Uno de los tantos cacharros que analizamos en Xataka son auriculares inalámbricos. Por las manos de un servidor han pasado unos cuantos en los últimos meses, como los Huawei FreeBuds Pro, los Xiaomi Mi True Wireless Earphones 2 Basic, los Samsung Galaxy Buds Live o los Mobvoi TicPods ANC, entre otros, y aunque cada uno es de su padre y de su madre, se escuchan mejor o peor, todos tienen algo en común: la comodidad en las llamadas.
No sé vosotros, pero yo al cabo del día suelo recibir varias llamadas y tengo esa fea manía de andar por casa cual loco mientras hablo por teléfono. Literalmente, si tengo una llamada de quince minutos puedo tirarme paseando por la casa todo ese rato porque yo qué sé, la silla es lava o algo. Pero más allá de mis taras, siempre he pensado que responder llamadas es un poco... incómodo, más aún ahora que hay móviles que pesan alrededor de 200 gramos.
Si es una llamada corta pues vale, respondes rápido y ya, pero si es una llamada larga, de esas de hablar por teléfono 20 o 30 minutos, mantener el móvil pegado a la oreja con la mano puede ser un poco incómodo (o sea, al menos a mí se me cansa el brazo). Peor aún es sujetar el teléfono empujando el hombro hacia arriba y doblando el cuello, 100% ortopédico. ¿La solución? En mi caso, auriculares inalámbricos.
Llamada entrante > Coger los auriculares inalámbricos > Responder
Cuando hablo de auriculares inalámbricos me refiero a los que son tipo AirPods, no a los de diadema ni a los más grandes que, si bien es cierto que también pueden cumplir esa función, no son tan versátiles para el tema de las llamadas como los in ear. Estos son más pequeñitos, puedes llevarlos en el bolsillo en todo momento y basta con sacarlos del estuche para que se conecten automáticamente al móvil. Una delicia en términos de comodidad.
Con el paso del tiempo imagino que uno aprende a valorar esas pequeñas cosas que hacen la vida más fácil. Es lo que me pasa con los auriculares inalámbricos y las llamadas. Si te paras a pensarlo, responder a una llamada es un poco incómodo: tienes que tener el brazo levantado, preocuparte de no mover el móvil para escuchar bien... o poner el altavoz y que todo el mundo escuche tu conversación (o bueno, a tu interlocutor, porque a ti te van a escuchar sí o sí porque, bueno, estás hablando).
Los auriculares inalámbricos lo hacen todo más fácil. Si recibes una llamada, basta con sacar los auriculares de la caja, ponértelos y tocar la superficie táctil que la mayoría tienen para aceptar la llamada. Hablas lo que tengas que hablar y cuando quieras colgar no tienes que sacar el móvil, sino que vuelves a dar un toque en el auricular y ¡boom!, llamada colgada. El móvil sigue en el bolsillo y durante la llamada has tenido las dos manos libres para hacer lo que sea.
En mi caso ha llegado un punto en que lo primero que hago al recibir una llamada es buscar los auriculares, que suelen estar siempre en su estuche enfrente mía porque yo eso de trabajar con música no lo llevo bien. Si los llevo puestos (digamos que estoy dando una vuelta por la calle o comprando) y recibo una llamada, puedo ver quién llama desde el reloj, coger la llamada y que automáticamente el sonido se reciba por los auriculares. Me parece magia.
Es más, si tengo que hacer yo una llamada lo más normal es que lo haga con los auriculares puestos y con el asistente de voz. Muchos auriculares permiten invocar a Google Assistant o Siri dejando pulsado uno de los auriculares y simplemente basta con decir el nombre de la persona y esperar a que se inicie la llamada. Es, a mi juicio, una de esas cosas que no valoras hasta que empiezas a usarlas.
Escuchar música en estos dispositivos está muy bien, sobre todo si tienen cancelación de ruido activa y una buena calidad de sonido, pero cuando yo los he empezado a valorar realmente como un accesorio must have es cuando me he acostumbrado a hacer llamadas. No todo son ventajas, evidemente, ya que hay que tenerlos cargados y la batería se degrada, pero allá cada uno con su balanza.
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