Pese a las reticencias, el escepticismo, los problemas de producción, las pérdidas trimestrales y los detractores, hay cierta unanimidad en que Tesla representa, en mayor o menor medida, el futuro del automovilismo y el transporte privado. Ha conseguido liderar el ideal futurista y se ha convertido en un imán de talento a la altura de Apple o Alphabet.
La industria entera mira sus movimientos, así como los devaneos de su CEO, Elon Musk, que igual presenta increíbles coches eléctricos que anuncia mediante un tuit en su cuenta personal que pretende que la empresa deje de cotizar en bolsa.
Un acto que hizo que el valor de su acción se disparase durante un par de días seguidos y abrió un debate sobre lo que puede o no puede hacer un CEO de forma repentina y en relación a inversores y reguladores. Más allá de eso, lo cierto es que la situación de Tesla en el parqué es única, al menos en la industria automovilística. Veamos algunos números.
Pocos Tesla, muchos dólares, mucha confianza
Esta es la capitalización bursátil de varios grupos y empresas automovilísticas, tras el cierre de mercado del 8 de agosto de 2018.
- Toyota: 207.347 millones de dólares.
- Daimler: 73.081 millones de dólares.
- Ford: 40.057 millones de dólares.
- Volkswagen: 84.698 millones de dólares.
- Honda: 55.665 millones de dólares.
- Tesla: 63.177 millones de dólares.
- General Motors: 53.134 millones de dólares.
Y estas son las cifras de coches vendidos durante el último año natural, 2017, por cada uno de esos grupos.
- Toyota: 10,163 millones de coches.
- Daimler: 2,665 millones de coches.
- Ford: 6,254 millones de coches.
- Volkswagen: 10,413 millones de coches.
- Honda: 5,359 millones de coches.
- Tesla: 103.000 coches.
- General Motors: 6,875 millones de coches.
Quizás las cifras por separado sean llamativas, pero si las unimos en un diagrama de dispersión podremos ver con más claridad el absurdo de la valoración de Tesla, que ha llegado a dicha valoración por la enorme confianza de sus inversores en su futuro, muchísimo más que en su complicado presente.
Algo parecido a lo que ocurre si calculamos el valor de cada coche vendido respecto a su valoración en bolsa. La gráfica habla por sí sola.
Bien es cierto que Tesla tiene otras actividades aparte de la venta de coches -energía y software-, pero aquella sigue siendo la principal, y el resto de grupos también tienen otras patas en su negocio, igualmente menores, como el carsharing o los servicios financieros asociados a esas ventas.
Marc Fortuño, colaborador de El Blog Salmón y experto en mercados, cree que Tesla "es una empresa que no genera flujo de caja operativo, es decir, su actividad no genera caja, se alimenta en bolsa de promesas y sobrevive gracias a las ampliaciones de capital. Es un bluff". La ve como "la antítesis de Amazon", y considera que su valor real es el de sus activos. "Hay empresas rentables, empresas no rentables, y empresas no rentables a largo plazo. Tesla es de las últimas: sobrevive a través de continuas ampliaciones de capital porque quema el dinero". Fuentes de Tesla no han querido hacer ninguna declaración a este respecto.
José Antonio Madrigal es CEO de Mercalia Global Market y operador profesional de bolsa. Sobre la situación de Tesla en bolsa cree que "La bolsa a fin de cuentas no valora la realidad, valora la posibilidad futura de una compañia. En el caso de Tesla, los resultados del primer semestre de 2018 han sido los peores de la historia de la compañía, sin embargo sus acciones han subido cerca de 100 dólares en los últimos siete días, más de un 30% de revalorización".
Estas expectativas son las que han hecho que en ocho años la acción de Tesla haya pasado de valer 20 dólares a valer 400. "Una revalorización que aún consiguiendo los mejores objetivos en los próximos años tanto de producción como de ventas que desea Musk, será imposible que vuelva a multiplicar por 20 en los próximos ocho años".
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