Todo lo que rodea al proyecto para conseguir el récord de velocidad de un coche (en este caso supersónico) es enorme. Y debe ir rápido. Si este Bloodhound aspira a rodar a más de 1.600 kilómetros por hora, las comunicaciones que permitan este logro deben ir a la par.
Y en ello están trabajando en la iniciativa, que ya lleva diez años de desarrollo. Lo último que han avanzado del proyecto es la prueba que han realizado con ayuda de un avión con el objetivo de comprobar cómo pueden llegar a ser de veloces las comunicaciones necesarias entre el coche supersónico y los sistemas de control en tierra.
La red LTE desarrollada para usar con el futuro coche supersónico se montó en un Jaguar F-Type. Esa red es la encargada de enviar información de los 300 sensores y tres cámaras de vídeo con calidad 720p.
La red que usará el coche Bloodhound se valdrá de la banda de los 800 MHz, y será una señal muy concentrada capaz de trabajar con datos a 4 MB por segundo, los cuales se deben recoger en movimiento. Para ello se uso el jet, que voló con equipos receptores por encima del coche emisor a más de 1,000 kilómetros por hora.
El siguiente paso del proyecto consistirá ya directamente en un primer intento a finales de este 2015. De no conseguirlo, en 2016 se iniciaría el segundo y definitivo asalto al récord de velocidad en tierra.
Más información | Bloodhound.
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