En un artículo anterior os hablamos de los siete mejores coches eléctricos que se venden en España actualmente. Hoy os hablaremos de una solución mixta que no termina de abandonar la gasolina (o gasóleo), y que está a medio camino entre un coche de combustión tradicional y un coche eléctrico: los coches híbridos enchufables.
De los coches híbridos hemos hablado alguna que otra vez: son, en pocas palabras, aquellos coches que se mueven gracias a la combinación de dos o más motores alimentados con diferente energía. En general hablamos de un motor de combustión interna, ya sea de gasolina o diésel (o gas), y de un motor eléctrico, y aunque esto es lo más habitual, podría haber otro tipo de combinaciones (por ejemplo hidráulico-neumáticos).
Coche híbrido enchufable: más autonomía eléctrica que el híbrido
Un coche híbrido, a secas, no se enchufa a ninguna toma de corriente, las baterías del sistema eléctrico se recargan con el propio motor de combustión interna, cuando hay excedentes de potencia al llanear a velocidad constante, o en las deceleraciones, al frenar o al retener en una pendiente descendente, con energía que de otra manera se desperdiciaría (esto es lo que se denomina frenada regenerativa).
Lo que sucede es que la finalidad principal de un coche híbrido, a secas (lo repito para no confundirnos), es reducir el consumo de carburante con respecto a un coche con motor de combustión convencional (del orden de un 30%), pero no tanto el poder circular en modo exclusivamente eléctrico.
Lo que sucede es que hay conductores que demandan más autonomía en modo exclusivamente eléctrico, por el placer de conducir de esa manera, sin ruido y con suavidad, o por intentar tener un coche que puede moverse por ciudad sin generar emisiones contaminantes locales. Así nacen los coches híbridos enchufables. La diferencia principal es que se monta una batería del sistema eléctrico más grande, con bastante más capacidad que la del híbrido a secas.
Un coche híbrido suele llevar una batería de 1 a 2 kWh de capacidad aproximadamente, mientras que un coche híbrido enchufable suele llevar una batería, de 5 a 12 kWh de capacidad, de nuevo aproximadamente, y en términos generales, porque puede variar según el modelo que consideremos.
Un coche híbrido, a secas, viene a tener una autonomía en modo exclusivamente eléctrico de unos 2 o 3 km como mucho. En cambio un coche híbrido enchufable viene a tener entre 25 y 50 km de autonomía eléctrica, aproximadamente, según el modelo. Esa es su finalidad principal, poder usarse en modo eléctrico bastante rato, y no unos escasos minutos.
Un híbrido enchufable también se enchufa como un eléctrico
Con una batería del sistema eléctrico más grande, y más autonomía, se recurre a una toma de recarga y a enchufar el coche a una toma de corriente, cuando el coche está aparcado durmiendo, por ejemplo, para cargar la batería al completo y disponer del 100% de autonomía eléctrica, además claro está, de la boca del depósito de carburante con la que cuenta por ser híbrido.
No es menos cierto que hablando de consumos homologados, los coches híbridos enchufables registran consumos combinados todavía menores que los de los coches híbridos, pero la cifra que resulta viene a ser un pequeño truco de medición que puede inducir a confusión.
Si se va a calcular el consumo a los 100 km, y durante los 25 primeros km el coche puede circular sin gastar ni una sola gota de combustible, al circular en modo exclusivamente eléctrico, es compresible que el consumo al final de esos 100 km sea menor que si se recorren en modo híbrido. Un coche híbrido enchufable suele homologar consumos que pueden variar entre 1,5 y 2,5 l/100 km aproximadamente (de nuevo según el modelo que se considere).
De hecho si en lugar de considerar 100 km, se consideraran 500 km, y solo los 25 primeros kilómetros se hacen en modo eléctrico, el consumo "medio" a los 100 km al final de los 500 km, está claro que no saldrá igual que el consumo "medio" a los 100 km al final de los primeros 100 km.
De todos modos considerando un modo de funcionamiento híbrido, un híbrido enchufable suele consumir un poco menos que un híbrido, a secas, pues al tener posibilidad de almacenar más energía en la frenada regenerativa, por tener una batería mayor, también podrá funcionar más tiempo el motor eléctrico para asistir al motor de combustión interna, y así reducir el consumo de carburante. Si aproximadamente un coche híbrido consume un 30% menos que un coche de combustión interna convencional equivalente, un híbrido enchufable viene a consumir alrededor de un 45% menos que el de combustión convencional.
Por ejemplo podemos hablar del Toyota Prius, un coche híbrido de tamaño medio muy conocido, del que hay dos versiones: Toyota Prius y Toyota Prius Plug-in Hybrid, el primero es el híbrido (a secas) y el segundo es el híbrido enchufable. Según datos reales de la base de datos de conductores spritmonitor, el Prius híbrido tiene un consumo medio de unos 5,2 l/100 km, mientras que el Prius híbrido enchufable tiene un consumo de 3,7 l/100 km (aunque homologar homologa 2,1 l/100 km).
Ventajas
Desde luego que ya son ventajas las dos que acabamos de explicar: un coche híbrido enchufable tiene más autonomía eléctrica que un híbrido y consume menos carburante.
A la hora de comparar un coche eléctrico con un coche híbrido enchufable, podríamos decir que un híbrido enchufable es algo así como un coche "2 en 1": cuando se quiere usar como coche eléctrico se puede usar como tal, y se recarga en un enchufe todas las veces que haga falta, y en cambio cuando se quiere usar como un coche híbrido, simplemente repostando carburante, pues tres cuartos de lo mismo.
La principal ventaja de esto es que con un coche podemos cubrir, al menos teóricamente, todos los usos que se pueden esperar: un uso 100% eléctrico sin emisiones locales, con un coste por km mucho más bajo, para cuando hacemos pequeños desplazamientos o nos movemos por ciudad, y un uso híbrido, consumiendo carburante, para cuando hacemos largos desplazamientos y viajes, o para cuando no hay un enchufe a mano.
Y esto sin duda es una gran ventaja, pues no habría que tener dos coches, uno pequeño y eléctrico para ciudad, y uno grande y de combustión interna para los viajes largos, para poder cubrir todas las posibilidades de uso de una familia, por ejemplo. No olvidemos que, salvo honrosas excepciones como el Tesla Model S, coche 100% eléctrico que tiene 502 km de autonomía homologada NEDC, aunque también es más costoso, actualmente un coche eléctrico de precio "razonablemente asequible" no permite hacer viajes.
Inconvenientes
Lo que sucede es que su principal ventaja es también su principal inconveniente: un híbrido enchufable es un coche que no termina de liberarse de la necesidad de depender de un carburante ni de una gasolinera, y no es un coche completamente de cero emisiones locales siempre.
Otro inconveniente es que la autonomía en modo exclusivamente eléctrico es considerablemente menor que la de un coche eléctrico. Si en el mejor de los casos un coche híbrido enchufable tiene unos 50 km de autonomía eléctrica, un coche eléctrico tiene del orden de 200 km (hablo de autonomías homologadas). Claro que no se puede tener todo la vez, es el peaje a pagar por poder hacer viajes largos.
En modo híbrido, es decir, consumiendo carburante, un coche híbrido enchufable no es tan eficiente como un coche eléctrico (aunque la diferencia ya no es tan grande). Pensemos en esos 2,1 l/100 km de gasolina de consumo del Toyota Prius enchufable, eso son unos 19,5 kWh/100 km en términos de energía, mientras que un Nissan LEAF consume 15 kWh/100 km.
En un híbrido enchufable la potencia del motor eléctrico no suele ser tan alta como la del motor de combustión interna, y al funcionar en modo exclusivamente eléctrico no se disfruta de la potencia total combinada del coche, así que las prestaciones suelen ser más modestas que en modo híbrido con la potencia de los dos motores.
Como en un híbrido enchufable hay que conservar tubos de escape y depósito de gasolina, ese espacio no se puede utilizar para colocar los módulos de la batería y suele ser habitual perder algo de maletero, pues se aloja ahí parte de la batería (esto sucede en coches como el Volkswagen Golf GTE o el Ford Mondeo Energi, por citar algunos ejemplos).
Los coches híbridos enchufables tampoco son baratos, comparados con un coche de motor de combustión convencional son notablemente más caros, e incluso, según el caso, son hasta un poco más caros que un coche eléctrico. Esto es debido a que hay más componentes al final: un sistema de combustión interna (motor, caja de cambios, depósito de gasolina, etc.) y un sistema eléctrico (motor eléctrico, baterías, cargador, etc.).
Por eso comparados con un coche eléctrico hay más operaciones de mantenimiento que realizar, por ejemplo en un coche eléctrico no hay que cambiar aceite de motor nunca más, pero en un híbrido enchufable sí.
Podemos poner como ejemplo al mismo Toyota Prius enchufable de antes, la versión básica tiene un precio en España, sin descontar ayudas, de 35.600 euros. Un Toyota Prius "híbrido normal", también versión Advance, cuesta 24.350 euros. Y si lo comparamos con un coche eléctrico similar, como por ejemplo un Nissan LEAF, el acabado intermedio Acenta, sin descontar ayudas y con batería en propiedad, cuesta 33.700 euros.
Si consideramos las ayudas a la compra del Estado, que se han renovado para 2014 en las mismas condiciones que para 2013, el Toyota Prius enchufable tiene derecho a 2.500 euros de ayuda, y el Nissan LEAF tiene derecho a 5.500 euros de ayuda (el importe tiene que ver con la autonomía eléctrica). Así que el híbrido enchufable se quedaría en 33.100 euros y el eléctrico se quedaría en 28.200 euros.
En fin, no hay nada perfecto.
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