico conecta una a una todas las cajas acústicas a un ordenador que emite una señal de audio diseñada para evaluar si su respuesta en frecuencia y su tasa de distorsión armónica total son las esperadas.
Un micrófono de alta sensibilidad recoge el sonido reproducido por los altavoces de la caja acústica y se lo devuelve al ordenador, que lo compara con el sonido del modelo de referencia. Si todo está en orden el operario verá en la pantalla del ordenador un mensaje de conformidad. Y si hay algún error un mensaje dará cuenta de él. En ese caso es necesario verificar toda la caja acústica para determinar si el fallo puede subsanarse reemplazando alguno de los elementos del altavoz, o bien si es preciso descartarlo y extraerlo de la cadena de producción. Afortunadamente, estas incidencias son muy poco habituales.
Antes de ser embaladas, el recinto de las cajas acústicas que deben tener un acabado satinado recibe varias capas de barniz. Una vez que se ha secado completamente un operario especializado se encarga de pulirlo minuciosamente para que el brillo de la madera sea homogéneo y el recinto adquiera ese acabado brillante tan bonito. El recinto de los modelos más sofisticados, como los de la serie EPICON, suele pulirse antes de instalar en su interior los altavoces y el filtro divisor de frecuencias para evitar que puedan resultar dañados durante este proceso.
Evaluando la calidad
Ya hemos concluido el proceso de fabricación de una caja acústica, pero aún nos queda abordar un paso más que también es muy importante. DALI cuenta con un departamento de gestión de la calidad que se encarga de inspeccionar todas las fases de la producción para cerciorarse de que no se cometen errores que puedan mermar la calidad de las cajas acústicas. Los técnicos de este departamento lo supervisan todo: el embalaje, el acabado de los recintos, la calidad de los altavoces, etc.
Los técnicos que trabajan en el departamento de calidad cuentan, entre otros dispositivos, con una máquina que somete a las cajas acústicas a temperaturas extremas (dentro, lógicamente, de su rango de temperaturas de trabajo) para comprobar que no resultan dañadas y que su rendimiento no decae. También tienen otra máquina muy curiosa que está diseñada para bombardear las cajas acústicas con radiación ultravioleta con el objetivo de simular cómo afectará con el paso del tiempo la luz solar al acabado del recinto. Los mejores barnices deben ser capaces de soportar impertérritos el paso de los años y mantener su belleza original.
Un último apunte curioso: la caja acústica que veis en la siguiente fotografía, que es una EPICON 8, es, en realidad, un modelo de referencia. Esta en particular, y no cualquier otra EPICON 8. Esto significa que es una de las fabricadas bajo la supervisión estricta de los ingenieros que la han diseñado con el propósito de utilizarla a posteriori para definir cómo deben fabricarse todas las EPICON 8 en la cadena de producción. El objetivo es que las demás cajas acústicas sean indistinguibles del modelo de referencia tanto desde un punto de vista estético como, por supuesto, por su rendimiento sonoro.
La buena noticia: no tenemos por qué gastar una fortuna para hacernos con unas buenas cajas acústicas
Llegamos al final del artículo, pero antes de concluir me parece importante proponeros una reflexión. Durante mi visita a las instalaciones de DALI pude, además de presenciar los procesos de diseño y fabricación de sus cajas acústicas, participar en varias audiciones muy reveladoras. Pude escuchar las EPICON 8, que son, como mencioné antes, el actual «buque insignia» de la marca. Y suenan de maravilla.
Con la electrónica adecuada (en DALI las excitan con una etapa de potencia que trabaja en clase A pura de la también danesa Vitus Audio) tienen un estupendo nivel de detalle, son dinámicas, su respuesta en frecuencia subjetiva es muy amplia, tienen un grave con pegada pero también con control... Lo que cabe esperar de unas cajas acústicas de alta gama con un precio de 14.500 euros la pareja. Suenan, en definitiva, como esperaba que sonasen.
Curiosamente, las EPICON 8 no fueron ni mucho menos las cajas acústicas que más me sorprendieron. Fueron las que mejor sonaron, eso lo reconozco, pero no las que más me calaron. Y es que también tuve la oportunidad de escuchar las nuevas OBERON de pared (podéis verlas en la siguiente fotografía), unas cajas acústicas mucho más modestas que las onerosas EPICON 8.
Excitadas por un amplificador integrado de gama media de NAD las OBERON me arrojaron a la cara un sonido detallado, cálido, dinámico y con un extremo grave con una pegada inusual en unas cajas acústicas de su precio (su colocación sobre la pared tiene mucho que decir en este último parámetro). Y es que estas OBERON cuestan 500 euros la pareja. Sí, 250 euros cada una de ellas, un precio más que razonable si tenemos en cuenta que son unas cajas acústicas de auténtica alta fidelidad que tienen muchas de las tecnologías desarrolladas por DALI, como son el diafragma de fibras de madera y el motor magnético SMC.
Esto demuestra que por no mucho más de 1.000 euros podemos hacernos con un equipo estereofónico de alta fidelidad de mucha calidad. Lógicamente por este precio no podemos aspirar a conseguir lo mejor que nos ofrece el mercado, pero sí podemos hacernos con unos componentes que nos van a permitir disfrutar mucho nuestra música y nuestras películas favoritas. DALI y NAD son dos de las marcas que tienen productos que encajan en este presupuesto, pero hay otros fabricantes que también tienen propuestas muy atractivas que se mueven en este rango de precios, como Cambridge Audio, Music Hall o Yamaha, entre muchos otros. Solo hace falta tener un poco de paciencia, buscar, y, por supuesto, escuchar. Así que, afortunadamente, la alta fidelidad no es necesariamente una afición para ricos.
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