Cuando conduces cerca de un colegio, parque u otro lugar donde sabes que hay niños, lo haces a una velocidad menor, teniendo especial cuidado. Pero los conductores "humanos" no son los únicos: el coche autónomo de Google está siendo entrenado para aprender a distinguir entre adultos y niños. ¿El objetivo? Hacer que sus vehículos conduzcan con más precaución en su presencia.
"Cuando nuestros sensores detectan a niños en las inmediaciones, nuestro software entiende que estos se pueden comportar de forma distinta: los movimientos de los niños pueden ser más impredecibles", explican desde el proyecto de coche autónomo de Google. Por ejemplo, un niño puede salir corriendo hacia la carretera entre dos coches aparcados sin previo aviso si sus padres se despistan.
No han precisado más allá sobre cómo realizan el reconocimiento y qué cambios aplica exactamente el coche en su conducción, pero sí han mencionado que son capaces de saber que un niño es un niño aunque éste vaya disfrazado, muy apropiado por Halloween. De hecho, aprovechando los disfraces propios de este día, hicieron que grupos de pequeños se dedicasen a pasear cerca de sus coches aparcados con el fin de mejorar la detección de los mismos.
Si bien se trata de una funcionalidad útil y lógica (a fin de cuentas, es algo que la mayoría de los conductores de carne y hueso ya tienen interiorizado), el hecho de distinguir entre dos tipos de peatones y actuar de forma distinta en cada caso seguro que alimenta todavía más el debate ético alrededor del coche autónomo. Ante la imposibilidad de evitar un accidente, ¿debe influir para algo en la decisión del sistema que uno de los posibles afectados sea un niño?
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