Hace unos días veíamos cómo un inventor chino fabricó hace unos años un arca para que su familia y él pudieran sobrevivir a una catástrofe de términos apocalípticos. Resulta curioso ver cómo en un país como China las invenciones, y sus creadores, pueden ser tan dispares.
Hoy nos toca hablar de otro invento creado en el gigante asiático. No se trata de un dispositivo de supervivencia sino de un coche solar. Una tecnología, la de los paneles, con la que llevamos años trabajando para convertirla en una alternativa a otras como el petróleo que son contaminantes.
¿Es la energía solar una alternativa en los coches?
Si hacemos un resumen rápido de cómo está la industria del motor ahora mismo, la alternativa a los motores de combustión pasa por la electricidad. Ya sea con sistemas híbridos o completamente eléctricos, es ésta –y no otra- la propuesta de los fabricantes para no depender del petróleo.
Hemos visto muchos avances en los últimos años y poco a poco se van refinando los coches eléctricos: tienen más autonomía, son algo más baratos, hay más estaciones de recarga… Sin embargo, ya en 2002 Chen Shungui se propuso hacer las cosas de una forma diferente.
En estos años, recuerdo que la investigación por la energía solar empezaba a dar frutos y las células ya tenían unos porcentajes de rendimiento bastante buenos. Fue entonces cuando este inventor chino decidió aplicar esta tecnología para fabricar un coche.
Como podéis ver en la imagen que encabeza el artículo, no se trata de un vehículo lujoso, al contrario: una especie de caja de zapatos mal diseñada que servía más bien para demostrar que la energía solar podía funcionar en un automóvil.
Seis años de desarrollo, y unos 18.000 euros invertidos, fue lo que necesitó Chen para finalizar la fabricación de este coche. No era el más rápido, sólo iba a 45 km/h y tenía un defecto bastante importante: no contaba con una batería para almacenar energía por lo que sólo podía funcionar en los días soleados.
Seguramente que hacer un viaje por China con este coche no debe ser fácil, ni tampoco rápido. Una prueba de concepto que demuestra que la energía solar puede funcionar en el sector del automóvil. Quizá en un futuro pero ahora mismo el presente le pertenece a la gasolina y a los sistemas eléctricos.
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