El próximo 13 de marzo arrancará una nueva temporada de Fórmula 1. La categoría siempre se ha caracterizado por la aplicación de la tecnología y los métodos de ingeniería más avanzados del momento. Ser capaz de moverse siempre en esa línea invisible que marca el límite es algo que separa a los vencedores de los vencidos.
Los equipos de Fórmula 1 tienen en su plantilla a ingenieros cuya principal función consiste en intentar ir un paso más allá del reglamento técnico, sin llegar a incumplirlo. Leen y releen cada uno de sus artículos, buscando cómo darle una vuelta a la tecnología disponible y de este modo lograr una ventaja competitiva respecto al resto de equipos. Ese espíritu es el que impregna todo lo que huele a Fórmula 1, y por eso el interés tecnológico que despierta la eleva a mucho más que un simple deporte.
Una nueva batalla tecnológica está a punto de arrancar con el mundial 2015 de Fórmula 1, y os intentaremos acercar las claves que pueden marcar quién ha hecho mejor su trabajo durante esta larga pretemporada para los aficionados, pero que a buen seguro ha resultado increíblemente corta para los ingenieros.
Existen una serie de claves que son intrínsecas a la propia Fórmula 1, y que son una constante año tras año, y otras que se originaron a raíz del último gran cambio reglamentario introducido la temporada pasada. Aunque hay muchas más claves, a veces igual de importantes, éstas son las siete que no debemos pasar por alto.
1. Diseño computacional y ensayos en túnel del viento
No debe olvidarse que los monoplazas de Fórmula 1 son prototipos. Eso quiere decir que el equipo de ingenieros diseña por completo y desde cero uno de los bólidos más rápidos del planeta sin ponerlo en ningún momento en pista hasta el último momento. Es comprensible que disponer de una tecnología puntera en fábrica, y exprimirla adecuadamente, es un factor decisivo para tener la mejor base posible como punto de partida para afrontar la temporada.
Los equipos disponen de superordenadores sobre los que implementan estudios aerodinámicos con una precisión asombrosa. Las piezas que presentan unos resultados satisfactorios, pasan a fabricarse a escala para ser probadas en el correspondiente túnel del viento, que simula las condiciones aerodinámicas reales sobre un monoplaza a escala. Si la pieza supera también este segundo filtro, se fabrica para ser probada en circuito. Para que te hagas una idea del flujo de piezas que un equipo de Fórmula 1 es capaz de procesar, debes saber que hasta que la FIA lo limitó recientemente, los túneles del viento trabajaban a 3 turnos, 24 horas los 7 días de la semana.
Aunque la importancia de la aerodinámica en la Fórmula 1 se intenta limitar año tras año, sigue siendo un factor de éxito fundamental, pues el agarre de un Fórmula 1 sigue teniendo una componente asociada a la aerodinámica muy relevante. Los esfuerzos en los diseños de alerones y apéndices aerodinámicos son estéticamente muy apreciables en los monoplazas.
2. Capacidad de evolución
En realidad, podría estar incluido en el punto anterior, pero soy partidario de diferenciarlo siempre por un simple motivo: hay equipos que son capaces de hacer un buen coche de partida, con el que logran buenos resultados en las primeras carreras, pero con el paso de los Grandes Premios van quedándose rezagados al no poder mantener el mismo ritmo de evolución que otros equipos.
Diseñar una buena base inicial es importante, pero también es fundamental ser capaz de llevar un ritmo de evolución ágil durante toda la temporada. Como prototipos que son, los monoplazas de Fórmula 1 están en constante evolución, y deben asignarse los recursos teniendo eso siempre en cuenta. Una temporada de Fórmula 1 es muy larga tecnológicamente, y hay que estar siempre preparado en la batalla de la evolución.
3. Simulador
La importancia del simulador ha tomado una especial relevancia desde que se prohibieron los tests ilimitados en pista. Ahora los equipos sólo pueden rodar con sus monoplazas en contadas ocasiones, y para llevar a cabo las pruebas pertinentes, muchas escuderías han destinado importantes sumas de dinero a la evolución de sus simuladores, incorporando en plantilla pilotos profesionales destinados únicamente al simulador.
Un simulador es una especie de “videoconsola” con una tecnología punta que es capaz de reproducir las condiciones y el comportamiento de un monoplaza hasta el punto de ser sensible a la introducción de nuevos apéndices aerodinámicos en el monoplaza o cambios en los reglajes del coche. En definitiva, un simulador bueno, debe ser capaz de transmitir al piloto las mismas sensaciones que el monoplaza le transmitiría en pista. De este modo, su importancia es clave no sólo para evolucionar el coche, sino para poder preparar los reglajes básicos para cada carrera y ser capaz de enfocar los entrenamientos libres con buena parte del trabajo realizado ya en fábrica.
4. Unidad de potencia
En los últimos años, en aras de la reducción de costes y el guiño a la eficiencia energética, los motores de los Fórmula 1 han evolucionado desde los potentísimos V10 que empujaban a los coches en 2004, hasta los V6 turbo actuales con un complejo sistema de recuperación de energía asociado.
Si bien la aerodinámica se había erigido como el gran diferencial de las últimas temporadas de Fórmula 1, los motores han adoptado nuevamente un protagonismo que no tenían desde los años 90, marcando importantes diferencias entre los equipos. El motor que en 2014 mostró ser superior al resto fue el Mercedes, y los esfuerzos por igualar las cifras de potencia que habrán hecho esta pretemporada tanto Renault como Ferrari deberían apretar un poco más las prestaciones en este sentido. También en 2015 entra un nuevo fabricante de motores, Honda, que será el encargado de propulsar el McLaren que pilotará el español Fernando Alonso. Es previsible que el motor sufra de problemas de juventud la primera mitad de año, y la búsqueda de la fiabilidad será la prioridad para los japoneses.
5. Gestión electrónica de la potencia
Casi más importante que disponer de un buen motor de combustión, esta nueva Fórmula 1 premia especialmente a quien es capaz de recuperar energías residuales (fundamentalmente la energía cinética de las frenadas y la energía térmica que se escapa del motor) y las gestiona adecuadamente.
Los monoplazas disponen de dos motores eléctricos que inyectan la potencia adicional recuperada al eje trasero de los coches (los Fórmula 1 tienen tracción trasera, es decir, toda la potencia se descarga en las ruedas traseras). Esta recuperación en forma de potencia no debe entenderse únicamente como una potencia extra disponible, sino como un recurso que tienen los coches para gestionar eficientemente el combustible disponible para un carrera.
Por normativa, los coches deben completar la carrera con un máximo de 100 kg de combustible, por lo que la gestión energética que hacen las centralitas electrónicas del monoplaza son un elemento crítico en la regulación del consumo de combustible y la aportación de potencia: hay que ser capaz de tener la máxima potencia disponible con el mínimo consumo de combustible asociado.
6. Neumáticos
En Fórmula 1, y en realidad en todas las competiciones del motor, hay una máxima: los neumáticos son el único punto de contacto del coche con el asfalto, y los encargados de transmitir la potencia y el agarre que es capaz de generar el monoplaza. Gestionar adecuadamente su comportamiento en sintonía con el coche es un factor totalmente necesario.
Un coche bueno que desgaste en exceso los neumáticos se convierte automáticamente en un coche que difícilmente ganará carreras. Desde 2011, Pirelli es el suministrador único de neumáticos de la Fórmula 1, y pone a disposición de los equipos en cada Gran Premio dos compuestos diferentes de gomas: una opción más blanda y otra más dura. Cada piloto debe usar ambos compuestos durante la carrera, obligación que nos lleva a la última clave tecnológica a tener en cuenta.
7. Estrategia
Ser capaz de llevar a cabo una buena estrategia en carrera es cada vez más importante en la Fórmula 1 actual. Coches rápidos con mala estrategia de carrera han sucumbido a coches no tan rápidos con mejor estrategia. Es por ello que los equipos no escatiman en disponer de toda la información posible que les ayude en todo momento a tomar las decisiones oportunas: ordenadores que realizan cálculos sin cesar para valorar todas las opciones estratégicas, datos de telemetría instantáneos que detallan con exactitud cómo está comportándose el monoplaza, geoposicionamiento de todos los monoplazas en pista…
Los equipos disponen en el muro de boxes de decenas de monitores de información a su vista, y equipos de ingenieros enteros en salas anexas al box y desde las fábricas centrales cruzan datos en continuo para no dejar escapar absolutamente nada a la hora de tomar decisiones estratégicas. Más allá de cuándo usar cada uno de los compuestos que proporciona Pirelli, hay que controlar cuándo conviene hacer las paradas a boxes para cambiarlos y no salir en tráfico al volver a pista, cubrirse de la posible aparición de un Safety Car, saber cuándo exprimir un poco más de potencia y cuándo ahorrar combustible, controlar factores externos como la meteorología, y un largo etcétera.
Como has podido comprobar, la Fórmula 1 es mucho más que una competición de pilotos intentando llevar al límite sus coches. La Fórmula 1 es una competición de ingenieros que intentan exprimir mejor que el resto la tecnología disponible en todos los ámbitos posibles. Y no pueden desvincularse una de la otra. No deja de ser la tecnología más puntera del automovilismo de competición al servicio de los pilotos de carreras más capacitados del planeta.
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