Los profesionales y los entusiastas del sonido suelen defender que los dos elementos más importantes de un equipo de audio son las cajas acústicas y el acondicionamiento de la habitación en la que lo vamos a instalar. Y existen razones bien fundadas para aceptar a pies juntillas este punto de partida cuando nos proponemos dar forma a un equipo de sonido.
Las cajas acústicas son en gran medida las responsables de la identidad sonora que va a tener el equipo. Los demás componentes, como la fuente o el amplificador, también pueden dejar su impronta en el sonido que vamos a obtener, pero la huella de las cajas acústicas suele ser mucho más profunda. Y también más evidente cuando se lleva a cabo una evaluación a ciegas.
El tratamiento acústico de la habitación es el único ingrediente de la ecuación que tiene tanta importancia, o incluso más, que las cajas acústicas. Y es que si la sala en la que instalamos nuestro equipo de sonido no tiene las características acústicas adecuadas será imposible que rinda al máximo. Invertir mucho dinero en unas buenas cajas acústicas y en una electrónica que esté a su altura no nos garantiza que vayamos a obtener un buen sonido si nuestra sala no permite al equipo entregarnos todo su potencial.
El propósito de este artículo no es profundizar en la forma en que podemos acondicionar una habitación para corregir sus deficiencias y limitar el impacto negativo que puede tener en el sonido del equipo. No obstante, es importante que tomemos como punto de partida el rol crucial que tienen los altavoces y la sala en la que los instalamos por una razón: la ubicación de las cajas acústicas condiciona profundamente su interacción con la sala.
A menudo no se da a su correcto posicionamiento la importancia que merece. Y, sin embargo, su rendimiento puede ser mucho más satisfactorio si intentamos que su interacción con la habitación sea la adecuada. En este artículo no os vamos a proponer ningún consejo esotérico. Todos los pasos que os vamos a sugerir tienen una base técnica bien fundada, y, además, son lo suficientemente sencillos para que cualquier usuario pueda recurrir a ellos.
No cabe duda de que merece la pena hacer el pequeño esfuerzo de colocar bien las cajas acústicas si queremos que nos entreguen lo mejor de sí mismas. Las únicas limitaciones que nos veremos obligados a aceptar vienen impuestas por las características de la habitación que no podemos cambiar, como, por ejemplo, sus dimensiones y su estructura, y también por el impacto que el mobiliario del que no podemos prescindir puede tener en el sonido. Pero, afortunadamente, más allá de estas restricciones tenemos un margen de maniobra que nos interesa aprovechar.
Por qué es importante que mimemos la ubicación de las cajas acústicas
Antes de que indaguemos en los consejos que os vamos a proponer para ayudaros a colocar vuestros altavoces merece la pena que dediquemos unos minutos a repasar de una forma un poco más precisa por qué merece la pena hacer este esfuerzo.
Unas cajas acústicas de buena calidad deben ser capaces de reproducir una escena estereofónica amplia y precisa cuando las utilizamos para escuchar música. Esto quiere decir, sencillamente, que no debe parecernos que el sonido emerge directamente de los altavoces.
Lo ideal es que el sonido de cada instrumento esté nítidamente separado de todos los demás, y también que ocupe su lugar en el espacio, que no tiene necesariamente que coincidir con la ubicación física de una de las cajas acústicas. Además, la voz del cantante habitualmente debe emerger de un punto en el espacio situado entre las dos cajas acústicas. Si cerramos los ojos deberíamos percibir con claridad que el cantante está colocado ahí, entre los dos altavoces.
La ubicación de las cajas acústicas condiciona profundamente la precisión con la que van a conseguir restituir la escena estereofónica. Y también su amplitud. Como veremos en las siguientes secciones de este artículo, es importante que tengamos en cuenta qué tipo de altavoces incorpora una caja acústica durante su colocación.
El altavoz más direccional es el tweeter, por lo que influirá necesariamente en su ubicación. Sin embargo, los componentes que pueden darnos más quebraderos de cabeza son los altavoces de graves y medios/graves, así como el reflector de bajos o puerto bass reflex, si lo hay, especialmente si las cajas acústicas están próximas a las paredes.
Si el espacio que existe entre los altavoces y las paredes es escaso es probable que tengamos problemas con el extremo grave. La reproducción de las frecuencias más bajas puede perder detalle, y, lo que es más problemático aún, cabe la posibilidad de que aparezcan en las esquinas más próximas a las cajas acústicas tanto ondas estacionarias como una bola de graves. Este último efecto suele manifestarse como un extremo grave poco definido, con poca pegada y una clara falta de cohesión con el resto del espectro de frecuencias.
Esto es lo que os sugerimos para ayudaros a colocar unas cajas acústicas para PC
Nuestro punto de partida es, precisamente, el impacto negativo que puede tener en el sonido la proximidad de las paredes, por lo que en la medida de lo posible os proponemos que no las coloquéis demasiado cerca. El recinto de las cajas acústicas de tipo monitor que utilizamos con nuestros ordenadores no suele ser demasiado voluminoso, y el diafragma de los altavoces de graves no suele exceder las 6 u 8 pulgadas, por lo que una distancia mínima que podemos tomar como orientación es 20 cm.
Si podemos separar las cajas acústicas tanto de la pared lateral como de la posterior más, mejor. Y si no es posible e incorporan un puerto bass reflex trasero cabe la posibilidad de que nos interese bloquearlo utilizando un pedazo de espuma fonoabsorbente que a menudo viene incluido con las cajas acústicas.
De esta forma conseguiremos atenuar un poco la bola de graves de la que he hablado unas líneas más arriba. Este puerto se conoce en español como reflector de bajos, y es el orificio por el que sale el aire cuando es sometido a los cambios de presión que induce el desplazamiento del diafragma del altavoz de graves.
Nuestro siguiente consejo consiste en desacoplar de forma mecánica las cajas acústicas para evitar que transmitan vibraciones de baja frecuencia a la superficie de la mesa sobre la que las hemos colocado. Si no lo hacemos y la superficie vibra, generará sonido y enmascarará un rango concreto del espectro de frecuencias.
La manera más eficaz de desacoplar las cajas acústicas consiste en utilizar las puntas de desacoplo que incorporan de serie muchas de ellas. Si no las tienen podemos comprar unas puntas adhesivas, como, por ejemplo, estas de Dynavox que podemos encontrar en Amazon o cualquier otra solución similar que minimize la superficie de contacto entre la caja acústica y nuestra mesa.
Si nuestras cajas acústicas no incorporan puntas de desacoplo y, por la razón que sea, preferimos no adherirles nada, podemos optar por colocar bajo ellas una base de granito, mármol o de cualquier otro material denso y pesado. De esta forma conseguiremos que esa base absorba buena parte de las vibraciones de baja frecuencia, evitando así que se propaguen a la superficie de la mesa.
Nuestra siguiente sugerencia tiene como base la direccionalidad del espectro de frecuencias. Las más altas son las más direccionales, y esto significa que nuestro cerebro, que es el centro neurálgico de nuestro sistema auditivo, consigue identificar con mucha precisión la posición en el espacio de cualquier objeto que emita una señal auditiva de alta frecuencia. Las más bajas, sin embargo, son las menos direccionales.
La razón por la que nos interesa tener esto en cuenta es que el altavoz de agudos es muy direccional. Los tweeters de cúpula que suelen incorporar las cajas acústicas para ordenadores emiten las ondas sonoras en un ángulo amplio tanto en la dimensión vertical como en la horizontal, por lo que no son demasiado problemáticos. Los de cinta, sin embargo, tienen una menor capacidad de dispersión, y, por tanto, exigen una colocación más minuciosa.
En cualquier caso, para dar coherencia a la reproducción del extremo agudo y conseguir que la imagen estereofónica recreada por ambas cajas acústicas sea continua es recomendable orientarlas ligeramente hacia la posición de escucha. En este ámbito lo ideal es cerrar los ojos, escuchar con atención y corregir poco a poco la orientación de ambas cajas acústicas hasta que tengamos la sensación de que están recreando la imagen estereofónica con la máxima precisión posible.
Cuando lo hagan la voz del cantante debe emerger desde un punto en el espacio alojado justo entre las dos cajas acústicas. Y esto nos lleva a nuestro último consejo: en la medida de lo posible nos interesa que no haya ningún objeto voluminoso colocado entre los dos altavoces. Si lo hay, como podemos intuir, obstaculizará la propagación de las ondas sonoras y degradará la correcta recreación de la imagen estereofónica.
Los monitores de tubos de rayos catódicos eran un obstáculo terrible que a menudo degradaba el rendimiento de los altavoces que colocábamos junto a ellos, pero, afortunadamente, los monitores con panel LCD que usamos actualmente representan un obstáculo mucho menos agresivo debido a que tienen un volumen mucho menor. Aun así, nos viene bien tener en cuenta que nos interesa intentar evitar que haya objetos muy voluminosos colocados entre nuestras cajas acústicas.
Algunos consejos adicionales para colocar los altavoces de nuestro equipo de música
Todas las sugerencias que acabamos de proponeros a la hora de encontrar la ubicación idónea de las cajas acústicas de vuestro PC son perfectamente válidas si lo que necesitamos es colocar correctamente los altavoces de nuestro equipo de música.
Por supuesto, nos interesa que estén a cierta distancia de las paredes trasera y lateral, aunque los 20 cm mínimos que os hemos sugerido antes aquí se quedan cortos. Lo ideal es que la distancia que separa las cajas acústicas de las paredes sea al menos de 40 o 50 cm. Más incluso si nos hemos decantado por unas cajas acústicas de tipo columna y son voluminosas.
También nos interesa desacoplarlas de forma mecánica para evitar la propagación de las vibraciones de baja frecuencia. Las puntas de desacoplo son, de nuevo, nuestras mejores aliadas, pero también podemos utilizar bases de granito, mármol o cualquier otro material denso y pesado. Si hemos elegido unas cajas acústicas de tipo monitor siempre es una buena idea colocarlas sobre unos pies o soportes de suelo, que, además, suelen incorporar sus propias puntas de desacoplo.
En lo que se refiere a la direccionalidad de las altas frecuencias, todo lo que hemos repasado unos párrafos más arriba sigue siendo válido aquí, aunque nos interesa dedicar unas líneas a los tweeters de cinta. Como he mencionado antes, su dispersión es menor que la de los altavoces de agudos que utilizan un diafragma de cúpula, por lo que suele ser necesario orientarlos de una forma más evidente hacia el punto de escucha.
Si no tenéis claro en qué se diferencian los tweeters de cinta y de cúpula os sugiero que echéis un vistazo al artículo en el que explicamos con bastante detalle su tecnología y sus características. En cualquier caso, es importante que tengamos en cuenta que las cajas acústicas que incorporan un tweeter de cinta nos exigen una ubicación muy minuciosa si queremos que sean capaces de recrear la imagen estereofónica con la máxima precisión posible.
De igual modo también es recomendable que la altura del altavoz de agudos sea similar a la altura a la que quedan colocadas nuestras orejas cuando estamos sentados en la posición de escucha. Los tweeters de cúpula, de nuevo, no son demasiado exigentes en este ámbito, pero los de cinta lo son mucho más.
Y, para concluir, un último consejo. Un buen punto de partida que puede ayudarnos a determinar la posición de nuestras cajas acústicas es un triángulo equilátero, de manera que cada una de ellas esté situada en uno de los vértices, y la posición de escucha en el restante. No obstante, esta no es ni mucho menos una regla inamovible.
De hecho, con frecuencia obtenemos una imagen estereofónica más precisa y con una mayor continuidad si la posición de escucha está un poco más cerca de las cajas acústicas de lo que indica el vértice del triángulo equilátero. En este ámbito, como de costumbre, lo ideal es escuchar con atención y dejar que nos guíen nuestros oídos.
Imagen de portada | Ksenia Chernaya
En Xataka | El grafeno sí está marcando la diferencia, solo que en un sector inesperado: la fabricación de altavoces
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