Muchas novedades desde el Salón de Ginebra 2015, entre ellas, mucha tecnología. Casi sin darnos cuenta, desde las compañías importantes, hasta los estudios de diseño más pequeños, trabajan en el desarrollo de vehículos autónomos. Es el caso del estudio italiano ED y su concepto Torq.
Que tengan que llegar vehículos autónomos para hacernos la vida más fácil y segura, es aceptable, pero que se tengan que meter dentro del mundo de la competición, suena peor. ¿Dónde queda la pericia del conductor?¿qué parámetros determinarán que un coche es mejor que otro? Pues los puramente tecnológicos.
Nos guste o no, esto es un camino que se va a ir creando en paralelo al resto de competiciones de motor, y algunos ya piensan seriamente en él. Por ahí van los tiros de ED Torq, que no solo quiere que no lo conduzca nadie, sino que quiere ganar carreras.
Pasajeros para discutir la estrategia
Como podéis comprobar en algunas imágenes, hay dos asientos, incluso hay dirección y volante para controlar el vehículo. Será útil si el cerebro de la máquina falla, pero la idea es que el pasajero pueda comunicarse a viva voz con ella, e ir marcándole la estrategia y acciones a realizar.
El sistema que gestiona las comunicaciones y reconocimiento de voz ha sido bautizado como VPA (Virtual Personal Assistant), y es algo así como un KITT con muchas ganas de competición. De hecho, podrá discutir con el pasajero las mejores opciones.
El concepto también es original en su diseño, directamente han obviado las ventanas, sin “conductor” no son necesarias. Los ocupantes tendrán a su disposición una proyección en 360 grados de lo que está ocurriendo ahí fuera, con diferentes vistas, incluyendo la de la propia retransmisión.
En cuanto a su forma de mover las “ruedas” sobre el “asfalto” - estos dos componentes parece que seguirán mucho tiempo con nosotros -, será a través de un motor eléctrico para cada rueda, 429 caballos y un par de 1800 Nm. La velocidad máxima que es capaz de conseguir es de 330 kilómetros por hora.
Más que velocidad, quiere resistencia
Su campo de batalla serán las carreras de resistencia, un lugar donde hasta ahora se ponían a prueba la fortaleza y fiabilidad de mecánicas y personas. Con un coche autónomo, el cansancio parece que no va a ser problema, parece que la gracia deberemos encontrarlas en las estrategias, rendimiento de los coches, y adelantamientos en carrera. En definitiva, mucha inteligencia artificial.
ED no nos va a dar explicaciones sobre este juego que se plantea en el horizonte, pero sí ha preparado un concepto en el que el trabajo aerodinámico parece espectacular. La batería utilizada es de considerable tamaño - 88 kWh por los 85 kWh de un Tesla Model S -, pesando 550 kilos, prácticamente la mitad del peso del vehículo.
Sobre la autonomía, las estimaciones que hacen si sacaran a pasear a Torq por el Circuito de la Sarthe, son de conseguir hacer doce vueltas seguidas circulando a máximo rendimiento, con una duración de cuatro minutos por cada una de ellas. O se mejora el sistema, o se introduce un cambio de baterías en la carrera.
No debemos olvidar que el mundo de los automóviles y las motos ha bebido mucho de la tecnología desarrollada en la alta competición. El desarrollo de este tipo de coches y carreras, puede ser mal visto por muchos amantes de los eventos tradicionales, pero es siempre positivo para el interés de todos.
Vale, las imágenes que hemos utilizado para ilustrar el artículo corresponden con una recreación, pero el vehículo está presente en el Salón de Ginebra, como podéis comprobar en la siguiente galería:
Más información | ED Group
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